Stephen Hawking la ha vuelto a armar. En sus últimas declaraciones alerta sobre el peligro que supone para los humanos lanzar señales hacia el exterior porque si una civilización extraterrestre nos visita acabará con nosotros. El riesgo del contacto sería para nosotros, los contactados, y establece una curiosa analogía con lo sucedido en América a las tribus nativas tras la llegada de Cristóbal Colón, donde está claro quien se llevó el oro y quién se quedó con la sífilis, por poner sólo dos ejemplos. ¿Tiene Hawking razón? y de tenerla, ¿resulta un problema acuciante o que podamos solucionar o prevenir de alguna manera?
Pues respondiendo por orden, sí y no. Para empezar debemos ser conscientes de que el espacio está muy vacío, aún más que nuestras cuentas corrientes. Voy a hacer dos supuestos sobre la visita extraterrestre. Uno es forzado, y es que los visitantes tengan forma física y de un tamaño comparable. Es decir, que no sean espíritus, seres etéreos, enjambres de microorganismos y cosas así, sino entidades sólidas, “hechas” de lo que sea. El otro supuesto es que nada viaja más rápido que la velocidad de la luz. Si el primer requisito es poco probable, el segundo lo es mucho más (sí, a lo mejor se pueden fabricar agujeros de gusano para eludirlo, pero de momento obviemos eso). Dándose sólo esos dos puntos me parece obvio que si algo llega hasta este punto perdido del universo debe tener una tecnología mucho más avanzada que la nuestra en todos los sentidos. En ese caso el temor de Hawking se podría cumplir perfectamente porque para esos seres ni siquiera estaría claro que entidades como las nuestras pudieran ser consideradas como vida inteligente (y muchos compartiríamos esa afirmación, verdad??). También podía darse lo que yo a veces denomino como el “pisotón al hormiguero” y es que cuando paseamos por el campo o la ciudad vemos de vez en cuando filas de hormigas que se cruzan en nuestro camino y sin preocuparnos lo más mínimo las pisamos y seguimos adelante. Y las hormigas son un ejemplo de seres vivos inútiles pero que en conjunto muestran un comportamiento organizado, avanzado y, en cierto modo, inteligente. Sin embargo para nosotros, desde nuestra altura, no son nada. Pudiera ser que esos extraterrestres llegaran hasta aquí y simplemente nos “pisaran” porque fuéramos tan irrelevantes para ellos como un nido de hormigas para nosotros. Sobre si estamos a tiempo de detener esa posibilidad y “ocultarnos” en el espacio, me temo que la respuesta es no. Hace mucho que hemos mandado sondas por ahí, pero lo más importante es que emitimos señales de radio y televisión y de otras longitudes de onda de manera constante, que avanzan por el espacio a la velocidad de la luz y que son una señal de nuestra existencia. Si algo las capta y entiende (cosa muy difícil por cuestiones de espacio, tiempo y coincidencia) y le interesamos ya responderá, y puede que nos enteremos o no. Si le sirve como ejemplo, el inicio de la película “Contact”, el más bello que yo recuerdo, muestra como nuestras señales viajan por el espacio, retroceden en el tiempo y constituyen nuestras botellas en el mar cósmico. Ya las hemos lanzado, y no podemos detenerlas.
Y claro, si algo llega poco podemos hacer. Es como el tiempo que hará mañana, habrá que llevarlo encima sea bueno o malo. Personalmente, ya riesgo de que el resultado fuera una catástrofe sin precedentes, sería maravilloso poder contactar con otra forma de inteligencia más allá de la nuestra. Saber que no estamos solos, que la estadística en la que creo para sostener que esa soledad es imposible se verifica en un caso práctico. No esperen a un ET cariñoso ni a lagartos como los de V. Todo sería mucho más complicado, pero ojala se produjera. Eso sí, dando la razón al genio de Hawking, en cierto modo el contacto sería el fin del mundo tal y como lo conocemos. Lo que vendría después no soy capaz ni de imaginármelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario