Mañana es 1 de Mayo, y se celebra la fiesta del trabajo... librando. Desde pequeño me parece un contrasentido, es algo así como celebrar el día del medio ambiente limpio emitiendo una dosis extra de CO2. Así lo veía desde crío. Ahora que lamentablemente ya no lo soy tanto, al menos físicamente, me parece un contrasentido agradecido, porque un día de fiesta después de unos de trabajo siempre se agradece, aunque en la coyuntura actual va a resultar una jornada, como mínimo, contradictoria.
Y es que celebrar mañana el día del trabajo, con una tasa de paro de más del 17% y subiendo, con 4 millones de personas desempleadas y las que vendrán, me parece una mezcla ente insultante y obsceno. Pese a que hoy vaya a llover, mañana hará sol en casi todo el país, y saldrán los sindicatos a la calle con su parafernalia de pancartas y consignas, sindicatos mantenidos por un gobierno que, a cambio de las subvenciones que les da, les cobra un silencio cobarde y cómplice en medio de este desastre. Las manifestaciones discurrirán alegres y festivas por calles en los que los letreros de “se vende”, “se alquila” o “se traspasa” inundarán los escaparates de comercios y pequeños negocios a los que nadie defiende. Pude que hagan un alto delante de algún edificio administrativo del gobierno, central o autonómico, que al ser festivo estará vacío, pero que en los días laborales parece que sigue igualmente falto de ideas y de políticas activas para crear empleo. Quizás vean las oficinas de alguna PYME, empresa que seguramente esté ahogada en las deudas porque, empezando por las administraciones públicas, nadie le paga. Esas PYMEs que son las auténticas creadoras de empleo en España, y que están siendo barridas por la crisis, en medio de la indiferencia más absoluta de los sindicatos y del gobierno. Habrá discursos en tribunas en los que se pida empleo estable y remunerado, y no me gustaría saber que opinan de ello muchos de los que, desde sus casas, oigan esas palabras en un panorama de familiares parados, dejados de la mano de Dios, que cobran un subsidio y que son tratados como limosneros por las autoridades. Que quieren trabajar, pero el banco no les dará jamás un préstamo para poder montar auque sea un negocio de chapuzas, el ICO (¿Qué es eso? dirían casi todos) les pedirá montañas de formularios y no sabrán ni a donde dirigirse, y conscientes de que el mercado de trabajo en España no funcionan, asistirán atónitos a la negación misma del debate sobre su reforma. Quizás hayan oído que algunos profesores de economía han planteado reformas, pero como los partidos políticos y los “agentes sociales” (un eufemismo que en mi opinión reúne a un clásico grupo de incompetentes) se niegan a pensar siquiera en ello los profesores deben recurrir a la prensa o a Internet para hacer público su manifiesto. Y se preguntará ese parado si de una XXXX vez alguien va a hacer algo. Y me temo que la respuesta es que NO. De momento nadie va a hacer nada de nada.
Será que vivo sólo en casa, llego a cenar y no hay nadie, ni amigos con los que hablar ni novia con la que charlar (y hacer otras cosas) ni nada, que la programación televisiva me parece una aburrida porquería, que oigo al radio, me pongo a leer y no puedo dejar de alarmarme porque nos estamos hundiendo en la mayor crisis de la historia de España desde que este país es como lo conocemos, y me indigna que nadie haga nada. Krugman ya dijo que España iba a atravesar dificultades horrorosas, y como profeta que clama en el desierto, su certera voz no fue escuchada. Disfruten del 1 de Mayo, pero no se dejen engañar por los subvencionados y sus pagadores. Los tiempos duros, y más que se harán, han llegado para quedarse.
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