Ayer les dejaba con la intriga de porqué sospecho que se presentó este Viernes el proyecto del atraso de la edad de jubilación. Cierto debe ser que lo venían madurando, porque una cosa de estas no se decide en una mañana junto al café y los churros, pero hay que pensar que la semana pasada fue un calvario para el gobierno, y hubo tres días en los que la realidad del desastre económico que vivimos en España se hizo carne, por usar el concepto bíblico, desbordó al gobierno y le obligó a hacer algo, para dar imagen de que hace algo.
El Miércoles 27 hablo en Davos, Suiza, Nouriel Roubini. Este hombre es un gurú de mucho prestigio y algunos lo denominan despectivamente como profeta del Apocalipsis, sobre todo porque él vio llegar una crisis que los que le desprecian ni intuyeron. ¿Qué dijo Roubini? Resumidamente, que la caída de Grecia sería un problema para Europa, pero la de España sería un desastre. Malo, malo, malo. El día siguiente, Jueves 28, compareció ZP en el mismo foro de Davos para entonar un discurso en el que defendía a España, su solvencia y capacidad para hacer frente a los pagos y deudas contraídas. Piensa uno eso de “excusatio non petita, accusatio manifesta” y la verdad es que la imagen de las televisiones mostraba a un presidente español arrodillado ante el mercado, quizás consciente por primera vez del pozo en el que nos hemos metido y cómo nos ven desde fuera, cómo nos escudriñan y vigilan los que, nunca olvidemos esto, nos prestan el dinero que no tenemos para llevar nuestro actual tren de vida. Sólo le faltó ponerse de rodillas, pero era lo que tocaba hacer. El Viernes 29 se publicó la Encuesta de Población Activa del último trimestre de 2009, y el resultado fue tan descorazonador como previsible. Más de doscientas mil personas perdieron su empleo en ese periodo y le paro se situó en una volumen total de 4.326.500 personas, con una tasa de desempleo del 18,83%. Unas cifras dignas de un parte de guerra que debieran ser la cruz con la que nuestros responsables (??) políticos se levantasen todas las mañanas. La publicación del paro registrado en el INEM de ayer sólo sirvió para que este guarismo alcanzase su record, situándose por encima de los cuatro millones de desempleados por primera vez en su historia. En su rueda de prensa explicativa de ayer Corbacho, el Ministro de Trabajo (qué paradoja de nombre) sólo podía dimitir si quería mantener algo de su dignidad, pero por si les quedaba alguna duda, no lo hizo. Así, en tres días, la economía española ha sufrido tres golpes brutales que la han dejado contra las cuerdas, como un boxeador que, acorralado, nada puede hacer salvo poner los brazos sobre la cara y tratar de no caer en el ring. Estamos contra las cuerdas y los espectadores que ven el combate España vs Economía empiezan a apostar porque nos caemos. Esto se juega en la plaza pública, y eso hoy en día quiere decir el resto del mundo. El tipo de interés de la deuda española frente al bono alemán, la referencia de Europa, crece suave pero constantemente, lo que indica que cotiza al alza el riesgo de “default” el impago de la deuda, la caída en la lona y el KO técnico. El desastre. Algo había que hacer, y se sacó el asunto de las pensiones para tranquilizar a los mercados.
No voy a poner enlaces para no agobiar, pero llevamos unos cuantos días en los que todos los periódicos importantes del mundo hablan sobre España, sus desastrosas cifras económicas y los riesgos en los que empieza a sumirse. Espero que no, pero me da que nos acercamos poco a poco al punto de mayor intensidad de esta tormenta, que ya nos zarandea con fuerza salvaje, ante la que el pasaje de españolitos no dejamos de recibir golpes duros (y los que nos esperan) y la tripulación al mando se mira aterrada sin saber muy bien que hacer. Agárrense. Esto se va a poner muy difícil.
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