lunes, noviembre 23, 2009

Compras a ritmo de chunda chunda

Que el cine está en crisis desde hace mucho tiempo no es ninguna novedad. Ya antes de que la tormenta económica que nos asola diera sus zarpazos la ilusión de la gran pantalla estaba muy empequeñecida. A la caída de renta y al disparo de los precios de entrada se le unía la piratería, el top manta y las descargas en Internet. Por ello muchas salas de cine han cerrado, principalmente en el centro de las ciudades, y se han trasladado a los centros comerciales del extrarradio, donde tratan de sobrevivir entre las masas de compradores que allí acuden.

Una calle como la Gran Vía de Madrid es uno de los lugares donde más se nota este cambio. Hace años había muchas salas de relumbrón, incluso cuando yo llegué a la ciudad en 2002 eran bastantes las que se mantenían. Hoy sólo quedan tres, los pequeños cines de El Palacio de la Prensa y las salas grandes del Callao y el Capitol, los tres sitos junto a la recientemente peatonalizada plaza del Callao. El resto, creo que no me equivoco, han cerrado. Los últimos en hacerlo fueron El Palacio de la Música y el Avenida, dos cines anexos uno al otro en dos edificios históricos en el tramo de Gran Vía que va de Callao a la Telefónica. Eran salas enormes, con una decoración de otra época, con butacas algo trasnochadas y con columnas y moldura en los techos que recordaban más a un teatro de principios de siglo XX que a un cine. Los dos cerraron casi a la vez. En el Palacio de la Música hay unos carteles sobre su abandonada fachada que dicen que va a ser un auditorio musical patrocinado por Caja Madrid, pero dado el estado de la Caja su futuro se me antoja tan negro como los ladrillos que dan a la calle. El edifico anexo, el Avenida, fue comprado el año pasado por la cadena de moda sueca H&M, y reconvertido a macrotienda, que fue inaugurada hace pocos meses. Cuando me enteré no pude menos que entristecerme, porque H&M ya tiene una tienda enorme en la Gran Vía, en frente a La Casa del Libro, y eso de llenar todos los locales comerciales de tiendas de ropa clónicas y vacáis de contenido me parece deprimente. La cosa es que este fin de semana, venciendo algunos de mis recelos, entré en el nuevo H&M a ver que pinta tenía, más que nada para descubrir si recordaba el edifico que fue en origen. La entrada mantiene la decoración señorial que poseía el cine, con sus columnas, bolardos y mármoles. Una vez dentro el patio de butacas se ha transformado en una planta de expositores, subsecciones y cajas de cobro, con escaleras mecánicas adosadas en los laterales que suben a unas plateas dedicadas a secciones de moda especializada (hombre, niño, mujer, etc). Como me suponía lo que allí se expone se parece bastante a lo que hay en la otra tienda de H&M, y a lo que habrá en cualquier tienda H&M del mundo, o Zara, o Bershka, o la marca que ustedes quieran, que todas me parecen iguales. Mucha ropa, dependientes de diseño sacados de un concurso de pasarela ellas y de un casting de aburrimiento total ellos, mucho glamour en forma de corcho y cartones dorados y cientos de cosas donde elegir, a cada cual más banal y desprovista de sentido en muchos casos..... ¿Se nota que no me gustan las tiendas de ropa, verdad? Pero lo que me dejó asombrado fue el “chunda chunda” la música machacona, ruidosa, fea y a muy alto volumen que había en toda la tienda. Por momentos no sabías si estabas en un establecimiento de moda o en una discoteca, y quizá fuera ese el efecto buscado dada la cantidad de adolescentes que parecían más bailar mientras cogían las prendas que inspeccionarlas de cara a su compra.

Dice la teoría que la música animada anima las compras, mientras que la relajada las retrae. Si es así en esa tienda harán mucha caja, pero a mi, y se que no soy representativo para H&M ni otras cosas, lo que me provocaba aquel estruendo era pura repulsión. ¿Tienen los empleados de la tienda que aguantar semejante ruido durante todas sus horas de trabajo? Empiezo a pensar que el casting de las dependientas al que antes aludía se hizo en un “after” lugar adecuado donde poder encontrar a gentes que sea capaz de soportar eso con naturalidad ese estruendo durante varias horas al día.... y seguro que algunos de ellos dirán que mola!!!!

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