Viernes 28 de agosto. El Martes será 1 de septiembre y con él volverán muchos de los que lo tengan a su trabajo y se acabará este extraño paréntesis que supone el verano. Como si fuese un anticipo de lo que nos espera a la vuelta, ayer se hicieron públicas las cifras de caída del PIB del segundo trimestre de 2009, y son para llorar. En tasa interanualizada, palabrota que mira lo que ha ocurrido de año a año, en este caso de Junio a Junio, el PIB español ha caído un 4,2%, sólo Usain Bolt va tan deprisa como España, aunque él lo hace en horizontal y nosotros en profundidad, y no es lo mismo...
Con septiembre también empezarán a terminarse las obras del plan E, que junto a las obras que no son del plan E han contribuido a que nuestros pueblos y ciudades sean insoportables para vivir. Eso no es novedad en Madrid, ciudad obsesa con el taladro, el pico y la zanja, y que aprovecha cualquier oportunidad para joder a sus vecinos y residentes con una obra que no se si será útil, pero que molestar molesta como ella sola. Gracias al plan E el resto de España ha podido tener una idea bastante aproximada de lo que supone vivir en ciertas zonas de Madrid. Pero se acaba, y los empleos que ha creado, todos ellos de baja cualificación y más temporales que las flores de primavera, se desharán y se unirán a al lista de los que contabiliza la EPA como parados. De ahí que todos anticipen unos meses para el desempleo muy duros, y así, que quieren que les diga, no se sale del pozo en el que nos encontramos. Este plan E me recuerda mucho a lo que yo estudiaba en la carrera sobre las políticas keynesianas duras, y mal entendidas, en la década de los treinta. Aquella anécdota que contaban los profesores de trabajadores contratados para hacer zanjas que al día siguiente volvían a cubrir, y así durante semanas. A mi me parecía una cosa de locos, sin ningún sentido, hasta que he visto como de un día para otro muchas aceras de España eran reventadas por completo para, después de semanas e polvo, trabajo, ruido y sudor, volver a parecer algo ampliadas y con un nuevo pavimento, pero sin que quedase claro que esa era una obra que fuese necesaria. Tiempo habrá para analizarlo, pero sospecho que rotondas, aceras y cementerios han sido los lugares donde más obras de ese Plan E se han desarrollado. Las constructoras y el ladrillo, denostado, vilipendiado e insultado por todos, ha vuelto a ser el receptor del dinero público en épocas de escasez, y la innovación, la I+D y al tecnología se han llenado de bondadosas palabras y deseos pero, como suele ser habitual, no han recibido más dinero del que se preveía hace un ejercicio. Si como subsidio de empleo el Plan E ha funcionado, como herramienta productiva e innovadora es un fraude de enormes proporciones y, es mi opinión, a largo plazo supone un derroche de dinero público.
Podía haberse usado ese dinero para financiar a PYMEs, crear sociedades de capital riesgo para ayudar a emprendedores, aliviar las deudas e impagos del comercio y de las tiendas, que cierra por todas partes, fomentar la banda ancha y extenderla a todas partes, crear puntos Wifi de acceso público en cada municipio (un plan W, en vez de un plan E) y, no se, otras muchas medidas que a medio plazo son más productivas y suponen una inversión, no un gasto. Bueno, lo hecho hecho está, y ahora nos tocará apechugar con el tramo final del año que, no lo duden, será cuesta arriba. Fuerzas y a por ello.
Me cojo libres el Lunes y Martes (bien!!!!) Si no hay sorpresas, hasta el Miércoles 2. Disfrútenlo.
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