jueves, marzo 31, 2011

La CAM se queda sin Base (para JAL)

En el fragor diario que vivimos últimamente hay noticias inmensas que pasan medio ocultas, como la que hoy les voy a comentar. Ayer por la noche se consumó la ruptura del llamado Baco Base, asociación formada por cuatro cajas de ahorro: CajasAstur, CajaCantabria, CajaExtremadura, pequeñas, y la CAM, grandota. A primera hora de la tarde la CAM aprobó en asamblea su integración en el Banco Base, pero ya se rumoreaba que las otras tres dirían que no, asustadas al ver los agujeros que se escondían en el fondo de la caja alicantina. Finalmente eso es lo que se produjo, el “Base” colapsó y la CAM se ha quedado a expensas de que el Banco de España la intervenga, trocee, subaste o decida qué hacer con ella.

Esta es una triste historia, especialmente para la CAM, pero muestra a las claras el panorama real al que nos enfrentamos en el sistema financiero español, convertido en un peligroso campo de minas que pueden estallar una vez que uno se decide a adentrarse en él. Lo que hace pocos años se consideraba el más estable de los sistemas del mundo, cuando en el resto de países la debacle era casi total, ahora muestra unas debilidades y carencias alarmantes, que han ido a peor en los últimos tiempos. Todos los paralelismos tienen sus defectos, pero al igual que se dice que el accidente nuclear de Fukushima es un Chernobil a cámara lenta, podemos decir que el deterioro de las cajas y bancos españoles es la réplica de la caída de los bancos americanos pero, como la central japonesa, poco a poco. Si la CAM es intervenida será la tercera de la lista, tras CCM y CajaSur, y sospecho que no será la última. Amparados en una ingenuidad rayana con el suicidio, directivos, medios de comunicación y políticos españoles han estado años con los ojos cerrados sin enterarse que el mundo en el que amasaron sus fortunas desapareció bajo sus pies, y de mientras tanto los reguladores, sospecho que aterrados, no han hecho nada. El Banco de España lleva dos años mareando la perdiz de las pérdidas no reconocidas, los balances ocultos y la necesidad de que las entidades afloren el crédito promotor y realicen de una vez una valoración real de los pisos y terrenos que poseen, pero no hay manera. Según las necesidades de capital que publico el Banco de España hace unas semanas, no el siglo pasado, el Banco Base no cumplía los requisitos de capital exigidos y debía pedir al FROB, dinero público, 1.447 millones de euros.
Pues bien, ayer las cifras de ayuda que se manejaban como necesarias ascendían a 2.784 millones, el doble. Eso en unas semanas. Si hacemos un ejercicio similar con el conjunto de las necesidades que reflejaba el Banco de España en su informe, 15.000 millones, las cifras se duplican y se acercan ya bastante a los 40.000 millones que algunas de esas mal vistas agencias de calificación han ido soltando por ahí. ¿De quién es la culpa de este desvío? De los inspectores del Banco de España, que no hurgaron lo debido y no vieron el problema, de la CAM, que ocultó cifras para aparentar estar mejor, de el resto de socios del Banco Base, que sólo se echaron para atrás cuando vieron el pozo que no supieron anticipar al firmar el acuerdo inicial, y así podíamos seguir hasta donde ustedes quieran. Sí, lo de la CAM es la historia de un fracaso colectivo que muestra a las claras que se esconde detrás de la “desconfianza internacional” hacia nuestras entidades, de las rebajas de la calificación de la deuda y todas esas cosas que cada vez, qué pena, no suenan más conocidas.

Por sucesos como este se penaliza a todo el sistema financiero, se mantiene bloqueado el crédito y el mercado inmobiliario sigue su lento proceso de putrefacción. Hay entidades solventes? Rotundamente sí. Y también las hay que están quebradas, del todo. Publicítense las primeras, ciérrense las segundas, y dejémonos de marear la perdiz y auto engañarnos con las cifras. Seriedad, arrojo, valor y asunción de las responsabilidades de cada uno debieran ser las auténticas bases del proceso de reestructuración financiera. El resto, visto lo de ayer, es una pérdida de tiempo y recursos.

miércoles, marzo 30, 2011

El copago sanitario

A medida que la crisis en la que vivimos avanza y destruye la solidez financiera que dábamos por supuesta aumentan las voces para que nuevas prestaciones y servicios sean facturadas a los usuarios. Un clásico es el del copago sanitario. Como un recurrente Guadiana, es desempolvado por algún político en un discurso que espera que no sea muy oído, y luego se organiza una polvareda que esconde nuevamente el tema. Más o menos es lo que ha pasado estos días con la conferencia que dio Ramón Luís Valcárcel, presidente del PP de Murcia, donde mencionó a la bicha.

Y cuando sale este asunto abundan los políticos y periodistas que afirman que los servicios sociales (sanidad, educación y pensiones) son gratuitos y así deben seguir siéndolos, y se quedan tan panchos. Bien, no hay nada gratis en la vida salvo, dicen, la sonrisa de un niño, pero animo a los padres que piensen lo que cuesta mantenerla. Esos servicios se pagan con impuestos, impuestos que los contribuyentes particulares y las empresas pagamos al gobierno para que pueda proveerlos. Por tanto, ya pagamos los hospitales, y de gratis no tienen nada. La idea teórica del copago, expresada habitualmente mediante el cobro de una tasa simbólica por el uso de la sanidad, se basa en que en el fondo pensamos que la sanidad es realmente gratuita, y el implantar esa tasa permitiría que el usuario se mentalizase que gratis no hay nada. Creo que esa tasa, pongamos como ejemplo un euro por consulta en el centro de salud, no sería mala idea, pero habría que ir más allá. Hace años esto era imposible, pero dada la información que hoy tienen las administraciones sería lógico empezar a plantear que hay cosas por las que no se paga de manera directa que no tiene sentido de que así sea. Por ejemplo, los jubilados no pagan por ningún medicamento, independientemente de que sean viudas con pensiones de 500 euros o ejecutivos retirados con 2.000 euros de prestación pública y varios planes de pensiones privados. ¿Es coherente que para ambos el medicamento sea dispensado sin coste? ¿Es progresivo, en el sentido fiscal, que no haya ninguna relación entre el nivel de ingresos y el acceso a los servicios asistenciales? Estas y otras muchas preguntas debieran ser formuladas en un debate técnico, serio y sereno, pero con el objeto de reformar el sistema de salud, con el objetivo final de mantener el prestigio de que goza en nuestra sociedad (en esto, al contrario que en la educación, lo hemos hecho bien) y que esté financieramente saneado, con profesionales bien pagados y motivados. También es obvio que si destinamos el porrón de millones de euros que se gastan en cosas para las que el dinero público no está destinado (monumentos, subvenciones, macrocentros de ocio y deportes, etc) y los destinamos a lo que importa conseguiríamos un colchón que permitiría afrontar con mayor comodidad épocas de penuria como las que vivimos y nos esperan, pero desengáñense. Un político encuentra más satisfacción inaugurando el museo de arte contemporáneo de Fregenal de la Sierra (por fin tenemos nuestro Guggenheim, oéoéoé!!!!) que comprando instrumental médico y un escáner de nueva generación.


Ahora que entramos en campaña electoral, ¿es momento para discutir el copago sanitario? Sí y no. Sí porque son las Comunidades Autónomas, las que se eligen, las que detentan la competencia al respecto, y qué van a hacer con ella ahora y en los próximos años es de gran importancia. Y no… porque no toca,
porque a los dirigentes políticos les da pavor hablar antes de los votos de cobrar por algo, porque el miedo se extiende ante debates como este, y porque si lo de los hospitales no funciona, no hay problema, se busca un terreno donde hacer un museo deconstruído y se pone la primera piedra.

martes, marzo 29, 2011

Empieza (mal) la campaña electoral

Quizás no sea consciente, pero esta media noche ha concluido el primer plazo oficial de la campaña electoral de las municipales del 22 de mayo. Gracias a la reforma de la ley electoral, la de ayer fue la última jornada anterior a ese día de votaciones en la que los políticos podían inaugurar cosas, para que esos actos no formen parte en sí de la campaña y de los mítines y acusaciones típicas. Ello ha provocado que este fin de semana se hayan corrido placas, descubierto monumentos, abierto carreteras y puesto primeras piedras como nunca. ¿Creen ustedes que estas tonterías sirven para obtener votos? Lo dudo mucho.



Sin embargo, los cambios más polémicos de esta normativa son los relativos a la información de las campañas, especialmente el que obliga a los medios privados (televisiones) a realizar su información electoral en proporción a los resultados de las elecciones pasadas, como hasta ahora era obligatorio sólo para TVE. Si ustedes recuerdan los presentadores de los telediarios de TVE, antes del bloque informativo de campaña, suelen colar una entradilla avisando que se ha elaborado siguiendo esa proporción por imperativo legal, pero en contra de los principios informativos de la casa y con la oposición de sus profesionales. Si es polémico, aunque argumentos hay, que un medio público deba respetar esas proporciones, me parece intolerable que esa restricción se extienda a medios privados, que pueden, deben, y de hecho la tienen, una línea ideológica que es legítima, coherente con los postulados de quienes allí trabajan y, sobre todo, les pagan. Caricaturizando las cosas, si La Sexta sólo quiere informar de lo que haga el PSOE puede hacerlo, y si Antena 3 sólo cuenta cosas del PP, pues lo mismo. Esta normativa es una solemne estupidez, que los medios debieran negarse a cumplir y denunciar ante el Tribunal Constitucional, o al que corresponda, por entender que vulnera su derecho a la libre opinión y el derecho a la información de los televidentes. Lo que pasa es que los medios llevan ya mucho tiempo transigiendo con los políticos, probablemente esperando cobrar esos favores, y han vendido parte de su alma a esos partidos que nos gobiernas pero no nos representan. La primera gran bajada de pantalones se produjo en al primera rueda de prensa en la que el compareciente no aceptó preguntas y nadie protestó, y desde ahí han llegado innumerables “ruedas” de este tipo donde la prensa no era más que un figurante. Ha habido intentos de plante, pero no han funcionado, sea por el individualismo de la profesión o por las luchas cainitas que se suceden en su seno. El siguiente error, más reciente, es admitir que los mítines y encuentros de los partidos sean cubiertos por la llamada “señal institucional” que no es otra cosa que la productora que el partido ha contratado para grabar el acto, que edita las imágenes que le interesa y se las pasa, ya cerradas, a los medios. En este caso ni se permite el acceso de cámaras o periodistas a ciertos actos, y por ello lo que de estos encuentros se retransmite no es más que burda y barata propaganda.


Todo esto es el mundo al revés. Debieran ser los periodistas los que fiscalizasen y controlasen a los políticos, y no lo que la norma española pretende. De hecho, llevándolo al absurdo, existe el riesgo de que no se celebren debates electorales porque los candidatos estarían obligados a minutar sus intervenciones en función de esos pasados resultados, en todas las cadenas, y no habría líder opositor que se prestase a ese juego. Es absurdo, pero sobre todo es un atentado contra la libertad de expresión y comunicación. La partitocracia española se está cargando, poco a poco, el régimen constitucional, y esto es más serio de lo que parece. ¿Por qué los medios no se rebelan? ¿Tanto dependen de la subvención pública?

lunes, marzo 28, 2011

Ángela pierde las elecciones nucleares

“Angie” Merkel ha debido pasar una mala noche. Los augurios se han confirmado y su partido, la CDU, ha perdido las elecciones federales en el estado de Baden-Württemberg, vaya nombrecito, en el que gobernaba desde hace casi sesenta años. El gobierno irá a una coalición entre los social demócratas y los verdes, y es de éste último partido de donde surge la figura del previsible regidor del estado. Así, por primera vez, los verdes gobernarán un estado federado alemán, y uno de los muy ricos, lo que es mucho decir en Alemania.

No hace falta ser un fiera para suponer que la catástrofe nuclear de Fukushima ha tenido un sonado efecto en la campaña y el resultado, aunque la CDU ya apuntaba a la baja antes de lo sucedido. A mi todo esto me ha recordado mucho a “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, la serie que les recomendé que vean sobre todas las cosas. La séptima y última temporada se centra en el duelo entre aspirantes a sustituir al presidente Barlett, que finaliza su segundo mandato. Por el lado demócrata está el congresista Matt Santos, hispano de Texas, interpretado por Jimmy Smith, y por el republicano, el senador de San Diego Arnold Vinnick, interpretado por el genial Alan Alda. En las encuestas anteriores al inicio de campaña Vinnick lleva mucha ventaja a Santos, pero en un momento dado se produce un incidente nuclear. Por una avería técnica se estropea el circuito de refrigeración del reactor de la ficticia planta nuclear de San Andreo, sita en California, el estado de origen del republicano Vinnick. No funcionan los sistemas y el presidente BArlett se ve obligado a mandar un equipo de liquidadores para que entren en la central y pongan en marcha sistemas manuales de refrigeración para evitar la fusión del núcleo, y decreta una evacuación de treinta kilómetros de perímetro alrededor de la central (les suena, verdad??). Inmediatamente los equipos asesores de los dos candidatos se enfrentan a la gestión electoral del accidente. Los demócratas están ante la oportunidad de reforzar su discurso energético, basado en las energías renovables y la denuncia de la inseguridad de las centrales. Por su parte, los republicanos, defensores acérrimos de lo nuclear, se ven aterrados ante el daño que el accidente hace a su campaña. A lo largo de varias escenas vemos como son los equipos de los candidatos los más agresivos, mientras que el demócrata Santos no quiere hurgar demasiado en la herida y el republicano Vinnick desea hacer un discurso de autoafirmación de sus valores en las proximidades de la central, para así despejar temores. Finalmente los liquidadores logran estabilizar la temperatura del reactor, no hay apenas emisión de gases contaminantes y la crisis se salda con un enorme coste financiero y de imagen derivado de la evacuación de la población, pero sin más consecuencias. Vinnick hace su discurso frente a la central, comprometido y honesto, pero no puede evitar que los sondeos, hasta entonces muy favorables a su persona, se den la vuelta y muestren un ajustado empate entre los dos candidatos. A partir de entonces la batalla por la Casa Blanca se libra en un ajustado pulso entre iguales, y todo ello debido a un imprevisto accidente nuclear.

Pues bien, sospecho que los asesores de Merkel conocían este capítulo de la serie, y tan aterrados como los asesores de Vinncik, le recomendaron que hiciese algo en la campaña electoral para rebatir el efecto Fukushima. La medida de “Angie”, el cierre momentáneo de las centrales nucleares más antiguas del país, sonaba a falso desde un principio, y quizás incluso hundió algo más la expectativa de voto de la CDU, como expresión de castigo ante un populismo electoral muy barato. Sea como fuere, Merkel es una víctima colateral de Fukushima, cosa que seguro no esperaba ni en la más remota de sus pesadillas.

viernes, marzo 25, 2011

La fusión de las cajas vascas (para PBN)

Se dice que en el País Vasco se liga muy poco y que lo de hacer el amor es algo muy raro. Como en todo mito hay un cierto sustrato de realidad, y mi experiencia personal, reconozco que poco significativa, avala esa creencia. Lo del roce es algo difícil de alcanzar, el cariño no digamos y la compenetración debe ser un término de otro mundo. Esto se da en todos los ámbitos, también el financiero. Por eso la noticia que ayer saltó a los medios del inicio de una fusión fría entre las tres cajas vascas, la vizcaína BBK, la guipuzcoana Kutxa y la alavesa Vital, es de las más extrañas (y esperadas) de las habidas en el Basque Country en las últimas décadas, créanme.

Y no será porque no ha habido intentos, pero en el caso de estas cajas se demuestra hasta que punto la política interfiere en la gestión y estrategia de esos entes llamados Cajas de Ahorro. En el País Vasco además se suma la pugna entre nacionalismo y no nacionalismo. Algunos nacionalistas aspiraban, antes de que la crisis llegara, a que esas cajas fueran el germen de una especie de banco público vasco, un banco nacional se llegaba a decir. El peso inmenso que tienen las Diputaciones Forales en la estructura política y financiera vasca, diputaciones que en su mayor parte siempre han pertenecido al PNV, ha posibilitado que numerosos proyectos de fusión se alumbraran a lo largo de los años. A dos bandas, a tres, parciales, arrejuntamientos variados y muchas otras hipótesis que, por diversas causas, acababan siempre en el saco de la basura. Fusionar las cajas vascas era algo de alquimistas, digno de los mejores sueños pero completamente imposible. Afortunadamente estas peleas no han afectado a lo que es la gestión del negocio financiero, cosa que no ah sucedido en otras entidades españolas, y de ahí que esas tres cajas estén entre las mejores de la nación en lo que hace a ratios de solvencia financiera y no necesiten aportaciones públicas para alcanzar los requisitos impuestos por Basilea III y el gobierno (los que publicó en su día el Banco de España). Sin embargo, se han quedado pequeñas en medio de un panorama de fusiones y alianzas más o menos estables, y temerosas, viendo que para ciertas cosas el tamaño sí que importa, se han decidido por unirse a través de un SIP, figura jurídica extraña que viene a ser una especie de “salimos juntos pero por la noche cada uno se queda en su casa”. Las marcas siguen separadas, y los negocios respectivos también. Parece que también se van a animar a crear un banco, al que trasvasarían en el futuro su negocio propio, quedándose las entidades con la obra social y la imagen de marca “caja”. Este banco sería como ese piso de alquiler que acoge a la pareja recién creada, lleno de ilusiones y esperanzas, pero también de discusiones sobre como se amuebla y dónde deja cada uno sus trastos. En este caso las tres cajas deben decidir qué parte del banco es de cada una, cómo se gestiona en común, qué servicios centrales se adaptan y quién va a liderar todo el proceso. Lo lógico es que por tamaño fuese la BBK la responsable del grupo y la Kutxa y Vital se amoldasen, pero aquí los “hechos diferenciales” tienen su importancia y cada caja querrá pesar lo mismo que las otras, como así sucede, de manera algo ilógica, con la representación de las tres provincias en el parlamento vasco. Siguiendo con el símil del pisito, ¿habrá una gran cama de matrimonio o literas separadas? ¿Y qué se podrá hacer en la cama? Comer seguro que sí, pero otras cositas……..

Como ven todo esto está más verde que las hojas que ahora despuntan de los árboles, y el riesgo de divorcio en esta nueva parejita sigue siendo muy alto. De todas maneras, como no se ha formalizado un matrimonio de verdad, tampoco el divorcio sería muy costoso, cada uno se llevaría los muebles que compró y trataría de devolverlos al Ikea ficticio, y vuelta a empezar con rumores y nuevas propuestas de baile. Sin embargo esta vez parece que la cosa va más en serio. La pregunta que todo el mundo se hace y que este fin de semana será más comentada en las sociedades gastronómicas que la nueva receta de Bacalao es ¿lo harán? ¿Consumarán?

jueves, marzo 24, 2011

Lo de Libia me alucina

Ya he vuelto de vacaciones, y lo he hecho en el día prometido, lo que en sí ya es una noticia en este año. No ha pasado nada trascendente por Elorrio, pero la actualidad se ha acelerado, aún más si cabe. Vivimos días de vértigo y no damos abasto para enterarnos, y mucho menos digerirlo. La sentencia de Sortu de ayer era previsible, y la dimisión de Sócrates al frente del gobierno portugués también, como remate de un guión triste que conduce a Portugal hacia ese abismo que todos los periódicos mencionan. Veremos si somos arrastrados en su caída.

Pero lo que ha sido de guasa durante estos días, muy cruel, es el asunto de Libia. Todo empezó el Viernes con una resolución de la ONU que amparaba la intervención aérea, con la abstención de China y Rusia. Esa resolución fue para mí toda una sorpresa, positiva, porque nunca pensé que llegara a producirse en esos términos. A partir de ahí se esperaba el momento de la intervención, cosa que se produjo el Sábado por la tarde. Volvieron a los telediarios esas imágenes, quién sabe si son siempre las mismas, de cruceros navales disparando misiles y de trazaderas en el cielo provenientes de baterías antiaéreas. Ver los aviones occidentales frente al ejército de Gaddafi me hacía sospechar que esto iba a durar poco. Pero no, las arenas del desierto libio esconden muchas sorpresas, y han hundido mis previsiones. Resulta que el propio Gaddafi no es un objetivo militar en sí mismo, ni su propio régimen. Los bombardeos pretenden parar la masacre que realizan las tropas del dictador sobre los sublevados, pero nada más. Y en esta indefinición los mercenarios a sueldo del coronel de Trípoli siguen contando con una ventaja evidente. Además, a los dos días de intervención, se suscitó un debate inaudito en el caso de los militares, que es saber quién manda en el ataque. De momento EE.UU. es quién coordina todo, pero desea retirarse a un segundo plano para no perder el apoyo de los países árabes. Italia y Reino Unido desean que sea la OTAN quien dirija las operaciones, pero Francia y Alemania se niegan, el primero porque aspira encubiertamente a ser él solo el líder de la operación y el segundo porque en este negociado pretende no hacer nada. Y España no opina y hace lo que le manden, sea quién sea el que lo haga. Ante el barullo organizado Italia amenaza con dejar de prestar apoyo y bases de ataque, fundamentales, Turquía, socio de la OTAN, se muestra cada vez más contrario a todo lo que se proponga, Noruega, que mandó unos aviones como presencia testimonial, los ha retirado, y el desbarajuste es total. No hay portavoces que nos cuenten (o falseen, como prefieran) lo que sucede día a día, las televisiones se han llenado de militares en la reserva que nos cuentan cosas porque los que están en activo no saben que contar, y de paso China sigue protestando y Rusia también, aderezado todo ello con un enfrentamiento entre Putin y Mevdeved, por primera vez en público, sobre el alcance y dimensiones de la intervención.
En fin, un absoluto caos en el que los aviones despegan, bombardean posiciones y vuelven, pero no tienen claro ni qué es lo que hacen ni para que sirve.

¿Y qué hace Gaddafi entre tanto? Soportar los golpes y seguir a lo suyo,
que es recuperar posiciones, liquidar opositores y matar a todo lo que se le ponga por delante con tal de seguir en el poder. Sería muy cruel que después de todo eso los rebeldes, ese grupo armado del que nada sabemos, empezando por dónde obtienen su armamento, fuesen derrotados en tierra y que los aviones de la OTAN (o lo que sea) patrullasen sobre un Libia reconquistado por Gaddafi. Una pesadilla. De momento entramos en el sexto día de bombardeos, y desde hace ya alguno todos los aviones del dictador están destruidos, pero quién lo diría viendo el parte de esta guerra.

viernes, marzo 18, 2011

Una mierda de semana

Estaba dudando, viniendo hacia el trabajo, si usar o no la palabra mierda en el título, pero es lo que el cuerpo me pide, así que ahí está, grandota y negra. Y es que lo ha sido. A lo largo de loa días el accidente de Fukushima ha aumentado la histeria global e incluso ha hecho olvidarse a la gente que muy cerca de la central hay aldeas sepultadas con cientos, miles de cadáveres por descubrir, y así aumentar el catálogo de horrores locales. Pero es que estando toda la atención del mundo centrada en Japón, como si del ojo de Sauron se tratase, algunos han aprovechado el que nadie les mire para actuar a su antojo.

Y el que mejor se lo ha montado ha sido Gaddafi, el dictador libio, al que hace algunas semanas todos, yo incluido, dábamos por amortizado y que ayer, tras unos días de fieros combates en los que ha aplastado a la revolución, se encontraba en los alrededores de Bengasi, la capital rebelde, como así la llaman. Lo de Libia es una vergüenza de dimensiones difíciles de explicar. La complacencia, indiferencia, e incluso desgana con la que las potencias, especialmente EEUU y Europa, hemos actuado en esta crisis es delictiva. A pocos kilómetros de nuestras costas un régimen sanguinario está masacrando a su población y nuestros únicos cálculos se reducen a cual es el mero precio para el barril de petróleo y quién, Gaddafi o sus enemigos, será mejor gestor de las reservas que posee el país. Nos hemos sentado a ver como se matan y esperamos a que gane uno para, otra vez, ir en peregrinación a besarle la mano y conseguir barriles baratos. Y si gana Gaddafi mejor, como parecen pensar muchos países, quizás porque ya sabemos lo que le gusta y cómo podemos sobornarlo. Repugnante.
Finalmente ayer se aprobó una resolución de la ONU que permite la zona de exclusión aérea sobre Libia. Ahora queda por ver quién se decide a bombardear e inutilizar la aviación Libia, pero sospecho que a los que dirigen loa tanques, fusiles y bayonetas de Gadaffi eso ya les importa bien poco. La Comunidad Internacional lavó ayer su conciencia y consiguió un papel que puede exhibir en caso de ser acusada de pasividad. Por la tarde el dictador lanzó una serie de amenazas a su pueblo, a los occidentales y, por poco no se mete con los japoneses, llegando a comparar su entrada en Bengasi con la de Franco en Madrid, y la “limpieza” que luego allí se desató. Pero no sólo Gaddafi se ha aprovechado, no, el gobierno de Bahrein ha liquidado a parte de los opositores que se manifestaban en la plaza de la perla y ha contado con el inestimable apoyo de tropas de Arabia saudita, que han cruzado la autopista que une la isla con el continente para psudoinvadirla y sofocar a tiros las revueltas. Tropas sunníes, las de los saudíes, controlando Bahrein, aplastando revoltosos, muchos de ellos chiíes, en frente a las costas de Irán, el gran país Chií, al otro lado del Golfo Pérsico. Apasionante. La cara de ira que se le ponía al dictador iraní Ahmadineyad al comentar este y otros asuntos en la magnífica entrevista que le realizó Ana Pastor denotaba que la zona, inestable siempre, se sitúa cada vez en un punto de mayor riesgo. Y todo bajo, y gracias, a un mar de petróleo.

No está mal para una semana, verdad??? Como para emigrar a Betelgeuse a 110 por hora. El mejor resumen lo vi en una viñeta de el mundo, no se si fue el martes, en el que una GAddafi sonriente, sentado en un barril de petróleo, portaba un cartel que decía “Nucleares NO”. Mordaz y cutre, ha si ha sido esta semana en la que hemos vivido peligrosamente y en la que, por si había dudas, el orden global y hasta emocional al que estábamos acostumbrados hace unos años ha pasado, definitivamente, al baúl de los recuerdos. Creo que el adjetivo de mierda le sienta de maravilla, ¿no creen?

Me cojo tres días de vacaciones, y espero que esta vez no surja nada extraño, así que hasta el Jueves 24.

jueves, marzo 17, 2011

Qué es lo que sucede en Japón

Gestionar la información en una crisis es uno de los aspectos más complejos e importantes que uno pueda imaginar. En el 11M de hace siete años vimos un gran ejemplo de gestión desastrosa, y de horribles consecuencias para el conjunto del país y para quien, en esos momentos, detentaba esa responsabilidad concreta. En el caso de la central de Fukushima no se puede decir si la gestión es correcta o no, pero lo cierto es que no tenemos muy claro qué es lo que allí sucede, y eso es muestra de falta de información. Las causas pueden ser múltiples.

Radio, prensa, televisión, Internet…. Los medios se están volcando en seguir al minuto lo que sucede en esos edifico que, para gran parte del mundo, ya son familiares. Y sin embargo es realmente difícil saber hasta que punto la crisis que vivimos es tan grave como parece. La causa obvia es que el problema, nuclear, en sí mismo, es complejo, y realmente cuesta mucho determinar el estado real en el que se encuentran los reactores. Para determinar hasta que punto es grave la cosa bastaría con saber si las vasijas de contención de los reactores se han fisurado y si las piscinas donde se almacena el combustible usado se mantienen estables. Pero eso sólo lo saben los héroes, o suicidas, que ahora tratan de refrigerar todo el complejo. Sin verlo no hay manera real de saberlo, y esos equipos supongo que se lo habrán contado al gobierno japonés, que es quién suministra la información a todo el mundo, y que se enfrenta a versiones contrapuestas. Japón lanza continuamente mensajes del tipo “esto es serio, pero está bajo control” mientras que el resto de gobiernos, especialmente los de la Unión Europea y, desde ayer por la tarde, EEUU, opinan que la cosas se han descontrolado y que existe riesgo de catástrofe global. El ciudadano que en su casa pone la tele, y que por lo general no tiene ni idea de cómo funciona una central nuclear, asiste a este curioso espectáculo, aderezado con gráficos y esquemas de algo que le es tan ajeno como el sueldo de los directivos bancarios. Ve expertos entrevistados, que afirman que la cosa es muy gorda y que no lo es tanto, y observa las caras de periodistas y tertulianos, que expresan un “no tengo ni idea de esto y se me nota” y las dudas le asaltan. Es lógico que el gobierno afectado trate de reducir la escala del problema para que el pánico asociado al fenómeno nuclear no se extienda por el país y genere efectos mucho peores de lo que la propia radiación sería capaz, pero ¿miente el gobierno japonés o miente la Unión Europea? ¿Las declaraciones de Francia, las más alarmistas, son reales o una mera campaña de intoxicación? Recordemos que
Areva es el consorcio francés de desarrollo de energía nuclear, y que ve como reactores desarrollados por General Electric, su principal competidor, están sometidos a la crisis total ¿oportunidad de mercado a la vista?. Lo cierto es que a medida que pasa el tiempo y uno lee la sensación de desconcierto aumenta, y eso en sí mismo no es bueno.

¿Qué opino yo? Que Japón no está contando toda la verdad, en un intento de tranquilizar a un país devastado por el terremoto y el tsunami, y que la central se encuentra descontrolada.
Los intentos de enfriarla con agua tirada desde helicópteros fracasaron ayer, vuelve a hacerse hoy, pero no impedirán la emisión de partículas contaminantes por parte de unos reactores parcialmente fundidos y unas vasijas de contención que sí dejan escapar parte de su contenido. Pero no se como puede acabar esta historia, ni cuando. Este artículo explica claramente los escenarios posibles a los que nos enfrentamos, pero la situación es muy confusa, sepa usted de este asunto o le suene a chino… japonés.

miércoles, marzo 16, 2011

Chernoshima

Definitivamente, la central nuclear de Fukushima ha entrado en una situación de descontrol absoluto. Ayer eran cincuenta los valientes, héroes, suicidas, como ustedes prefieran, que permanecían tratando de enfriar los reactores, pero el incendio desatado en el 4 y las emisiones de vapor contaminado han obligado a sacarlos de allí. Por lo que parece ya no hay nadie en la central, así que lo que suceda lo hará por sí mismo. Hay planes para actuar desde el exterior, con helicópteros y grandes mangueras, pero parecen simples paliativos ante la magnitud del desastre que se ha originado.

A medida que Fukushima aumenta de peligrosidad crece el debate nuclear y, no les voy a engañar, es un grave error. Aún no tenemos claro que es lo que allí ha sucedido, cómo la combinación terremoto – tsunami ha causado el desastre, y lo que es más importante, cómo va a acabar todo esto. Es cierto que nos falta saber el grado de desastre que se alcanzará, pero es importante, y no tiene sentido tomar decisiones precipitadas por un hecho relativamente fortuito, al que se ha mezclado con electoralismo barato. Aquí al que me ha sorprendido, y para mal, ha sido Ängela
Merkel, decretando el cierre preventivo de siete centrales antiguas, y la causa no es otra que las encuestas dan que puede perder las próximas elecciones federales, dentro de unas semanas. Si para ganar debo cerrarlas, aprovechándome de la tragedia, lo hago. Y si luego gano ya veré si las pongo nuevamente en marcha o no. Este es el deprimente nivel del debate nuclear en nuestro continente, debate que siempre ha estado presente en nuestras sociedades, pero en lo que todos hemos estado de acuerdo es que nuestro tren de vida se debe mantener “como sea”. En Francia las centrales nucleares cubren el 75% del consumo eléctrico del país. En España la cifra se sitúa en torno al 20% de nuestro consumo, y no se paran nunca. ¿Las cerramos? Bien, y ¿Cómo sustituimos nuestro 20%? ¿Con petróleo libio? ¿Con gas? ¿Con molinos, eficientes si hay viento e inútiles cuando no sopla? Supongo que Merkel habrá previsto alternativa para esas siete centrales, aunque si es una jugada política para engañar al votante las podrá arrancar otra vez en breve plazo y sin muchas consecuencias, jugando durante algunas semanas con las reservas de petróleo y gas. Una vez que el episodio de Fukushima haya terminado, habrá que estudiarlo y serán los técnicos y economistas los que determinen si una central nuclear es segura y rentable, y después la sociedad, sus políticos, deberán decidir. Pero achacar la inseguridad de la tecnología nuclear a que no ha resistido un terremoto de grado nueve y un tsunami se me antoja ridículo. Pensemos en serio, ¿cuántas presas y pantanos soportan un terremoto así? ¿Cuántas refinerías y depósitos de combustible? Piense uno en Petronor, cerca de Bilbao, o en las pantallas de hormigón de los embalses extremeños y del Duero, y póngalos a temblar no ya a nueve grados, sólo a cinco o seis, veremos a ver cuáles siguen en pie. Por ello ¿debemos volar las presas? ¿Son peligrosos los embalses? Es cierto que todo lo nuclear tiene un componente de terror psicológico inevitable, el hongo, el fin del mundo, y por eso el debate debe hacerse después de Fukushima, no durante.

Lo que ya es de traca es el comportamiento de la Comisión Europea.
Declarar esto como apocalíptico, como ha hecho el comisario de energía, es una frivolidad que raya con la estupidez. Así mismo, la idea de hacer test de estrés a las centrales me parece psicodélica. Eso funciona para los bancos vía hoja de cálculo, pero ¿Cómo se testa una central? ¿Se manda a Bin Laden y sus chicos para que atenten contra ella? Se le corta la luz y experimenta a ver que pasa? ¿Se le inunda? ¿se le sueltan algunas tuercas a las válvulas? Por favor, un poco de seriedad, que esto es grave…..

martes, marzo 15, 2011

En medio de la nada

A medida que pasan las horas el panorama que ofrece la central nuclear japonesa de Fukushima no deja de empeorar. Esta noche, hora española, como sucedió con el reactor 1 y 3, se ha producido una explosión en el reactor 2, y parece que en este caso sí ha afectado al edificio de contención primaria y se ha producido una fuga radioactiva de las gordas. Es muy difícil precisar lo que sucede allí, y la presencia de expertos internacionales, solicitada por Japón, ayudará a calibrarlo, pero es evidente que la gravedad del incidente crece hora a hora. Malas noticias.

De todas maneras hay una cosa que me asombra de todo esto, y es como los medios de comunicación, occidentales sobre todo, ya han amortizado el terremoto, les da igual si las víctimas son 5.000 o 10.000, y su preocupación única sea la de origen nuclear. No quiero decir que lo de la central no sea grave, que lo es, y mucho. Pero es que antes de que Fukushima se convirtiese en el decorado del Springfield mundial en el que se ha tornado el mundo los muertos del terremoto ya se pudrían en el fango. Creo que mostramos una insensibilidad inmensa al no prestar la atención mediática debida a los fallecidos y sí a los posibles, futuribles, derivados del accidente nuclear. Puede que ello se deba a que en nuestro interior sospechamos que no podemos sentir en nuestros países terremotos de esa dimensión, cosa que es cierta en algunos casos y en otros no, y que lo que nos pilla muy de cerca son las nucleares y las elecciones, como es el caso obvio de Alemania. A ver si mañana puedo escribir algo al respecto, pero hoy quería centrarme en los muertos reales, en los olvidados, y en los supervivientes, que los hay, que vuelven a las zonas devastadas, o son rescatados en la prisión salvadora en la que se convirtió su casa o coche, y al salir de allí su mundo ya no existe. ¿Qué pasaría por nuestras cabezas si sobrevivimos a algo así y vemos nuestras ciudades, pueblos, barrios, arrasados? Ayer por la noche, en un corte del telediario, salía la imagen de un señor de pie, en medio de lo que antes se supone era su pueblo, y ahora no era más que unas montañas de fango y escombro. Su cara no parecía expresar rabia o pena, sino más bien pura incredulidad. Negación. “No puede ser, esto no es real” parecía querer decir. Todavía no era consciente de los destrozos, de las víctimas, ni si quiera de su propia suerte como superviviente. Simplemente contemplaba un escenario de absoluta destrucción en lo que antes era, probablemente, un rincón familiar para él, un lugar querido, en el que pasó momentos inolvidables, otros intrascendentes, pero que seguro día a día recorría, sentía como suyo, cercano y familiar. Ahora ese decorado de su vida, ese escenario sobre el que se ha desarrollado su existencia, ha desaparecido, y con él seguro que muchos de los protagonistas con los que ha compartido las escenas de su vida. Amigos, simples conocidos, familiares, vecinos… muchos de ellos ahora yacen en medio de ese vertedero.

La cara de ese señor reflejaba la angustia que le sucede al hombre cuando se encuentra ante lo desconocido, lo que le supera, lo que no puede ser…. En este caso ha sido un desastre natural, hace diez años fueron unos aviones contra las torres gemelas, o unos terroristas en los trenes de Madrid hace siete, pero en todos casos se repiten, a millares, esas caras de alucinación, de asombro ante el vacío que se abre ante sus ojos. Llenar ese vacío, cubrir ese hueco, esa es la labor de reconstrucción más lenta y difícil a la que se enfrenta el pueblo japonés. Recrecerán la ciudades, se reabrirán carreteras y trenes, e incluso volverá a haber ofertas en nuevos centros comerciales, pero ese vacío…. ¿Cómo se llena? ¿Quién lo cubre?

lunes, marzo 14, 2011

Desolación

Ver las imágenes que ha repetido la televisión a lo largo de este fin de semana exigía ser muy crédulo. Continuamente los informativos enseñaban escenas sacadas de una película de Hollywood en la que no se hubiesen escatimado ni presupuestos ni medios digitales. Los coches, edificios, calles, farolas, todo parecía ser barrido por una inmensa ola que lo arrasaba sin piedad, una marea de agua, lodo, escombros, basura y restos de estructuras que avanzaba sin freno hacia el interior de un país que acababa de sufrir un inmenso terremoto. De película, sino fuera porque es terriblemente real.

Para que esta pesadilla fuese completa, sólo faltaba unir el término Japón y Nuclear. Desde el Sábado por la mañana se presta menso atención a un recuento de muertos que promete ser inmenso, más del que nos han contado, y se mira con todos los ojos posibles a las centrales nucleares. La atención se ha centrado sobre la de Fukuyima, que tiene cuatro reactores, esos edificios cúbicos que vemos en la tele, similares en tecnóloga y dimensión a los de la burgalesa Garoña. El terremoto afectó al suministro eléctrico y el tsunami destruyó los generadores diesel supletorios, por lo que los circuitos de refrigeración de los cuatro reactores se pararon y se empezaron a sobrecalentar. El Sábado al mediodía se registró una primera explosión en el reactor 1,
y esta noche, hora española, ha explotado el 3, por lo que se ve de una manera más virulenta que en el caso anterior. Todos los reactores de esta planta, y de otras varias del país, están parados, por lo que no pueden explotar como el de Chernobil, pero eso no quita que las emisiones radiactivas contaminen extensas zonas, aparte de, obviamente, implicar el cierre definitivo del complejo. Las autoridades lanzan mensajes de calma, pero el radio de evacuación se ha ampliado a veinte kilómetros y, la verdad, ver las imágenes no ayuda a sentirse relajado. Además existe una confusión, lógica, sobre lo que está pasando realmente dentro de la central, de si el núcleo se ha fusionado realmente, como se Dado que han surgido avisos de incidentes en otros dos complejos nucleares, uno de ellos a 120 kilómetros de Tokyo, es probable que con los días se llegue a parar todo el sistema nuclear japonés, que aporta un porcentaje muy importante de la electricidad que consume el país, completamente dependiente del suministro de energía del exterior. Ello implica cortes de electricidad en ciudades y complejos industriales, detención de la producción en aquellos lugares que no se hayan visto afectados por el seísmo, interrupción de la cadena de suministros y abastecimientos y, en definitiva, problema sobre problema. No es retórico afirmar que Japón se enfrenta a so mayor crisis desde la Segunda Guerra Mundial, no, es una descripción bastante precisa del desastre que estamos viendo. Es duro pensar que esto sucede en el segundo país más rico del mundo, y que pese a ello los muertos se van a contar por decenas de miles, y los destrozos van a dejar a su economía sumida en una crisis durante años.

En la viñeta de ayer de El País, Forges escribía un inmenso Japón en el que el ÓN era tachado por un OFF en color rojo sangre. Es una metáfora muy ingeniosa, pero describe perfectamente la situación que se vive en aquel país. Piensen en Tokyo, al mayor conurbación del planeta, con cerca de treinta millones de habitantes, en un estado de shock, sin suministros, con transportes colapsados, apagones, y sabiendo que millones de esas personas tienen conocidos, parientes y amigos sepultados bajo el lodo del tsunami. El escenario es de pesadilla, y lo estamos viendo en directo, como si de una horrorosa alucinación se tratase.

viernes, marzo 11, 2011

Maldito 11 de Marzo.

Ver lo que está pasando en Japón es horrible, parece una película, pero sin actores, con personas reales, vidas segadas y destrucción....…

Cajas, bancos, calificaciones, pistachos con chocolate….

Hoy es 11 de Marzo, séptimo aniversario de los atentados de Madrid. Eso, y el recuerdo a las víctimas, es lo importante, lo que viene ahora es anecdótico.....

Ayer fue otro día de esos para olvidar, que cuando uno llega a casa tiene la sensación de que le han vapuleado. Moodys nos bajó la calificación de la deuda un escalón, la bolsa cayó, el diferencial del bono español subió, y por la tarde el Banco de España publicó las necesidades de capitalización del sistema financiero nacional, quedándose todo el mundo muy satisfecho al ser requeridos sólo 15.152 millones de euros. Eso es una burrada, y además, está calculado a la baja. Parece que el sistema financiero más sólido del mundo está tan podrido como todos los demás.

En medio de este panorama, uno puede consolarse comiendo unos cruasanes con chocolate, que están muy buenos, al menos los del Mercadona, o zamparse unos pistachos, que son como los de marca pero que cuestan la mitad, o comiendo unos yogures con trozos de frutas que están tan buenos como los Danone pero cuestan también la mitad. ¿Es ese el secreto del Mercadona? No lo se, pero lo cierto es que ayer esta marca de distribución hizo historia, porque por primera vez en España El Corte Inglés se vio superado en facturación, por Mercadona. Los 16.485 millones de euros de facturación, cifra un poco superior a las necesidades de las cajas, y los casi 400 millones de euros de beneficio son las cifras que relatan la historia de un éxito aplastante. Mercadona es un caso único, no se si en el mundo, pero pudiera ser. No hace anuncios, campañas, spots televisivos, cuñas en prensa, patrocinios… nada. Nada. No tiene centros comerciales, ni hipermercados ni grandes superficies. Su éxito se basa en una enorme red de supermercados de barrio, y el boca a boca de miles de consumidores que acuden ávidos a sus centros, y que les cuentan al resto de que allí las cosas son más baratas y, toma ya, a veces mejores. Dicen algunos foros por Internet que Google y Hacendado (la marca blanca del grupo) se harán con el mundo, y pudiera ser, visto el éxito. Como empresa de origen familiar se enfrenta a un futuro complejo cuando se produzca la sucesión de su presidente, Juan Roig, la mano firme que gobierna ese barco con dos premisas fundamentales. Cada céntimo vale, y si se puede ahorrar se ahorra, y cada trabajador vale más que los céntimos de ahorro, por lo que se debe cuidar y fijar. Presume la marca, no se si es cierto, de que toda la plantilla tiene contrato indefinido, y que las condiciones que se fijan para, por ejemplo, permisos, maternidad, bajas y otras son de las mejores del mercado. Ello no quita que el trabajo en el centro comercial no sea tan ingrato como en otras cadenas, porque en sí mismo es muy poco agradecido, pero parece que hay algo de verdad en esas condiciones por encima del resto de marcas del sector de la distribución. Es cierto que Mercadona se ha visto favorecida por la crisis, porque su modelo de negocio, basado en una marca blanca muy poderosa y la restricción a la marca de fabricante se demanda mucho cuando el bolsillo mengua como pasa ahora, pero coyunturas aparte, su éxito es indudable, y supone un ejemplo de profesionalidad, buen hacer empresarial y liderazgo, y eso que tanto echamos de menos en este país Mercadona nos lo muestra dái a día, sin descanso. Es justo reconocerlo.

Pero es que además su dirigencia habla con sentido común. Ayer, en la presentación de los resultados, Juan Roig podía haberse echado flores y eludir la crisis y decir que todo va bien. Pues no. Hizo un discurso muy duro, señalando que lo bueno de 2011 es que será mejor que 2012, que la crisis no se acaba, ni mucho menos, que debemos ser productivos, esforzarnos, sacrificarnos, trabajar, y no vivir por encima de nuestras posibilidades. Ayer el señor Roig hizo un discurso valiente, sincero, leal a su sociedad, al lado del cual las palabras diarias del PSOE, el PP y el resto de partidos palidecen, producen sólo vergüenza. Sólo por ese discurso merece la pena ir de compras esta tarde y pillarse unos cuantos dulces en sus tiendas…

jueves, marzo 10, 2011

La nueva Ruinasa

Tuvo mucho mérito el hallazgo que realizaron unos trabajadores del equipo de documentación de RTVE en sus inmensos archivos, sacando a la luz una portada del diario YA de 1973 en la que se relataban noticias idénticas a las que ahora vivimos. La crisis de Gaddafi en Libia, la reducción de loa límites de velocidad, al carestía de petróleo, los graves problemas de la economía española… realmente muy curioso. Sólo uno de los grandes asuntos que nos ocupan no estaba en ese ejemplar histórico, y es la quiebra de Rumasa, la nueva Ruinasa, aunque es un fenómeno que, en sí mismo, retrotrae a un pasado muy lejano y que, sorpresa, también tiende a repetirse.

Lo de Ruinasa sería para estudiarlo en las consultas de psiquiatría, y no en los gabinetes de abogados o financieros. El tinglado organizado por José María Ruiz Mateos era, hace ya un año, un ejemplo de sociedad extraña, opaca y oscura. Sus anuncios, con tanto bombo como aspecto rancio, mostraban un grupo empresarial inmenso, que hacía de todo, y que aparentaba ser muy rico, algo necesario si querías vender pagarés a 50.000 euros la unidad. Prometía un 8% de rentabilidad, a veces hasta un 10%, cifras que se me antojaban imposibles, y que lamentablemente la realidad así lo ha demostrado. Muchas empresas y miles de empleos, así como el ahorro de inversionistas, dependen de que realmente ese tinglado valga algo, no lo que ellos decían, que es imposible, sino simplemente algo. Los rumores sobre el estado financiero del grupo empezaron a circular en Navidad, y con el nuevo año no han hecho más que crecer, hasta que hace dos semanas se solicitó el preaviso de quiebra, que parece se va a materializar ya en algunas sociedades como Clesa y Dhul. Ante este panorama, la familia Ruiz Mateos, mejor dicho, los miembros varones de la misma, dieron una surrealista rueda de prensa en la que aseguraban que todo estaba bien, pero que tenía una pinta de ser poco más que una chusca opereta. Esta semana la familia sigue con la idea de que la quiebra no es tal, pero que están asfixiados por el Banco Santander, Botín, el sucesor de Boyer como archienemigo (este “Ruizma” tiene obsesión con los apellidos empezados por BO). Para demostrar su idea de que es el Santander el que les ha llevado al borde del precipicio mandaron ayer a la prensa algunas cartas remitidas por los Ruiz Mateos a Botín y otros directivos del banco.
Esas cartas son una joya, y llevan directamente este caso de los tribunales de justicia a los psiquiátricos. Es cierto que visionar la correspondencia privada de cada uno de nosotros generaría una imagen exterior muy distinta de la que poseemos, pero nos guardamos nuestras intimidades, entre otras cosas, para protegerlas. Aquí no. Los textos, que aconsejo que lean para creérselos, muestran a unos personajes de caricatura, peloteros hasta el extremo con el banco cuando este accede a sus pretensiones iniciales, dudosos a medida que el Santander empieza a mosquearse por las cuentas del grupo, y claramente amenazantes cuando el banco ve que se ha metido en una trampa y quiere salirse de allí. Todo esto aderezado con una imaginería religiosa de pacotilla, una fe obscena en uno mismo, estudios psicológicos de alguno de los miembros del clan y unas expresiones que, si Berlanga estuviese entre nosotros, le hubiesen hecho muy feliz, y quizás hubiera rodado otra película más, pese a no desearlo.

¿Las finanzas, empleos, inversiones, activos, de todas las empresas del grupo han estado durante años en manos de esta panda de enajenados? Después del hundimiento de su primera pirámide, Ruiz Mateos ha logrado crear una segunda, al puro estilo Madoff, convenciendo a entidades como el Santander con misas, vírgenes y orantes, y de paso se ha llevado el dinero de bastantes incautos sin que eso le suponga remordimiento alguno….. Sinceramente, hay cosas que hay que leer para creérselas.

miércoles, marzo 09, 2011

Las malditas renovables

Mucha gente me pregunta mi opinión y consejo sobre asuntos económicos y financieros, que no son lo mismo, porque se supone que algo se de todo eso. Cierto que conozco ese mundo, pero eso no garantiza que acierte en mis previsiones ni que mis opiniones vayan a ser lo cierto, y a los hechos me remito. Tengo un trabajo muy normalito, con un sueldo muy muy muy normalito y un historial de inversor lleno de jugadas mediocres, pocas muy buenas y alguna mala, mala. La de las acciones de Iberdrola renovables, de momento, entra claramente en el grupo de las malas, y destacada….

Como mucha gente, acudía a la OPV (Oferta Públicoa de Venta de acciones) de Iberdrola Renovables en lo que parecía un buen negocio. Filial de una compañía eléctrica solvente, embarcada en un sector de futuro, con un flujo de ayudas públicas para el desarrollo de parques eólicos, muchos nos lanzamos a por las acciones. Yo mismo hablé, aconsejé e incluso convencí a algunos amigos y compañeros de trabajo. La acción empezó a cotizar a 5,3 euros y, tras un inicio muy suave, alcanzó los 5,5. Yo, pensando en todo lo anterior, compré un nuevo paquete de acciones a ese valor. Tras varios días estancado, el valor empezó un suave goteo a la baja, que se aceleró una vez que perdió la cota de los cinco euros y, sin solución de continuidad, siguió bajando hasta situarse por encima, y no mucho, de los dos euros. A partir de ahí el valor ha estado medio muerto, no superando la barrera de los 2,7 ni perforando la del 2. En todo caso unas pérdidas potenciales para mi inversión de cerca del 60%, todo un negocio…. Algunos de mis conocidos, al ver que la cosa pintaba mal, vendieron las acciones en pérdidas al inicio del desplome, más o menos cuando perdió la cota del 4,7 y así ejecutaron pérdidas pero, al menos, controladas. Supongo, eso sí, que se acordarían de los molinos, de mi cara y de parte de mi familia directa cuando viesen el resultado de su inversión. Yo aguanté, porque perder más de la mitad es horrible, y porque al menos hice caso al más útil de los consejos que puede tener un inversor bursátil, que es el de jugar con el dinero que no vas a necesitar a medio plazo, con sobras. Así, empantanado, no requería de ese dinero y me podía permitir el lujo de esperar uno, dos o más años hasta que la cosa remontase. El año pasado, por primer vez, la acción dio dividendos… de poco más de dos céntimos por título, lo que supone una rentabilidad tan baja que queda mal escribirla en un párrafo literario. “No, tampoco haré negocio con los dividendos” pensaba, y poco a poco me he resignado a que ese dinero puesto ahí acabará valiendo muy poco, si algún día lo llegase a rescatar.
Todo iba por este camino tan gris hasta que ayer Iberdrola matriz anunció, por sorpresa, que absorbe Renovables, a un precio de 2,97 euros por título, lo que supone un 44% de pérdida sobre el 5,3 original. Así que, de una manera algo virtual, hoy ejecuto una pérdida así de grande sobre mi inversión inicial.

El proceso de canje de acciones de las renovables por las tradicionales, que para muchos ahorradores supone una pérdida como la antes mencionada, no es mal negocio para la propia Iberdrola. Desde 2007, año de la salida a bolsa, ha “ganado” el 40% de valor que los accionistas hemos perdido, ya que nos vendió algo caro que nos recompra mucho más barato., cosa que Telefónica hizo con Terra hasta límites vergonzosos. Me queda el consuelo de que si me dan acciones de Iberdrola al menos poseen dividendos sustanciosos, de un 5,5% el pasado año, y con el tiempo recuperaría lo perdido, pero los años en los que ese dinero ha estado empantanado ahí no los quita ni compensa nadie. Para que se fíen de mi instinto inversor…

martes, marzo 08, 2011

Entrampados en Libia

Lo que son las cosas. Hace pocos días los medios de comunicación nos contaban la historia de la revuelta libia como un continuo avance hace Trípoli, y los intentos de respuesta del régimen de Gaddafi se trataban como torpes e inútiles maniobras. Hoy el discurso ha cambiado bastante. La guerra sigue, los muertos y heridos no dejan de sucederse y la imparable revolución poco puede hacer ante el ejército del coronel que, aunque débil y anticuado, posee un arsenal y entrenamiento profesional. Pasan los días, todo se complica, y aún no sabemos qué queremos o podemos hacer.

Una vez visto que las amenazas de juicio internacional a Gaddafi y sus secuaces no parecen haber hecho mucha mella en el dictador, vaya sorpresa, se vuelve a hablar de intervención militar en la zona, pero con muchas condiciones. La guerra de Irak causó destrozos no sólo en Bagdad, sino en toda la estructura de relaciones internacionales. Desde entonces una intervención occidental es mucho peor vista por terceros países, especialmente islámicos, y se llegó a un débil consenso por el que una acción sin el respaldo del Consejo de Seguridad de la ONU no podía ser legítima. Siempre he estado en contra de esta interpretación, y las arenas libias muestran hasta que punto puede ser paralizante. El diseño y composición del Consejo, tal y como existe hoy, es arcaico e inútil. En caso de presentar una resolución que avale una intervención, aunque sea muy “light” siempre será vetada pos Rusia y China. Ambos países se niegan porque, como son regímenes dictatoriales, no ven con buenos ojos que un compañero de dictadura sea abatido. Además a Rusia el viene bien que un competidor en el mercado de la exportación de petróleo pase por apuros, y si encima es un suministrador de su cautivo mercado europeo, mejor que mejor. Así, no veo como puede ser posible una resolución que permita actuar en Libia. Ante eso, ¿qué se puede hacer? Circulan dos ideas por ahí. Una es que los occidentales suministremos armamento a loa rebeldes, para que puedan usarlo contra Gaddafi. Es una manera de intervenir sin hacerlo, que exigiría el permiso de los países vecinos, o al menos que sus fronteras fuesen permeables, pero al final deja el peso de la guerra en el bando de unos rebeldes poco preparados. Es un parche que, a mi modo de ver, alargaría el conflicto pero no garantiza la derrota de la dictadura.
La otra opción es el plan de exclusión aérea, que exige una intervención real de los cazas occidentales, con el objetivo de bombardear aeropuertos, bases militares e instalaciones de rádar del ejército libio, para impedir que aviones de Gaddafi puedan volar, bombardear y arrasar poblaciones sumadas a la revuelta. Nivelaría mucho el terreno de juego, por así decirlo, y sería un efectivo recordatorio a Gaddafi de lo que le espera cuando sea derrotado. Eso sí, sería un acción militar pura y dura, sin soldados occidentales en Libia, pero con bombardeos y muertos. Me parece la mejor opción. Para llevarla a cabo, eludiendo la ONU, se debiera negociar con la Liga Árabe, aunque sea poco representativa, para que solicite la intervención o, al menos, garantice que no se opondrá a la misma. En estas condiciones estaríamos ante un caso muy similar al de Kosovo y, como entonces, podría darse inicio a la operación y, como allí sucedió, sin resolución que lo ampare.

La operación debiera hacerse en nombre de la OTAN, realizada en su mayoría por aviones norteamericanos, contando con el respaldo logístico de España, Italia, Grecia y Turquía, las bases más cercanas al territorio libio. Y debiera hacerse ya, porque la carnicería continúa en el terreno. ¿Qué opina ante este escenario el gobierno de España? ¿Y la oposición? Oír ayer a Marcelino Iglesias (PSOE) y Dolores de Cospedal (PP) balbuceando como pueriles iletrados pillados por un tema del que nada saben, sin ser capaces de dar respuesta alguna, era buena muestra de que es lógico que no pintemos nada en la toma de este tipo de decisiones. Así que nada, a acatar y hacer lo que nos diga la OTAN.

lunes, marzo 07, 2011

Cubiertos de “Glory”

El viernes al mediodía, mientras hacía algunos de los muchos cuadros de datos en los que ocupo mi vida laboral, exclamé un ¡Mierda! En alto que hizo que mis compañeros de despacho, uno amplio, en el que habitamos cinco personas, me mirasen y pusieran esa cara de “bueno, y a este que mosca le ha picado”. Cuando les dije que, maldita sea, mi enfado era causado por el fallo en el lanzamiento de la sonda de la NASA Glory, los cuatro se miraron y, por las caras que ponían, seguro que empezaron a lamentar la suerte de la metafórica mosca, pobre, a quién había ido a picar…

Glory era un satélite valorado en varios cientos de millones de euros cuyo fin era estudiar el polvo en suspensión de la atmósfera y otros parámetros vinculados con el clima global. Un artefacto costosos, tecnológicamente avanzado y de considerables dimensiones, media tonelada, que tuvo un final de lo más deshonroso. Adosado a un cohete modelo Taurus, al final del lanzamiento hubo un fallo que impidió que el satélite se despegase de lo que quedaba de cohete. El objeto unido, mucho más pesado que el satélite en sí, y ya carente de combustible, era incapaz de alcanzar la órbita a la que la inercia hubiese impulsado al satélite en solitario. Sin impulso necesario, empezó a descender,
y los técnicos de la NASA abortaron la misión, supongo que pulsando ese botón que aparece en las películas cubierto con un plástico para protegerlo, y que al presionarlo supones que algo va a estallar. Pues sí, estalló. Y el proyecto Glory acabó convertido en un montón de chatarra cayendo desde lo alto. Glorioso. Los lanzamientos de satélites, que se producen habitualmente, han llegado a ser una rutina tal que los vemos como lo más seguro y eficiente del mundo, pero no dejan de tener sus riesgos. Sólo pensar que un cohete no es otra cosa que una bomba de relojería controlada, con el fin de que sólo la punta se salve de la quema y llegue a su objetivo parece una idea suicida, y sin embargo hace mucho que, afortunadamente, no vemos imágenes de cohetes colapsando sobre su torre de lanzamiento de las más diversas y patética formas, como muestra con precisión la película “Elegidos para la gloria” basada en el libro del mismo título de Tom Wolfe. Lo que muestra el fracaso del Glory, a parte de dar mucho trabajo a los ingenieros para no repetirlo, es que no sólo el lanzamiento es importante, sino que cualquier fallo que se produzca en el aparentemente más insignificante protocolo puede dar al traste con toda la misión. No se lo que habrá fallado aquí, pero puede que fuese una tuerca, algo más apretada de lo normal, o que la carga que produce la separación no estalló del todo, o que el frío adhirió las partes más de lo que la carga las podía separar, a saber. Lo cierto es que una vez que lo más difícil y peligroso estaba hecho, falló lo más fácil, algo así como si, jugando con los lanzamientos, en una noche de juerga, uno logra convencer a la más interesante de la fiesta para llevársela a la cama y, en faena, se tropieza con la alfombra, o se hace una avería como en “Algo pasó con Mary” u otra tontería similar. La sensación de bochorno y ridículo puede ser similar, atenuada en este caso por la privacidad de la alcoba, acrecentada en el original por que todos nos hemos enterado de la pifia estelar.

En fin, que si la carrera espacial ya deambula de unos años a esta parte sin rumbo fijo y generando poca ilusión, lo del “Glory” es para deprimirse. Difícilmente podrá al ciencia, y los que la seguimos con pasión, lograr que el público se emocione con proyectos marcianos, viajes a la Luna o simples estancias orbitales al lado de casa si no somos capaces de poner en órbita un triste satélite por un fallo en el prepucio del cohete…. Así, mi ¡mierda! Y cabreo del viernes estaba más que justificado, aunque sospecho que no fui capaz de convencer a mi incrédulo y pequeño auditorio… menos mal que no eran inversores!!!!!

viernes, marzo 04, 2011

Cosas que caen del cielo

Está nevando en Madrid. Poca cosa, de momento, pero el cielo está completamente cubierto, lleno de nubes bajas que ocultan la punta de las torres de la ciudad y tiene el aspecto necesario para que se de una bonita nevada. A ver si hay suerte, me conformo con que cuaje, pero me haría una ilusión enrome que cayese el medio metro que sepultó Nueva York hace unas semanas, o más. Se iba a montar un caos fenomenal, pero seguro que al final todo el mundo lo disfrutaría, y es que necesitamos cosas para disfrutar. Por cierto, con este frío hoy se consumirá mucha gasolina.

Tan fría y prevista como la nieve, pero sin el candor asociado a los copos,
cayó ayer el anuncio de Trichet, presidente del Banco Central Europeo, de posibles subidas de tipos en Abril. Es un escenario que está medio descontado, pero lo previsto en un principio era que los tipos subiesen para la segunda mitad del año. Sin embargo, si ustedes siguen la curva del euríbor, cosa que debieran hacer de vez en cuando si están hipotecados, habrán visto que últimamente se está tomando viagra y no hace más que subir y subir. Empezamos el año en el 1,50% y ayer cerró a 1,78%, no está mal en apenas dos meses. ¿Qué significa esta subida? Lo normal es suponer que anticipa subidas de los tipos oficiales, que ahora están fijados en el 1%. Las causas son diversas. La principal hasta hace pocas semanas era que las economías centrales de Europa, especialmente Alemania, están creciendo, y ya no necesitan para nada tipos tan extraordinariamente bajos como ese solitario 1. También se comentaba al existencia de tensiones inflacionistas fruto de ese crecimiento, pero de momento parecía algo controlado. Pero desde hace unas semanas la escalada del petróleo ha metido una bomba de inflación en el sistema económico. Si esta subida de precios, actualmente a 115 dólares el barril, se mantiene en el tiempo, y el euro no logra remontar frente al dólar (el anuncio de ayer aumentó el valor del euro y, en consecuencia, disminuyó el del petróleo) se pueden producir los llamados efectos de segunda ronda, que no es nada más que un traslado de los costes derivados del petróleo a los bienes y servicios. Esto provoca que un repunte temporal de un bien, el petróleo, se convierta en un alza continuada y sostenida de los precios, y que no decaiga una vez que ese activo vuelva a precios más moderados. Los bancos centrales tienen pesadillas horrendas ante procesos como este, y la actuación de manual es subir los tipos. Cuando las economías europeas estaban acopladas, se movían más o menos a la par, la actuación del Banco Central generaba efectos comparables en todas ellas, más o menos igual de buenos o de malos. De hecho, esta sintonía es una condición necesaria para que el BCE pueda tener éxito en sus políticas. Esa sintonía se ha perdido del todo, y más que desacople hay desenganche. Países como Grecia, Portugal, España, Irlanda o Italia presentan tasas anémicas de crecimiento, en el mejor de los casos, frente a Alemania u Holanda, con ascensos superiores al 3%. Como ya sabemos quién manda en este club, es de suponer que el BCE actuará ajustándose al ciclo germano, no al de los países periféricos. Lo de ayer fue un primer aviso.

¿Y qué consecuencias puede tener en España una subida de los tipos? Si les soy sincero, no logro imaginarme ni una que sea positiva. Se encarecerían las hipotecas, subirá el coste de servicio de la deuda, se restringirá aún más el crédito y se encarecerá, bajará la rentabilidad de la bolsa, se encarecerá el euro (bueno para importar petróleo) pero nefasto para exportar, y así unas cuantas más. Al destrozado tejido económico de España la subida de tipos le supone toda una patada en sus partes pero, como la nieve que cae, aún, es algo que nos viene dado, a lo que deberemos acostumbrarnos y tratar de lidiar, esquiando sobre ello y evitando los patinazos y las caídas.

jueves, marzo 03, 2011

Hay que intervenir en Libia

Ver las noticias ayer era asistir a un parte de guerra, a la narración, incierta y seguramente poco acertada, de unos combates entre las tropas afines a Gaddafi y los sublevados, por el control de una ciudad llamada Brega, que muchos no habíamos oído nombrar nunca, y que si por la mañana era recuperada por las tropas del régimen, por la tarde era liberada por una masa de desharrapados, como citan algunos titulares. Saben que en la guerra la verdad es una de las primeras víctimas, por lo que lo único cierto de lo sucedido ayer es que en Libia siguen muriendo y matando personas, y en grandes cantidades.

Todo esto muestra, entre otras muchas cosas, que en este siglo XXI no tenemos instrumentos para gestionar y resolver crisis como estas. Numerosas instituciones internacionales, tarde y mal, han condenado a Gaddafi y su régimen. La ONU, cuyo comité de derechos humanos era presidido por, sí, sí, Libia, ha emitido una condena enérgica. Bancos y paraísos fiscales dicen que van a bloquear unas cuentas que hasta hace una semana eran imposibles de detectar, y
la Corte Penal Internacional va a procesar a Gaddafi y otros miembros de su gobierno por sus crímenes. Bien, maravilloso, pero, ¿sirve de algo todo esto? Tanta condena, obligada, ¿es realmente útil? ¿no se quedará todo en meras palabras que, como otras tantas, se las llevará el viento? En nuestra vida diaria los jueces condenan los delitos y existe una condena social y moral a los mismos, pero no nos engañemos. Si eso es posible es porque existe una fuerza llamada policía que detiene a los delincuentes. Esto es obvio, pero parece que se nos olvida. Imagínense que no hay policía por las calles… ¿cuántos delincuentes, amenazados de condena por los tribunales, se presentarían voluntarios a los mismos para ser juzgados? Sospecho que pocos, y sería noticia, si antes no han robado en el periódico de turno. Pues en el contexto internacional tenemos instrumentos que juzgan acciones basándose en el derecho internacional, pero carecemos de la fuerza que permita llevar a esos malhechores ante el tribunal. Debido a ello es noticia relevante el que algún dictador, genocida o similar llegue a ser juzgado. Algo así sucedió con Milosevic, pero recuerden que muchos años después de la guerra de Kosovo, y más de la de Bosnia. Y por cierto, Ratko Mladic, el militar Serbio que dirigió las campañas de extermino en Bosnia, sigue sin ser juzgado, ni siquiera perseguido realmente. ¿Condenas internacionales a sus crímenes? Todas, ¿consecuencias? Ninguna. Y con Gaddafi empieza a vislumbrarse un horizonte similar, en el que la opción de que sea juzgado pasa únicamente porque una intervención militar extranjera le derroque del poder. No tengo dudas de que si la revuelta conquista Trípoli Gaddafi será ejecutado, junto con su familia, y los veremos colgando de alguna farola de su residencia, o similar. Y si se enroca y logra hacerse fuerte en su territorio nos podemos enfrentar a semanas, meses de luchas sangrientas, en las que miles de personas pueden perder sus vidas y el país acabar convertido en una ruina en medio de la arena, consiguiendo desestabilizar del todo a la zona. El desastre que se vive en la frontera de Túnez y Egipto ya es lo suficientemente grave como para seguir sin hacer nada.

¿Cuál es la opción que defiendo? Que la OTAN, es decir, Estados Unidos, ataque Trípoli, someta a un bombardeo contundente a todas las zonas estratégicas que sirven de baluarte a Gaddafi (acuartelamientos militares, depósitos de armas, bases, palacios, líneas de aprovisionamiento, lo que sea) y que así el régimen se derrumbe, y la guerra termine ya. Francia y Rusia se niegan en redondo a esta opción, y es imposible que el Consejo de Seguridad de la ONU la apruebe (China también se negaría, seguro). Pero hay un precedente, Kosovo. Se que hay mucha gente en contra de esta idea, pero o se actúa o la población libia se enfrenta a la pesadilla que vemos todas las noches desde nuestras casas.

miércoles, marzo 02, 2011

110

El conflicto libio ha vuelto a poner sobre la mesa el problema de la energía, sus costes, nuestra dependencia, y el ahorro. Y digo “vuelto a poner” porque no es serio que en un país como España, que importa todo el petróleo y gas que consume, sólo nos acordemos de Santa Bárbara cuando suena. Uno quiere pensar que hay gente dedicada a planificar un futuro a medio plazo que reduce nuestro nivel de consumo, pero visto lo visto, no es así, y cuando llegan los problemas, hay que improvisar. Eso es muy nuestro, y a veces sale bien. Otras, la mayoría, como ha pasado con lo de los 110 kilómetros por hora, sale mal.

¿Se ahorra yendo a 110 en autovía?
Por lo que se ve en los primeros experimentos reales, no mucho, y eso si valoramos el tiempo perdido como cero, cosa irracional. Es cierto que los límites de velocidad se implantan en Europa en los años setenta con motivo de la crisis del petróleo, no por seguridad o contaminación, no vayan a creerse ustedes otra cosa. Sin embargo, en aquel entonces la tecnología era muy distinta a la de ahora, y los perfiles de consumo. En los ochenta mismamente, muchos coches que pasaban de la barrera de los 100 kilómetros por hora generaban la sensación de saltar al hiperespacio. Iban muy forzados, y el consumo era inmenso, al forzar a los motores muy cerca de sus límites. Hoy en día los vehículos privados alcanzan velocidades legales (120) muy cerca de sus cotas mínimas de consumo, y el efecto que supone la bajada de 120 a 110 puede ser realmente despreciable. ¿Dónde consume mucho combustible un coche? En ciudad, atascado, arrancando y parando. Además hay un factor que, curioso (o no) nadie menciona. Si uno mira los datos de consumo de productos petrolíferos en España, descubre que las gasolinas son el 8,5% del total, poco más que el queroseno de aviación. Un 15% corresponde a fuel óleo, destinado a hornos y centrales de producción eléctrica, otro 15% de destina a varios (donde están los plásticos, abonos, etc) y, atención, casi la mitad de lo que se consume es diesel, un 49,5%. Hurgando en los datos del diesel se observa que el de tipo A, automoción, es un 70% del total, mientras que el B (agrícola y pesca) es el 16% y el C (calefacción) es el 7%. En resumen, cerca de un tercio del consumo nacional de petróleo se destina a diesel de automoción, y casi tanto como lo que consumen las gasolinas supone el consumo de los tractores agrícolas y los barcos pesqueros. La pregunta es obvia ¿De qué partidas resulta más lógico ahorrar? Y si uno piensa un poco más se da cuenta que lo de diesel destruye el argumento de los 110 de una manera rotunda. Los grandes consumidores de diesel, a parte de los vehículos privados, son los autobuses, camiones y taxis, vehículos que, en el caso de los dos primeros, no pueden superar por ley los 100 kilómetros por hora, llevando limitadores electrónicos para ello. En un país como España, con una red ferroviaria de mercancías que sería antigua para los estándares del siglo XIX, todo se lleva por carretera, miles de camiones van todos los días a todas horas cargados, subiendo y bajando puertos (la orografía nacional no ayuda mucho a ahorrar, no), tenemos autobuses de todo tipo haciendo las más dispares rutas, porque es el autobús el medio de transporte nacional, a falta de una red de tren completa. Y las ciudades están llenas de taxis.

Y además, como son un instrumento de trabajo e inversión, todos estos vehículos están en marcha el mayor tiempo posible (un camión parado pierde dinero) y consumiendo. ¿Afecta a este grupo, el que más consume en España, la medida de los 110? No, por lo que el ahorro derivado de poner las pegatinas en la carretera puede ser testimonial. Quizás la intención sea buena, pero el gobierno se ha vuelto a ver superado por los acontecimientos y, a falta de u estudio serio sobre qué hacer, ha optado por algo efectista y simplón. Y no ha acertado.

martes, marzo 01, 2011

Por el mero interés

Seguimos inmersos en la guerra civil libia, y aún no sabemos cómo acabará. Las declaraciones payasas de Gaddafi cada vez parecen más alejadas de la realidad pero, ante la ausencia de intervención extranjera, lo que allí suceda está en manos de los que se enfrentan en las calles. En medio de la revuelta, se ha extendido el discurso en occidente de que hemos sido miopes ante lo que sucedía en el Magreb, y que colaborar con regímenes dictatoriales es un grave error que hemos cometido, y que no debemos volver a repetir. Bonitas palabras, sí, pero, ¿son ciertas? ¿No lo vamos a volver a hacer?

En estos dos últimos días hemos tenido una muestra muy cercana de que, pese a los discursos, siguen primando los intereses, hasta donde podamos tragar, por así decirlo. Me explico.
El fin de semana el Rey estuvo en Kuwait celebrando el veinte aniversario de la finalización de la primera guerra del golfo. Ayer Zapatero comenzó su gira por países árabes, especialmente en el golfo pérsico, y firmo algunos acuerdos de ayuda financiera en Qatar por cerca de tres mil millones de euros. Hoy está en Abu Dabhi, capital de los Emiratos Árabes Unidos, donde se pretenden firmar acuerdos similares. Y mañana irá a Túnez, donde no está claro quien le va a recibir dada la situación del país. Bien, ¿qué tienen en común todos los países del golfo? Obvio, que están repletos de petróleo y recursos financieros. También, vaya, son dictaduras teocráticas, en las que los derechos humanos están ausentes y las libertades son tan fantasiosas como el diseño de sus rascacielos. Sin embargo nos da igual firmar acuerdos financieros con ellos, porque “esos países no son Libia”. Curiosamente hasta hace tres meses Libia tampoco era la Libia que es ahora, y teníamos igualmente firmados con ella acuerdos económicos y estratégicos muy importantes, la mayor parte de ellos ahora no son más que papel mojado, o mejor dicho, papel quemado en las revueltas. ¿Quién nos dice que no puede haber una revuelta en Qatar en un mes que tire al gobierno del emirato y llene los telediarios de imágenes como las que ahora vemos en Libia? Y si eso se produjera, ¿sería Qatar como Libia? La primera conclusión de todo esto es que, de mientras se pueda sacar beneficio económico, el régimen con el que firmemos nos da igual, sea dictadura, dictablanda o mediopensionista. Sin embargo a veces las dictaduras aceleran su carácter represivo y la cosa se complica. Empezamos a ver imágenes en televisión de disturbios, revueltas, muertos, noticias de ataques contar civiles, represión, cosas feas… y nos sentimos incómodos. Ante eso los gobiernos occidentales tiran de manual y tratan de apagar el fuego de sus opiniones públicas para que los acuerdos económicos, lo más importante, no se vayan al traste. Se habla con el dictador de turno para que sea “comprensivo” o “escuche la voz de su pueblo” o expresiones similares, todas ellas falsas y vacías. A veces la dictadura, que no es tonta, se espabila y abre la mano lo justo como para que las protestas se aplaquen y ya no abran los informativos occidentales, y vuelta a la rutina represiva de todos los días. Sin embargo, si la revuelta se descontrola, o el régimen enseña mucho los dientes, la cosa se pone fea y, poco a poco, los gobiernos occidentales abandonan el barco del dictador, y este se ve abocado a su final.

Esto es lo que vemos con Libia. Hace dos semanas Europa, la triste, cobarde y vecina Europa, seguía diciendo que no deseaba que hubiera injerencias internas en el proceso libio, cuando Gaddafi mataba libremente en las calles de Trípoli. ¿Cuál es el número de muertos a partir del que un régimen “amigo” se convierte en “cruel y represor”? ¿Diez al día, veinte, cincuenta? No nos engañemos, nuestro nivel de vida depende de que esos sátrapas con los que firmamos acuerdos sigan en el poder, y quizás estas revueltas sirvan de paso para desenmascarar nuestra hipocresía, pero no para eliminarla. No sueñen con eso.