viernes, febrero 03, 2012

Frrrrrrío

Es invierno y hace frío. Menuda tontería, dirán muchos, y así es, en efecto, pero dado que llevamos mes y medio de invierno y hasta ahora no ha hecho frío han sido estos, los primeros días de auténtico abrigo, los que nos han recordado en que época del año estamos. Durante todo el mes de Enero hemos disfrutado en la mayor parte de España de días radiantes y soleados, con mínimas que rozaban la helada, sí, pero máximas entorno a los quince grados, que hacían agradable estar en la calle al sol del mediodía. Un espejismo, pero ha durado tanto…

La verdad sea dicha es que hace frío pero con moderación. En mi estancia madrileña, que se encamina a cumplir su décimo año, recuerdo inviernos con noches más frías que esta, en la que hemos alcanzado los tres o cuatro bajo cero en la capital. Hubo una, también en Febrero, pero no recuerdo de que año, en la que tocamos los menos nueve. No tenía aún el blog, por lo que debió ser en 2005, o 2004, porque ya vivía en el piso que compré en ese año. Recuerdo que salí de casa camino al metro y en el trayecto me empezó a doler un poco la cabeza. Hacía frío, sí, pero no sabía cuanto. Llegué al metro y allí, al calor del subsuelo, me refugié como otros tantos que teníamos escrito en la cara la sensación de alivio por encontrar el refugio frente a la inclemencia exterior. Pero de todo refugio se debe salir, y al llegar la trabajo nuevamente la misma sensación de “madre mía, qué pasa hoy” en la cara y cabeza. Junto a mi oficina hay una marquesina de autobús que sí tiene termómetro incorporado, y marcaba ese -9 que me dejó pasmado al verlo, y allí estuve un cierto rato, tampoco mucho la verdad, para luego entrar con ansias en el trabajo para allí encontrar el resguardo definitivo. Debido a la temperatura tuvimos ambiente en el barrio esa mañana, y es que gracias a la bajada tan brutal de la noche en el edificio de enfrente habían reventado algunas tuberías, no se si de los aires acondicionados o de las calderas de gas, y la gotera que se había producido se había congelado, formando unas estalactitas de hielo que colgaban por los balcones desde el piso sexto o séptimo, donde la tubería reventó, hasta el primero. Era una imagen preciosa, a la vez que algo bestial, y daba miedo pensar si algún pedazo de esa mole de hielo afilada se desprendiera y alcanzase a alguien que pasase bajo los balcones. Así que durante buena parte de la mañana los bomberos cortaron la calle y, subidos a la escalera y pico en ristre, se cargaron la formación glaciar que tanta atención llamaba desde nuestras ventanas. Supongo que para ellos, que se pasaron un buen rato a la intemperie eliminando todo aquello, maldita la gracia que les haría el hielo y el frío, y que esa mañana tomarían el café o el chocolate caliente con una sensación de placer difícil de expresar. No se que pensarían los residentes en el piso en el que se produjo la fractura, ni sus vecinos de más abajo, viendo al levantar la persiana como su casa se había convertido transitoriamente en la embajada de Groenlandia en Madrid, ni llegué a enterarme de los costes de la operación de deshielo y desescombro de tuberías y balconadas, pero lo cierto es que ese día el frío fue noticia, muy local en este barrio desde el que les escribo, y sospecho que nacional. No había entonces la pasión meteorológica que ahora llena los informativos, con mapas llenos de alertas de colores ante cualquier incidencia, pero seguro que ese día los avisos y alertas estuvieron justificados.

Para revivir experiencias similares, sin subirse a las montañas, hay que ir a pueblos y localidades donde el frío es un modo de vida habitual y, en teoría, están más preparados para combatirlo.
En Madrid son los pueblos de la sierra en donde se alcanzan temperaturas que, por debajo de -5, empiezan a complicar seriamente la vida. Hoy es el gran día para lugares como Teruel, Soria, Sanabria, Sigüenza, Aranda de Duero, y otras tantas poblaciones que hoy habrán estado cerca de -10, en las que la calefacción y la manta son tan necesarias como el cariño verdadero. No les envidio, créanme, pero es lo que toca, así que a disfrutarlo quién pueda.

1 comentario:

Dani dijo...

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