En esta primavera que no arranca a veces dan ganas de no salir de casa. No deja de soplar un viento molesto y llueve cada dos por tres. Sin ir más lejos, la noche del pasado sábado, que estuve en casa, se puso a llover a lo tonto y cayó lo que quiso, lo que ah dejado los jardines de mi casa convertidos en eso, en jardines, y no en los habituales eriales que suelen ser. Con este tiempo a uno le apetece salir y ponerse a cubierto, que no son días de terrazas, y claro, eso exige pagar, a veces bastante, y así llegamos al tema de la gratuidad de algunas cosas, como las culturales.
En su artículo de ayer en El País Elvira Lindo hablaba de eso, y venía a decir algo que a mi me parece obvio, pero no se si a alguien más, que es que eso que llamamos cultura es caro, sí, pero nos quejamos de su precio y no de otras cosas. Cierto que una entrada de cine cuesta un dineral, que 7,50 euros por barba en Madrid me parece mucho, pero siendo un poco demagógicos, mire usted cuanto paga por una copa en un local de ambiente y compare la duración del disfrute, y así podía poner ejemplos a montones. Pese a lo cual a mi me extraña que en otros países museos e instituciones culturales públicas sean gratuitas y aquí haya que pagar, y bastante (las privadas pueden hacer lo que quieran). Este fin de semana he tenido al alcance de mi mano tres ejemplos de cultura gratuita, de nivel, y que en al mayor parte de los casos hay mucha gente que ni los conoce. El Sábado, en compañía de unos amigos, visité una exposición de cuadros de settecento veneciano en la real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Escenas pastoriles algo remilgadas y soberbias vistas de la ciudad de los canales y de su poder en la época de esplendor de Canaleto y otros genios, y acceso libre y gratuito. Como el local es céntrico y afamo había gente, pero se podía disfrutar de la visita sin agobios. A poca distancia de allí, ese mismo Sábado, y en medio del laberinto de callejuelas que se sitúan entre Alcalá, El Paseo del Prado y Atocha, visitamos la casa museo de Lope de Vega. Una vista corta, bonita.... y gratuita. La casa está recién abierta después de meses de obras y restauraciones. Se vista previa petición, y no esperen una alharaca de carteles y señales advirtiendo de que en ese barrio, el de las letras, ustedes pueden encontrar esa joyita, y justo al lado la de Quevedo, y muy cerca la de Cervantes. No, gratuito sí que es, pero cuesta encontrarlo, y bastante. Y es que muchas veces en esto de la cultura, pese al escaso interés que pueda mostrar mucha de la población, falta la publicidad. Si nadie se esfuerza en pregonar que se puede visitar la casa de Lope, si el Ayuntamiento de Madrid, uno de los mayores fabricantes de vallas y paneles del mundo, no es capaz de señalizar mínimamente el barrio e indicar al turista lo que hay, la alternativa más socorrida del lugar, y que no está mal, es irse de cañas y olvidarse de lo que puede verse. Un fracaso de los gestores culturales, en este caso del Ayuntamiento, pero en otros tantos casos del (i)responsable de turno.
He dicho antes que hubo tres actos culturales. El tercero fue ayer, privado y en casa. Con motivo del 250 aniversario de la muerte de Hendel, Radio Clásica de RNE se unió al día especial de Euroradio que lo conmemoraba, y durante 12 horas emitió una secuencia de conciertos en directo celebrados a lo largo del mundo, especialmente Europa, con intérpretes de elevadísimo nivel. Yo lo disfruté muchas horas, porque salvo por la tarde poco pisé ayer la calle, pero le guste a uno Hendel o no, ¿quién sabía que ayer se celebraba eso? ¿dónde se había publicitado un hecho tan interesante, bello.... y gratuito?
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