En una semana como esta, llena de noticias perturbadoras, muchas personas habrán perdido los nervios y se sentirán tristes, angustiadas o temerosas. Para recuperar el tono vital y muchos medios, algunos generales y otros muy personales y que sólo le funcionan a una o pocas personas. Los fabricantes de remedios y vendedores de felicidad siempre están al quite e inventan nuevos productos que prometen traernos ese equilibrio perdido o esa seguridad que se fue al pozo del Ibex35. Evidentemente, todo eso que venden y prometen es falso, no lo duden.
El último producto de esa gama de elementos mágicos son unas pulseras de plástico llamadas “Power Balance”, así, en inglés, que suena más chic, porque si se llamasen brazaletes equilibradores la cosa iba a tener bastante menos estilo. El precio de estos amuletos ronda entre los 30 y 40 euros, aunque un compañero de trabajo me ha comentado que hay imitaciones falsas por 20 euros. Al parecer todo empezó con algunos famosos que fueron vistos portándolas, sin duda gracias al dinero que les ofreció la empresa fabricante del accesorio para que lo lucieran, y a partir de ahí el proceso imitador, que ya se sabe que la gente es muy gregaria y si un fulano con mucha pasta se pone un tornillo en la ceja todo el mundo va y se lo pone..... Según se dice estas pulseras ayudan a recuperar el equilibrio interior y exterior de la persona, contribuyen a eliminar las tensiones del día a día y proporcionan un estado de relax placentero y libre de preocupaciones. Vamos, algo así como un Danacol, Actimel y una sesión de sexo todo en uno, y encima portátil y sin generar dolores de cabeza. Cuando me enteré de la historia empecé a reírme, pero luego me paré a pensar. Huelga decir que todo esto es mentira, falso, una estafa. Esas pulseras son un engañabobos que no sirven nada más que para engordar la cuenta corriente de quien las ha fabricado. Seguro que hay casos de personas que se sienten mejor desde que las llevan, pero eso es lo que se llama el efecto placebo, una respuesta psicosomática a un malestar que el individuo desea eliminar y como le han dicho que la pulsera funciona se la pone ansioso, deposita en ella sus fuerzas y eso actúa en su bien. Si le llegan a decir, con campaña de un jugador de fútbol mediante, que una visita a la suegra ofrece esos mismos poderes hasta habrá alguno que opine que su suegra le ha aliviado las tensiones del día a día, y seguro que entonces sí miraríamos con cara rara al sujeto, verdad???. Lo más fascinante es que a través de un timo como el de la pulsera se ha generado un mercado legal y uno negro, aunque no se si una falsificación de algo falso es menos falso que el original, se paga mucho dinero por el plástico de marras, porque 20, 40 o incluso un euro es mucho por ago que no vale nada, e incluso la gente debate en los cafés si eso funciona o no. Y todavía pretendemos evitar burbujas financieras especulativas sobre el precio de los activos cuando creemos en los poderes de una pulsera!!!! La credulidad de la gente, la capacidad que poseemos de ser engañados en nuestra buena fe no tiene límites. De hecho muchos siguen mirando el horóscopo todos los días y pensando que las conjunciones tienen efectos en sus vidas. Como vean reflejado algún planeta en el cristalito de la pulsera esa se van a sentir como en órbita....
Evidentemente el Ministerio de Sanidad ha dicho al respecto que todo esto es falso, un inmenso timo. A mi me recuerda a aquellas otras pulseras de los noventa, creo, que acababan en unas bolas metálicas que encauzaban la energía magnética del cuerpo y, vaya vaya, poseían los mismos efectos que las power estas. De aquellas bobadas poco más se supo. Supongo que su “inventor” ganó dinero suficiente como para retirarse y, años después, cuando ya se lo ha gastado, ha vuelto con una nueva versión de su artilugio. También hay gente que vende aire, humo, vacío, nada, y otros los compran, pero al menos no engañan. Esto de las pulseras es una estafa, y lo lleve quien lo lleve me parece una chorrada monumental, que quieren que les diga.
viernes, abril 30, 2010
jueves, abril 29, 2010
Nos han pegado una patada en la A
Siguiendo con el rosario de noticias que han convertido a los telediarios de esta semana en una especie de parte de guerra económico, ayer Standard & Poors, que quizá fueron en el pasado dos señores y ahora son algo más, bajó la calificación de la deuda española de AA+ a AA con perspectiva negativa, y se armó la gorda. El ibex se derrumbó, aunque eso ya es lo habitual, y la percepción negativa que nos rodea recibió más gasolina en forma de dudas. Por la noche, una vacilante, temerosa y perdida Elena Salgado era entrevistada en el telediario por una Pepa Bueno que parecía no entender lo que pasa pero que, al igual que muchos, se mostraba nerviosa.
Bien, ¿Qué es esto de la deuda y la calificación? El problema es sencillo de plantear pero complejo de llevar a la práctica porque en el fondo hay un irresoluble problema de información. Cuando uno compra un electrodoméstico, o un coche, o lo que sea, a priori no sabe si es bueno o no, si posee una alta calidad o va a fallar al poco tiempo. Para evitar esto el fabricante trata de hacerlo lo mejor posible, pero como puede haber fabricantes de todo tipo se ha acordado que haya normas internacionales de calidad, las ISO, y varias empresas auditoras vigilan que los fabricantes que dicen que poseen esa ISO realmente lo cumplan. Así, las piezas de una fábrica que posee la ISO se supone que son buenas, y el que las compra, al ver el sello, sabe que un tercero profesional las ha avalado. En el mundo financiero el asunto es más complejo, porque es más difícil saber si un señor es realmente solvente o no, o si la deuda que una entidad o país emite es más o menos segura, en le sentido de que se cobrará lo que se ha prometido pagar. Para lanzar señales sobre la calidad de los activos financieros existen las llamadas agencias de calificación, que son tres, la citada Stándar & Poors, Moodys y Fitch. Periódicamente realizan estudios y ponen notas en formato anglosajón (AAA es el muy bueno, C es muy malo) a los activos que emite una empresa o un país. Una AAA sobre un título de deuda quiere significar que es muy seguro, y que el emisor devolverá el principal y el interés. Por ello quién las compra sabe que no arriesga y quien emite se puede permitir venderlas baratas, a poco interés, porque siempre habrá algún comprador. A medida que la nota baja el mensaje es que el riesgo de algún tipo de impago crece, por lo que empezará a haber inversores conservadores que se lo piensen a la hora de comprar esos títulos. ¿Qué hace el emisor para seducirles? Pues subir el interés que paga por la deuda, haciéndola más arriesgada pero más rentable. Así, la bajada de ayer de nota de la deuda española implica teóricamente que debemos pagar más intereses por colocar entre los inversores nuestros títulos de deuda, nos sale más caro. Y he dicho teóricamente porque el encarecimiento de los intereses de nuestra deuda lleva sucediendo desde hace ya varias semanas. Ahora pagamos un punto porcentual más que el bono alemán, la referencia de Europa, así que lo que ha hecho esta agencia es poner en su codificación lo que el mercado de deuda ya descontaba desde hace semanas. En este sentido la agencia ha ido por detrás de la realidad, cuando lo normal es que su señal hubiese provocado el movimiento de los tipos, lo que no es sino otra señal de que el mercado financiero está descolocado. En todo caso lo de ayer es una muy mala noticia, y ahonda la sensación de que España empieza a convertirse en un problema emergente para Europa.
Es cierto que el papel de estas agencias de calificación está puesto en duda por muchos, y más tras su estrepitoso fracaso en la quiebra de LEhman Brothers, pero por así decirlo, es lo que hay. No vale quejarse cuando te bajan de nota y andar ufano y presumido cuando te cuelgan la triple A. Usando como ejemplo el fútbol, puffff, yo hablando de fútbol, podemos quejarnos del árbitro si nos señala falta, abroncarlo y lanzarles objetos, pero eso no evitará que remontemos un partido en el que vamos perdiendo por mucho. Lo único que puede hacer el equipo para ganar es meter goles. Las quejas no dan puntos. Pues algo así.
Bien, ¿Qué es esto de la deuda y la calificación? El problema es sencillo de plantear pero complejo de llevar a la práctica porque en el fondo hay un irresoluble problema de información. Cuando uno compra un electrodoméstico, o un coche, o lo que sea, a priori no sabe si es bueno o no, si posee una alta calidad o va a fallar al poco tiempo. Para evitar esto el fabricante trata de hacerlo lo mejor posible, pero como puede haber fabricantes de todo tipo se ha acordado que haya normas internacionales de calidad, las ISO, y varias empresas auditoras vigilan que los fabricantes que dicen que poseen esa ISO realmente lo cumplan. Así, las piezas de una fábrica que posee la ISO se supone que son buenas, y el que las compra, al ver el sello, sabe que un tercero profesional las ha avalado. En el mundo financiero el asunto es más complejo, porque es más difícil saber si un señor es realmente solvente o no, o si la deuda que una entidad o país emite es más o menos segura, en le sentido de que se cobrará lo que se ha prometido pagar. Para lanzar señales sobre la calidad de los activos financieros existen las llamadas agencias de calificación, que son tres, la citada Stándar & Poors, Moodys y Fitch. Periódicamente realizan estudios y ponen notas en formato anglosajón (AAA es el muy bueno, C es muy malo) a los activos que emite una empresa o un país. Una AAA sobre un título de deuda quiere significar que es muy seguro, y que el emisor devolverá el principal y el interés. Por ello quién las compra sabe que no arriesga y quien emite se puede permitir venderlas baratas, a poco interés, porque siempre habrá algún comprador. A medida que la nota baja el mensaje es que el riesgo de algún tipo de impago crece, por lo que empezará a haber inversores conservadores que se lo piensen a la hora de comprar esos títulos. ¿Qué hace el emisor para seducirles? Pues subir el interés que paga por la deuda, haciéndola más arriesgada pero más rentable. Así, la bajada de ayer de nota de la deuda española implica teóricamente que debemos pagar más intereses por colocar entre los inversores nuestros títulos de deuda, nos sale más caro. Y he dicho teóricamente porque el encarecimiento de los intereses de nuestra deuda lleva sucediendo desde hace ya varias semanas. Ahora pagamos un punto porcentual más que el bono alemán, la referencia de Europa, así que lo que ha hecho esta agencia es poner en su codificación lo que el mercado de deuda ya descontaba desde hace semanas. En este sentido la agencia ha ido por detrás de la realidad, cuando lo normal es que su señal hubiese provocado el movimiento de los tipos, lo que no es sino otra señal de que el mercado financiero está descolocado. En todo caso lo de ayer es una muy mala noticia, y ahonda la sensación de que España empieza a convertirse en un problema emergente para Europa.
Es cierto que el papel de estas agencias de calificación está puesto en duda por muchos, y más tras su estrepitoso fracaso en la quiebra de LEhman Brothers, pero por así decirlo, es lo que hay. No vale quejarse cuando te bajan de nota y andar ufano y presumido cuando te cuelgan la triple A. Usando como ejemplo el fútbol, puffff, yo hablando de fútbol, podemos quejarnos del árbitro si nos señala falta, abroncarlo y lanzarles objetos, pero eso no evitará que remontemos un partido en el que vamos perdiendo por mucho. Lo único que puede hacer el equipo para ganar es meter goles. Las quejas no dan puntos. Pues algo así.
miércoles, abril 28, 2010
Grecia ya ha quebrado
¿Han dormido bien esta noche? Eso espero, porque el día de ayer fue una pesadilla económica y me temo que hoy no será mucho mejor. En España la EPA, colgada antes de tiempo en la web del INE, señala una tasa de paro de más del 20%, el Ibex se desplomaba un 4,19% al cierre, la mayor caída desde el 4 de febrero, los CDS de la deuda española (trataré de explicar que es eso luego) superaban los 200 puntos y con el riesgo financiero de España marcaba récord histórico, y la agencia Standar & Poors bajaba el valor de la deuda de Portugal y dejaba la de Grecia al mismo nivel que un álbum de cromos de futbolistas.
Esto es algo similar al recuento de bajas después de una dura batalla, esta vez en torno a Grecia, pero que empieza a salpicarnos a todos. Empecemos por las fechas que se acercan y los hitos. El Domingo 9 de Mayo hay elecciones regionales en Alemania, en Renania Palatinado, y hasta esa fecha Alemania no va a poner dinero sobre la mesa. Para el 10 de Mayo, dentro de casi dos semanas, se ha convocado una cumbre “urgente” en Bruselas sobre la ayuda a Grecia, justo después de las elecciones alemanas y el día en el que el tesoro griego debe hacer frente a vencimiento de deuda de más de 2.000 millones de euros de deuda, y el 19 de Mayo tiene otro vencimiento algo superior a los 8.000 millones. Ayer el bono griego a diez años se pagaba casi al 9%, mientras que el alemán cotiza al 3% y el español al 4%, y el bono griego a tres años llegó a valores del 18%. Insostenible. Así que me la voy a jugar. Grecia ya está en quiebra, no puede hacer frente a los pagos y ayer el mercado de deuda la calificó como quebrada. Su única alternativa es hacer “default” es decir, quiebra, comunicando públicamente que suspende su calendario de pagos y, tachán tachan, predigo que hará el anuncio antes del Domingo 9 de Mayo. Esa comunicación implica dos acciones. Una reestructuración de los pagos, que en esencia significa que retrasa el calendario de los previstos para darse un margen para obtener financiación, y una quita, que es determinar que porcentaje de su deuda directamente no va a pagar, porque no puede. Eso supone pérdidas directas para los tenedores de esa deuda, porque o cobran tarde o no lo hacen. Para evitar este riesgo muchos compradores de deuda adquieren los llamados CDS, acrónimo de Credit Default Swap, que puede entenderse como un seguro frente a impagos. Grecia emite 1.000 euros de deuda que yo compro, pero al no estar seguro si Grecia me pagará a con sus intereses debidos compro u CDS a una entidad financiera que se compromete a pagarme la deuda griega si Grecia finalmente no puede hacerlo. Obviamente el valor de la prima del seguro crece a medida que las probabilidades de impago, en este caso de Grecia se disparan. Algo así como el seguro del coche, que es más caro cuanto peor es mi historial como conductor y más riesgo tengo de volver a pegármela. Si se hace “default” se ejecutan automáticamente esto seguros de impago sobre los títulos que se vean afectados bien por reestructuración (retraso de cobro) o quita (impago absoluto). Más o menos el volumen total de deuda griega que circula por ahí se sitúa en torno a los 300.000 millones de euros, superior al conjunto del PIB griego, y no está nada claro que las entidades que han emitido esos CDS pudieran realmente hacer frente a la cobertura de parte de ese volumen de dinero. Así, si Grecia cae la bomba de su deuda y sus CDS podrían ser devastadoras.
Y Grecia supone poco más del 2% de la Unión Europea. Su deuda está colocada mayoritariamente en bancos franceses y alemanes. Su caída será un enorme fracaso de la Unión Europea, donde se mostrará su incapacidad de actuación y reflejos ante el problema. Pero con todo, Grecia no será mortal, ni siquiera Portugal, el siguiente en la lista. La gran pieza de este juego, el que si no lo remedia nadie será el responsable del hundimiento del euro y de la Unión Monetaria va a ser, adivínenlo, España. O espabilamos de verdad, nos dejamos de bobadas y el gobierno y la oposición montan un gobierno de emergencia nacional y empezamos a sufrir entre todos o nos estrellamos. Se nos acaba el tiempo. En serio.
Esto es algo similar al recuento de bajas después de una dura batalla, esta vez en torno a Grecia, pero que empieza a salpicarnos a todos. Empecemos por las fechas que se acercan y los hitos. El Domingo 9 de Mayo hay elecciones regionales en Alemania, en Renania Palatinado, y hasta esa fecha Alemania no va a poner dinero sobre la mesa. Para el 10 de Mayo, dentro de casi dos semanas, se ha convocado una cumbre “urgente” en Bruselas sobre la ayuda a Grecia, justo después de las elecciones alemanas y el día en el que el tesoro griego debe hacer frente a vencimiento de deuda de más de 2.000 millones de euros de deuda, y el 19 de Mayo tiene otro vencimiento algo superior a los 8.000 millones. Ayer el bono griego a diez años se pagaba casi al 9%, mientras que el alemán cotiza al 3% y el español al 4%, y el bono griego a tres años llegó a valores del 18%. Insostenible. Así que me la voy a jugar. Grecia ya está en quiebra, no puede hacer frente a los pagos y ayer el mercado de deuda la calificó como quebrada. Su única alternativa es hacer “default” es decir, quiebra, comunicando públicamente que suspende su calendario de pagos y, tachán tachan, predigo que hará el anuncio antes del Domingo 9 de Mayo. Esa comunicación implica dos acciones. Una reestructuración de los pagos, que en esencia significa que retrasa el calendario de los previstos para darse un margen para obtener financiación, y una quita, que es determinar que porcentaje de su deuda directamente no va a pagar, porque no puede. Eso supone pérdidas directas para los tenedores de esa deuda, porque o cobran tarde o no lo hacen. Para evitar este riesgo muchos compradores de deuda adquieren los llamados CDS, acrónimo de Credit Default Swap, que puede entenderse como un seguro frente a impagos. Grecia emite 1.000 euros de deuda que yo compro, pero al no estar seguro si Grecia me pagará a con sus intereses debidos compro u CDS a una entidad financiera que se compromete a pagarme la deuda griega si Grecia finalmente no puede hacerlo. Obviamente el valor de la prima del seguro crece a medida que las probabilidades de impago, en este caso de Grecia se disparan. Algo así como el seguro del coche, que es más caro cuanto peor es mi historial como conductor y más riesgo tengo de volver a pegármela. Si se hace “default” se ejecutan automáticamente esto seguros de impago sobre los títulos que se vean afectados bien por reestructuración (retraso de cobro) o quita (impago absoluto). Más o menos el volumen total de deuda griega que circula por ahí se sitúa en torno a los 300.000 millones de euros, superior al conjunto del PIB griego, y no está nada claro que las entidades que han emitido esos CDS pudieran realmente hacer frente a la cobertura de parte de ese volumen de dinero. Así, si Grecia cae la bomba de su deuda y sus CDS podrían ser devastadoras.
Y Grecia supone poco más del 2% de la Unión Europea. Su deuda está colocada mayoritariamente en bancos franceses y alemanes. Su caída será un enorme fracaso de la Unión Europea, donde se mostrará su incapacidad de actuación y reflejos ante el problema. Pero con todo, Grecia no será mortal, ni siquiera Portugal, el siguiente en la lista. La gran pieza de este juego, el que si no lo remedia nadie será el responsable del hundimiento del euro y de la Unión Monetaria va a ser, adivínenlo, España. O espabilamos de verdad, nos dejamos de bobadas y el gobierno y la oposición montan un gobierno de emergencia nacional y empezamos a sufrir entre todos o nos estrellamos. Se nos acaba el tiempo. En serio.
martes, abril 27, 2010
Hawking y “V”
Stephen Hawking la ha vuelto a armar. En sus últimas declaraciones alerta sobre el peligro que supone para los humanos lanzar señales hacia el exterior porque si una civilización extraterrestre nos visita acabará con nosotros. El riesgo del contacto sería para nosotros, los contactados, y establece una curiosa analogía con lo sucedido en América a las tribus nativas tras la llegada de Cristóbal Colón, donde está claro quien se llevó el oro y quién se quedó con la sífilis, por poner sólo dos ejemplos. ¿Tiene Hawking razón? y de tenerla, ¿resulta un problema acuciante o que podamos solucionar o prevenir de alguna manera?
Pues respondiendo por orden, sí y no. Para empezar debemos ser conscientes de que el espacio está muy vacío, aún más que nuestras cuentas corrientes. Voy a hacer dos supuestos sobre la visita extraterrestre. Uno es forzado, y es que los visitantes tengan forma física y de un tamaño comparable. Es decir, que no sean espíritus, seres etéreos, enjambres de microorganismos y cosas así, sino entidades sólidas, “hechas” de lo que sea. El otro supuesto es que nada viaja más rápido que la velocidad de la luz. Si el primer requisito es poco probable, el segundo lo es mucho más (sí, a lo mejor se pueden fabricar agujeros de gusano para eludirlo, pero de momento obviemos eso). Dándose sólo esos dos puntos me parece obvio que si algo llega hasta este punto perdido del universo debe tener una tecnología mucho más avanzada que la nuestra en todos los sentidos. En ese caso el temor de Hawking se podría cumplir perfectamente porque para esos seres ni siquiera estaría claro que entidades como las nuestras pudieran ser consideradas como vida inteligente (y muchos compartiríamos esa afirmación, verdad??). También podía darse lo que yo a veces denomino como el “pisotón al hormiguero” y es que cuando paseamos por el campo o la ciudad vemos de vez en cuando filas de hormigas que se cruzan en nuestro camino y sin preocuparnos lo más mínimo las pisamos y seguimos adelante. Y las hormigas son un ejemplo de seres vivos inútiles pero que en conjunto muestran un comportamiento organizado, avanzado y, en cierto modo, inteligente. Sin embargo para nosotros, desde nuestra altura, no son nada. Pudiera ser que esos extraterrestres llegaran hasta aquí y simplemente nos “pisaran” porque fuéramos tan irrelevantes para ellos como un nido de hormigas para nosotros. Sobre si estamos a tiempo de detener esa posibilidad y “ocultarnos” en el espacio, me temo que la respuesta es no. Hace mucho que hemos mandado sondas por ahí, pero lo más importante es que emitimos señales de radio y televisión y de otras longitudes de onda de manera constante, que avanzan por el espacio a la velocidad de la luz y que son una señal de nuestra existencia. Si algo las capta y entiende (cosa muy difícil por cuestiones de espacio, tiempo y coincidencia) y le interesamos ya responderá, y puede que nos enteremos o no. Si le sirve como ejemplo, el inicio de la película “Contact”, el más bello que yo recuerdo, muestra como nuestras señales viajan por el espacio, retroceden en el tiempo y constituyen nuestras botellas en el mar cósmico. Ya las hemos lanzado, y no podemos detenerlas.
Y claro, si algo llega poco podemos hacer. Es como el tiempo que hará mañana, habrá que llevarlo encima sea bueno o malo. Personalmente, ya riesgo de que el resultado fuera una catástrofe sin precedentes, sería maravilloso poder contactar con otra forma de inteligencia más allá de la nuestra. Saber que no estamos solos, que la estadística en la que creo para sostener que esa soledad es imposible se verifica en un caso práctico. No esperen a un ET cariñoso ni a lagartos como los de V. Todo sería mucho más complicado, pero ojala se produjera. Eso sí, dando la razón al genio de Hawking, en cierto modo el contacto sería el fin del mundo tal y como lo conocemos. Lo que vendría después no soy capaz ni de imaginármelo.
Pues respondiendo por orden, sí y no. Para empezar debemos ser conscientes de que el espacio está muy vacío, aún más que nuestras cuentas corrientes. Voy a hacer dos supuestos sobre la visita extraterrestre. Uno es forzado, y es que los visitantes tengan forma física y de un tamaño comparable. Es decir, que no sean espíritus, seres etéreos, enjambres de microorganismos y cosas así, sino entidades sólidas, “hechas” de lo que sea. El otro supuesto es que nada viaja más rápido que la velocidad de la luz. Si el primer requisito es poco probable, el segundo lo es mucho más (sí, a lo mejor se pueden fabricar agujeros de gusano para eludirlo, pero de momento obviemos eso). Dándose sólo esos dos puntos me parece obvio que si algo llega hasta este punto perdido del universo debe tener una tecnología mucho más avanzada que la nuestra en todos los sentidos. En ese caso el temor de Hawking se podría cumplir perfectamente porque para esos seres ni siquiera estaría claro que entidades como las nuestras pudieran ser consideradas como vida inteligente (y muchos compartiríamos esa afirmación, verdad??). También podía darse lo que yo a veces denomino como el “pisotón al hormiguero” y es que cuando paseamos por el campo o la ciudad vemos de vez en cuando filas de hormigas que se cruzan en nuestro camino y sin preocuparnos lo más mínimo las pisamos y seguimos adelante. Y las hormigas son un ejemplo de seres vivos inútiles pero que en conjunto muestran un comportamiento organizado, avanzado y, en cierto modo, inteligente. Sin embargo para nosotros, desde nuestra altura, no son nada. Pudiera ser que esos extraterrestres llegaran hasta aquí y simplemente nos “pisaran” porque fuéramos tan irrelevantes para ellos como un nido de hormigas para nosotros. Sobre si estamos a tiempo de detener esa posibilidad y “ocultarnos” en el espacio, me temo que la respuesta es no. Hace mucho que hemos mandado sondas por ahí, pero lo más importante es que emitimos señales de radio y televisión y de otras longitudes de onda de manera constante, que avanzan por el espacio a la velocidad de la luz y que son una señal de nuestra existencia. Si algo las capta y entiende (cosa muy difícil por cuestiones de espacio, tiempo y coincidencia) y le interesamos ya responderá, y puede que nos enteremos o no. Si le sirve como ejemplo, el inicio de la película “Contact”, el más bello que yo recuerdo, muestra como nuestras señales viajan por el espacio, retroceden en el tiempo y constituyen nuestras botellas en el mar cósmico. Ya las hemos lanzado, y no podemos detenerlas.
Y claro, si algo llega poco podemos hacer. Es como el tiempo que hará mañana, habrá que llevarlo encima sea bueno o malo. Personalmente, ya riesgo de que el resultado fuera una catástrofe sin precedentes, sería maravilloso poder contactar con otra forma de inteligencia más allá de la nuestra. Saber que no estamos solos, que la estadística en la que creo para sostener que esa soledad es imposible se verifica en un caso práctico. No esperen a un ET cariñoso ni a lagartos como los de V. Todo sería mucho más complicado, pero ojala se produjera. Eso sí, dando la razón al genio de Hawking, en cierto modo el contacto sería el fin del mundo tal y como lo conocemos. Lo que vendría después no soy capaz ni de imaginármelo.
lunes, abril 26, 2010
Los mil de Pepa Fernández
Ayer Domingo se celebraba una fiesta de cumpleaños muy especial, y tuve el honor y el lujo de estar presente. Tras años de emisión, todos las mañanas de los fines de semana, el programa “No es un día cualquiera” de RNE celebró su emisión número mil, y con tal motivo organizó una fiesta en directo en el teatro monumental de Madrid, que es propiedad de la corporación RTVE. Desde las 8:30 a las 13:00 fueron varias las horas de radio en directo que pude presenciar desde una buena ubicación, ya que madrugué como un día laboral y estaba en al cola desde las 8:00.
Para ser exactos son más los programas que bajo esa marca se han emitido en RNE desde su creación, a principios de los noventa. Fueron Magín Revillo y Nuria Guitart, matrimonio, los que empezaron al andadura del programa, pero los mil hacen referencia a las mil ediciones que se han celebrado dirigidas y presentadas por su actual titular, una mujer llamada Pepa Fernández, de la que he dicho en varias veces que uno puede enamorarse sólo con oírla. Y por cierto, que su presencia física no está nada mal. Pepa en estos años ha conseguido algo milagroso, que no es sólo el éxito, labro difícil en cualquier cometido de la vida, sino la manera en la que lo ha hecho. Desde un principio su programa renunció a algunos de los contenidos que parecen obvios en los medios de comunicación. No hay deporte, a excepción de cinco minutos los sábados justo antes de las noticias de las 9:00, no hay corazón, crónica social, o basura de esa. Nada. Cero. Ni una palabra. Ya sólo con eso la cosa resulta curiosa, verdad? A ello se añade que Pepa renunció desde un principio a la política en su programa, tanto a la hora de tratarlo como tema genérico como evitando que se cuele en tertulias y entrevistas, porque como en todos los programas de radio hay tertulias, claro, pero en este versan sobre temas “raros” como la amistad, los tomates, si somos perezosos o no, el cambio de hora en invierno y verano, etc, y a esas tertulias acude gente que sabe de lo que habla y opina con conocimiento, como no sucede en casi ningún programa de España, sea radio o televisión. Además Pepa ha conseguido un milagro inaudito porque ha puesto al lenguaje como uno de los pilares de sus contenidos. Su defensa, riqueza, estudio y elogio ha sido desde un principio referente en muchos de los microespacios que jalonan el programa. “Palabras moribundas”, “insultos y elogios” la colaboración con la fundación del español urgente, continuas referencias a malos usos y abusos del lenguaje en muchos aspectos, también en el de los medios de comunicación, etc. Así Pepa ha convertido a su programa, entre otras cosas, en un vehículo de difusión, transmisión y amor a la lengua y cultura española, milagroso, sí, y encima ha contado con el apoyo no sólo de maravillosos colaboradores como Alex Grijelmo, Pancracio Celdrán o Pilar García Mutón, sino que el público ha respondido. Con el programa de Pepa Fernández se aprenden cosas, así de simple, sencillo y profundo. Se descubren conceptos que uno no conocía antes, usos de términos que estaban olvidados, sus tertulias filosóficas son una fuente de ideas, experiencias y anécdotas fantásticas. Además otros muchos espacios son también lugar para la divulgación científica, meteorológica o demoscópica. Parece increíble, pero es verdad.
Y por si todo esto fuese poco, te diviertes un montón con este programa. Obsesionada con la música, buena y jeje, mala, las horas en las que emite Pepa Fernández son unas de las mejores de la radio en España. No todo el mérito es de ella, pero sí es la responsable de que este proyecto, visionario, insólito en los tiempos que vivimos y algo utópico siga en pie, y triunfe, como se demostró en el emocionante programa de ayer, en el que los presentes disfrutamos como enanos. Sólo faltó un amigo de Pepa en el homenaje del monumental, pero desde el cielo de Castilla en el que está seguro que ayer Miguel Delibes no pudo evitar oír la radio, su radio, a su Pepa del alma...
Para ser exactos son más los programas que bajo esa marca se han emitido en RNE desde su creación, a principios de los noventa. Fueron Magín Revillo y Nuria Guitart, matrimonio, los que empezaron al andadura del programa, pero los mil hacen referencia a las mil ediciones que se han celebrado dirigidas y presentadas por su actual titular, una mujer llamada Pepa Fernández, de la que he dicho en varias veces que uno puede enamorarse sólo con oírla. Y por cierto, que su presencia física no está nada mal. Pepa en estos años ha conseguido algo milagroso, que no es sólo el éxito, labro difícil en cualquier cometido de la vida, sino la manera en la que lo ha hecho. Desde un principio su programa renunció a algunos de los contenidos que parecen obvios en los medios de comunicación. No hay deporte, a excepción de cinco minutos los sábados justo antes de las noticias de las 9:00, no hay corazón, crónica social, o basura de esa. Nada. Cero. Ni una palabra. Ya sólo con eso la cosa resulta curiosa, verdad? A ello se añade que Pepa renunció desde un principio a la política en su programa, tanto a la hora de tratarlo como tema genérico como evitando que se cuele en tertulias y entrevistas, porque como en todos los programas de radio hay tertulias, claro, pero en este versan sobre temas “raros” como la amistad, los tomates, si somos perezosos o no, el cambio de hora en invierno y verano, etc, y a esas tertulias acude gente que sabe de lo que habla y opina con conocimiento, como no sucede en casi ningún programa de España, sea radio o televisión. Además Pepa ha conseguido un milagro inaudito porque ha puesto al lenguaje como uno de los pilares de sus contenidos. Su defensa, riqueza, estudio y elogio ha sido desde un principio referente en muchos de los microespacios que jalonan el programa. “Palabras moribundas”, “insultos y elogios” la colaboración con la fundación del español urgente, continuas referencias a malos usos y abusos del lenguaje en muchos aspectos, también en el de los medios de comunicación, etc. Así Pepa ha convertido a su programa, entre otras cosas, en un vehículo de difusión, transmisión y amor a la lengua y cultura española, milagroso, sí, y encima ha contado con el apoyo no sólo de maravillosos colaboradores como Alex Grijelmo, Pancracio Celdrán o Pilar García Mutón, sino que el público ha respondido. Con el programa de Pepa Fernández se aprenden cosas, así de simple, sencillo y profundo. Se descubren conceptos que uno no conocía antes, usos de términos que estaban olvidados, sus tertulias filosóficas son una fuente de ideas, experiencias y anécdotas fantásticas. Además otros muchos espacios son también lugar para la divulgación científica, meteorológica o demoscópica. Parece increíble, pero es verdad.
Y por si todo esto fuese poco, te diviertes un montón con este programa. Obsesionada con la música, buena y jeje, mala, las horas en las que emite Pepa Fernández son unas de las mejores de la radio en España. No todo el mérito es de ella, pero sí es la responsable de que este proyecto, visionario, insólito en los tiempos que vivimos y algo utópico siga en pie, y triunfe, como se demostró en el emocionante programa de ayer, en el que los presentes disfrutamos como enanos. Sólo faltó un amigo de Pepa en el homenaje del monumental, pero desde el cielo de Castilla en el que está seguro que ayer Miguel Delibes no pudo evitar oír la radio, su radio, a su Pepa del alma...
viernes, abril 23, 2010
El día del libro y la rosa
Hoy la actualidad es desbordante. De seguir así las cosas la bolsa volverá a bajar y Grecia avanzará otro paso más hacia su tumba financiera, con lo que enterrará un poco más el euro y hará que las garras del “default” se centren en otros objetivos como Portugal y España. En Reino Unido tuvo ayer lugar otro debate electoral brillante, rápido y que da envidia en todas partes, y aquí más, y en España tendremos nuevas discusiones sobre asuntos obtusos que a muy poca gente importan y que nos distraen de lo importante.
Pero no, no quiero hablar de eso. Hoy es 23 de abril, y como todos los años se celebra el día del libro, cuyo principal aliciente es el descuento de un 10% en el precio de los mismos. Además en Cataluña el San Jordi une los libros con las rosas, lo cual es una idea muy buena, porque como las flores, llenas de belleza y espinas, así los libros también nos transmiten ratos de placer, cultura y diversión, y a veces nos espolean e incomodan como espinas clavadas por el mensaje que nos transmiten, que no tiene que coincidir con nuestros gustos e impresiones. El asunto de la rosa se ha extendido más allá de las Ramblas y en Madrid y otras ciudades de España distintas librerías también regalarán rosas, o al menos flores, que la rosa es cara y me da que no está la cosa para muchos dispendios. En la capital se celebra la llamada noche de los libros, en la que milagrosamente no va a llover. La idea es que las librerías permanecen abiertas hasta las doce o una de la mañana del sábado y se realizan conferencias, charlas, exposiciones y conciertos en ellas. Trataré de darme un paseo esta tarde noche por el centro para captar un poco el ambiente y comprar algo (cuando mi madre lea esto no le va a hacer gracia...sí, sí, más libros todavía). Siempre hay títulos interesantes por adquirir, cosas que uno debiera haber leído y aún no lo ha hecho, ejemplares anotados que ya es hora que se adquieran y cosas que llaman la atención y se cogen a ver que tal resultan. Si quieren alguna recomendación o sugerencia, mencionaré para no agobiarles sólo dos títulos que he leído hace poco y que son muy interesantes, además en este caso de autores españoles. Como novela, prueben FIN, de David Monteagudo, una novela sorprendente, con una trama tan nimia y vacía como atrayente, y que alcanza un grado de suspense e intriga muy elevado. Como libro de ensayo, ¿Mercado o Estado? de Ediciones Deusto. Un libro breve de sencilla lectura escrita a dos manos por Jordi Sevilla y Lorenzo Bernardo de Quirós. Desde una perspectiva socialdemócrata y enfrente la liberal se analiza la crisis por la que pasa la economía mundial y al española, qué hemos hecho bien, qué hemos hecho mal y cómo podemos salir de esta. Además este libro tiene el valor de presentar dos posturas enfrentadas, que comparten algunos diagnósticos y puntos de vista, pero difieren mucho en sus planteamientos, opciones de salida y tareas a realizar. Como ejercicio de debate es una “rara avis” en el mediocre panorama intelectual español y un meritorio ejercicio por parte de sus dos autores, que demuestran la validez y el valor del debate, la confrontación de ideas y el pensamiento, eso tan bonito que en el fondo es uno de los homenajeados en este día de los libros, y que tan poco cultivamos y tanto despreciamos a lo largo de todo el año.
No quiero acabar la entrada de hoy sin referirme a un gran autor que nos ah dejado esta semana sin que haya recibido la atención de los medios. Manuel Fernández Álvarez, uno de los mejores historiadores de España, murió el Lunes a los ochenta y nueva años. Especialista en la historia de la España de los Austrias, sus trabajos sobre Carlos I, Felipe II, la Princesa de Éboli y otros monarcas son clásicos absolutos. Su último libro, España, biografía de una nación, es de este mismo año 2010. Trabajó hasta el final y nos enseñó hasta que no pudo más. Sea en su homenaje las rosas y hojas impresas que hoy se distribuyan por las calles. Que lo disfruten.
Pero no, no quiero hablar de eso. Hoy es 23 de abril, y como todos los años se celebra el día del libro, cuyo principal aliciente es el descuento de un 10% en el precio de los mismos. Además en Cataluña el San Jordi une los libros con las rosas, lo cual es una idea muy buena, porque como las flores, llenas de belleza y espinas, así los libros también nos transmiten ratos de placer, cultura y diversión, y a veces nos espolean e incomodan como espinas clavadas por el mensaje que nos transmiten, que no tiene que coincidir con nuestros gustos e impresiones. El asunto de la rosa se ha extendido más allá de las Ramblas y en Madrid y otras ciudades de España distintas librerías también regalarán rosas, o al menos flores, que la rosa es cara y me da que no está la cosa para muchos dispendios. En la capital se celebra la llamada noche de los libros, en la que milagrosamente no va a llover. La idea es que las librerías permanecen abiertas hasta las doce o una de la mañana del sábado y se realizan conferencias, charlas, exposiciones y conciertos en ellas. Trataré de darme un paseo esta tarde noche por el centro para captar un poco el ambiente y comprar algo (cuando mi madre lea esto no le va a hacer gracia...sí, sí, más libros todavía). Siempre hay títulos interesantes por adquirir, cosas que uno debiera haber leído y aún no lo ha hecho, ejemplares anotados que ya es hora que se adquieran y cosas que llaman la atención y se cogen a ver que tal resultan. Si quieren alguna recomendación o sugerencia, mencionaré para no agobiarles sólo dos títulos que he leído hace poco y que son muy interesantes, además en este caso de autores españoles. Como novela, prueben FIN, de David Monteagudo, una novela sorprendente, con una trama tan nimia y vacía como atrayente, y que alcanza un grado de suspense e intriga muy elevado. Como libro de ensayo, ¿Mercado o Estado? de Ediciones Deusto. Un libro breve de sencilla lectura escrita a dos manos por Jordi Sevilla y Lorenzo Bernardo de Quirós. Desde una perspectiva socialdemócrata y enfrente la liberal se analiza la crisis por la que pasa la economía mundial y al española, qué hemos hecho bien, qué hemos hecho mal y cómo podemos salir de esta. Además este libro tiene el valor de presentar dos posturas enfrentadas, que comparten algunos diagnósticos y puntos de vista, pero difieren mucho en sus planteamientos, opciones de salida y tareas a realizar. Como ejercicio de debate es una “rara avis” en el mediocre panorama intelectual español y un meritorio ejercicio por parte de sus dos autores, que demuestran la validez y el valor del debate, la confrontación de ideas y el pensamiento, eso tan bonito que en el fondo es uno de los homenajeados en este día de los libros, y que tan poco cultivamos y tanto despreciamos a lo largo de todo el año.
No quiero acabar la entrada de hoy sin referirme a un gran autor que nos ah dejado esta semana sin que haya recibido la atención de los medios. Manuel Fernández Álvarez, uno de los mejores historiadores de España, murió el Lunes a los ochenta y nueva años. Especialista en la historia de la España de los Austrias, sus trabajos sobre Carlos I, Felipe II, la Princesa de Éboli y otros monarcas son clásicos absolutos. Su último libro, España, biografía de una nación, es de este mismo año 2010. Trabajó hasta el final y nos enseñó hasta que no pudo más. Sea en su homenaje las rosas y hojas impresas que hoy se distribuyan por las calles. Que lo disfruten.
jueves, abril 22, 2010
Tratando de hacer saltar la banca
Ayer la bolsa se dio un castañazo, cayó el ibex35 algo más del 2% en unas sesión de nervios ante el problema griego que no se soluciona y las posibilidades de su extensión, y de paso mis renovables se hundieron un poco más. Hace una semana el Ibex subía y parecía que las ganancias empezaban a controlar el parqué hasta que el Viernes la SEC, el organismo regulador de la bolsa en Estado Unidos, acusó a Goldman Sachs, el mayor banco de inversión del mundo, de prácticas ilegales, lo que hizo caer los índices y abrió el suelo a los accionistas de medio mundo. Otra ilegalidad más.....
Ya he hablado aquí alguna vez de Goldman Sachs, una de las mayores empresas financieras del mundo, y sospecho que la más poderosa, no sólo por la cantidad de dinero que tiene, sino porque ha sabido colocar a directivos suyos en puestos estratégicos de control de la política en Estado Unidos y en otros organismos internacionales. Es curioso que haya sido esa entidad la que ha salido más fortalecida del derrumbe de la banca de inversión estadounidense. De hecho es la única que no ha quebrado o ha sido absorbida por otra entidad. No. Goldman reina en medio del desastre, y ahora la SEC va contra el acusándole de estafa financiera a través de unos productos muy complicados que mejor no explico aquí para que no se mareen. ¿Por qué ha delinquido presuntamente Goldman? La teoría común nos diría que porque han sido los más profesionales, eficientes y listos, y desde luego tontos no han sido, pero pese ha ello han cometido errores en la valoración de activos en un mercado convulso y complejo. Otra versión es la que señala la presencia de un tonto útil, un empleado o grupúsculo de ellos que operaba de manera ilegal a espaldas de la entidad, pero aprovechándose de ella. El nombre que ha saltado a los medios como cabeza de turco en este caso se llama Fabrice Tourre, y varios artículos relatan su peripecia. Mi opinión es que este joven de nombre francés puede haber cometido delitos y estafas de manera individualizada, pero él no es el culpable de la situación, porque como muy bien relata este denso pero obligatorio artículo la acusación contra Goldman Sachs no es sino otra, una más de las muchas que se han hecho a entidades financieras de todo pelaje que, en los años de bonanza hicieron lo que les dio la gana, vendieron lo que quisieron, fueran activos correctos o simples basuras empaquetas, a precios de oro, convencieron a miles de incautos y grandes empresas y gobiernos y todo tipo de agentes de la seguridad de unas inversiones complejas en la que lo único seguro era que al final eran los bancos de inversión los que ganaban. En el fondo durante unos años Wall Street ha funcionado como un inmenso casino, el mayor del mundo, en el que las apuestas han ido subiendo a medida que los índices se disparaban, en el que las empresas no lograban financiarse y en el que algunos, entre ellos Goldman Sachs, han jugado a ser los reyes de la mesa, los que controlaban las cartas, fichas y bolas, las trucaban y trataban de hacer saltar la banca, compuesta en este caso por todos los ahorradores de distinto pelaje que acudían a la llamada del beneficio rápido y sencillo. En España ha sucedido exactamente lo mismo, a nuestra escala, y no son la inmobiliaria de la esquina ni el gigante Goldman sólo los causantes del problema, ni la enfermedad, sino uno de sus mayores síntomas.
La enfermedad, como siempre dice Leopoldo Abadía, es la falta de decencia. Las ganancias rápidas, inmensas y sin esfuerzo conseguidas mediante exóticos productos financieros volvieron loco a todo el mundo, han generado un mar de deuda de todo tipo que amenaza con sepultarnos y han provocado un desastre que no hace más que generar olas que arrojan a las playas restos del naufragio y chapapote. Ayer, bancos de inversión e inmobiliarias, o Grecia, mañana quién sabe, y esperemos que no seamos nosotros mismos los que acabemos en las arenas de esa ficticia playa. Parece una moraleja bíblica, pero la indecencia se acaba pagando, y cuanto más tarde, más gravemente.
Ya he hablado aquí alguna vez de Goldman Sachs, una de las mayores empresas financieras del mundo, y sospecho que la más poderosa, no sólo por la cantidad de dinero que tiene, sino porque ha sabido colocar a directivos suyos en puestos estratégicos de control de la política en Estado Unidos y en otros organismos internacionales. Es curioso que haya sido esa entidad la que ha salido más fortalecida del derrumbe de la banca de inversión estadounidense. De hecho es la única que no ha quebrado o ha sido absorbida por otra entidad. No. Goldman reina en medio del desastre, y ahora la SEC va contra el acusándole de estafa financiera a través de unos productos muy complicados que mejor no explico aquí para que no se mareen. ¿Por qué ha delinquido presuntamente Goldman? La teoría común nos diría que porque han sido los más profesionales, eficientes y listos, y desde luego tontos no han sido, pero pese ha ello han cometido errores en la valoración de activos en un mercado convulso y complejo. Otra versión es la que señala la presencia de un tonto útil, un empleado o grupúsculo de ellos que operaba de manera ilegal a espaldas de la entidad, pero aprovechándose de ella. El nombre que ha saltado a los medios como cabeza de turco en este caso se llama Fabrice Tourre, y varios artículos relatan su peripecia. Mi opinión es que este joven de nombre francés puede haber cometido delitos y estafas de manera individualizada, pero él no es el culpable de la situación, porque como muy bien relata este denso pero obligatorio artículo la acusación contra Goldman Sachs no es sino otra, una más de las muchas que se han hecho a entidades financieras de todo pelaje que, en los años de bonanza hicieron lo que les dio la gana, vendieron lo que quisieron, fueran activos correctos o simples basuras empaquetas, a precios de oro, convencieron a miles de incautos y grandes empresas y gobiernos y todo tipo de agentes de la seguridad de unas inversiones complejas en la que lo único seguro era que al final eran los bancos de inversión los que ganaban. En el fondo durante unos años Wall Street ha funcionado como un inmenso casino, el mayor del mundo, en el que las apuestas han ido subiendo a medida que los índices se disparaban, en el que las empresas no lograban financiarse y en el que algunos, entre ellos Goldman Sachs, han jugado a ser los reyes de la mesa, los que controlaban las cartas, fichas y bolas, las trucaban y trataban de hacer saltar la banca, compuesta en este caso por todos los ahorradores de distinto pelaje que acudían a la llamada del beneficio rápido y sencillo. En España ha sucedido exactamente lo mismo, a nuestra escala, y no son la inmobiliaria de la esquina ni el gigante Goldman sólo los causantes del problema, ni la enfermedad, sino uno de sus mayores síntomas.
La enfermedad, como siempre dice Leopoldo Abadía, es la falta de decencia. Las ganancias rápidas, inmensas y sin esfuerzo conseguidas mediante exóticos productos financieros volvieron loco a todo el mundo, han generado un mar de deuda de todo tipo que amenaza con sepultarnos y han provocado un desastre que no hace más que generar olas que arrojan a las playas restos del naufragio y chapapote. Ayer, bancos de inversión e inmobiliarias, o Grecia, mañana quién sabe, y esperemos que no seamos nosotros mismos los que acabemos en las arenas de esa ficticia playa. Parece una moraleja bíblica, pero la indecencia se acaba pagando, y cuanto más tarde, más gravemente.
miércoles, abril 21, 2010
Lo que el volcán ha enseñado
Parece que poco a poco vuelve la normalidad al espacio aéreo de Europa. Para esta noche ya estaban abiertos los aeropuertos del Reino Unido y sólo quedan restricciones en Dinamarca, Suecia y otras áreas de la zona escandinava. Pese a ello la normalidad tardará días en volver porque todas las rutas de viaje están descolocadas, los aviones que las cubren yacen en aeropuertos distintos y hay una cola de pasajeros que se deben movilizar inmensa. El tapón se irá deshaciendo, pero costará aún mucho tiempo que todo sea como antes.
Lo que nos ha mostrado esta repentina y sorprendente erupción es nuestra fragilidad. La sociedad humana cada vez es más grande, compleja y desarrollada, y esto entre otras cosas implica que cada vez se necesitan más recurso para gestionarla. Es curioso este artículo en el que muestra como durante esta semana hemos vuelto noventa años hacia a tras en el tiempo, a cuando no había aviones, y el resultado ha sido muy duro. El aumento de la complejidad de nuestras vidas nos da un enorme abanico de alternativas y posibilidades, pero también hace que aumente el riesgo de que surja un problema en uno de esos ámbitos que contamine al resto y provoque un colapso. El parón aéreo ha colapsado la vida de millones de personas, ha trastocado sus planes y ha impedido el funcionamiento de cosas que siempre lo hacen, que se dan por supuestas, pero que a la hora de la verdad pueden fallar, como en este caso ha sucedido. Nos ha mostrado lo pequeños que somos los humanos ante la dimensión del planeta en el que vivimos, y como toda nuestra tecnología y soberbia se puede convertir en nada si un volcán de entre los cintos que existen se decide a ponerse en marcha, y unos vientos llevan sus cenizas no hacia sitios vacíos y desérticos, sino a la rica Europa. Una cura de humildad nunca viene nada mal, aunque tenga que ser mediante una medicina tan dolorosa como esta sobredosis de ceniza que nos hemos tragado. Y es que uno de los problemas en los que suelo detenerme a menudo en mis pensamientos y que me preocupa, (y sí, ya se que debieran hacerlo otras cosas), es todo lo que se necesita para que lo que suponemos como normal lo siga siendo, y lo frágil que puede llegar a serlo en un momento dado. Una de las cosas más bonitas que tiene mi día a día es la vista de mi ventana, con gran parte de Madrid y la zona sur de la comunidad a mis pies. Cientos de hectáreas, miles de edificios, millones de personas moviéndose, trabajando, viviendo, haciendo cosas todos los días, como piezas de una maquinaria llamada ciudad, de una complejidad desbordante, que deben estar perfectamente engrasadas para que no suceda ningún problema. Si una línea de metro se estropea empieza haber un movimiento de viajeros perdidos por el sistema y se atrofia, si una calle se corta sorpresivamente por un accidente el problema se traslada a las calles anexas y se empieza a formar una congestión. No hay leyes claras, aunque si intuiciones matemáticas, sobre como se desarrollan y crecen estos momentos de congestión, y una de sus características parece ser la de poseer puntos de ruptura, momentos en los que, en pocos instantes, el problema degenera en colapso, la grieta se parte y todo se para. Esto es lo que ha sucedido esta semana con gran parte de la vida de Europa.
Y en este caso debemos dar gracias que ha sido por motivos naturales. ¿Qué sucedería en caso de un intento de colapsar una ciudad por parte de unos terroristas? ¿Sería posible en l práctica? Descontando el hecho de una destrucción física masiva, sólo se me ocurre de golpe un elemento cuya falta colapsaría muy rápidamente todos los recursos de nuestra vida diaria y nos abocaría a un desastre. El apagón. Una interrupción del suministro eléctrico global de una ciudad generaría el caos absoluto en sus transportes, viviendas, negocios, comunicaciones... ¿Sería así? ¿Somos tan débiles y dependientes de la luz? Mejor no comprobarlo.
Lo que nos ha mostrado esta repentina y sorprendente erupción es nuestra fragilidad. La sociedad humana cada vez es más grande, compleja y desarrollada, y esto entre otras cosas implica que cada vez se necesitan más recurso para gestionarla. Es curioso este artículo en el que muestra como durante esta semana hemos vuelto noventa años hacia a tras en el tiempo, a cuando no había aviones, y el resultado ha sido muy duro. El aumento de la complejidad de nuestras vidas nos da un enorme abanico de alternativas y posibilidades, pero también hace que aumente el riesgo de que surja un problema en uno de esos ámbitos que contamine al resto y provoque un colapso. El parón aéreo ha colapsado la vida de millones de personas, ha trastocado sus planes y ha impedido el funcionamiento de cosas que siempre lo hacen, que se dan por supuestas, pero que a la hora de la verdad pueden fallar, como en este caso ha sucedido. Nos ha mostrado lo pequeños que somos los humanos ante la dimensión del planeta en el que vivimos, y como toda nuestra tecnología y soberbia se puede convertir en nada si un volcán de entre los cintos que existen se decide a ponerse en marcha, y unos vientos llevan sus cenizas no hacia sitios vacíos y desérticos, sino a la rica Europa. Una cura de humildad nunca viene nada mal, aunque tenga que ser mediante una medicina tan dolorosa como esta sobredosis de ceniza que nos hemos tragado. Y es que uno de los problemas en los que suelo detenerme a menudo en mis pensamientos y que me preocupa, (y sí, ya se que debieran hacerlo otras cosas), es todo lo que se necesita para que lo que suponemos como normal lo siga siendo, y lo frágil que puede llegar a serlo en un momento dado. Una de las cosas más bonitas que tiene mi día a día es la vista de mi ventana, con gran parte de Madrid y la zona sur de la comunidad a mis pies. Cientos de hectáreas, miles de edificios, millones de personas moviéndose, trabajando, viviendo, haciendo cosas todos los días, como piezas de una maquinaria llamada ciudad, de una complejidad desbordante, que deben estar perfectamente engrasadas para que no suceda ningún problema. Si una línea de metro se estropea empieza haber un movimiento de viajeros perdidos por el sistema y se atrofia, si una calle se corta sorpresivamente por un accidente el problema se traslada a las calles anexas y se empieza a formar una congestión. No hay leyes claras, aunque si intuiciones matemáticas, sobre como se desarrollan y crecen estos momentos de congestión, y una de sus características parece ser la de poseer puntos de ruptura, momentos en los que, en pocos instantes, el problema degenera en colapso, la grieta se parte y todo se para. Esto es lo que ha sucedido esta semana con gran parte de la vida de Europa.
Y en este caso debemos dar gracias que ha sido por motivos naturales. ¿Qué sucedería en caso de un intento de colapsar una ciudad por parte de unos terroristas? ¿Sería posible en l práctica? Descontando el hecho de una destrucción física masiva, sólo se me ocurre de golpe un elemento cuya falta colapsaría muy rápidamente todos los recursos de nuestra vida diaria y nos abocaría a un desastre. El apagón. Una interrupción del suministro eléctrico global de una ciudad generaría el caos absoluto en sus transportes, viviendas, negocios, comunicaciones... ¿Sería así? ¿Somos tan débiles y dependientes de la luz? Mejor no comprobarlo.
martes, abril 20, 2010
El volcán económico
A parte de los inmensos disturbios personales, la erupción del volcán islandés está suponiendo un desastre económico, y entre otras cosas está enseñando al común de los mortales el fundamento de la teoría del valor. ¿Cuánto vale una cosa? Pues depende, principalmente, de su abundancia y su necesidad en un momento dado del tiempo. Si sobra y no la necesitamos pagaremos poco por ella, pero si es muy escasa y la necesitamos urgentemente estaremos dispuestos a pagar lo que sea, y como en todo, hay extremos.
Y la combinación de aeropuertos cerrados y tener que volví a casa “como sea” provoca que los precios de los transportes alternativos se disparen. Ha habido muchos reportajes sobre lo que la gente está pagando por ir en taxi desde Madrid hasta el centro de Europa, en tarifas que no bajan de los 1.800 euros a París. ¿Es esto abusivo? No, pero sí un buen ejemplo del dicho de A río revuelto, ganancia de pescadores. Si tuviese coche me pensaría lo de plantarme en la puerta de Barajas y sondear el mercado de ingleses y alemanes que allí estén tirados, porque yo en un mes gano menos que lo que supone ese viaje. Es cierto que hay que pagar gasolina, y los peajes se negocian entre el viajero y conductor, pero si se oferta el viaje es porque es rentable y compensa el palo de la ida y vuelta, no tengan dudas. Otra vertiente económica es la de la pérdidas inmensas que están sufriendo las aerolíneas, y de ellas han surgido voces que acusan a las autoridades de haber sido demasiado estrictos prohibiendo los vuelos por completo. Para intentar evitar en lo posible costes asociados a vuelos difíciles de realizar las aerolíneas están optando por suspenderlos directamente, evitando así el pago de hoteles y alojamientos, cuyos precios son de por sí caros y que me supongo estarán subiendo ante la demanda extra de personas que se han quedado tiradas por ahí. En este caso, y hay pocos precedentes, tengo que unirme a las palabras del Ministro de Fomento José Blanco. La histeria de las compañías es comprensible y lógica, pero garantizar la máxima seguridad posible es prioritario. Dios no lo quiera, pero supongamos que hoy o mañana se abre una zona del cielo restringida, vuela un avión con pasajeros por ella, se encuentra con trazas de la nube y se estrella. ¿Qué hacemos? En la piel de ningún ministro de Fomento de Europa cabe la posibilidad de afrontar un suceso semejante. No me imagino la reacción de los familiares de los fallecidos ante las compañías, autoridades y demás elementos del mundo aéreo. Los riesgos a los que se enfrenta un avión en esta coyuntura son muy graves, como bien lo cuenta este artículo, y esto no es un juego. Las autoridades europeas han reaccionado muy tarde, dejando pasar un fin de semana de descanso inmerecido, y las aerolíneas se ponen cada vez más a la defensiva ante las dimensiones del desastre, pero aquí la última palabra la tienen los técnicos, especialmente vulcanólogos y meteorólogos, y también los pilotos, que en algún caso poseen la experiencia de enfrentarse a algo así y no les gusta nada, nada, nada. El piloto entrevistado ayer se refería a unas imágenes de un caza de la OTAN que había pasado estos días por la nube y TVE no las quiso enseñar. Vean, vean, y opinen.....
Oía ayer por la noche a un tertuliano decir que no entendía como a estas alturas de siglo la erupción de un volcán podía causar semejante caos. La verdad es que este señor puede que fuera un experto en vericuetos judiciales sobre el Constitucional, lo que también tiene su mérito, pero ponía de manifiesto su total desconocimiento sobre física y geología. Un volcán es bastante impredecible, como el tiempo atmosférico, y su evolución debe seguirse minuto a minuto para intuir hacia donde va. Este desconocimiento, vanidad si se me permite, es una de las cosas que la ceniza islandesa, lejos de cubrir, muestra más a las claras.
Y la combinación de aeropuertos cerrados y tener que volví a casa “como sea” provoca que los precios de los transportes alternativos se disparen. Ha habido muchos reportajes sobre lo que la gente está pagando por ir en taxi desde Madrid hasta el centro de Europa, en tarifas que no bajan de los 1.800 euros a París. ¿Es esto abusivo? No, pero sí un buen ejemplo del dicho de A río revuelto, ganancia de pescadores. Si tuviese coche me pensaría lo de plantarme en la puerta de Barajas y sondear el mercado de ingleses y alemanes que allí estén tirados, porque yo en un mes gano menos que lo que supone ese viaje. Es cierto que hay que pagar gasolina, y los peajes se negocian entre el viajero y conductor, pero si se oferta el viaje es porque es rentable y compensa el palo de la ida y vuelta, no tengan dudas. Otra vertiente económica es la de la pérdidas inmensas que están sufriendo las aerolíneas, y de ellas han surgido voces que acusan a las autoridades de haber sido demasiado estrictos prohibiendo los vuelos por completo. Para intentar evitar en lo posible costes asociados a vuelos difíciles de realizar las aerolíneas están optando por suspenderlos directamente, evitando así el pago de hoteles y alojamientos, cuyos precios son de por sí caros y que me supongo estarán subiendo ante la demanda extra de personas que se han quedado tiradas por ahí. En este caso, y hay pocos precedentes, tengo que unirme a las palabras del Ministro de Fomento José Blanco. La histeria de las compañías es comprensible y lógica, pero garantizar la máxima seguridad posible es prioritario. Dios no lo quiera, pero supongamos que hoy o mañana se abre una zona del cielo restringida, vuela un avión con pasajeros por ella, se encuentra con trazas de la nube y se estrella. ¿Qué hacemos? En la piel de ningún ministro de Fomento de Europa cabe la posibilidad de afrontar un suceso semejante. No me imagino la reacción de los familiares de los fallecidos ante las compañías, autoridades y demás elementos del mundo aéreo. Los riesgos a los que se enfrenta un avión en esta coyuntura son muy graves, como bien lo cuenta este artículo, y esto no es un juego. Las autoridades europeas han reaccionado muy tarde, dejando pasar un fin de semana de descanso inmerecido, y las aerolíneas se ponen cada vez más a la defensiva ante las dimensiones del desastre, pero aquí la última palabra la tienen los técnicos, especialmente vulcanólogos y meteorólogos, y también los pilotos, que en algún caso poseen la experiencia de enfrentarse a algo así y no les gusta nada, nada, nada. El piloto entrevistado ayer se refería a unas imágenes de un caza de la OTAN que había pasado estos días por la nube y TVE no las quiso enseñar. Vean, vean, y opinen.....
Oía ayer por la noche a un tertuliano decir que no entendía como a estas alturas de siglo la erupción de un volcán podía causar semejante caos. La verdad es que este señor puede que fuera un experto en vericuetos judiciales sobre el Constitucional, lo que también tiene su mérito, pero ponía de manifiesto su total desconocimiento sobre física y geología. Un volcán es bastante impredecible, como el tiempo atmosférico, y su evolución debe seguirse minuto a minuto para intuir hacia donde va. Este desconocimiento, vanidad si se me permite, es una de las cosas que la ceniza islandesa, lejos de cubrir, muestra más a las claras.
lunes, abril 19, 2010
Catástrofe aérea
Si el Jueves lo de la nube de cenizas volcánica era una curiosa anécdota que causaba disturbios y el Viernes era todo un problema, a lo largo del fin de semana el desastre organizado por el volcán islandés ha adquirido proporciones dantescas, por poner un término ligado al infierno ardiente. Ha alterado el funcionamiento de todos los aeropuertos de Europa, ha cancelado miles de viajes y reuniones y ha puesto de rodillas a todo el sistema de transporte y comunicaciones físicas de la rica Europa. El espectáculo es desolador.
Soy afortunado porque no me ha tocado sufrir en persona este fenómeno, y de mis allegados sólo uno ha tenido que darse varia vueltas por el aeropuerto en espera de la llegada de sus padres, que finalmente lograron volver en el mismo día en el que estaba previsto, así visto lo visto tuvieron suerte. Sin embargo ahora mismo hay cientos de miles de personas que no están donde debieran, todos en contra de su voluntad y sin medios para salir de su encierro, con forma de moderna caja de cristal llamada aeropuerto. Para aquellos que no han podido partir en viajes de negocios o turismo es un fastidio enorme, pero el peor problema lo poseen quienes no pueden regresar de su viaje, porque mientras que los primeros, enfadados y resignados, pueden volver a sus casas, los segundos no tiene a donde ir. Los hoteles están saturados por todas partes, hay gente durmiendo en las terminales desde hace días y los medios de transporte alternativos dan hasta donde es posible, pero no más allá. Estos días se han contado muchas historias de personas que han cogido un taxi en Madrid o Barcelona destino a centroeuropa. A un precio de 1,18 euros el kilómetro, la tarifa Madrid Parías sale en torno a los 1.800 euros, el viaje a Dinamarca supera los 3.000 y Bruselas y Alemania no bajan de los 2.000 euros, cifras de impacto. Incluso ayer, con el cierre del aeropuerto del Prat de Barcelona, y ante la inexistencia de coches de alquiler, se contaban casos de nórdicos que trataban de comprar coches de segunda mano para ir con ellos a sus países, porque les salía más barato que el taxi. Esto me recordaba a esas películas de catástrofes en las que los millonarios compran su salvación a golpe de billetes mientras que los que no pueden pagarlo quedan a merced de los elementos. Una historia alucinante, en la que no sólo hay ejecutivos y jóvenes de turismo, no. También hay familias con niños, personas mayores, impedidos, minusválidos, gente que tiene miedo a volar, los que lo han hecho por primera vez, viajeros por motivos luctuosos, tipo funeral, reencuentros tras años de distancia, citas planeadas con mucha antelación y con mayor sentimiento... todo destruido por la ceniza del volcán islandés. Probablemente no se haya visto un volumen así de refugiados dese la época de la Segunda Guerra Mundial. El desastre financiero para las aerolíneas es inmenso, y apara miles de empresas, negocios y comercios. Se están perdiendo millones de horas de trabajo, cadenas logísticas que se han ido a la porra y productos almacenados que no logran salir ni llegar a su destino. Piensen que nosotros tenemos carreteras para salir, pero en el caso del Reino Unido el ser una isla les está poniendo en jaque. Hoy la Unión europea, con bastante retraso, tiene convocada una reunión de urgencia para decidir si se abren algunos cielos en función de las pruebas realizadas este fin de semana. Veremos a ver si es seguro.
De entre las historias de este fin de semana una de las más curiosas es la de los pasajeros en tránsito, persona que proceden por ejemplo de Estados Unidos y viajan a, pongamos, Jordania, vía Madrid. Han legado a la escala intermedia pero no pueden salir porque el segundo vuelo no despega, y como no poseen visado para Europa no pueden abandonar la zona de tránsito de la terminal. Cientos de viajeros se acumulan desde hace días en esas zonas de tránsito, pensadas para pasar unas horas, que se han convertido en campamentos de refugiados del primer mundo. La de historias que habrá en medio de semejante caos.
Soy afortunado porque no me ha tocado sufrir en persona este fenómeno, y de mis allegados sólo uno ha tenido que darse varia vueltas por el aeropuerto en espera de la llegada de sus padres, que finalmente lograron volver en el mismo día en el que estaba previsto, así visto lo visto tuvieron suerte. Sin embargo ahora mismo hay cientos de miles de personas que no están donde debieran, todos en contra de su voluntad y sin medios para salir de su encierro, con forma de moderna caja de cristal llamada aeropuerto. Para aquellos que no han podido partir en viajes de negocios o turismo es un fastidio enorme, pero el peor problema lo poseen quienes no pueden regresar de su viaje, porque mientras que los primeros, enfadados y resignados, pueden volver a sus casas, los segundos no tiene a donde ir. Los hoteles están saturados por todas partes, hay gente durmiendo en las terminales desde hace días y los medios de transporte alternativos dan hasta donde es posible, pero no más allá. Estos días se han contado muchas historias de personas que han cogido un taxi en Madrid o Barcelona destino a centroeuropa. A un precio de 1,18 euros el kilómetro, la tarifa Madrid Parías sale en torno a los 1.800 euros, el viaje a Dinamarca supera los 3.000 y Bruselas y Alemania no bajan de los 2.000 euros, cifras de impacto. Incluso ayer, con el cierre del aeropuerto del Prat de Barcelona, y ante la inexistencia de coches de alquiler, se contaban casos de nórdicos que trataban de comprar coches de segunda mano para ir con ellos a sus países, porque les salía más barato que el taxi. Esto me recordaba a esas películas de catástrofes en las que los millonarios compran su salvación a golpe de billetes mientras que los que no pueden pagarlo quedan a merced de los elementos. Una historia alucinante, en la que no sólo hay ejecutivos y jóvenes de turismo, no. También hay familias con niños, personas mayores, impedidos, minusválidos, gente que tiene miedo a volar, los que lo han hecho por primera vez, viajeros por motivos luctuosos, tipo funeral, reencuentros tras años de distancia, citas planeadas con mucha antelación y con mayor sentimiento... todo destruido por la ceniza del volcán islandés. Probablemente no se haya visto un volumen así de refugiados dese la época de la Segunda Guerra Mundial. El desastre financiero para las aerolíneas es inmenso, y apara miles de empresas, negocios y comercios. Se están perdiendo millones de horas de trabajo, cadenas logísticas que se han ido a la porra y productos almacenados que no logran salir ni llegar a su destino. Piensen que nosotros tenemos carreteras para salir, pero en el caso del Reino Unido el ser una isla les está poniendo en jaque. Hoy la Unión europea, con bastante retraso, tiene convocada una reunión de urgencia para decidir si se abren algunos cielos en función de las pruebas realizadas este fin de semana. Veremos a ver si es seguro.
De entre las historias de este fin de semana una de las más curiosas es la de los pasajeros en tránsito, persona que proceden por ejemplo de Estados Unidos y viajan a, pongamos, Jordania, vía Madrid. Han legado a la escala intermedia pero no pueden salir porque el segundo vuelo no despega, y como no poseen visado para Europa no pueden abandonar la zona de tránsito de la terminal. Cientos de viajeros se acumulan desde hace días en esas zonas de tránsito, pensadas para pasar unas horas, que se han convertido en campamentos de refugiados del primer mundo. La de historias que habrá en medio de semejante caos.
viernes, abril 16, 2010
Vaya con el efecto mariposa
Cuando hace algunos años se puso de moda hablar de la teoría del caos y de su extraño funcionamiento se hizo muy popular el llamado efecto mariposa, que se describía como el hecho de que el aleteo de las alas de una mariposa en Pekín podía provocar un huracán en Nueva York, haciendo así hincapié en la correlación que existe entre todos los fenómenos y en la importancia de las condiciones híncales de los procesos y en su sensibilidad ante cambios minúsculos. Así expresado el ejemplo parece tonto, pero a veces se da.
Y una de estas la vemos hoy. Resulta que la erupción de un volcán sito bajo un glaciar en Islandia, que llevaba doscientos años descansando, ha generado el mayor caos aéreo de la historia en Europa Occidental. Lo que ayer por la mañana parecía una curiosa anécdota en algunos aeropuertos del norte de Inglaterra y Escocia se fue convirtiendo a lo largo del día en el desastre absoluto. Cierres de terminales en cascada, aterrizajes forzosos, se calcula que unos 5.000 aviones dejaron de volar ayer sobre los cielos del norte y centro de Europa, y se cuentan ahí los vuelos cancelados en otros países, como es el caso de España, que no salieron porque, en muchos casos, no podían llegar a su destino. Es el Reino Unido el país más afectado, el que primero cerró todas sus pistas y en donde parece que así van a seguir durante todo el viernes, día de éxodo de fin de semana, que en otras ciudades como Bruselas o París tampoco se va a poder desarrollar. Impresionaba mucho ver ayer por televisión las columnas de humo negro, cargado de ceniza y vapor de agua, la pinta amenazante que tenían, y la cantidad de mierda que llevaban. En el vídeo de TVE que he enlazado aquí se muestra la noticia del miércoles, momento en el que la erupción, que llevaba ya en marcha algunos días, se descontroló, y provocó riadas por deshielo y el desalojo de muchos turistas y curiosos que se habían ido hasta allí para ver el espectáculo. Lo que no se imaginaba nadie es que todas esas columnas de humo iban a provocar el panorama que hoy se vive en Europa, de cielos cerrados, viajeros desesperados y muy probablemente unas pérdidas económicas enormes para las aerolíneas y otros negocios. Este volcán ha puesto su granito de arena, bueno, mejor de ceniza, para que la crisis económica vuelva a coger un poco de fuelle. Muchos vuelos de turistas del norte de Europa a Canarias y otros destinos de costa mediterránea se han cancelado, y con ellos las reservas, y aún suponiendo que hoy se pudieran abrir las terminales se tardarían algunos días en poder eliminar las listas de espera de pasajeros con embarques pendientes, en desatascar el tapón que se ha organizado y que poco a poco va a perturbar al tráfico aéreo de todo el mundo, al haberse suspendido muchos vuelos trasatlánticos y con Asia. Todo dependerá de hacia donde se mueva la nube, qué zonas invada, cuales abandone y a que velocidad se desplace. De momento la borrasca que tenemos junto al golfo de Cádiz y que nos va a proporcionar un fin de semana gris y lluvioso también nos envía unos vientos del sur que rechazarían el avance de toda esa mierda hasta aquí, por lo que parece probable que no llegue a nuestros cielos. De momento el seguimiento de la mancha lo está proporcionando EUMETSAT, la agencia meteorológica europea. Esta es su web.
También viendo ayer todas esas nubes de ceniza pensé en si van a tener algún efecto en el clima de este verano. Normalmente las erupciones fuertes que arrojan muchas partículas al aire lo enrarecen y provocan más frío de lo habitual. El último efecto de este tipo sentido en todo el mundo fue la erupción del volcán Pinatubo, en Filipinas. Ocasionarán las nubes de basura del glaciar islandés un aumento del frío localizado en Europa en los próximos meses? ¿O sólo pringarán mucho la zona en al que caigan dentro unos días? La respuesta a la segunda pregunta es sí, a la de la primera, quién sabe.
Y una de estas la vemos hoy. Resulta que la erupción de un volcán sito bajo un glaciar en Islandia, que llevaba doscientos años descansando, ha generado el mayor caos aéreo de la historia en Europa Occidental. Lo que ayer por la mañana parecía una curiosa anécdota en algunos aeropuertos del norte de Inglaterra y Escocia se fue convirtiendo a lo largo del día en el desastre absoluto. Cierres de terminales en cascada, aterrizajes forzosos, se calcula que unos 5.000 aviones dejaron de volar ayer sobre los cielos del norte y centro de Europa, y se cuentan ahí los vuelos cancelados en otros países, como es el caso de España, que no salieron porque, en muchos casos, no podían llegar a su destino. Es el Reino Unido el país más afectado, el que primero cerró todas sus pistas y en donde parece que así van a seguir durante todo el viernes, día de éxodo de fin de semana, que en otras ciudades como Bruselas o París tampoco se va a poder desarrollar. Impresionaba mucho ver ayer por televisión las columnas de humo negro, cargado de ceniza y vapor de agua, la pinta amenazante que tenían, y la cantidad de mierda que llevaban. En el vídeo de TVE que he enlazado aquí se muestra la noticia del miércoles, momento en el que la erupción, que llevaba ya en marcha algunos días, se descontroló, y provocó riadas por deshielo y el desalojo de muchos turistas y curiosos que se habían ido hasta allí para ver el espectáculo. Lo que no se imaginaba nadie es que todas esas columnas de humo iban a provocar el panorama que hoy se vive en Europa, de cielos cerrados, viajeros desesperados y muy probablemente unas pérdidas económicas enormes para las aerolíneas y otros negocios. Este volcán ha puesto su granito de arena, bueno, mejor de ceniza, para que la crisis económica vuelva a coger un poco de fuelle. Muchos vuelos de turistas del norte de Europa a Canarias y otros destinos de costa mediterránea se han cancelado, y con ellos las reservas, y aún suponiendo que hoy se pudieran abrir las terminales se tardarían algunos días en poder eliminar las listas de espera de pasajeros con embarques pendientes, en desatascar el tapón que se ha organizado y que poco a poco va a perturbar al tráfico aéreo de todo el mundo, al haberse suspendido muchos vuelos trasatlánticos y con Asia. Todo dependerá de hacia donde se mueva la nube, qué zonas invada, cuales abandone y a que velocidad se desplace. De momento la borrasca que tenemos junto al golfo de Cádiz y que nos va a proporcionar un fin de semana gris y lluvioso también nos envía unos vientos del sur que rechazarían el avance de toda esa mierda hasta aquí, por lo que parece probable que no llegue a nuestros cielos. De momento el seguimiento de la mancha lo está proporcionando EUMETSAT, la agencia meteorológica europea. Esta es su web.
También viendo ayer todas esas nubes de ceniza pensé en si van a tener algún efecto en el clima de este verano. Normalmente las erupciones fuertes que arrojan muchas partículas al aire lo enrarecen y provocan más frío de lo habitual. El último efecto de este tipo sentido en todo el mundo fue la erupción del volcán Pinatubo, en Filipinas. Ocasionarán las nubes de basura del glaciar islandés un aumento del frío localizado en Europa en los próximos meses? ¿O sólo pringarán mucho la zona en al que caigan dentro unos días? La respuesta a la segunda pregunta es sí, a la de la primera, quién sabe.
jueves, abril 15, 2010
La cumbre de Washington
Bien, ya ha tenido lugar la cumbre de Washington a la que me refería hace unos días, en la que se ha tratado de la seguridad nuclear. En medio de las miserias con las que a diario la cutre actualidad nacional llena portadas y titulares esta cumbre ha pasado bastante desapercibida, pero ha sido de gran importancia, aunque su validez en el futuro es muy cuestionable. El acuerdo alcanzado en la misma garantiza, en teoría, un mundo mejor y más seguro, pero está por ver como se podrá cumplir y hasta que punto los países que lo han firmado se sienten vinculados o poseen incentivos para hacerlo. Eso sin contar con Irán.....
Hay que señalar que el objetivo de esta cumbre NO era el de la reducción de los arsenales nucleares. De hecho eran pocos los países entre los más de cuarenta citados a orillas del Potomac que poseen armamento nuclear, empezando por Zapatero y la propia España. El objetivo era el de fortalecer los controles, seguimientos e inspecciones de cara a garantizar la seguridad de los elementos nucleares que posee cada país, con el fin de evitar que ninguno de ellos caiga en manos terroristas. En este sentido la frase que los medios han señalado a Obama es muy cierta. No deja de ser paradójico que el riesgo de una guerra nuclear entre países esté en su punto más bajo desde que se crearon estas armas pero, a la vez, crece cada día la posibilidad de que organismos no estatales se hagan con elementos nucleares y o bien los hagan detonar (bomba clásica de mayor o menor potencia) o los dispersen (la llamada bomba sucia). Es muy poco probable que esto suceda en el corto plazo, pero el tiempo juega a favor de que se de, y de producirse el impacto mundial de una acto así sería estremecedor, generando una ola de pánico difícil de calcular. Así, los países que se han reunido en Washington ha acordado aumentar al seguridad de los protocolos de vigilancia de sus instalaciones nucleares, civiles y militares, y de sus materiales “sensibles”, pero el problema de este acuerdo es que, por así decirlo, no tiene dientes. Si en un país inestable, pongamos el caso típico de Pakistán, acaba sucediendo un caso de fuga de material nuclear, o de tecnología atómica hacia un grupúsculo de Al Queda, cómo sancionamos a Pakistán? ¿Cómo controlamos en la práctica que eso no se de allí o en otra ex república soviética, que posea controles y centros militares en estado de abandono? Una de las vías acordadas es la de aumentar las competencias y capacidades de la Organización Internacional parta la Energía Atómica, pero el caso reciente de Irak demuestra que este tipo de organismos supranacionales pueden ser “toreados” por los países en función de sus intereses. Recordemos que no son necesarios demasiados kilos de Uranio muy enriquecido como para crear una bomba, y si el caso iraní demuestra que lleva su tiempo enriquecerlos es mucho más rápido comprarlos o hacerse con ellos. Pero un efecto similar tendría una bomba sucia. Si esparcimos radioactividad en una zona habitada, aunque no generemos destrozos físicos, provocaremos igual conmoción social y daños económicos al tener que descontaminarla, aislarla o quién sabe si abandonarla. Por lo tanto es mucho lo que está en juego en torno a este asunto y muy importante que esos controles reforzados se impongan y se respeten.
Lo que también ha sobrevolado toda la cumbre ha sido.... Irán. Obama ha usado la reunión para engrasar con Rusia y China u nuevo paquete de sanciones para intentar frenar el ansia de los Ayatolás de hacerse con la bomba, y parece que ha conseguido acuerdos de cara a resoluciones en la ONU, pero me da que Irán va demasiado deprisa, y de aquí a un par de años puede ser capaz de tener el uranio en cantidad y calidad suficiente como para montar una o varias bombas. ¿Y entonces, qué haremos? Seguimos dando vueltas a este asunto, que no deja de empeorar, y no logramos avances de ningún tipo.
Hay que señalar que el objetivo de esta cumbre NO era el de la reducción de los arsenales nucleares. De hecho eran pocos los países entre los más de cuarenta citados a orillas del Potomac que poseen armamento nuclear, empezando por Zapatero y la propia España. El objetivo era el de fortalecer los controles, seguimientos e inspecciones de cara a garantizar la seguridad de los elementos nucleares que posee cada país, con el fin de evitar que ninguno de ellos caiga en manos terroristas. En este sentido la frase que los medios han señalado a Obama es muy cierta. No deja de ser paradójico que el riesgo de una guerra nuclear entre países esté en su punto más bajo desde que se crearon estas armas pero, a la vez, crece cada día la posibilidad de que organismos no estatales se hagan con elementos nucleares y o bien los hagan detonar (bomba clásica de mayor o menor potencia) o los dispersen (la llamada bomba sucia). Es muy poco probable que esto suceda en el corto plazo, pero el tiempo juega a favor de que se de, y de producirse el impacto mundial de una acto así sería estremecedor, generando una ola de pánico difícil de calcular. Así, los países que se han reunido en Washington ha acordado aumentar al seguridad de los protocolos de vigilancia de sus instalaciones nucleares, civiles y militares, y de sus materiales “sensibles”, pero el problema de este acuerdo es que, por así decirlo, no tiene dientes. Si en un país inestable, pongamos el caso típico de Pakistán, acaba sucediendo un caso de fuga de material nuclear, o de tecnología atómica hacia un grupúsculo de Al Queda, cómo sancionamos a Pakistán? ¿Cómo controlamos en la práctica que eso no se de allí o en otra ex república soviética, que posea controles y centros militares en estado de abandono? Una de las vías acordadas es la de aumentar las competencias y capacidades de la Organización Internacional parta la Energía Atómica, pero el caso reciente de Irak demuestra que este tipo de organismos supranacionales pueden ser “toreados” por los países en función de sus intereses. Recordemos que no son necesarios demasiados kilos de Uranio muy enriquecido como para crear una bomba, y si el caso iraní demuestra que lleva su tiempo enriquecerlos es mucho más rápido comprarlos o hacerse con ellos. Pero un efecto similar tendría una bomba sucia. Si esparcimos radioactividad en una zona habitada, aunque no generemos destrozos físicos, provocaremos igual conmoción social y daños económicos al tener que descontaminarla, aislarla o quién sabe si abandonarla. Por lo tanto es mucho lo que está en juego en torno a este asunto y muy importante que esos controles reforzados se impongan y se respeten.
Lo que también ha sobrevolado toda la cumbre ha sido.... Irán. Obama ha usado la reunión para engrasar con Rusia y China u nuevo paquete de sanciones para intentar frenar el ansia de los Ayatolás de hacerse con la bomba, y parece que ha conseguido acuerdos de cara a resoluciones en la ONU, pero me da que Irán va demasiado deprisa, y de aquí a un par de años puede ser capaz de tener el uranio en cantidad y calidad suficiente como para montar una o varias bombas. ¿Y entonces, qué haremos? Seguimos dando vueltas a este asunto, que no deja de empeorar, y no logramos avances de ningún tipo.
miércoles, abril 14, 2010
Cuatro ponentes y un triunfador
Ayer por la tarde tuve al oportunidad de asistir como público al debate sobre la crisis que organizó la Fundación Canal en sus instalaciones de Plaza de Castilla. Moderado pro Carlos Rodríguez Braun, famosos economista, aunque esta expresión sea rara en si misma, los participantes fueron Antonio Beteta, Consejero de Economía de la Comunidad de Madrid, Emilio Ontiveros, otro economista famoso y de prestigio, Jordi Sevilla, ex ministro socialista y entre otras cosas, verso suelto del PSOE y Leopoldo Abadía, uno de los mayores, y más certeros gurús de la economía y sociedad de nuestro tiempo.
Presento el acto Esperanza Aguirre, sí, sí, al misma, la ví en persona, y al menos el discurso lo hizo bien. Desde luego la señora tiene empaque, empezando porque ni se tropezó ni cayó desde los tacones sobre los que se elevaba, lo que tenía su mérito. Ya metidos en harina, fueron Sevilla y Ontiveros los que se centraron más en al coyuntura económica desde un punto de vista técnico, dado que Beteta ejerció de político y en sus intervenciones trató de arrimar el ascua a su sardina y de paso zurrarle lo más posible al gobierno de Zapatero. Ninguno de ellos se atrevió a dar soluciones estrictas a la crisis, ni a asegurar que estamos en la salida de la misma. Sí hubo un cierto consenso en señalar que hemos tocado fondo, que no vamos a bajar más, y que muy probablemente la recuperación que está empezando a producirse es débil, frágil e inestable, y que de consolidarse no generará lo que se conoce como una salida en V (caída rápida y profunda, salida rápida) sino una L o U, caída rápida y bastante tiempo en el fondo. Abadía centró sus intervenciones en dos pilares básicos, y muy obvios, pero olvidados. Uno es que el empleo lo crean las empresas, no los gobiernos, por lo que todas las medidas que se pongan en marcha deben servir para estimular y ayudar a las empresas, y ese debe ser el único criterio para medirlas. Cuanto más les ayuden, mejores medidas serán. El otro punto es que esta es una crisis no tanto económica como de decencia. Sí, sí, porque como él dijo y tiene razón, ha habido, y hay, mucha indecencia económica en los agentes económicos, y aquí se engloban a los particulares, empresas, gobiernos, organismos reguladores y todo lo que uno se pueda imaginar. Y si hubo consenso entre los cuatro en señalar que de esta crisis no vamos a salir como entramos, no nos sirve el modelo antiguo, no podremos recurrir a lo conocido y lo fácil para volver a un mundo de crédito barato y excesivo, que es a donde nos ha llevado la situación actual. Este es uno de los pensamientos profundos que repiten muchos expertos, pero que los gobiernos de todo el mundo, y el nuestro como no, no quieren oír, porque se les rompen los esquema para ganar sus próximas citas electorales, y que la sociedad no desea asimilar porque el da miedo, directamente. No se trataron algunos temas candentes, como el de la crisis griega y la situación del euro, aunque las pocas veces que se mencionaron se notaba un exceso de prudencia que yo asocio al temor ante el peligro desconocido. Tampoco los economistas se detuvieron mucho en el panorama político nacional, pero el mensaje común fue que si ante este drama PSOE y PP no pactan es porque PP y PSOE no quieren pactar. Así de triste. Tras más de una hora de comentarios los ponentes recibieron alguna pregunta de los medios de comunicación que se encontraban presentes, muchos, por cierto, y alguna de los que seguían el debate por Internet. Al acabar el acto se ofrecía una copa a los asistentes y público invitado, pero yo allí ya no pintaba nada y no me quedé.
La verdad es que la charla fue interesante, y si hay que reconocer que los ponentes eran todos ellos serios y muy competentes, el premio se lo llevó Abadía. Socarrón, tímido, reconociendo que no sabe muchas cosas (¿cuánta gente oímos al día decir NO SE en los medios?) sus intervenciones provocaron la sonrisa de toso los asistentes, aunque como digo hizo hincapié en el problema de la decencia, uno de los más graves de los que vivimos hoy en día, y que sólo el parece señalar en cada uno de sus artículos y exposiciones. Fue el único que se llevó aplausos y los comentarios a mi alrededor eran del tipo “Joder, este tío tiene toda la razón”. Pues eso.
Presento el acto Esperanza Aguirre, sí, sí, al misma, la ví en persona, y al menos el discurso lo hizo bien. Desde luego la señora tiene empaque, empezando porque ni se tropezó ni cayó desde los tacones sobre los que se elevaba, lo que tenía su mérito. Ya metidos en harina, fueron Sevilla y Ontiveros los que se centraron más en al coyuntura económica desde un punto de vista técnico, dado que Beteta ejerció de político y en sus intervenciones trató de arrimar el ascua a su sardina y de paso zurrarle lo más posible al gobierno de Zapatero. Ninguno de ellos se atrevió a dar soluciones estrictas a la crisis, ni a asegurar que estamos en la salida de la misma. Sí hubo un cierto consenso en señalar que hemos tocado fondo, que no vamos a bajar más, y que muy probablemente la recuperación que está empezando a producirse es débil, frágil e inestable, y que de consolidarse no generará lo que se conoce como una salida en V (caída rápida y profunda, salida rápida) sino una L o U, caída rápida y bastante tiempo en el fondo. Abadía centró sus intervenciones en dos pilares básicos, y muy obvios, pero olvidados. Uno es que el empleo lo crean las empresas, no los gobiernos, por lo que todas las medidas que se pongan en marcha deben servir para estimular y ayudar a las empresas, y ese debe ser el único criterio para medirlas. Cuanto más les ayuden, mejores medidas serán. El otro punto es que esta es una crisis no tanto económica como de decencia. Sí, sí, porque como él dijo y tiene razón, ha habido, y hay, mucha indecencia económica en los agentes económicos, y aquí se engloban a los particulares, empresas, gobiernos, organismos reguladores y todo lo que uno se pueda imaginar. Y si hubo consenso entre los cuatro en señalar que de esta crisis no vamos a salir como entramos, no nos sirve el modelo antiguo, no podremos recurrir a lo conocido y lo fácil para volver a un mundo de crédito barato y excesivo, que es a donde nos ha llevado la situación actual. Este es uno de los pensamientos profundos que repiten muchos expertos, pero que los gobiernos de todo el mundo, y el nuestro como no, no quieren oír, porque se les rompen los esquema para ganar sus próximas citas electorales, y que la sociedad no desea asimilar porque el da miedo, directamente. No se trataron algunos temas candentes, como el de la crisis griega y la situación del euro, aunque las pocas veces que se mencionaron se notaba un exceso de prudencia que yo asocio al temor ante el peligro desconocido. Tampoco los economistas se detuvieron mucho en el panorama político nacional, pero el mensaje común fue que si ante este drama PSOE y PP no pactan es porque PP y PSOE no quieren pactar. Así de triste. Tras más de una hora de comentarios los ponentes recibieron alguna pregunta de los medios de comunicación que se encontraban presentes, muchos, por cierto, y alguna de los que seguían el debate por Internet. Al acabar el acto se ofrecía una copa a los asistentes y público invitado, pero yo allí ya no pintaba nada y no me quedé.
La verdad es que la charla fue interesante, y si hay que reconocer que los ponentes eran todos ellos serios y muy competentes, el premio se lo llevó Abadía. Socarrón, tímido, reconociendo que no sabe muchas cosas (¿cuánta gente oímos al día decir NO SE en los medios?) sus intervenciones provocaron la sonrisa de toso los asistentes, aunque como digo hizo hincapié en el problema de la decencia, uno de los más graves de los que vivimos hoy en día, y que sólo el parece señalar en cada uno de sus artículos y exposiciones. Fue el único que se llevó aplausos y los comentarios a mi alrededor eran del tipo “Joder, este tío tiene toda la razón”. Pues eso.
martes, abril 13, 2010
Houston tiene un problema
Si echamos un poco la vista atrás recordaremos como hace un año televisiones, periódicos y medios en general se volcaron en el cuarenta aniversario de la llegada del hombre a la luna, un 20 de Julio de 1969. Ese vuelo fue histórico, pero quizás el siguiente más famoso de toda la carrera espacial se el de la nave Apolo XIII, la única de las serie entre la XI y la XVII que no llegó a pisar el satélite. De esa misión proviene el famoso “Houston, tenemos un problema” que tanto juego ha dado, y que visto en perspectiva, y dada la vuelta, se ha convertido en el mejor diagnóstico del programa espacial norteamericano.
Hubo mucha suerte en la misión del Apolo XIII para conseguir que los tres astronautas que la componía, Jim Lovell, Fred Haise y Jack Swigert, volvieran sanos y salvos a casa. El cohete lanzador, el saturno V, es el mayor jamás construido, con cerca de 100 metros de altura, pero todo él no es más que un enorme depósito de combustible destinado a llevar a la órbita lunar a la punta del mismo, donde se encuentra el módulo de mando donde están los tres astronautas, el vehículo de alunizaje y el módulo de servicio, en el que se encuentra el oxígeno para respirar, la fuente de energía del módulo de mando y la fuerza necesaria para abandonar la órbita lunar y volver a la tierra. El fallo de ese viaje se dio en el módulo de servicio, y hubo que ingeniárselas desde tierra para lograr convertir al módulo lunar en un habitáculo donde alojar a los tres astronautas para disminuir el gasto de combustible de cara a lograr el retorno, siendo del todo imposible tocar la luna. Los equipos de tierra lograron idear mecanismos de depuración de aire y soporte vital con lo poco que tenían a mano los tripulantes, en algo parecido a lo que luego sería la serie de Macgyver, y finalmente volvieron a casa. La película Apolo XIII, de los noventa, en la que Tom Hanks interpreta al comandante Jim Lovell, está muy bien, a mi entender, y explica de una manera clara y animada todo lo que allí sucedió. A ver si a alguna cadena de televisión se le ocurre programarla en vez de otra edición de Mierdasálvame., por ejemplo. El resto de las misiones Apolo no sufrieron contratiempos y la XVII fue la última que llegó a nuestro satélite. Desde entonces nada de misiones tripuladas lejanas y todo han sido viajes a órbitas muy bajas, 200 – 300 kilómetros de altura, con el uso del trasbordador. Y eso se acaba, porque como muchos sabrán este 2010 se jubila la flota de trasbordadores de la NASA. Cuando vuelva la misión que ahora mismo se encuentra en la estación espacial internacional quedarán, si no me equivoco, sólo dos nuevos lanzamientos. Y los Estados Unidos perderán la posibilidad de poner astronautas en el espacio, hecho novedosos desde la década de los cincuenta del pasado siglo. Sólo los rusos, y parece que en breve los chinos, podrán “subir” gente allá arriba. En años pasados la NASA diseñó unas naves, basadas no en al tecnología pero sí en la filosofía Apolo, que sustituyeran a los trasbordadores, pero la crisis y los recortes presupuestarios parece que han acabado con el programa antes de empezar a caminar en serio. Para los amantes de la carrera espacial, como es mi caso, todo esto es una muy mala noticia.
Así, resulta interesante ver que los héroes del Apolo XIII se unan para reclamar la vuelta al espacio, no de ellos mismos remedando la gran película de Clint Eastwood Space Cowboys, sino de los Estados Unidos, sólo o acompañado. El objetivo debiera ser la Luna o Marte, y habría que empezar a invertir ya para alcanzar el éxito de una misión en un plazo de años no muy exagerado. Reconozco que si fuera millonario les subvencionaría, en vez de gastarme el dinero en otras sandeces. ¿Cómo conseguimos fondos para ese objetivo? ¿Cómo volvemos a ilusionar a la población con el espacio, ahora que no hay guerra fría? Sí, visto así es Houston el que tiene un inmenso problema.
Hubo mucha suerte en la misión del Apolo XIII para conseguir que los tres astronautas que la componía, Jim Lovell, Fred Haise y Jack Swigert, volvieran sanos y salvos a casa. El cohete lanzador, el saturno V, es el mayor jamás construido, con cerca de 100 metros de altura, pero todo él no es más que un enorme depósito de combustible destinado a llevar a la órbita lunar a la punta del mismo, donde se encuentra el módulo de mando donde están los tres astronautas, el vehículo de alunizaje y el módulo de servicio, en el que se encuentra el oxígeno para respirar, la fuente de energía del módulo de mando y la fuerza necesaria para abandonar la órbita lunar y volver a la tierra. El fallo de ese viaje se dio en el módulo de servicio, y hubo que ingeniárselas desde tierra para lograr convertir al módulo lunar en un habitáculo donde alojar a los tres astronautas para disminuir el gasto de combustible de cara a lograr el retorno, siendo del todo imposible tocar la luna. Los equipos de tierra lograron idear mecanismos de depuración de aire y soporte vital con lo poco que tenían a mano los tripulantes, en algo parecido a lo que luego sería la serie de Macgyver, y finalmente volvieron a casa. La película Apolo XIII, de los noventa, en la que Tom Hanks interpreta al comandante Jim Lovell, está muy bien, a mi entender, y explica de una manera clara y animada todo lo que allí sucedió. A ver si a alguna cadena de televisión se le ocurre programarla en vez de otra edición de Mierdasálvame., por ejemplo. El resto de las misiones Apolo no sufrieron contratiempos y la XVII fue la última que llegó a nuestro satélite. Desde entonces nada de misiones tripuladas lejanas y todo han sido viajes a órbitas muy bajas, 200 – 300 kilómetros de altura, con el uso del trasbordador. Y eso se acaba, porque como muchos sabrán este 2010 se jubila la flota de trasbordadores de la NASA. Cuando vuelva la misión que ahora mismo se encuentra en la estación espacial internacional quedarán, si no me equivoco, sólo dos nuevos lanzamientos. Y los Estados Unidos perderán la posibilidad de poner astronautas en el espacio, hecho novedosos desde la década de los cincuenta del pasado siglo. Sólo los rusos, y parece que en breve los chinos, podrán “subir” gente allá arriba. En años pasados la NASA diseñó unas naves, basadas no en al tecnología pero sí en la filosofía Apolo, que sustituyeran a los trasbordadores, pero la crisis y los recortes presupuestarios parece que han acabado con el programa antes de empezar a caminar en serio. Para los amantes de la carrera espacial, como es mi caso, todo esto es una muy mala noticia.
Así, resulta interesante ver que los héroes del Apolo XIII se unan para reclamar la vuelta al espacio, no de ellos mismos remedando la gran película de Clint Eastwood Space Cowboys, sino de los Estados Unidos, sólo o acompañado. El objetivo debiera ser la Luna o Marte, y habría que empezar a invertir ya para alcanzar el éxito de una misión en un plazo de años no muy exagerado. Reconozco que si fuera millonario les subvencionaría, en vez de gastarme el dinero en otras sandeces. ¿Cómo conseguimos fondos para ese objetivo? ¿Cómo volvemos a ilusionar a la población con el espacio, ahora que no hay guerra fría? Sí, visto así es Houston el que tiene un inmenso problema.
lunes, abril 12, 2010
El magnicidio perfecto
Cuando el viernes pasado fui a cenar a casa de unos amigos no sospechaba que iba a tener visita extra de otros que volvían de sus vacaciones, ni que la cena de ese viernes se iba a alargar más de lo previsto y que al final todos dormiríamos en casa de nuestros anfitriones, y que no llegaría de vuelta hasta mi propio hogar hasta la tarde del sábado. Así, cuando puse la tele a eso de las 18:00 es cuando me enteré de la muerte del presidente de Polonia y de la mayor parte de las autoridades de ese país en un accidente aéreo sucedido en Rusia por la mañana de ese mismo Sábado.
Y la noticia es de las gordas, no sólo porque no recuerdo otra muerte de jefe de estado occidental en accidente, si me apuran ni occidental ni de ninguna parte, sino porque además la lista de fallecidos es impresionante. Su mujer, el presidente del Banco Central, altos mandos del ejército, ministros, secretarios de estado... una gran parte de la cúpula del país ha sido destruida y yace ahora en alguna morgue de Moscú. Eso para el país supone no sólo una conmoción pública total, cuyas muestras vemos en los informativos desde el mismo sábado, sino también un enorme problema político. Es en un momento de estos cuando se comprueba si las instituciones de una nación son resistentes, si los procedimientos de relevo funcionan y si realmente son capaces de asegurar el control y traspaso de poderes. De momento Polonia se enfrenta a nuevas, huelga decir que no previstas, elecciones, marcadas por la figura del desaparecido Lech Kaczynski, un personaje controvertido, que se hizo muy famosos en el contexto de la Unión Europea curiosamente por su antieuropeismo, y que durante un tiempo llegó a codirigir el país teniendo como primer ministro a su hermano gemelo. No se quién ganará las elecciones, pero el país debe superar el trauma que sufre ahora de cara a los retos que le esperan en el futuro, pero aún así el palo es inmenso. Imaginémonos que en un accidente se muere Zapatero, varios ministros, Fernández Ordóñez, la juntad el JEMAD y otra serie de cargos. Sería horroroso, y nos quedaríamos todos con una cara de asombro difícil de expresar. Pues algo así es lo que ha sucedido. Surgen muchas preguntas sobre el porqué iban todos esos jerifaltes en el mismo avión, y entonces se acuerda uno de esas leyendas urbanas que dicen que los cuatro que conocen la fórmula de la Coca Cola tienen prohibido viajar juntos por si un accidente acaba con ellos de golpe, para que así siempre haya un reserva. Ahora, lamentablemente, podemos poner un ejemplo en el que ha sucedido una desgracia más o menos similar a esa, y de que es necesario diversificar los riesgos, repartiendo los cargos y, probablemente, viajando menos si no es estrictamente necesario. Supongamos que en vez de un accidente, como parece que ha sido, hubiera tenido lugar u atentado. ¿Cómo reaccionaríamos? Qué pensaríamos al respecto de la seguridad de los dirigentes?
Para el caso concreto de Polonia se da la triste casualidad de que el siniestro se ha producido cuando esa delegación viajaba a Rusia para homenajear a los más de 20.000 polacos asesinados por el ejército de Stalin en los bosques de Katyn al inicio de la Segunda Guerra Mundial, en uno de los primeros genocidios cometidos en el marco de aquella crueldad. Dirigentes políticos, militares, científicos, artistas.. lo mejor de Polonia, que huyó ante el avance de las tropas nazis, fue exterminado por los soviéticos. Cruel paradoja que setenta años después la tragedia, en forma de fatalidad, se haya vuelto a repetir sobre la misma nación y sus dirigentes, y de camino al mismo siniestro bosque de Katyn.
Y la noticia es de las gordas, no sólo porque no recuerdo otra muerte de jefe de estado occidental en accidente, si me apuran ni occidental ni de ninguna parte, sino porque además la lista de fallecidos es impresionante. Su mujer, el presidente del Banco Central, altos mandos del ejército, ministros, secretarios de estado... una gran parte de la cúpula del país ha sido destruida y yace ahora en alguna morgue de Moscú. Eso para el país supone no sólo una conmoción pública total, cuyas muestras vemos en los informativos desde el mismo sábado, sino también un enorme problema político. Es en un momento de estos cuando se comprueba si las instituciones de una nación son resistentes, si los procedimientos de relevo funcionan y si realmente son capaces de asegurar el control y traspaso de poderes. De momento Polonia se enfrenta a nuevas, huelga decir que no previstas, elecciones, marcadas por la figura del desaparecido Lech Kaczynski, un personaje controvertido, que se hizo muy famosos en el contexto de la Unión Europea curiosamente por su antieuropeismo, y que durante un tiempo llegó a codirigir el país teniendo como primer ministro a su hermano gemelo. No se quién ganará las elecciones, pero el país debe superar el trauma que sufre ahora de cara a los retos que le esperan en el futuro, pero aún así el palo es inmenso. Imaginémonos que en un accidente se muere Zapatero, varios ministros, Fernández Ordóñez, la juntad el JEMAD y otra serie de cargos. Sería horroroso, y nos quedaríamos todos con una cara de asombro difícil de expresar. Pues algo así es lo que ha sucedido. Surgen muchas preguntas sobre el porqué iban todos esos jerifaltes en el mismo avión, y entonces se acuerda uno de esas leyendas urbanas que dicen que los cuatro que conocen la fórmula de la Coca Cola tienen prohibido viajar juntos por si un accidente acaba con ellos de golpe, para que así siempre haya un reserva. Ahora, lamentablemente, podemos poner un ejemplo en el que ha sucedido una desgracia más o menos similar a esa, y de que es necesario diversificar los riesgos, repartiendo los cargos y, probablemente, viajando menos si no es estrictamente necesario. Supongamos que en vez de un accidente, como parece que ha sido, hubiera tenido lugar u atentado. ¿Cómo reaccionaríamos? Qué pensaríamos al respecto de la seguridad de los dirigentes?
Para el caso concreto de Polonia se da la triste casualidad de que el siniestro se ha producido cuando esa delegación viajaba a Rusia para homenajear a los más de 20.000 polacos asesinados por el ejército de Stalin en los bosques de Katyn al inicio de la Segunda Guerra Mundial, en uno de los primeros genocidios cometidos en el marco de aquella crueldad. Dirigentes políticos, militares, científicos, artistas.. lo mejor de Polonia, que huyó ante el avance de las tropas nazis, fue exterminado por los soviéticos. Cruel paradoja que setenta años después la tragedia, en forma de fatalidad, se haya vuelto a repetir sobre la misma nación y sus dirigentes, y de camino al mismo siniestro bosque de Katyn.
viernes, abril 09, 2010
Usando las cabezas que sí importan
Para acabar la semana voy a comentar una buena noticia, aunque normalmente las buenas no lo son. Ayer, medio de una pompa y solemnidad de reminiscencias romanas, trompetería incluida, Obama y Mevdeved firmaron en el castillo de Praga un acuerdo para reducir el número de cabezas nucleares y vectores de lanzamiento que posee cada país, y que todavía apuntan mirando hostilmente al otro. Pese a que hace unas semanas se veía muy difícil este acuerdo, finalmente ha podido tener lugar. Curiosamente la sala donde se firmó era la llamada “española”, nombre que parece venir de antiguas caballerizas de pura sangre, pero no estoy seguro.
Decían algunas voces maliciosas las semanas pasadas que, de firmarse el acuerdo, lo que realmente se estaría pactando es un proceso de reconversión nuclear, por así llamarlo, dado que algunos de los arsenales de que disponen las dos potencias se han quedado muy viejos, y es más rentable deshacerse de ellos que renovarlos. Sea como fuere esto vuelve a poner encima de la mesa el problema del armamento nuclear, que durante años fue una pesadilla para el conjunto del planeta. En los sesenta y setenta, cuando la carrera armamentística alcanzó su cota máxima, tanto los EE.UU como la antigua URSS acumularon suficientes arsenales como para destruir este mundo varias veces. Eran tiempos de máxima tensión, y cualquier incidente ponía al mundo al borde del abismo. Reinaba por entonces lo que se llamó la MAD, acrónimo que como palabra en inglés quiere decir locura, y que son las siglas anglosajonas de Destrucción Mutua Asegurada, el equilibrio del terror, que tan bien ilustraban algunas películas como “Juegos de guerra”. Ambos países sabían que no tenía sentido enfrentarse en una guerra, así que para liberar su estrés y hacer ensayos reales se citaban en terceros países, sitos en lugares como Latinoamérica, África o Asia, y cada uno armaba a un ejército convencional y lo lanzaba contra el otro, como amos que se divierten tirándose peones sobre un tablero de juego. Finalmente este equilibrio se rompió gracias al hundimiento de la URSS, y lo que parecía un mundo más tranquilo ha derivado en algo mucho más complejo. El número de actores nucleares sigue estabilizado. Si no recuerdo mal (que pudiera ser) a los dos gigantes, se les unen China, India, Reino Unido, Francia, Pakistán, Sudáfrica, Corea del Norte e Israel como poseedores de la bomba atómica, aunque este último país nunca lo ha confirmado. Se duda de la capacidad rusa de controlar todo su armamento y no se descarta que algunos componentes hayan sido extraviados con oscuros destinos y fines. Si anda lo impide irán será el siguiente país en sumarse a la lista de caballeros nucleares, y cada vez falta menos para que algún grupo terrorista u otro tipo de organización no estatal logre hacerse con componentes que, bien en forma de bomba atómica o sucia, les permitan unirse a este extraño club. Así, el poder nuclear se está dispersando, descentralizando, y el riesgo de que se descontrole es algo que cada vez está más próximo. El riesgo, tras una década de los noventa plácida en este aspecto, no ah dejado de crecer desde el maldito 11 de Septiembre, y sigue ahí.
Por eso la reunión convocada para la semana que viene en Washington sobre seguridad nuclear aparece como una cita crucial para poder debatir sobre todos estos asuntos. Por de pronto Israel ha anunciado que mandará una delegación descafeinada, y es que uno de los temas cruciales del encuentro, a parte de la nueva doctrina norteamericana respecto al uso potencial de su armamento, será Irán. Qué hacer con Irán, si adoptamos sanciones de verdad o no, si se ataca preventivamente sus instalaciones o se sigue esperando. Esta reunión es mucho más importante y seria de lo que parece. Habrá que seguirla con atención.
Decían algunas voces maliciosas las semanas pasadas que, de firmarse el acuerdo, lo que realmente se estaría pactando es un proceso de reconversión nuclear, por así llamarlo, dado que algunos de los arsenales de que disponen las dos potencias se han quedado muy viejos, y es más rentable deshacerse de ellos que renovarlos. Sea como fuere esto vuelve a poner encima de la mesa el problema del armamento nuclear, que durante años fue una pesadilla para el conjunto del planeta. En los sesenta y setenta, cuando la carrera armamentística alcanzó su cota máxima, tanto los EE.UU como la antigua URSS acumularon suficientes arsenales como para destruir este mundo varias veces. Eran tiempos de máxima tensión, y cualquier incidente ponía al mundo al borde del abismo. Reinaba por entonces lo que se llamó la MAD, acrónimo que como palabra en inglés quiere decir locura, y que son las siglas anglosajonas de Destrucción Mutua Asegurada, el equilibrio del terror, que tan bien ilustraban algunas películas como “Juegos de guerra”. Ambos países sabían que no tenía sentido enfrentarse en una guerra, así que para liberar su estrés y hacer ensayos reales se citaban en terceros países, sitos en lugares como Latinoamérica, África o Asia, y cada uno armaba a un ejército convencional y lo lanzaba contra el otro, como amos que se divierten tirándose peones sobre un tablero de juego. Finalmente este equilibrio se rompió gracias al hundimiento de la URSS, y lo que parecía un mundo más tranquilo ha derivado en algo mucho más complejo. El número de actores nucleares sigue estabilizado. Si no recuerdo mal (que pudiera ser) a los dos gigantes, se les unen China, India, Reino Unido, Francia, Pakistán, Sudáfrica, Corea del Norte e Israel como poseedores de la bomba atómica, aunque este último país nunca lo ha confirmado. Se duda de la capacidad rusa de controlar todo su armamento y no se descarta que algunos componentes hayan sido extraviados con oscuros destinos y fines. Si anda lo impide irán será el siguiente país en sumarse a la lista de caballeros nucleares, y cada vez falta menos para que algún grupo terrorista u otro tipo de organización no estatal logre hacerse con componentes que, bien en forma de bomba atómica o sucia, les permitan unirse a este extraño club. Así, el poder nuclear se está dispersando, descentralizando, y el riesgo de que se descontrole es algo que cada vez está más próximo. El riesgo, tras una década de los noventa plácida en este aspecto, no ah dejado de crecer desde el maldito 11 de Septiembre, y sigue ahí.
Por eso la reunión convocada para la semana que viene en Washington sobre seguridad nuclear aparece como una cita crucial para poder debatir sobre todos estos asuntos. Por de pronto Israel ha anunciado que mandará una delegación descafeinada, y es que uno de los temas cruciales del encuentro, a parte de la nueva doctrina norteamericana respecto al uso potencial de su armamento, será Irán. Qué hacer con Irán, si adoptamos sanciones de verdad o no, si se ataca preventivamente sus instalaciones o se sigue esperando. Esta reunión es mucho más importante y seria de lo que parece. Habrá que seguirla con atención.
jueves, abril 08, 2010
Cristina, superdotada y abandonada
La noticia que más ruido mediático generó el pasado fin de semana fue la del asesinato de la niña Cristina Martín en Seseña, a manos de una amiga suya por causas que aún no están claras. La cosa tiene su jugo, sobre todo viendo algunas de las últimas noticias, pero a mi la que más me impacto de todas las que leí esos días fue la de Cristina, en un magnífico reportaje de El País, en el que se cuentan los avatares de una chica que es distinta a los demás, y de cómo eso se ha convertido para ella en una losa casi insoportable gracias a la mierda de sociedad que hemos creado.
Resulta que Cristina es superdotada. Al parecer tiene un coeficiente intelectual de 170 cuando la media es de 100, y resulta que este don con el que ha nacido, estas inmensas y admirables posibilidades tanto para ella como para los que le rodean y el conjunto de la sociedad de lo único que le ha servido ha sido para destacarla como diferente, rara, extraña, y así convertirla en apetecible presa de la jauría de estúpidos y mediocres que se ha encontrado a lo largo de su, por ahora, corta vida. Aislamiento, insultos, acoso e incluso intentos de asesinato fue lo que Cristina obtuvo en el colegio donde estudiaba la ESO. Tras una experiencia traumática lo abandonó, y consiguió acceder a otro colegio en el que años después coincidiría con algunos de los compañeros del anterior centro. Aterrada, solicitó ayuda del Defensor del Pueblo de La Rioja, comunidad en la que vivía por aquel entonces, y eso acabó traduciéndose en que su expediente personal estuvo durante años colgado en Internet, al acceso de todos aquellos que la conociesen y que me imagino frotándose sus estúpidas manos al ver como el no menos estúpido departamento público estaba haciendo exactamente lo contrario de lo que indica su nombre: señalar y acusar, no defender. Como ocurre habitualmente en este país, la justicia, a resultas de una demanda presentada por la familia de Cristina contra la oficina del “Defensor” no halló culpable a esta, y seguro que poco le faltó por echar las culpas a la chica, acusándola de destacar cuando debiera ser una persona “normal” como las demás. Hoy en día Cristina tiene 19 años, estudia en una universidad que no está en La Rioja, y bien se cuidará el resto de sus días de no decir en donde reside ni donde estudia ni nada por el estilo, en el intento de huir de la desgracia que se ha cebado con ella, de todos los necios que se han conjurado a lo largo de su vida para hundirle, por envidia, por celos, por saberse inferiores moralmente a ella pero superiores físicamente. Estudiantes, profesores, instituciones, todos han fallado a Cristina... bueno, fallar no es el término adecuado. Todos parecen haberse puesto de acuerdo para acabar con ella porque mostraba lo poco que valían cada uno de ellos por separado. Leyendo el artículo, y con un cabreo cada vez mayor en el cuerpo, no podía evitar pensar en Lisbeth Salander, la protagonista de Millenium, que a su modo representa a esa persona distinta al resto, a la que los demás tratan de vejar, humillar, eliminar, porque lo diferente es peligroso. Las Belenes Esteban de este país siempre se aliarán para acabar con las Cristinas, y el público jalea a las primeras y silba a las segundas.
Estoy seguro de que Cristina nunca leerá esta pequeña reflexión, y que nunca llegaré a conocerla, pero si tuviese la oportunidad de hacerlo, y créanme que me encantaría, me gustaría decirle que, en la parte que me toca por ser miembro de este farsa de vida que hemos organizado entre todos, lo siento, que la admiro, que la apoyo, y que nunca se sienta abandonada, porque en silencio, acobardados, quizás invisibles, pero presentes, somos muchos los que defendemos y admiramos a las Cristinas que en el mundo hay, para que nunca renuncien a ser como ellas quieran. Nunca estarás sola, Cristina. Nunca.
Resulta que Cristina es superdotada. Al parecer tiene un coeficiente intelectual de 170 cuando la media es de 100, y resulta que este don con el que ha nacido, estas inmensas y admirables posibilidades tanto para ella como para los que le rodean y el conjunto de la sociedad de lo único que le ha servido ha sido para destacarla como diferente, rara, extraña, y así convertirla en apetecible presa de la jauría de estúpidos y mediocres que se ha encontrado a lo largo de su, por ahora, corta vida. Aislamiento, insultos, acoso e incluso intentos de asesinato fue lo que Cristina obtuvo en el colegio donde estudiaba la ESO. Tras una experiencia traumática lo abandonó, y consiguió acceder a otro colegio en el que años después coincidiría con algunos de los compañeros del anterior centro. Aterrada, solicitó ayuda del Defensor del Pueblo de La Rioja, comunidad en la que vivía por aquel entonces, y eso acabó traduciéndose en que su expediente personal estuvo durante años colgado en Internet, al acceso de todos aquellos que la conociesen y que me imagino frotándose sus estúpidas manos al ver como el no menos estúpido departamento público estaba haciendo exactamente lo contrario de lo que indica su nombre: señalar y acusar, no defender. Como ocurre habitualmente en este país, la justicia, a resultas de una demanda presentada por la familia de Cristina contra la oficina del “Defensor” no halló culpable a esta, y seguro que poco le faltó por echar las culpas a la chica, acusándola de destacar cuando debiera ser una persona “normal” como las demás. Hoy en día Cristina tiene 19 años, estudia en una universidad que no está en La Rioja, y bien se cuidará el resto de sus días de no decir en donde reside ni donde estudia ni nada por el estilo, en el intento de huir de la desgracia que se ha cebado con ella, de todos los necios que se han conjurado a lo largo de su vida para hundirle, por envidia, por celos, por saberse inferiores moralmente a ella pero superiores físicamente. Estudiantes, profesores, instituciones, todos han fallado a Cristina... bueno, fallar no es el término adecuado. Todos parecen haberse puesto de acuerdo para acabar con ella porque mostraba lo poco que valían cada uno de ellos por separado. Leyendo el artículo, y con un cabreo cada vez mayor en el cuerpo, no podía evitar pensar en Lisbeth Salander, la protagonista de Millenium, que a su modo representa a esa persona distinta al resto, a la que los demás tratan de vejar, humillar, eliminar, porque lo diferente es peligroso. Las Belenes Esteban de este país siempre se aliarán para acabar con las Cristinas, y el público jalea a las primeras y silba a las segundas.
Estoy seguro de que Cristina nunca leerá esta pequeña reflexión, y que nunca llegaré a conocerla, pero si tuviese la oportunidad de hacerlo, y créanme que me encantaría, me gustaría decirle que, en la parte que me toca por ser miembro de este farsa de vida que hemos organizado entre todos, lo siento, que la admiro, que la apoyo, y que nunca se sienta abandonada, porque en silencio, acobardados, quizás invisibles, pero presentes, somos muchos los que defendemos y admiramos a las Cristinas que en el mundo hay, para que nunca renuncien a ser como ellas quieran. Nunca estarás sola, Cristina. Nunca.
miércoles, abril 07, 2010
Sí, hoy toca la Gürtel.....
.... y créanme que me da una pereza enorme escribir sobre una porquería como esa, una trama corrupta de delincuentes de la que cada vez conocemos más, y lo que más sabemos de ellos nos muestra que son menos personas y más seres podridos, vulgares ladrones, estafadores y delincuentes. Por ver sólo un ejemplo, mirando esta lista de sobornos y cohechos a uno se le cae el alma al suelo al pensar que hay gente que se deja comprar por unos míseros relojes, algunos viajes y billetes de colores. ¿Es esa la integridad que domina la vida pública española? Desde luego en algunas zonas del PP lo parece.
Como bien comprenderán no me he leído las 50.000 páginas del sumario que ayer fueron hechas públicas, ni tengo tiempo y si lo tuviese me faltarían ganas de perderlo con eso. Al final lo de la Gürtel del PP es algo bastante parecido, aunque todavía en su bajeza no llega a esos niveles, a lo que sucedió con Filesa en el PSOE. En aquel caso en los noventa del pasado siglo, en este en la década de los “ceros”, llamémosla así, del presente, son el fruto de demasiados años de un mismo partido en el gobierno. Alrededor de él se empieza a crear una camarilla de intereses, sobornos, apoyos encubiertos y compras de voluntades aparadas en el poder, poder que obtiene el dinero necesario para comprarlo todo. Como siempre sucede los mecanismos de control de los partidos no se enteran de nada, pero no porque no puedan, sino porque no les interesa, ya que los partidos necesitan estos casos corruptos para financiarse y poder pagar sus opacas cuentas e inmensos gastos. Los controles externos, vía tribunales y auditorías fracasan, bien por desidia o por pringue, y la trama corrupta crece bien hasta que su nivel de excesos es demasiado visible y “canta” o hasta que alguno de los sobornados pide más de lo que el negocio genera y acaba en bronca con el resto, que es lo que parece que motivó las denuncias ocultas que lanzaron la investigación. Mientras el escándalo crece el partido de turno niega la mayor, habla de conspiraciones, trata de ganar tiempo, elude sus responsabilidades, protege a los sinvergüenzas porque son SUS sinvergüenzas y acusa a todos los demás de lo que le sucede. Finalmente los juicios, lentos y farragosos, pero que acaban llegando, sientan en el banquillo a un montón de gente, que es penada con pocos años de cárcel y que nunca devuelve el dinero robado, se suceden las declaraciones de penitencia, de disculpas y de que nunca va a volver a suceder algo así, se le paga un carpetazo al asunto y el partido de turno espera pacientemente su vuelta a un núcleo de poder desde el que volver a controlar los ingresos y poder hacer la vista gorda respecto a lo que pase a su alrededor. Lo hizo el PSOE cuando gobernaba, el PNV y CiU durante sus décadas de virreinato autonómico, y a saber lo que no habrán hecho muchos ayuntamientos estos años de dinero fácil y abundante. Y ahora es el PP el que se sienta en el banquillo de los acusados, con la principal diferencia de que la derrota electoral de 2004 ha impedido que el escándalo Gürtel aflore en pleno gobierno popular, cosa que sí le sucedió al PSOE en la década de los noventa y que contribuyó en mayor medida a su desgaste político.
Pero el pasado es el pasado, y hoy los periódicos están llenos de artículos y relatos en los que la mierda, la vergüenza y el delito, así en bruto y sin tapujos, me hace sentir mal, como imbécil al conocer letra sobre hoja la calaña de los que en muchos casos nos gobiernan y representan. En este caso concreto Rajoy debe dejar de escurrir el bulto, y ponerse a cesar gente, empezando por Bárcenas y toda esa tropa de presuntos, habrá que ponerlo, delincuentes. Y si ya echase a Camps y a gran parte de su organización en Valencia mejor nos iría a todos, pero sospecho que no lo hará. En fin, un asunto, como verán, lamentable a más no poder.
Como bien comprenderán no me he leído las 50.000 páginas del sumario que ayer fueron hechas públicas, ni tengo tiempo y si lo tuviese me faltarían ganas de perderlo con eso. Al final lo de la Gürtel del PP es algo bastante parecido, aunque todavía en su bajeza no llega a esos niveles, a lo que sucedió con Filesa en el PSOE. En aquel caso en los noventa del pasado siglo, en este en la década de los “ceros”, llamémosla así, del presente, son el fruto de demasiados años de un mismo partido en el gobierno. Alrededor de él se empieza a crear una camarilla de intereses, sobornos, apoyos encubiertos y compras de voluntades aparadas en el poder, poder que obtiene el dinero necesario para comprarlo todo. Como siempre sucede los mecanismos de control de los partidos no se enteran de nada, pero no porque no puedan, sino porque no les interesa, ya que los partidos necesitan estos casos corruptos para financiarse y poder pagar sus opacas cuentas e inmensos gastos. Los controles externos, vía tribunales y auditorías fracasan, bien por desidia o por pringue, y la trama corrupta crece bien hasta que su nivel de excesos es demasiado visible y “canta” o hasta que alguno de los sobornados pide más de lo que el negocio genera y acaba en bronca con el resto, que es lo que parece que motivó las denuncias ocultas que lanzaron la investigación. Mientras el escándalo crece el partido de turno niega la mayor, habla de conspiraciones, trata de ganar tiempo, elude sus responsabilidades, protege a los sinvergüenzas porque son SUS sinvergüenzas y acusa a todos los demás de lo que le sucede. Finalmente los juicios, lentos y farragosos, pero que acaban llegando, sientan en el banquillo a un montón de gente, que es penada con pocos años de cárcel y que nunca devuelve el dinero robado, se suceden las declaraciones de penitencia, de disculpas y de que nunca va a volver a suceder algo así, se le paga un carpetazo al asunto y el partido de turno espera pacientemente su vuelta a un núcleo de poder desde el que volver a controlar los ingresos y poder hacer la vista gorda respecto a lo que pase a su alrededor. Lo hizo el PSOE cuando gobernaba, el PNV y CiU durante sus décadas de virreinato autonómico, y a saber lo que no habrán hecho muchos ayuntamientos estos años de dinero fácil y abundante. Y ahora es el PP el que se sienta en el banquillo de los acusados, con la principal diferencia de que la derrota electoral de 2004 ha impedido que el escándalo Gürtel aflore en pleno gobierno popular, cosa que sí le sucedió al PSOE en la década de los noventa y que contribuyó en mayor medida a su desgaste político.
Pero el pasado es el pasado, y hoy los periódicos están llenos de artículos y relatos en los que la mierda, la vergüenza y el delito, así en bruto y sin tapujos, me hace sentir mal, como imbécil al conocer letra sobre hoja la calaña de los que en muchos casos nos gobiernan y representan. En este caso concreto Rajoy debe dejar de escurrir el bulto, y ponerse a cesar gente, empezando por Bárcenas y toda esa tropa de presuntos, habrá que ponerlo, delincuentes. Y si ya echase a Camps y a gran parte de su organización en Valencia mejor nos iría a todos, pero sospecho que no lo hará. En fin, un asunto, como verán, lamentable a más no poder.
martes, abril 06, 2010
Religión en el asiento de al lado
Ya se ha acabado la Semana Santa, y su rito de procesiones, penitencias y celebraciones variadas, en las que se mezcla creencia, tradición y fiesta, no estoy seguro en que proporción, pero apuesten a que poco a poco el matiz religioso va dando paso al festivo, la emoción de la creencia se sustituye por el ritual y el espectáculo, y al final el balance de la fiesta se traduce en si hemos recaudado más dinero que en años anteriores o no. Devoción la habrá, seguro, pero también mucho de lo otro.
Pero siempre hay gente que posee fe, a prueba de balas, y que aprovecha la mínima oportunidad para demostrarlo. En el viaje de autobús del Miércoles, camino a Bilbao, dos una fila delante de mí, en el grupo de butacas opuesto, viajaban una chica y una señora que hablaban bastante, por lo que era bastante difícil abstraerse de la conversación que desarrollaban. La cosa es que la señora era muy religiosa, y aprovechando que ocupaban la primera línea de asientos había llenado la balda que hace de barrera defensiva de esos sitios con una Biblia y un montón de libros llenos de hojas que hacían alusión a vírgenes y demás historias de santos. La chica acompañante cometió la imprudencia de darle conversación sobre el asunto, y si antes de la parada de Lerma la señora se mostró comedida el descanso le debió sentar como agua bendita, porque desde allí hasta Bilbao no paró de soltarle una charla lo más densa y confusa posible a su acompañante sobre el pecado, el papel de la religión, lo malos que somos todos, empezando por ella misma, y cómo Dios nos redime, consuela y perdona. Poco a poco la chica, algo menuda de por sí, empezó a menguar aún más en su asiento, y si al principio ella también respondía su conversación degeneró en síes de asentimiento ante el fervoroso despliegue que sobre ella caía. Evidentemente la señora no se daba cuenta de que estaba siendo una pesada de cuidado, y seguía y seguía, sacando nuevos papeles de su bolso en los que, arrugadas, se encontraban oraciones a santos de nombres exóticos, y sólo el faltó rememorar a San Ictícola de los peces, de tan grato recuerdo para Les Luthiers. A medida que bajábamos Altube, ya en Vizcaya, la señora inició el final de su discurso y, milagrosamente, llegó a sus conclusiones, tristes dado nuestro pecado, felices pro la misericordia divina, al poco de atravesar el peaje de Llodio, ya cerca de Bilbao. Desde luego la señora se quedó a gusto, eso es indudable, pero seguro que más su acompañante, y de paso el que les escribe y los que viajábamos en la cabecera del autobús, porque el discurso fue insoportable. Parafraseando la película de Javier Fresser, la señora le dio el “Camino” a su acompañante, y si exceptuamos que parecía más simpática de geto y maneras, su perorata era muy similar a la que emplea el personaje de la madre en esa película. No se a donde se iba la señora ya en tierra, pero sospecho que no a un retiro de oración en silencio. Seguro que su acompañante sí optó por pasar estos días en medio de la nada, para descansar de semejante discurso.
Oyendo todo esto desde mi posición de espectador me preguntaba qué diablos haces si te toca una de esas de compañera de viaje y decide arrancarse, dándote conversación y llegando al punto de que te alistes a su iglesia, o compres los cuchillos jamoneros que lleva en el bolso, o a saber que. Puede ser una pesadilla de viaje, y los que somos un poco cortados difícilmente seríamos capaces de mandarle a la porra. Por cierto, dudo que su ejercicio de proselitismo religioso consiguiera arraigar en su acompañante, pero que fue contraproducente en el resto de viajeros no tengo dudas, y es que a veces los más convencidos son los que más contribuyen a desvirtuar una causa, en este caso Santa.
Pero siempre hay gente que posee fe, a prueba de balas, y que aprovecha la mínima oportunidad para demostrarlo. En el viaje de autobús del Miércoles, camino a Bilbao, dos una fila delante de mí, en el grupo de butacas opuesto, viajaban una chica y una señora que hablaban bastante, por lo que era bastante difícil abstraerse de la conversación que desarrollaban. La cosa es que la señora era muy religiosa, y aprovechando que ocupaban la primera línea de asientos había llenado la balda que hace de barrera defensiva de esos sitios con una Biblia y un montón de libros llenos de hojas que hacían alusión a vírgenes y demás historias de santos. La chica acompañante cometió la imprudencia de darle conversación sobre el asunto, y si antes de la parada de Lerma la señora se mostró comedida el descanso le debió sentar como agua bendita, porque desde allí hasta Bilbao no paró de soltarle una charla lo más densa y confusa posible a su acompañante sobre el pecado, el papel de la religión, lo malos que somos todos, empezando por ella misma, y cómo Dios nos redime, consuela y perdona. Poco a poco la chica, algo menuda de por sí, empezó a menguar aún más en su asiento, y si al principio ella también respondía su conversación degeneró en síes de asentimiento ante el fervoroso despliegue que sobre ella caía. Evidentemente la señora no se daba cuenta de que estaba siendo una pesada de cuidado, y seguía y seguía, sacando nuevos papeles de su bolso en los que, arrugadas, se encontraban oraciones a santos de nombres exóticos, y sólo el faltó rememorar a San Ictícola de los peces, de tan grato recuerdo para Les Luthiers. A medida que bajábamos Altube, ya en Vizcaya, la señora inició el final de su discurso y, milagrosamente, llegó a sus conclusiones, tristes dado nuestro pecado, felices pro la misericordia divina, al poco de atravesar el peaje de Llodio, ya cerca de Bilbao. Desde luego la señora se quedó a gusto, eso es indudable, pero seguro que más su acompañante, y de paso el que les escribe y los que viajábamos en la cabecera del autobús, porque el discurso fue insoportable. Parafraseando la película de Javier Fresser, la señora le dio el “Camino” a su acompañante, y si exceptuamos que parecía más simpática de geto y maneras, su perorata era muy similar a la que emplea el personaje de la madre en esa película. No se a donde se iba la señora ya en tierra, pero sospecho que no a un retiro de oración en silencio. Seguro que su acompañante sí optó por pasar estos días en medio de la nada, para descansar de semejante discurso.
Oyendo todo esto desde mi posición de espectador me preguntaba qué diablos haces si te toca una de esas de compañera de viaje y decide arrancarse, dándote conversación y llegando al punto de que te alistes a su iglesia, o compres los cuchillos jamoneros que lleva en el bolso, o a saber que. Puede ser una pesadilla de viaje, y los que somos un poco cortados difícilmente seríamos capaces de mandarle a la porra. Por cierto, dudo que su ejercicio de proselitismo religioso consiguiera arraigar en su acompañante, pero que fue contraproducente en el resto de viajeros no tengo dudas, y es que a veces los más convencidos son los que más contribuyen a desvirtuar una causa, en este caso Santa.
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