¿Qué somos cada uno de nosotros? Toma pregunta compleja para empezar. Así de golpe nuestro cuerpo, brazos piernas y cara es lo que los demás ven y pueden valorar, y sui nos conocen, nuestros pensamientos, opiniones e ideas. Resulta difícil aceptar que cada uno de nosotros en el fondo no es más que una máquina al servicio del cerebro. El cuerpo le sirve para alimentarse, comunicarse con el exterior, moverse, expresarse, etc. Nuestros pensamientos y deseos mueven nuestros brazos, no al revés.
Esta digresión viene a cuento de una de las noticias más raras que he visto en bastante tiempo. Ayer se hizo público que un paciente belga, llamado Rom Houbens, ha pasado 23 años en coma cuando realmente no era así. Agárrense a la silla porque esto sí que es fuerte. Hubnes tenía un aspecto vegetativo. Comía, respiraba, miraba al infinito y no tenía reacción alguna a los estímulos externos. Los familiares le visitaban y los enfermeros le hacían curas habituales y así se ha pasado más de veinte años de su vida, que se truncó después de un accidente de tráfico. Pro en el fondo Hubnes estaba algo más que vivo. Era consciente, su cerebro funcionaba perfectamente, podía pensar......... pero no expresarlo. Su capacidad motora parece ser nula, y el cerebro de Hubnes no era capaz de mover nada de su cuerpo. Así, año tras año, esta persona ha permanecido encerrada en su cuerpo, gritando mentalmente por su liberación. Soñando, sufriendo y padeciendo sin que nadie fuera consciente de que eso se estaba produciendo. Es algo parecido a esas películas de policías en las que éstos se instalan en una habitación que posee una ventana que por su lado es transparente y por el otro lado es opaca, y ellos pueden ver lo que sucede en la habitación contigua pero los que allí están sólo ven sus reflejos. Imaginémonos que estamos en la habitación policial, por lo que podemos ver al resto del mundo, pero nadie puede vernos ni oírnos a nosotros. Podemos gritar, chillar, patalear la pared, arrojar cosas, pero nada ni nadie sabe que estamos allí, y no hay forma de que lo sepan, y somos conscientes de que no podemos hacer nada para que lo descubra. Suena aterrador, verdad??? Pues ahora piensen que es su cuerpo la cárcel que les confina, que su mente, su personalidad, ustedes, han sido desconectaos de su cuerpo, y chillan pero no poseen voz, patalean pero no tienen piernas, levantan los brazos pero ningún movimiento asoma en las muñecas. Ven a sus seres queridos, el decorado de la habitación en la que están, a los celadores que les cuidan, o incluso pueden notar la presencia de un televisor y de un horrible programa de actualidad e impacto, pero no pueden hacer nada para expresarse. Me parece una de las situaciones más perversas que imaginarse uno pueda. Lo más parecido que se me ocurre es la imagen de un loco, de un pirado de esos que en las películas vive una paranoia y nadie le cree, y le encierran, pero aún en ese caso de incomprensión de una persona por el resto de la sociedad el aislado posee una percepción relativa del mundo que le rodea, puede calentarse cuando siente frío, puede hablar con otras personas pese a que no sea capaz de comunicarse con ellas. Esta socialmente aislado, pero no físicamente. Comparado con Hubnes es un privilegiado.
Pensando un poco en esta situación me imaginaba si yo hubiera sido capaz de aguantar una situación como la que ha pasado este hombre, y la verdad es que se me hace difícil hasta ponerme en situación. Aunque uno no sabe de lo que es capaz hasta que los retos se le ponen delante, lo más probable es que el grado de frustración y tristeza que hubiera alcanzado a los pocos días de mi “encierro” me hubiera trastornado, y dese cuenta el lector que la posibilidad del suicidio tampoco existe. Esta condena perfecta es demasiado cruel, y no me hago a la idea de lo que ha podido sufrir el pobre Hubnes estos años. Es tremendo.
1 comentario:
No todo es lo que parece. Te recomiendo esta entrada:
http://blogs.elcorreodigital.com/magonia/2009/11/29/-daria-el-pais-credito-unas-declaraciones-franco
Saludos
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