martes, octubre 10, 2017

Blade Runner 2049

No pude ver la primera película de Blade Runner (desde este fin de semana podemos usar esa expresión) en cines porque durante bastantes años de mi infancia y adolescencia el cine de Elorrio estuvo cerrado, y me perdí las versiones a gran pantalla de clásicos como ese, o Indiana Jones, Regreso al Futuro, la trilogía original de Star Wars, etc. Vi a los replicantes en televisión, y en su momento la película me gustó pero, lo reconozco, no me marcó tanto como otras. Su estética era llamativa y la forma de contar la historia singular, pero no logró engancharme hasta la locura como ha pasado con muchísima gente. Por ejemplo, 2001, de Kubrick, sí me desbordó nada más verla, y aún lo hace.

Convertida ya en un mito, la película de los ochenta era intocable hasta que la máquina de hacer dinero, y polémicas, que es Hollywood decidió que ya era hora de hacer una continuación. Muchos se llevaron las manos a la cabeza y se lanzaron a protestar en las redes, y uno de los objetivos de los productores parece haber sido contentar a todos estos fans que, cada vez más, condicionan el resultado de los productos. Hay algo turbio en este condicionante del fanático ante el creador, que merecería una reflexión más profunda. La cuestión es que, gota a gota, se fueron conociendo detalles de la producción, reparto, algunas imágenes, y la campaña promocional del estreno, que ha sido espectacular. Acudí el sábado al cine con una mezcla de sensaciones, propiciada por todo lo anterior. Por una parte la duda de si realmente era necesaria una continuación de la película original (la mantengo) y sobre qué es lo que iba a ver y si debía gustarme o no. Reconozco que uno de los puntos fuertes que me llevaron al cine es que el director es Denis Villeneuve, un hombre que no ha hecho una película mala y que el año pasado, con “La Llegada” ofreció una de las obras más complejas, estimulantes y plenas que haya visto en mi vida. Me deslumbró entonces. ¿Lo haría otra vez con los replicantes actualizados? Una vez vista, con sus más de dos horas y media de metraje, la versión ambientada en un 2049 bastante apocalíptico, gris y deshumanizado, resulta ser una buena película pero que, otra vez, no ha llegado a impactarme. Los más de ciento cincuenta millones de dólares que ha costado la producción se notan, y mucho, en un espectáculo visual desbordante, en el que cada plano asombra por su luz. Es una cinta muy visual, contemplativa, tanto por el lento ritmo con el que se desarrolla como por el deleite de sentarse a ver el paisaje que en todo momento nos rodea. La película bebe, demasiado, del original, trata de tenerlo en todo momento como referencia, y eso es bueno para asegurar una continuación identitaria pero no tanto a la hora de crear una historia propia. El guion me dejó un poco con la sensación de que estaba ante una excusa para la continuación, y de hecho abre la puerta a terceras partes, en función de si la recaudación es la esperada o no. Los actores lo hacen correctamente, la trama es consistente, pero no es la obra maestra que deslumbra, o al menos así me lo ha parecido. Desde luego queda lejos de “La Llegada” de la que toma alguna de sus características en cuanto a ritmo y uso de la tonalidad, en una BSO que no puede recurrir a Vangelis aunque lo busca constantemente (otra esclavitud del pasado). Así mismo, en la trama amorosa, por llamarlo de alguna manera, me pareció ver más de un guiño a “Her”, película de hace pocos años que, por su planteamiento y desarrollo, me pareció mucho más conmovedora, profunda e impactante. Se la recomiendo plenamente, aunque ya aviso que contiene bastante amargura envuelta en, presuntamente, amor.


Tuve una anécdota curiosa antes de la película. Ya sentado en mi butaca, a unos diez minutos de empezar la proyección, me vino Pedro Almodovar y un acompañante para comentarme que estaba sentado en su sitio. Saqué la hoja de la entrada, miramos los tres nuestros papeles y, curioso, resulto que eran ellos los que estaban equivocados de fila, estando su sitio dos líneas detrás de la mía. ¿Le gustó a Pedro la película? No lo se. Resulta ser más un ejercicio estético que otra cosa, y recomiendo que vayan a verla porque a buen seguro sus imágenes no les van a dejar indiferentes. Y luego juzguen ustedes la dimensión de lo que han visto.

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