viernes, febrero 24, 2017

Producciones Corea del Norte presenta

Si no fuera porque se trata del país más nauseabundo de la tierra, del régimen más corrupto y de la más cruel y sanguinaria dictadura, que oprime hasta límites inimaginables a los habitantes que han tenido la desdicha de nacer en esa tierra, lo que sucede en Corea del Norte daría para sainetes de todo tipo. Resulta ridículo hasta el extremo cualquier información que nos llega desde ese mundo, que a veces parece estar más lejos que cualquier exoplaneta distante años luz de la Tierra. El asesinato hace unos días del hermanastro de Kim Jong-Un, el gordito regente de la nación, es una de esas películas que no se presentan a los Oscar del Domingo. De hacerlo podrían ganar de calle. Al menos el premio al mejor guion original.

Kim Jong-nam fue asesinado en el aeropuerto de Kuala Lumpur por un comando que le envenenó con un gas tóxico, que ahora sabemos que es un arma química, lo que hace a todo el episodio aún más rocambolesco. Da no se que saber que en cualquier parte puede haber agentes norcoreanos dotados de armas químicas dispuestos a acabar con sus enemigos sin miramientos. El finado era hermanastro de Kim Jong-un, el actual líder, y es que el padre de ambos, Kim Jong-il, era muy aficionado a las películas, y más a las actrices. Simultaneaba la visión de escenas con la reconstrucción de las mismas y, ya de paso, el fornicio con las mujeres que actuaban en pantalla. Algunas de ellas eran norcoreanas, pero el dirigente no le hacía ascos a las surcoreanas, más bien lo contrario, y cuando se encaprichaba de una, la llamaba para que acudiera a su país y residencia palaciega. Como nadie quiere irse allí, las actrices no contestaban a las seductoras peticiones del “amado líder” y éste optaba por vías más expeditivas. Durante unos años fueron corrientes las incursiones de comandos norcoreanos que entraban en Corea del Sur y secuestraban gente (principalmente actrices) y las llevaban al otro lado de la frontera. De la mayor parte de ellas nunca se supo, y se sospecha que, de seguir vivas, se pudren aún en la presencia de las autoridades de esa tiranía. De una de esas actrices fue hijo Kim Jom-nam, y durante algunos años, entre la camada de hermanos y hermanastros del líder, estuvo entre los predilectos. Pero al igual que la fama y los oropeles del cine, que a veces bendicen a unos pero luego los maldicen, la estrella de Jong-nam dejó de brillar en el paseo de la fama de la residencia de los Kim. Tras unos años de estudio en el extranjero, el joven empezó a pasar bastante de la política (es un decir) norcoreana y se dedicó a visitar casinos, centros de ocio y parques de Disney, mientras mostraba una evidente tendencia al engorde marca de la familia. El régimen empezó a verlo con malos ojos, y dio órdenes para que fuera eliminado, primero de manera interna, y luego ya de cara a la ciudadanía del paraíso norcoreano, que vio en Jong-un a una de las tantas encarnaciones del mal que amenazan la tranquilidad del cielo divino en el que viven sus ciudadanos. El joven Jong-un expreso varias veces su deseo de no volver a pasear por las calles de Pyongyang, haciendo el sacrificio de perderse su rutilante y animada vida. Su idea era sobrevivir a base de no ser nada en el mundo, de desvincularse por completo de su familia y país, de no ser un rival para los jerarcas del régimen. El mundo de los casinos y del ocio nocturno en los depravados, decadentes y subdesarrollados países vecinos le atraía mucho más que el paraíso comunista creado por su familia. Pero resulta evidente que cuando al Kim reinante se le pone algo entre ceja y ceja, y le caben muchas cosas dado que no tiene la cabeza ni el cuerpo pequeño, acaba sucediendo. Ahora el joven Jong-un es un cadáver en la morgue de Kuala Lumpur y la trama de su asesinato no deja de enrevesarse.

Pudiera pensarse que este episodio de rencillas y vendettas en el clan de los Kim es algo asilado, anecdótico, pero nada más lejos de la realidad. Realmente refleja muy bien cómo cada uno de los “amados líderes” de ese régimen han gobernado a su pueblo y mundo. Piensen ustedes que, si así se actúa contra los familiares directos, lo que no se hará sobre, y contra, el resto de la población. Lo dicho, este domingo noche el gordito Kim seguro que será uno de los espectadores de la ceremonia de los Oscar, y todas las películas le parecerán flojas, en comparación con las que inventa y produce desde su guarida celestial. Por el bien de todos, que no se encapriche de Ema Stone en La la land o Amy Adams en La Llegada….

No hay comentarios: