Me
da que últimamente estoy abusando demasiado de la palabra caos, pero es que la
realidad parece demandar en todo momento este concepto para permitir
describirla ¿Cómo definirían ustedes sino el día vivido ayer en el Reino Unido?
Quizás incluso se quede corto el término. Algo similar está pasando con el
sector de la automoción, a una cámara algo más lenta, en los países de nuestro
entorno, y de manera acelerada en el nuestro. Los globos sonda, intenciones,
ideas peregrinas y demás iniciativas que el gobierno suelta a cada paso sobre
lo que va a hacer en ese sector han sembrado la confusión total entre los
consumidores, fabricantes e intermediarios. Pareciera que hubiese interés por
desestabilizarlo, por arruinarlo. Es suicida.
España
es, hablo de memoria, el segundo país de la UE en producción de vehículos.
Tenemos plantas de un montón de marcas, ninguna propia, que son de las más
productivas y rentables del mundo, y su aportación al PIB, empleo y riqueza es
de una dimensión alucinante. En cada CCAA en la que se ubica una planta de
automoción esa suele ser, casi con total seguridad, la mayor empresa de la
región, al que más empleos tiene y la que más ingresos aporta a las arcas
públicas. En un sector estratégico de primera división, que genera un efecto arrastre
en tecnología y empleo como pocos, y que hay que cuidar y mimar de una manera
especial. Las inversiones en este sector so intensas en capital y requieren
largos años de amortización, se toman con cuidado, sin dejarse llevar por
vientos y modas, y tienen unas dimensiones que asustan. Todo lo que sea
perturbar el sector se paga, muy caro, en forma de inversiones canceladas y
empleos perdidos. Por eso, alguien en el gobierno debiera sentarse un par de
minutos y reflexionar sobre lo que está haciendo. Hay un cierto consenso global
sobre la necesidad de ir cambiando la tipología de vehículos, de más
contaminantes a menos, y de ahí a los eléctricos no contaminantes (por dónde
circulan, otra cosa es cómo se produce esa electricidad) y también se sabe por
todas las partes implicadas que las tecnologías limpias a día de hoy no son
capaces de ofrecer las prestaciones y rendimientos de las fósiles. Comienza el
ocaso de una forma de moverse y está naciendo otra, de todos es sabido, pero
estamos en el punto en el que la nueva aún no camina como es debido. Es por
ello que, sí, debe ser alentada, pero mientras tanto debemos sacar todo el
partido posible a la tecnología vigente que, no lo olvidemos, es la que nos
permite el día a día de nuestra forma de vida y economía. Anuncios alocados
sobre prohibición de ventas de vehículos térmicos en plazos en los que no está
ni claro cuál será la forma de moverse, ideas constantes sobre la subida de
impuestos y demonización al diésel, siendo los diésel modernos menos contaminantes
que los gasolina, imposiciones a las estaciones de servicio para generar una
red de abastecimiento eléctrico para un parque apenas inexistente, dudas un día,
nuevas dudas otro.. así no hay manera no ya de desarrollar política alguna, sino
de crear las condiciones para una reflexión serena sobre qué movilidad queremos,
que es lo que tenemos y podemos, y cómo transitamos de un lado a otro. Hoy
el Ministerio de Industria, tras una semana en la que se ha acabado la
paciencia de los implicados, ha convocado una reunión con las partes
afectadas para explicarse y serenar los ánimos. La
reunión será un fracaso, porque la patronal de fabricantes, UGT y CCOO ya han
anunciado que no acudirán por considerar una convocatoria precipitada y no
avisada aquella que, con apenas 24 horas de antelación, les requiere para
debatir el futuro de su sector. Se sienten, con razón, ninguneados, orillados y
maltratados por unas instituciones que parecen no entender el problema que tienen
entre manos y las graves consecuencias que pueden generar sus vaivenes y
ocurrencias.
Uniendo
Brexit y coches, uno de los mayores temores de los británicos es que la planta
que tiene Nissan en aquel país, una de las mayores de Europa, que fabrica los
Qashqai para el continente, se traslade fuera de las islas en el caso de que
las condiciones de salida de la UE sean muy lesivas o que la inestabilidad se
adueñe del proceso. En nuestro país Almusafes, Figueruelas, Landaben, Valladolid,
Vigo, Vitoria, son lugares en los que se asientan auténticos corazones
industriales y que otorgan vida económica a las regiones en las que se
encuentran. La política del gobierno al respecto del sector está siendo completamente
irresponsable y esperemos que los daños causados ya hasta el momento no vayan a
más. Nos jugamos todos mucho con ello.
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