Óscar Arias, Presidente de Costa Rica, Premio Nóbel de la Paz, y recientemente redescubierto para la prensa y la sociedad como mediador en el conflicto surgido tras el golpe de estado de Honduras, se ha convertido, que se sepa, en el primer mandatario internacional afectado por el virus de la gripe A. Esto es otro factor para hacer que la enfermedad vaya ganando peso en las portadas de los medios de comunicación y que empiece a calar una cierta preocupación en el ambiente por lo que pueda suceder a medida que el verano se vaya, lleguen los fríos y el virus H1N1 se lo pase en grande saltando de uno a otro. La cuestión es saber hasta que punto vamos a estar preparados.
Los gobiernos occidentales están preparando estrategias de vacunación a la población de sus países en función de criterios propios y de la cantidad de vacunas que hayan comprado. Hablo de memoria, pero creo que en España se plantea vacunar al 40% de la población y se han comprado unos veinte millones de vacunas. Podemos discutir sobre si son muchas o pocas, sobre si hay que vacunar al 40%, al 80%, o a todo el mundo menos a los dirigentes políticos, a ver si así nos libramos de una vez de ellos, pero lo cierto es que leer estas declaraciones, afirmaciones sobre estos porcentajes por parte de la Ministra de Sanidad, expertos, Consejeros Autonómicos y demás me produce auténtico terror. ¿Por qué? Se preguntarán ustedes. La cuestión es que se está haciendo un ejercicio de planificación sobre la nada, porque la vacuna, de la que hemos comprado nosecuantos millones de dosis, NO EXISTE. Está por crear. Hay laboratorios que trabajan en ello, pero por ahora, a día 12 de Agosto, no existe el ungüento maravilloso, y los preliminares dan unos resultados no muy alentadores, y eso sin saber hasta que punto esa vacuna puede generar reacciones secundarias, que con las prisas existentes se acortarán los plazos de ensayo y testeo del medicamento y cuando esté disponible se lanzará en masa, y a ver que ocurre. En definitiva, humo y mucho humo, y de mientras empieza a surgir una cierta polémica sobre cuáles son los sectores prioritarios de cara a una vacunación restringida, la típica discusión sobre porqué ellos sí y yo no, se elaboran estimaciones sobre el número de horas perdidas por absentismo laboral que podría suponer al incidencia del virus, se alerta de las consecuencias económicas que supondría la paralización de parte de la actividad, aquella que no ha sido destruida por al crisis, claro, y se estudia que hacer con el curso escolar. Si atrasar su inicio, hacerlo de manera escalonada o suspenderlo parcialmente, supongo que en caso de que haya algún brote intenso. No se si alguien se ha parado a pensar en las consecuencias que tendría mandar a los alumnos a casa, porque eso supone en la práctica que, o sus padres se llevan a los críos al trabajo, complicado, o no van a currar y se quedan en casa, por lo que el absentismo antes citado se dispararía. Cerrar los colegios nos podría ante un escenario económico y social de pesadilla, de paralización y sería la puntilla necesaria para que esta recesión que vivimos se convirtiera en una enrome depresión.
Como verán ustedes, el problema es inmenso, pero los gobiernos, éste y el del resto de países, acostumbrados a pagar obras y gastar sin fin sin tener dinero, se dedican a comprar vacunas que no existen con cargo a unos presupuestos públicos exhaustos. Es el sumun de la política ficción en la que vivimos día a día. Nuestros dirigentes se insultan todo el tiempo por asuntos que tienen su trascendencia, pero ante los problemas de verdad (la crisis, el paro, la recesión, la gripe A, etc) se callan, porque no tienen ni idea, y dan mensajes infantiles y supuestamente tranquilizadores, placebos para adormecernos. Vaya panorama.
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