Ayer, en un acto histórico pero sencillo, emocionante y digno, entre el aplauso de la mayoría y el silencio de los que aún no han asumido su derrota, Patxi López prometió su cargo como Lehendakari del Gobierno Vasco. Primero en el interior de la Casa de Juntas de Gernika, y luego bajo el roble, símbolo de las libertades. En un lugar como el País Vasco, donde los símbolos y las tradiciones son tan importantes, y a veces oprimen tanto la libertad individual, López no se mostró humillado ante Dios como hasta ahora era habitual, sino que se sometió a la ley, y no se mostró como guía del pueblo vasco, sino como elegido de entre los ciudadanos libres e iguales que, cada uno con su pensamiento e idea, forman eso que se denomina País Vasco.
Y frente a un discurso ideológico, López leyó dos poemas que, insertados a continuación, me parecen la manera más elegante y sentida de comenzar una nueva etapa política en el País Vasco. Ojala que así sea, nos va mucho en ello a todos, tanto a los que, como es mi caso, somos de allí, como para el conjunto de España. Feliz fin de semana, y ojo a las tormentas.
"Maiatza", de Kirmen Uribe
Mira, ha entrado mayo
ha extendido su párpado azul sobre el puerto
Ven y hablaremos de las cosas de siempre,
del valor que tiene ser amable,
de la necesidad de arreglárnoslas con las dudas,
de cómo llenar los huecos que tenemos dentro
Ven siente en tu rostro la mañana
Cuando estamos tristes todo parece oscuro
Cuando estamos fuertes el mundo se desmigaja
Cada uno de nosotros guarda algo desconocido de las vidas ajenas
"Nada es dos veces", de Wislawa Szymborska
Nada sucede dos veces,
y es lo que determina que nazcamos sin destreza y muramos sin rutina
Ningún día se repite, ni dos noches son iguales,
ni dos besos parecidos, ni dos citas similares
Entre sonrisas y abrazos verás que la paz se fragua
aunque seamos distintos cual son dos gotas de agua
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