Menuda la que se ha organizado con el anuncio del aumento de la edad de jubilación. Lo que fue una sorpresa relativa por parte del gobierno este pasado Viernes, y con el aspecto de decisión en firme, se ha ido modulando durante el fin de semana al enseñar los sindicatos sus garras y ya ayer Elena Salgado la consideraba como una propuesta sujeta a cambios, como una idea, un globo sonda para suscitar el debate. Y luego se queja el gobierno de que se le acuse de dar bandazos e improvisar. Y en este caso, pese a que no es el momento adecuado, dice algo con razón....
Lo de la jubilación es muy sencillo de entender pero muy difícil de calcular. Sencillo porque su sistema nos lo podemos imaginar como una balanza. A un lado están las aportaciones a la Seguridad Social que hacemos los trabajadores en activo, llamadas cotizaciones, y al otro el dinero que reciben los pensionistas jubilados. Como el trabajador no dona todo su dinero a esa caja, obvio, es necesario que haya varios trabajadores por cada jubilado para poder mantener su ingreso, y así es como tira el sistema y se mantiene en equilibrio. Evidentemente esta balanza está en grave riesgo de descompensarse cunado se cae por el lado de los jubilados, y eso puede suceder por dos razones. Una porque haya mucha gente cobrando, o cobren durante mucho tiempo, y así e, producto jubilados por pensión crezca mucha. También se puede caer porque el otro lado disminuya, principalmente por la reducción del número de cotizantes. En los noventa la natalidad española empezó a jugar en contra de la balanza, porque poco a poco la gente que se incorporaba al mercado laboral disminuía y el número de jubilados se mantenía o crecía. Empezaron a surgir voces que auguraban problemas para una década después. ¿Los hubo? No, porque apareció el fenómeno de la inmigración y nueva mano de obra se incorporó a un mercado laboral que crecía explosivamente. Ningún modelo tuvo eso en cuenta, y es que esta es la parte complicada del juego de las pensiones, el tiempo. Se trata de un modelo en el que hay que hacer predicciones a muy largo plazo, y es muy difícil saber si tendencias que ahora parecen formes lo serán en el futuro. Lo único que parece cierto, y a saber si se mantendrá, es que la esperanza de vida de la población crece, y eso es intrínsicamente bueno, por lo que es probable que el cómputo de pensiones a pagar en el futuro no decrezca. Así mismo dentro de unos años empezarán a jubilarse las generaciones del baby boom de los 50 y 60 del pasado siglo, cohortes de población muy numerosas. Todo esto mete presión en el lado de los gastos, tira ese plato hacia abajo, y complica teóricamente el mantenimiento del sistema en el tiempo. Si a eso le sumamos la coyuntura actual de crisis, que ha devastado el mercado laboral, la caída de ingresos por cotizaciones puede acercar el riesgo futuro mucho más de lo que se preveía en un principio.
Así, al propuesta del gobierno tiene puntos razonables, que hay que estudiar y probablemente poner en práctica. Parece lógico subir la edad de jubilación, y más de los 67 anunciados en aquellas profesiones que lo permitan. Hay que tratar seriamente este asunto, analizarlo y tomar decisiones que tardarán su tiempo en dar frutos. Quizás la pregunta más interesante sería por qué se presentó esta medida el pasado Viernes 29 y no otro día. Como supondrán, tengo una opinión al respecto, quién sabe si acertada. A ver si mañana se la puedo contar.
PD. Si alguien está interesado en un análisis técnico del asunto, este artículo de hoy de Ignacio Zubiri, experto en el tema y “profesorazo” mío en Sarriko está muy bien.
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