Bien, ya ha tenido lugar la cumbre de Washington a la que me refería hace unos días, en la que se ha tratado de la seguridad nuclear. En medio de las miserias con las que a diario la cutre actualidad nacional llena portadas y titulares esta cumbre ha pasado bastante desapercibida, pero ha sido de gran importancia, aunque su validez en el futuro es muy cuestionable. El acuerdo alcanzado en la misma garantiza, en teoría, un mundo mejor y más seguro, pero está por ver como se podrá cumplir y hasta que punto los países que lo han firmado se sienten vinculados o poseen incentivos para hacerlo. Eso sin contar con Irán.....
Hay que señalar que el objetivo de esta cumbre NO era el de la reducción de los arsenales nucleares. De hecho eran pocos los países entre los más de cuarenta citados a orillas del Potomac que poseen armamento nuclear, empezando por Zapatero y la propia España. El objetivo era el de fortalecer los controles, seguimientos e inspecciones de cara a garantizar la seguridad de los elementos nucleares que posee cada país, con el fin de evitar que ninguno de ellos caiga en manos terroristas. En este sentido la frase que los medios han señalado a Obama es muy cierta. No deja de ser paradójico que el riesgo de una guerra nuclear entre países esté en su punto más bajo desde que se crearon estas armas pero, a la vez, crece cada día la posibilidad de que organismos no estatales se hagan con elementos nucleares y o bien los hagan detonar (bomba clásica de mayor o menor potencia) o los dispersen (la llamada bomba sucia). Es muy poco probable que esto suceda en el corto plazo, pero el tiempo juega a favor de que se de, y de producirse el impacto mundial de una acto así sería estremecedor, generando una ola de pánico difícil de calcular. Así, los países que se han reunido en Washington ha acordado aumentar al seguridad de los protocolos de vigilancia de sus instalaciones nucleares, civiles y militares, y de sus materiales “sensibles”, pero el problema de este acuerdo es que, por así decirlo, no tiene dientes. Si en un país inestable, pongamos el caso típico de Pakistán, acaba sucediendo un caso de fuga de material nuclear, o de tecnología atómica hacia un grupúsculo de Al Queda, cómo sancionamos a Pakistán? ¿Cómo controlamos en la práctica que eso no se de allí o en otra ex república soviética, que posea controles y centros militares en estado de abandono? Una de las vías acordadas es la de aumentar las competencias y capacidades de la Organización Internacional parta la Energía Atómica, pero el caso reciente de Irak demuestra que este tipo de organismos supranacionales pueden ser “toreados” por los países en función de sus intereses. Recordemos que no son necesarios demasiados kilos de Uranio muy enriquecido como para crear una bomba, y si el caso iraní demuestra que lleva su tiempo enriquecerlos es mucho más rápido comprarlos o hacerse con ellos. Pero un efecto similar tendría una bomba sucia. Si esparcimos radioactividad en una zona habitada, aunque no generemos destrozos físicos, provocaremos igual conmoción social y daños económicos al tener que descontaminarla, aislarla o quién sabe si abandonarla. Por lo tanto es mucho lo que está en juego en torno a este asunto y muy importante que esos controles reforzados se impongan y se respeten.
Lo que también ha sobrevolado toda la cumbre ha sido.... Irán. Obama ha usado la reunión para engrasar con Rusia y China u nuevo paquete de sanciones para intentar frenar el ansia de los Ayatolás de hacerse con la bomba, y parece que ha conseguido acuerdos de cara a resoluciones en la ONU, pero me da que Irán va demasiado deprisa, y de aquí a un par de años puede ser capaz de tener el uranio en cantidad y calidad suficiente como para montar una o varias bombas. ¿Y entonces, qué haremos? Seguimos dando vueltas a este asunto, que no deja de empeorar, y no logramos avances de ningún tipo.
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