martes, agosto 07, 2012

Marte, curiosidad e ilusión


No se quejarán, gracias al éxito de la misión marciana llevo tres artículos sin hablar de economía… aprovechen, que mientras Curiosity ha pasado su primera noche sobre el rojo suelo marciano la cosa sigue revuelta en nuestros mercados, pero eso será mañana. Hoy, teniendo en mente la preciosa imagen que ya ha mostrado la NASA de la montaña que se erige ante nuestro querido robot, quería hablarles de ilusión y curiosidad, dos de los motores más potentes del mundo, y que han llevado al éxito a esta misión, como a tantas otras en el pasado. La telemetría y la ciencia son necesarias, pero sin esas dos fuerzas de poco sirven.

Y es que anoche, cuando me tumbé sobre la cama (no puede uno meterse en ella en los calores madrileños) cerré los ojos y pensé en Marte tan contento como si fuera un crío, disfrutando del momento, y pensando en que, seguro, en muchas casas de todo el mundo, a esa hora o cuando toque irse a dormir, habrá niños que se acuesten soñando con Marte, cohetes, naves espaciales y estrellas que iluminan el firmamento. Muchos seguro que ayer preguntaron a sus padres cómo se va a Marte, cual es el camino, y quizás uno de ellos dijo la frase mítica “¿Por qué no vamos?”. Tras años de sobredosis deportiva, en la que las paredes de las habitaciones de todos los críos del mundo han estado llenas de héroes del balón o de la cancha, o de cantantes de medio pelo (en el caso de Justin Biber de cinco sextos dada su poblada cabellera) puede que ayer un niño en todo el mundo quitase la imagen de un jugador de fútbol y pusiera una foto de Curiosity, o de Marte, y puede que alguna niña quitase una de las cientos de imágenes de su grupo de los sueños y la sustituyera por una impresión de una foto parecida a la que les he enlazado en el párrafo anterior. Seguro que más de un niño se ha quedado al anochecer mirando un poco el cielo, contemplando como las estrellas iban tomando el dominio sobre la oscuridad, brillando allá en lo alto, lejanas e inaccesibles, pero misteriosas y atrayentes, y algún padre se habrá visto en un aprieto para poder satisfacer la curiosidad de su hijo cuando, viendo las imágenes de Curiosity, le haya preguntado si “eso está allí arriba” señalando a las estrellas. Quizás también algún universitario, o joven que está a pocos años de escoger su carrera, haya contemplado las imágenes de absoluta felicidad que ayer se vieron en el centro de control de la NASA del JPL de Pasadena, y haya pensado para su interior “yo quiero trabajar en eso, no se si pagan mucho o poco, pero quiero hacerlo” y se haya echado para atrás en su idea de no estudiar, o de dejar pasar el tiempo en las aulas para empezar a leer libros de astronomía con la ilusión de , quizás en o mucho tiempo, estar delante de una de esas pantallas en las que se podía seguir la traza de Curiosity a lo largo de su viaje y descenso a Marte. Y muchos adultos esta noche seguro que al ver estas imágenes han sentido un gustillo en su interior que les recuerda a su infancia, a la ilusión que entonces tenían por el espacio, que en muchos casos la rutina y vida diaria ha sepultado bajo una enorme montaña de problemas y angustias de todo tipo, pero que ayer logró aflorar. Muchos se sentirían incómodos de hacer pública esa emoción, por miedo a que sus amigos y compañeros les tachasen de excéntricos o frikys, pero quizás alguno, trajeado, en su oficina se puso a aplaudir porque hemos llegado a Marte!!!!!

Esos niños y niñas, adolescentes y adultos, también aterrizaron ayer en el planeta rojo, iban a bordo de Curiosity y sentían lo que miles de trabajadores y técnicos de la NASA y todas las empresas auxiliares, CSIC INTA español por supuesto, experimentaban ayer. Pura alegría, felicidad y, sobre todo, ilusión y curiosidad. Para mi Marte se asocia a dos genios, Ray Bradbury, que me lo noveló, y San Carl Sagan, que me lo enseñó. Hoy, desde lo más alto del cielo, ambos sonríen al ver como la semilla que prendieron en muchos corazones germina en las orillas del cráter Gale, y que nuevas semillas anidan en los corazones de los futuros exploradores del planeta.

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