miércoles, mayo 18, 2011

El latido de la Puerta del Sol

El pasado Domingo por la tarde me encontré por el centro, sin pretenderlo, con una manifestación muy grande y ruidosa. A la altura del metro de Sevilla, en la calle Alcalá, miles de personas llenaban la calzada y se extendían hasta Sol, y lograban ocupar todo el tramo de la calle que baja hasta la Cibeles, un buen trozo. Pancartas variadas, gritos, pitos y un aire de cabreo generalizado recorría el cuerpo de unos manifestantes que protestaban contra la crisis, los políticos, los sindicatos, la banca y, en definitiva, la forma en que hemos organizado la sociedad y la crisis en la que vivimos.

Viendo todo aquel tumulto me empezaron a surgir muchas preguntas. Quizás la primera es que no tenía ni idea de que se hubiese convocado esa manifestación, pregunta que rápidamente me contesté a mi mismo porque era obvio que se había organizado de manera alternativa, sin medios de comunicación, sin partidos, sin convocantes. Puro twitter y facebook, los nuevos medios. Y la cantidad de gente que allí había era inmensa. Más que el mayor de los mítines que a esa hora se celebraban en toda España con motivo de la campaña electoral, muchos más que los que salieron a manifestarse el 1de Mayo convocados por los sindicatos, muchísimos más de los que lo hubieran hecho ante la llamada del PP o del PSOE. Al día siguiente los medios se llenaban de sorpresa por el éxito de una iniciativa de la que ni se habían enterado, y los políticos lo único que han hecho desde entonces ha sido intentar captar el voto de alguno de los manifestantes, demostrando que no tienen ni idea de lo que allí se está diciendo y gritando. Este es un fenómeno complejo, pero que, curiosamente, no tiene nada de sorprendente. Lo raro es que con cerca de la mitad de la población joven española en paro y condenada a la emigración protestas de este tipo no se hubiesen producido hace ya muchos meses. Desde hace años la clase política, en su conjunto, es el tercer problema para los españoles según todas las encuestas, superado por la crisis y el horrendo paro. Y es que España está en crisis, económica, cierto, pero de una gravedad y profundidad tal que está empezando a erosionar algunos cimientos sociales. El umbral de personas que viven por debajo de la pobreza crece, los recursos de subsistencia privados (la familia) se está empezando a agotar y esto no mejora (es más, empeorará, no quiero engañarles). Ante este panorama el PSOE gobernante y el PP expectante han optado unos por una política de escapismo mentiroso para tratar de salir el paso y otros por una actitud indolente esperando la gracia de la victoria al mínimo coste. Es mucho más culpable el PSOE, porque es el que le toca gobernar y puede decidir hacer cosas, pero ambos están enfangados en la porquería hasta límites difícilmente soportables. Si no ven lo que sucede en la calle tendrán un problema, y no sólo ellos. Otras organizaciones que existen, en teoría, porque en teoría representan a la sociedad, como los sindicatos, agrupaciones de empresarios movimientos sociales, se ven completamente desplazadas al margen por un movimiento que les ha desbordado por todas partes, que les supera, que aunque proclama consignas en algunos casos del siglo XIX lo hace con los medios y la fuerza del siglo XXI. Sea lo que sea, es novedoso, importante, y reflejo de algo más profundo y grave.

¿Y
qué es lo que reclaman los manifestantes? De momento tienen muy claro lo que no desean, pero no las soluciones y propuestas, porque esto es el resultado de un cabreo, de una indignación generalizada, y eso amalgama muchas ideas. Hay una frase que me gusta mucho que he visto en varias pancartas, esa que dice que “no hay pan para tanto chorizo” y que viene a resumir a las claras como lo que ayer señalaba, la falta de ejemplaridad pública, se ha convertido en algo ya obsceno e insoportable en tiempos de penuria y crisis. Sigamos atentos a lo que sucede en estas concentraciones, no creo que duren muchos días, pero son un síntoma de que algo muy grave sucede, de que cosas muy importantes no funcionan en este país, y de que quienes, en teoría, deben solucionarlas, siguen sin hacerlo y sin quererlo.

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