Se dice que en el País Vasco se liga muy poco y que lo de hacer el amor es algo muy raro. Como en todo mito hay un cierto sustrato de realidad, y mi experiencia personal, reconozco que poco significativa, avala esa creencia. Lo del roce es algo difícil de alcanzar, el cariño no digamos y la compenetración debe ser un término de otro mundo. Esto se da en todos los ámbitos, también el financiero. Por eso la noticia que ayer saltó a los medios del inicio de una fusión fría entre las tres cajas vascas, la vizcaína BBK, la guipuzcoana Kutxa y la alavesa Vital, es de las más extrañas (y esperadas) de las habidas en el Basque Country en las últimas décadas, créanme.
Y no será porque no ha habido intentos, pero en el caso de estas cajas se demuestra hasta que punto la política interfiere en la gestión y estrategia de esos entes llamados Cajas de Ahorro. En el País Vasco además se suma la pugna entre nacionalismo y no nacionalismo. Algunos nacionalistas aspiraban, antes de que la crisis llegara, a que esas cajas fueran el germen de una especie de banco público vasco, un banco nacional se llegaba a decir. El peso inmenso que tienen las Diputaciones Forales en la estructura política y financiera vasca, diputaciones que en su mayor parte siempre han pertenecido al PNV, ha posibilitado que numerosos proyectos de fusión se alumbraran a lo largo de los años. A dos bandas, a tres, parciales, arrejuntamientos variados y muchas otras hipótesis que, por diversas causas, acababan siempre en el saco de la basura. Fusionar las cajas vascas era algo de alquimistas, digno de los mejores sueños pero completamente imposible. Afortunadamente estas peleas no han afectado a lo que es la gestión del negocio financiero, cosa que no ah sucedido en otras entidades españolas, y de ahí que esas tres cajas estén entre las mejores de la nación en lo que hace a ratios de solvencia financiera y no necesiten aportaciones públicas para alcanzar los requisitos impuestos por Basilea III y el gobierno (los que publicó en su día el Banco de España). Sin embargo, se han quedado pequeñas en medio de un panorama de fusiones y alianzas más o menos estables, y temerosas, viendo que para ciertas cosas el tamaño sí que importa, se han decidido por unirse a través de un SIP, figura jurídica extraña que viene a ser una especie de “salimos juntos pero por la noche cada uno se queda en su casa”. Las marcas siguen separadas, y los negocios respectivos también. Parece que también se van a animar a crear un banco, al que trasvasarían en el futuro su negocio propio, quedándose las entidades con la obra social y la imagen de marca “caja”. Este banco sería como ese piso de alquiler que acoge a la pareja recién creada, lleno de ilusiones y esperanzas, pero también de discusiones sobre como se amuebla y dónde deja cada uno sus trastos. En este caso las tres cajas deben decidir qué parte del banco es de cada una, cómo se gestiona en común, qué servicios centrales se adaptan y quién va a liderar todo el proceso. Lo lógico es que por tamaño fuese la BBK la responsable del grupo y la Kutxa y Vital se amoldasen, pero aquí los “hechos diferenciales” tienen su importancia y cada caja querrá pesar lo mismo que las otras, como así sucede, de manera algo ilógica, con la representación de las tres provincias en el parlamento vasco. Siguiendo con el símil del pisito, ¿habrá una gran cama de matrimonio o literas separadas? ¿Y qué se podrá hacer en la cama? Comer seguro que sí, pero otras cositas……..
Como ven todo esto está más verde que las hojas que ahora despuntan de los árboles, y el riesgo de divorcio en esta nueva parejita sigue siendo muy alto. De todas maneras, como no se ha formalizado un matrimonio de verdad, tampoco el divorcio sería muy costoso, cada uno se llevaría los muebles que compró y trataría de devolverlos al Ikea ficticio, y vuelta a empezar con rumores y nuevas propuestas de baile. Sin embargo esta vez parece que la cosa va más en serio. La pregunta que todo el mundo se hace y que este fin de semana será más comentada en las sociedades gastronómicas que la nueva receta de Bacalao es ¿lo harán? ¿Consumarán?
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