viernes, noviembre 16, 2018

El gobierno crea el caos en la automoción


Me da que últimamente estoy abusando demasiado de la palabra caos, pero es que la realidad parece demandar en todo momento este concepto para permitir describirla ¿Cómo definirían ustedes sino el día vivido ayer en el Reino Unido? Quizás incluso se quede corto el término. Algo similar está pasando con el sector de la automoción, a una cámara algo más lenta, en los países de nuestro entorno, y de manera acelerada en el nuestro. Los globos sonda, intenciones, ideas peregrinas y demás iniciativas que el gobierno suelta a cada paso sobre lo que va a hacer en ese sector han sembrado la confusión total entre los consumidores, fabricantes e intermediarios. Pareciera que hubiese interés por desestabilizarlo, por arruinarlo. Es suicida.

España es, hablo de memoria, el segundo país de la UE en producción de vehículos. Tenemos plantas de un montón de marcas, ninguna propia, que son de las más productivas y rentables del mundo, y su aportación al PIB, empleo y riqueza es de una dimensión alucinante. En cada CCAA en la que se ubica una planta de automoción esa suele ser, casi con total seguridad, la mayor empresa de la región, al que más empleos tiene y la que más ingresos aporta a las arcas públicas. En un sector estratégico de primera división, que genera un efecto arrastre en tecnología y empleo como pocos, y que hay que cuidar y mimar de una manera especial. Las inversiones en este sector so intensas en capital y requieren largos años de amortización, se toman con cuidado, sin dejarse llevar por vientos y modas, y tienen unas dimensiones que asustan. Todo lo que sea perturbar el sector se paga, muy caro, en forma de inversiones canceladas y empleos perdidos. Por eso, alguien en el gobierno debiera sentarse un par de minutos y reflexionar sobre lo que está haciendo. Hay un cierto consenso global sobre la necesidad de ir cambiando la tipología de vehículos, de más contaminantes a menos, y de ahí a los eléctricos no contaminantes (por dónde circulan, otra cosa es cómo se produce esa electricidad) y también se sabe por todas las partes implicadas que las tecnologías limpias a día de hoy no son capaces de ofrecer las prestaciones y rendimientos de las fósiles. Comienza el ocaso de una forma de moverse y está naciendo otra, de todos es sabido, pero estamos en el punto en el que la nueva aún no camina como es debido. Es por ello que, sí, debe ser alentada, pero mientras tanto debemos sacar todo el partido posible a la tecnología vigente que, no lo olvidemos, es la que nos permite el día a día de nuestra forma de vida y economía. Anuncios alocados sobre prohibición de ventas de vehículos térmicos en plazos en los que no está ni claro cuál será la forma de moverse, ideas constantes sobre la subida de impuestos y demonización al diésel, siendo los diésel modernos menos contaminantes que los gasolina, imposiciones a las estaciones de servicio para generar una red de abastecimiento eléctrico para un parque apenas inexistente, dudas un día, nuevas dudas otro.. así no hay manera no ya de desarrollar política alguna, sino de crear las condiciones para una reflexión serena sobre qué movilidad queremos, que es lo que tenemos y podemos, y cómo transitamos de un lado a otro. Hoy el Ministerio de Industria, tras una semana en la que se ha acabado la paciencia de los implicados, ha convocado una reunión con las partes afectadas para explicarse y serenar los ánimos. La reunión será un fracaso, porque la patronal de fabricantes, UGT y CCOO ya han anunciado que no acudirán por considerar una convocatoria precipitada y no avisada aquella que, con apenas 24 horas de antelación, les requiere para debatir el futuro de su sector. Se sienten, con razón, ninguneados, orillados y maltratados por unas instituciones que parecen no entender el problema que tienen entre manos y las graves consecuencias que pueden generar sus vaivenes y ocurrencias.

Uniendo Brexit y coches, uno de los mayores temores de los británicos es que la planta que tiene Nissan en aquel país, una de las mayores de Europa, que fabrica los Qashqai para el continente, se traslade fuera de las islas en el caso de que las condiciones de salida de la UE sean muy lesivas o que la inestabilidad se adueñe del proceso. En nuestro país Almusafes, Figueruelas, Landaben, Valladolid, Vigo, Vitoria, son lugares en los que se asientan auténticos corazones industriales y que otorgan vida económica a las regiones en las que se encuentran. La política del gobierno al respecto del sector está siendo completamente irresponsable y esperemos que los daños causados ya hasta el momento no vayan a más. Nos jugamos todos mucho con ello.

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