lunes, mayo 09, 2011

Fiesta europea sin mucha traca

Hoy se celebra el día de Europa, aunque el continente no está para muchas celebraciones, todo sea dicho. Este fin de semana han vuelto a arreciar los rumores sobre una caída inminente de Grecia… perdón, ¿eso no era hace más de un año??? Sí, sí, ¿y no se buscó una solución a eso? En este caso la respuesta es no. Se puso un parche, un zurcido, que parece vuelve a abrirse porque la presión de los mercados, que saben que Grecia no puede pagar lo que debe, aumenta sin parar. Se ha hablado de que incluso podría abandonar el euro, rumores desmentidos con la fuerza que tienen la palabra de los entrenadores de fútbol cuando expresan su confianza en los directivos, horas antes de ser decapitados.

Desde España, esta semana se cumple el primer aniversario de lo que ya se llama “el fin de semana de mayo” de 2010, en el que un Ecofin obligó al gobierno de ZP a hacer todo lo que hasta entonces se había negado siquiera a admitir. Ese fin de semana fue muy duro para España, nos puso por primera vez, y de verdad, frente al abismo del impago, situación que ahora “disfrutan” Grecia, Portugal e Irlanda. En medio de aquella vorágine estaba claro que la caída de España supondría el final de la Unión Económica y monetaria, tal y como la entendemos, y por tanto era necesario poner una barrera de contención en el primer gran país afectado por el desastre, nosotros. Se nos exigieron muchas cosas, un montón de dirigentes llamaron a ZP para que se dejase de tonterías y empezar a tomar medidas serías, y pocos días después ZP subió a la tribuna del Congreso y dimitió. Bueno, no exactamente, pero tiró a la basura su programa electoral y se convirtió en un administrador controlado desde Bruselas. Con la escasa perspectiva que da un solo año, ¿ha servido para algo aquel esfuerzo y sacrificio? Sí y no. Sí porque nos ha dado más tiempo y crédito, que en aquel momento lo necesitábamos con urgencia, nos ha permitido colocar nuevas emisiones de deuda y dado un margen para tratar de enderezar nuestro rumbo. No, porque la medidas no nos han servido para crecer y crear empleo, dado que muchas son restricciones de gasto, que frenan la demanda, y otras, las de oferta, como la reforma del mercado laboral, se han hecho a medias y sin complementos necesarios como la reforma de la negociación colectiva. A esto le debemos sumar un sistema financiero que aparenta estar en proceso de solución pero que sigue escondiendo sus podredumbres y no hace caso a un agotado Banco de España, y unas Comunidades Autónomas que no se toman en serio esto de la crisis, y que de seguir por este camino se abocan al desastre. En conjunto, hemos conseguido estabilizar la caída en picado que sufrimos hace algo más de un año, pero no hay manera de que podamos remontar. La economía está plana, creciendo a tasas muy poco por encima de cero, es incapaz de crear empleo, lo que hace que nuestra sangría de parados no deje de crecer, sea al ritmo que sea, y la situación exterior en el mercado de materias primas, junto a nuestras rigideces históricas, hace que importemos y generemos mucha más inflación de la que sería lógica. Así, nos encontramos en medio de esa palabra tan fea llamada estanflación, subida de precios y estancamiento económico, que se inventó en los setenta para describir los efectos del shock del petróleo en las economías occidentales, y que es un compendio de todo lo malo. Pero si entonces la causa era, fundamentalmente, externa, ahora no. El problema es propio, y la solución también debiera de ser interna. Sin embargo, no se atisba por ningún lado.

Como todos los 9 de Mayo, hoy en el trabajo bajaremos a la explanada sita frente al acceso al complejo, uno de nuestros jefes hará un discurso conmemorativo del día y, en medio del pasaje de la novena sinfonía de Beethoven que es el himno europeo, izaremos la bandera de las doce estrellas, en una ceremonia que es menos solemne de lo que parece, y que pretende celebrar el logro de todo lo que la Europa ha construido, en la esperanza de que esta crisis no se la lleve por delante. Yo pensaré en Grecia y en su inevitable default cuando se alce la bandera, otros lo harán en Schengen…. Y usted, ¿qué le dice a usted Europa?

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