“Angie” Merkel ha debido pasar una mala noche. Los augurios se han confirmado y su partido, la CDU, ha perdido las elecciones federales en el estado de Baden-Württemberg, vaya nombrecito, en el que gobernaba desde hace casi sesenta años. El gobierno irá a una coalición entre los social demócratas y los verdes, y es de éste último partido de donde surge la figura del previsible regidor del estado. Así, por primera vez, los verdes gobernarán un estado federado alemán, y uno de los muy ricos, lo que es mucho decir en Alemania.
No hace falta ser un fiera para suponer que la catástrofe nuclear de Fukushima ha tenido un sonado efecto en la campaña y el resultado, aunque la CDU ya apuntaba a la baja antes de lo sucedido. A mi todo esto me ha recordado mucho a “El Ala Oeste de la Casa Blanca”, la serie que les recomendé que vean sobre todas las cosas. La séptima y última temporada se centra en el duelo entre aspirantes a sustituir al presidente Barlett, que finaliza su segundo mandato. Por el lado demócrata está el congresista Matt Santos, hispano de Texas, interpretado por Jimmy Smith, y por el republicano, el senador de San Diego Arnold Vinnick, interpretado por el genial Alan Alda. En las encuestas anteriores al inicio de campaña Vinnick lleva mucha ventaja a Santos, pero en un momento dado se produce un incidente nuclear. Por una avería técnica se estropea el circuito de refrigeración del reactor de la ficticia planta nuclear de San Andreo, sita en California, el estado de origen del republicano Vinnick. No funcionan los sistemas y el presidente BArlett se ve obligado a mandar un equipo de liquidadores para que entren en la central y pongan en marcha sistemas manuales de refrigeración para evitar la fusión del núcleo, y decreta una evacuación de treinta kilómetros de perímetro alrededor de la central (les suena, verdad??). Inmediatamente los equipos asesores de los dos candidatos se enfrentan a la gestión electoral del accidente. Los demócratas están ante la oportunidad de reforzar su discurso energético, basado en las energías renovables y la denuncia de la inseguridad de las centrales. Por su parte, los republicanos, defensores acérrimos de lo nuclear, se ven aterrados ante el daño que el accidente hace a su campaña. A lo largo de varias escenas vemos como son los equipos de los candidatos los más agresivos, mientras que el demócrata Santos no quiere hurgar demasiado en la herida y el republicano Vinnick desea hacer un discurso de autoafirmación de sus valores en las proximidades de la central, para así despejar temores. Finalmente los liquidadores logran estabilizar la temperatura del reactor, no hay apenas emisión de gases contaminantes y la crisis se salda con un enorme coste financiero y de imagen derivado de la evacuación de la población, pero sin más consecuencias. Vinnick hace su discurso frente a la central, comprometido y honesto, pero no puede evitar que los sondeos, hasta entonces muy favorables a su persona, se den la vuelta y muestren un ajustado empate entre los dos candidatos. A partir de entonces la batalla por la Casa Blanca se libra en un ajustado pulso entre iguales, y todo ello debido a un imprevisto accidente nuclear.
Pues bien, sospecho que los asesores de Merkel conocían este capítulo de la serie, y tan aterrados como los asesores de Vinncik, le recomendaron que hiciese algo en la campaña electoral para rebatir el efecto Fukushima. La medida de “Angie”, el cierre momentáneo de las centrales nucleares más antiguas del país, sonaba a falso desde un principio, y quizás incluso hundió algo más la expectativa de voto de la CDU, como expresión de castigo ante un populismo electoral muy barato. Sea como fuere, Merkel es una víctima colateral de Fukushima, cosa que seguro no esperaba ni en la más remota de sus pesadillas.
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