viernes, mayo 09, 2014

Día de Europa en campaña electoral


Hoy, 9 de Mayo, es el día de Europa, festividad de la Unión que conformamos un gran grupo de países de este viejo y torturado continente, y que permite que desde hace varias décadas no haya guerras en su centro y sector occidental. Como pueden ver ustedes estos días, el sector oriental es otra historia. En España la festividad de hoy estará marcada por el cruel accidente de tráfico sucedido ayer en Extremadura, que se ha saldado con la muerte de cinco chavales que volvían de jugar un partido de futbol sala. Si todas las muertes carecen de sentido, más aun tratándose de jóvenes en el principio de su vida. Horrible tragedia.

Coinciden este día de Europa también con el inicio de la campaña electoral a las elecciones europeas, y sospecho que es nombrar este asunto y lograr que el par de locos que siguen leyéndome desistan y abandonen para siempre. Ya lo siento, pero me temo que estas dos semanas tendré que hacer bastantes referencias a la campaña y las elecciones en sí. Las europeas son unos comicios devaluados, que no son tomados en serio por casi nadie, empezando por quienes se presentan para ganarlos, y se saldan con una participación muy baja. En esta ocasión la duda es si llegaremos a la mitad del censo. Espero que sí, pero temo que no. Nos da la sensación de que no sirven para nada, que si los parlamentarios españoles son unos aprovechados que no resuelven nuestros problemas, los europarlamentarios juegan la liga de campeones de los aprovechados. Quizás en parte sea así, pero es cierto que las decisiones que se toman en Europa afectan, cada vez más, a la vida de los ciudadanos que componemos la Unión, y no hace mucha falta que les recuerde cómo durante este par de años que llevamos de crisis de deuda la soberanía y decisiones españolas han quedado completamente supeditadas a lo que se decidía en Bruselas o Frankfurt, y a lo que se votaba en el parlamento europeo. Pese a todo ello, mucha gente optará por no votar, en un gesto de abatimiento, protesta, cabreo o simplemente desgana, y eso penalizará los resultados de los partidos grandes y puede dar oportunidades a partidos pequeños, fenómenos mediáticos surgidos en su mayoría de la tertulianitis crónica de la TDT, y que se ven favorecidos por el sistema electoral de estas elecciones, único en nuestra democracia. Sí, si quieren el argumento definitivo para votar, estos son sus comicios. En ellos el voto de cada español cuenta lo mismo. Viva en Elorrio, Madrid, Cartagena o Cosuenda, las listas que votaremos en un par de semanas son las mismas para cada partido, y el que más votos obtiene, se lleva los candidatos. No juega ni la concentración de voto ni la distribución provincial o la de la Comunidad Autónoma. En este caso la circunscripción es única, toda España, por lo que en este caso el voto de un pueblo de cien habitantes de Soria cuenta lo mismo que los cien votos de una comunidad de vecinos de Barcelona. Los que, con cierta razón, acusan de que en España tenemos un sistema demasiado proporcional que pondera en exceso la concentración de voto, y sobrerepresenta a las formaciones nacionalistas frente a las nacionales dispersas (caso claro de IU y UPyD) en esta ocasión no tienen argumento. El resultado será muy “puro” y por ello, probablemente, sorpresivo y difícilmente extrapolable a una elección nacional, tanto por el distinto comportamiento y volumen de voto como por la necesidad de introducir, en ese caso, el factor corrector de la concentración, lo que destrozaría los resultados, probablemente muy buenos, que vayan a obtener las formaciones que no sean ni PP ni PSOE.

Si pese a ello no se han convencido, trataré de insistir a lo largo de estas semanas de ir a votar, de que todas las elecciones son importantes, de que el voto es uno de los derechos sagrados de la democracia que más nos ha costado conseguir y que, pese al uso abusivo que puedan hacer de él quienes ahora con tanta amabilidad nos lo piden, encierra una enorme soberanía el acudir a la urna y decidir a quién apoyamos. No ir, no apoyar a nadie, es perder el derecho a la opinión, y dárselo a otros, que pueden tener unas ideas peligrosas (ojo al resultado de los ultras en países como Francia y Reino Unido) y obtener un poder con el que implantarlas. Aunque sea para defenderse de los antieuropeos, vayamos a votar el 25 de Mayo.

No hay comentarios: