Cuando era pequeño ya era muy raro, quizá tanto como ahora. Veía películas y me hacía preguntas. Cuando la peli era de piratas me extrañaba un poco que los héroes fuesen ellos, los delincuentes, cuyo trabajo era abordar barcos, fuesen de la armada española (películas anglosajonas, como no) o naves de recreo que surcaban las aguas del Caribe. El apuesto pirata se ligaba a la chica, se hacía con el botín y todo acababa en una monumental borrachera de ron celebrada en una isla desierta. Una imagen idílica, y si la encarnaba Errol Flyn, o ahora Jonny Deep, aún más.
Lamentablemente estamos viviendo un cursillo acelerado de lo que es realmente la piratería, de cómo se las gasta y, en cierto modo, de lo poco que podemos hacer frente a ella. Ayer la tensión que existe en los familiares de los marineros del pesquero Alakrana, secuestrado en aguas de Somalia desde hace ya un mes, estalló al recibir llamadas de sus allegados en las que les informaban de que tres de ellos habían sido desembarcados en tierra, no se sabe con que propósito, pero con gritos y amenazas de muerte de sus secuestradores por todas partes. Las mujeres, siempre mujeres, madres, esposas e hijas de los secuestrados salieron ayer en las televisiones nerviosas, indignadas y muy preocupadas, y no es para menos. Entra dentro de lo normal que las negociaciones (ilegales) que el gobierno realiza con los piratas para pagar un rescate (ilegal) y así obtener la liberación de los marineros no sean públicas, de tal menar que no se sepa de su existencia hasta la vuelta de los secuestrados, pero en este caso tenemos un problema, que son esos dos piratas que fueron detenidos y se trajeron de Somalia (legalmente) y que llevan danzando por Madrid desde hace semanas sin saber si son mayores o menores de edad, en un espectáculo que era vergonzoso, pero que a partir de ayer es de pura irresponsabilidad. Ahora los piratas que tienen retenido el barco solicitan la devolución de sus dos compañeros, bajo amenaza de muerte de algunos de los secuestrados. ¿Qué se puede hacer? Sinceramente sólo se me ocurren dos ideas. Una es la bruta, que es asaltar el barco con tropas militares y detener a los secuestradores, pero es una operación peligros, que si se lleva a cabo y causa víctimas entre la tripulación provocará una enrome polémica y graves enfrentamientos. La otra, obvia, es pagar, y mucho más de lo que ya se hubiera acordado con los secuestradores. Los dos piratas no pueden ser devueltos así como así, dado que es la Audiencia Nacional, que parece que no tiene trabajo en España como para meterse en estas cuestiones, la que debe decidir. Puede que si se retiran las acusaciones y se logra una cuerdo por debajo de la mesa eso sea posible, pero es algo complejo e ilegal, quizás tanto como pagar el rescate. Lo curioso es que nadie pone pegas a lo segundo y sí se ponen muchas a lo primero. Es la típica situación en la que se usa esa frase de “cogérsela con papel de fumar” porque no deja de ser paradójico que nos atengamos tanto a la legalidad y el estado de derecho cuando encubiertamente estamos subastando cuanto vale la vida de cada uno de los marineros con una panda de rufianes y un intermediario (parece que ahora relevado) que seguramente trabaje desde la city de Londres, y se lleve una buena comisión.
En el caso del secuestro anterior, el Playa de Bakio, se pagó y se dejó ir a los piratas con su botín para que se lo gastasen. En este hemos cometido el error de detener a dos de ellos y no a todos, o a ninguno, y ahora la cosa se complica. Es cierto que los piratas necesitan a ala tripulación como mercancía de trueque, pero no es descartable que hagan cosas muy malas, y de mientras las familias cada vez más intranquilas, el gobierno con un aspecto de estar sobrepasado por las circunstancias, y el embrollo complicándose. Como decía Soroya en uno de sus grandes cuadros.. y luego dicen que el pescado es caro.
El Lunes es la Almudena, fiesta en Madrid, y me cojo el Martes vacacional, así que si no hay sorpresas, hasta el Miércoles 10.
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