martes, mayo 28, 2019

Elecciones europeas salvadas


De las tres elecciones del domingo, quizás la más importante fuera la de las europeas, a la que menos caso se le hace, pero que es determinante en nuestras vidas. Cada vez más normativa viene impuesta dese Bruselas y lo que allí se decide, de facto, nos integra en un embrión de nacionalidad común, muy de juguete, pero que responde a unos parámetros y sentimientos comunes. Todos aquellos que hayan sido estudiantes Erasmus (no lo fui) tienen en su interior la sensación de que Europa es algo más que normas y reuniones ministeriales, que es mucho más que le politiqueo de Bruselas. Es compartir un destino, trenzar lazos entre naciones diferentes que comparten destinos y problemas comunes y tratan de huir de pasados atroces. Eso es Europa.

En España esas elecciones se ciñeron al guion previsto, y las ganó el PSOE, seguido del PP, Ciudadanos y Podemos. Siendo circunscripción nacional, las tendencias de voto no se ven distorsionadas en la selección de escaños, y estos comicios mostraron el dominio socialista, la recuperación de voto del PP, el ascenso, constante e insuficiente, de Ciudadanos, y el derrumbe de Podemos, así como el desinfle de Voz. Lamentablemente la lista Puigdemoníaca no consiguió un escaño, sino dos, para el indeseable y su segundo de fuga, Toni Comín. La norma indica que tienen que acatar la Constitución en Madrid a mediados de junio, por lo que volveremos a tener un circo de recursos y acusaciones falaces por parte de esta panda de delincuentes sobre nuestras instituciones y sociedad, y tristemente algo de eco tendrán en el resto de Europa, tanto en los tontos útiles que les hagan bombo como en los falaces que usan este problema, o el que sea, para dividir a la Unión. En el conjunto de Europa había mucho miedo a estas elecciones por el ascenso de los movimientos populistas y eurófobos, y pese a que ese fenómeno se ha dado, puede decirse que ha sido de manera lo suficientemente contenida como ser manejable. En varios países han triunfado esas listas que reniegan de la Unión, como Italia, con Salvini a la cabeza, Hungría con una nueva y apabullante victoria de Orban, Francia, donde Le Pen, por poco, vuelve a ser la más votada, y como no, el Reino Unido, el primer país en el que se votó, siendo el que está a punto (o no) de irse, donde Niguel Farage sacó más de un 30% de los votos y se asegura escaño y sueldo comunitario hasta que su país se vaya. Este ascenso populista ha sido compensado, en gran parte, por la subida de partidos verdes y liberales, que son defensores de la Unión. En Alemania, por ejemplo, ha ganado la CDU de Merkel, que equivale a nuestro PP, pero la segunda fuerza han sido los verdes, y los socialdemócratas del SPD se han derrumbado, ahondando su crisis más y más, y la extrema derecha ha caído. Es el resultado alemán un buen reflejo de lo que ha sucedido en el conjunto de Europa. Por primera vez la suma de los dos grandes grupos políticos, conservadores y socialdemócratas, no tiene mayoría en el Parlamento. Había temor a que ese escenario se diera y, sobre todo, a que esa falta de poder hiciera a los populistas determinantes de cara a lograr acuerdos, pero el mencionado ascenso de verdes y liberales ha convertido a estas formaciones en claves a la hora de alcanzar pactos. ¿Será más complicado articular mayorías que en el pasado? Sí, pero lo cierto es que el sentimiento proeuropeo seguirá dominando la cámara, y eso asegura, en principio, cinco años de relativa tranquilidad en Bruselas, sobre todo tras lo que muchos se temían. Nuevamente, todo es cuestión de expectativas, y el resultado global, frente a los temores anunciados, parece una rotunda victoria de Europa. Ojo, no es exactamente así, no lo olvidemos, los enormes problemas y desafecciones ahí siguen, pero parecer parece un éxito.

Mientras se recontaban los votos imaginaba a Trump, Putin y Xi Jinping mirando de reojo estos comicios y sin poder evitar una sonrisa. Quizás tengan un grupo conjunto de whatsapp, llamado “the fucking masters of the universe” o algo así y seguro que se cruzaban mensajes sobre la ingenuidad de estos europeos, que votan para escoger su futuro cuando el de todo el mundo está realmente en manos de ellos tres. Imagino caritas de risa y memes cruzados entre ellos riéndose de nuestras aspiraciones de participar en una gobernanza global que cada vez es más imperial, de bloques, y menos colaborativa. Europa debe avanzar en su proceso de construcción, entre otras cosas, porque en este escenario imperial al que vamos esa quizás sea la única manera que le permita no ya progresar, sino meramente existir, sobrevivir.

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