miércoles, agosto 14, 2013

El Hyperloop y Elon Musk


Ayer se presentó en California el diseño del Hyperloop, un nuevo y controvertido medio de transporte de diseño y prestaciones futuristas del que se llevaba tiempo hablando en la red. De características similares a uno de esos sistemas que en los supermercados sirven para enviar paquetes por tubos de aire a presión, el transporte consta de una serie de vehículos encajados en el interior de un tubo que, gracias a unas turbinas y compresores, usan el aire que les envuelve para desplazarse a velocidades superiores incluso a los 1.000 kilómetros por hora, superiores incluso a las que alcanza un avión comercial, y poco por debajo de la barrera del sonido.

No se si este sistema de transporte será revolucionario, como se anuncia, y dejará obsoletos a los actuales trenes de alta velocidad. Recordemos que el futuro es imprevisible y que anteriores inventos llamados a modificar por completo nuestro concepto del transporte y la movilidad se han quedado en anécdotas de corto recorrido, y el mejor ejemplo de esto último es el sewgay, ese patinete de dos ruedas en paralelo que se anunció como la solución a los atascos de tráfico y que permitiría moverse por la ciudad sin límites ni problemas, y que actualmente es usado sobre todo por empresas turísticas. Tiene su utilidad, sí, pero no ha cambiado el mundo. Del Hyperloop por ahora sólo se puede afirmar que hay un diseño preliminar, poca cosa más. En lo que quería centrarme sobre todo es en la figura de Elon Musk, un sudafricano nacido un año antes que yo, que a sus 42 años ha revolucionado todos aquellos sectores en los que se ha introducido, un innovador como pocos los hay en la actualidad, y que para muchos ha tomado forma y rostro con la presentación de este novedoso sistema de transporte, pero que lleva muchos años en la brecha y que va camino de convertirse en una de las figuras más importantes de nuestro tiempo. Aunque el personaje naciera en Sudáfrica, su carrera es la típica del inventor y emprendedor norteamericano, combinando arrojo, iniciativa, ambición, talento y suerte. Musk, dotado de formación muy avanzada y con las características propias de una inteligencia desbordante, se hizo de oro en la época del boom de Internet gracias al sistema de pago que creo y patentó, el PayPal, cuya empresa y servicios acabó vendiendo a EBay, lo que le hizo millonario. A partir de ahí se dan varias opciones; la de la vida fácil y despreocupada, la del mecenazgo, la del derroche, etc. Musk eligió la más compleja y difícil, que es la de gastarse su fortuna en crear nuevas empresas innovadoras, pero esta vez a lo muy grande. Sus obejtivos desde ese momento han sido dos sectores apasionantes: El aeroespacial y los coches eléctricos, dos retos enormes en los que la tecnología aún no es capaz de generar productos eficientes y mínimamente rentables a bajo coste. Y de momento, pese al enorme reto en el que se ha embarcado, Musk va ganando. En el espacio creo la empresa SpaceX, que está desarrollando sus propios prototipos de nave espacial tripulada (los SpaceX 1 y 2) y cohetes lanzadores (la serie Falcon) y que ya produce las cápsulas Dragón, las nuevas naves que serán usadas en un futuro por la NASA en sus programas tripulados y que de momento son capaces de servir como medio de aprovisionamiento a la Estación Espacial. Es decir, SpaceX ha logrado contratos, produce naves y las naves funcionan. De momento un éxito total en un mercado que, en la práctica, es inexistente en lo que hace a demandantes privados, ante los costes, que siguen siendo prohibitivos. Pero es que en la otra industria, la de los coches eléctricos, Musk está revolucionando el panorama. Su empresa, Tesla Motors, en lo que es un cariñoso homenaje al gran Nikola Tesla, ha logrado con su modelo S enamorar a los californianos y elevarlo en las encuestas de valoración como uno de los mejores coches que ahora mismo se producen y venden en EEUU. Caro, dirigido a las élites, el S se vende mucho y muy bien y empieza a ser tan rentable que la cotización en bolsa de Tesla Motors muestra una curva ascendente que, de momento, es sinónimo de beneficios.

¿Es Elon Musk flor de un día o está llamado a revolucionar estos sectores, y todos aquellos en los que se introduzca? ¿Cuál es su secreto? ¿Por qué él está logrando prosperar donde tantos otros se quedaron atascados? No lo se. Algunos lo califican como el nuevo Steve Jobs, centrado en el mundo tecnológico y no en el digital. Algunos al hablar de él recuerdan a legendarios héroes de la innovación como Edison o Howard Hughes, que triunfaron en sus tiempos y luego tuvieron finales mejores o peores. Algunos lo han visto como inspirador del personaje de IronMan, por su juventud, riqueza, descaro y dominio de la técnica. Veremos a ver, pero mi consejo es que se queden con su nombre, Elon Musk, porque ya ha roto bastantes pronósticos aciagos y, por lo que parece, su futuro aún no conoce límites.

Mañana es fiesta, pero el Viernes trabajo, por lo que tras un día de descanso, nos leeremos el 16.

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