viernes, junio 28, 2019

Hace mucho calor


Estamos viviendo un junio de extremos meteorológicos. Hace apenas un par de semanas, en un episodio anómalo de bajas temperaturas, varias ciudades del valle del Ebro batieron récords de temperaturas mínimas para este mes, quedándose al borde de la helada en algunos casos. Catorce días después esas mismas localidades hacen frente a una ola de calor, que en Madrid se siente en toda su crudeza, que les está haciendo registrar nuevas plusmarcas de máximas y mínimas, acompañado todo ello de un viento reseco cargado de polvo sahariano que, en la capital, llena de arenilla coches, alféizares y todo tipo de superficies. Verano crudo.

¿Son estos episodios fruto del cambio climático? La respuesta breve es que no, porque el verano en España siempre ha sido duro, con olas de este tipo que se han sucedido con mayor o menor frecuencia a lo largo de los años y décadas. El verano nacional es, como lo definía García de Pedraza, calor, siesta y moscas, y apenas ha cambiado con las décadas. A partir de hoy, inicio de la primera operación salida, empieza a sentirse el vacío de los que abandonan el trabajo rumbo al descanso y todo empieza a entrar en una especie de letargo en el que el calor impone su ley. La respuesta algo más larga a la pregunta que relaciona el calor con el cambio climático tiene que ver con una discusión que mantengo con mi madre frecuentemente en relación a estos episodios. Ella no ve muy claro todo eso del cambio climático, porque dice, y como hemos visto tiene razón, que antes también había olas de calor y no se decía nada sobre el clima y la contaminación. Argumento irrebatible, al que añado que es cierto, siempre ha habido estos fenómenos, y de intensidad similar al que vivimos, pero la diferencia que indican los modelos de cambio climático no se basa en que se den estos episodios o no, sino en su recurrencia, en la frecuencia en la que aparecen y, asociado a la misma, la intensidad en la que se presenten. No es lo mismo un verano en el que se de una ola de calor que otro en el que se den varias, y no es lo mismo que, dado que sólo exista una, su intensidad sea la que sea que si, de producirse varias, podamos tener la posibilidad de que una de ellas sea de carácter extremo. La recurrencia de estos fenómenos es lo que puede variar sobremanera según indican los modelos climáticos, y bien sabido es que no es lo mismo caerse una vez por accidente de pascuas a ramos que tender a caerse varias veces a lo largo de un mes. Los efectos combinados de episodios recurrentes de calor se amplifican y pueden ser mucho más devastadores de lo que nos imaginamos, y en naciones como la nuestra, sometida a un constante estrés hídrico, donde la lluvia es algo que escasea tanto como la cordura política, el que los episodios de calor y sequía se vuelvan más frecuentes se convierte en un serio problema. Un ejemplo de recurrencia extrema es Francia. Si ven información meteorológica, el centro y sur de aquel país, también afectado por esta ola, está batiendo récords de temperaturas máximas día tras días, pulverizando todos los anteriores. Aquí las olas de calor no son desconocidas, pero allí casi sí, están viviendo un episodio prácticamente único, teniendo que remontarse al espectacular verano de 2003 para encontrar algo semejante. En Francia no existe cultura del calor como en España, no es algo que se produzca con frecuencia y para lo que los ciudadanos y su entorno estén preparados. La vegetación local “no sabe” lo que es algo así, y su sufrimiento será enorme ante episodios como este. Si nosotros veremos agudizada nuestra tendencia y sus problemas, para ellos esto es algo nuevo para lo que deben prepararse, y por tanto pueden sufrir efectos muy intentos durante los años que, padeciendo olas de calor, tarden en aclimatarse a estos fenómenos.

Si uno rebusca datos y ve récords de temperaturas máximas, resulta evidente comprobar que las fechas en las que se producen son muy modernas, muy actuales, frente a los récords de mínimas, que pertenecen más a décadas pasadas. Son un dato singular, pero apuntan a una tendencia general de calentamiento. Por lo tanto, no, la ola de calor no es fruto del cambio climático, pero este cambio hará que estas olas sean cada vez más frecuentes e intensas. El clima condiciona el tiempo, que es mucho más variable y errático, pero que a largo plazo no puede escapar de la tendencia. De momento, beban mucha agua y guarézcanse a la sombra. Parece que para el lunes la cosa afloja. Lo que no se ve en el horizonte es la bendita y necesaria lluvia.

jueves, junio 27, 2019

Trescientos kilos de uranio enriquecido


En el día de hoy, si todo va como está previsto, Irán superará esa cantidad de uranio enriquecido almacenada en sus silos o donde sea que lo estén guardando, y romperá por su parte el tratado nuclear firmado con las potencias occidentales en 2015. Este tratado ya fue roto anteriormente por EEUU al imponer sanciones adicionales no recogidas por el mismo, por lo que los únicos que hoy mismo pueden defender su vigencia son el resto de firmantes, especialmente la UE, que como convidado de piedra y animador de aquel acuerdo carece por completo de poder real para hacerlo respetar o imponerlo de alguna manera. ¿Está muerto el pacto? Así parece.

Si esto es así, ¿ante qué escenario nos encontramos? Es difícil decirlo, porque por ambos lados, EEUU e Irán, parecen encontrarse dos bandos contrapuestos que empujan en sentidos diferentes. Hay un grupo de halcones, que en Irán son encabezados por el Ayatolá supremo Ali Jamenei y en EEUU por el Secretario de Estado Mike Pompeo y el consejero de seguridad Jon Bolton, que ven el enfrentamiento militar como la única alternativa posible para acabar de una vez con la rivalidad perpetua entre ambas naciones. Desde Teherán este movimiento observaría una guerra contra EEUU como una manera de demostrar su insumisión ante el imperio yanqui y una oportunidad para, desatando la actividad de todos los grupos armados que operan en la región bajo su influencia (Hamas, Hezbolla, etc) conseguir afianzar la posición de dominio conseguida tras la guerra de Siria y acorralar al archienemigo israelí. Saben que militarmente poco pueden hacer frente a la maquinaria de EEUU desatada, pero el enorme valor que tienen las vidas de los soldados occidentales para la opinión pública de sus países y el efecto de estrangular el suministro de crudo juegan a su favor. Por parte norteamericana, los belicistas, encabezados por Pompeo y Bolton, ven por fin la oportunidad de enfrentarse a un archienemigo que lleva décadas desestabilizando la región, actuando mediante los mencionados tentáculos, hostigando a Israel y otros aliados, y siendo un permanente dolor de cabeza. Saben que su fortaleza militar es absoluta y no temen represalias, porque creen que las sanciones ya impuestas han debilitado tanto la economía iraní que no está en condiciones de responder de una manera fiera ni sostenida. Saben también que gran parte de la población del país, muy joven, desea un cambio de régimen, que no soporta más la dictadura teocrática de los ayatolas y que un conflicto, aún de baja intensidad, puede ser la espoleta que cause el levantamiento interno que acabe con el régimen. También evalúan costes, que son amplios, pero sus deseos lo son aún más, y en casos como el de Bolton, obsesionado con este conflicto, y ya muy entrado en años, sería su última oportunidad, ocupando un cargo de enorme relevancia en el organigrama de la Casa Blanca, de poder lanzar una operación de este tipo. Creen haber aprendido de los errores de Irak y confían en una intervención breve, quirúrgica, potente y desestabilizadora, pero sin la intervención de tropas masivas, recurriendo al potencial aéreo y la superioridad tecnológica, avasalladora, del ejército norteamericano. Desde ambos lados del estrecho ambas facciones se observan, y en el cogote de los norteamericanos sopla el aliento de saudíes e israelíes, que ven también ahora la oportunidad de su vida para, unos, dominar de una vez al eterno enemigo chií, y otros la esperanza de librarse de uno de los países que, constantemente, esgrimen como objetivo la destrucción de la nación judía. Desde luego hay una concentración de fuerzas a favor de la guerra muy considerables.

¿Las hay en contra? Sí, y curiosamente ocupan los máximos exponentes del poder civil de ambas naciones. Hasan Rohaní, presidente de Irán, moderado, cuyo poder está muy mediatizado por los jerarcas religiosos, desea a toda costa evitar un enfrentamiento que sabe sería lesivo para el país, y Donald Trump, el presidente más aislacionista que ha ocupado la casa Blanca en décadas, no quiere saber nada de una guerra, la tercera para su país en esa zona, que le empantanaría en aquellas arenas a un año de las elecciones en las que busca su reelección. Su lucha es la de mantener el ciclo económico y que eso le permita volver a ganar los comicios. ¿Quién va a ganar este pulso? No lo se. Vimos la semana pasada que estuvo a punto de producirse un incidente que casi desencadena una guerra. Las espadas están en alto.

miércoles, junio 26, 2019

Noche de San Juan y playas llenas de mierda


El ser un hipócrita no es algo que las redes sociales hayan exacerbado, porque desde siempre se ha tratado de ofrecer una imagen pública mucho más aceptada por la sociedad de lo que es realmente nuestro fruto privado. Antaño, en las encuestas todo el mundo decía que veía La 2 mientras que nadie le hacía caso a esa cadena y consumía las basuras que echaba Telecinco sin cesar. Ahora todo es igual, sólo que se despotrica por Twitter y otras redes en contra de la cadena emisora de basura, de cada vez mayor toxicidad, y su audiencia no deja de crecer y crecer a medida que la pose eleva a trending topic programas de La 2 que consumen una inmensa minoría que decía antes esa cadena en uno de sus lemas más acertados.

La concienciación ambiental es otro de esos temas, muy de moda, para el que ofrecemos un perfil social comprometido y un comportamiento privado completamente antagónico. Se han puesto de moda las manifestaciones de estudiantes reclamando un cambio en las políticas a favor del medio ambiente y para luchar contra el cambio climático, y no seré yo quien me oponga a esas concentraciones, que creo pecan de ingenuidad, pero denuncian un problema real al que no nos enfrentamos como sociedad, y que nos puede causar un gran problema en el futuro. Sin embargo, muchos de esos manifestantes a buen seguro, como casi todos nosotros, llevan a cabo en su vida diaria una forma de ser y consumir que fomenta ese mismo cambio climático. A veces esa forma de ser no puede ser alterada fácilmente, piense en una familia, en las demandas de los bebés o niños, pero en otras ocasiones si es posible cambiar comportamientos y estilos de vida o consumo que reduzcan nuestro impacto. Pero llevar eso a cabo exige sacrificios, y eso no lo quiere nadie, claro, y ahí es donde fracasamos. Y luego viene lo triste, que es que bastaría con que fuéramos algo cívicos y no una panda de guarros para tener un comportamiento vital mucho más comprometido con el medio ambiente que afirmamos defender con todo nuestro corazón. El pasado domingo tuvo lugar la noche de San juan, comienzo oficioso del verano, en la que no es ni la noche más corta ni la del solsticio, por mucho que se empeñen los medios de comunicación. Hogueras y fogatas por todas partes y fiesta, mucha fiesta, por doquier. Fiesta aderezada del consumo de todo tipo de productos y envases asociados, que dejó, como siempre, un rastro de mugre, de mierda, que a buen seguro también era posible divisar desde los satélites que vigilan el medio ambiente. Las playas de Málaga que se muestran en este artículo son un perfecto ejemplo de cómo quedaron esa noche nuestros arenales, y donde pone arenales piense usted en todos aquellos lugares en los que celebró alguno de los jolgorios de la noche festiva. La cantidad de mierda que cubre la arena, hasta convertirla en poco más que una imagen de fondo, son toneladas y toneladas de desperdicios tóxicos que exigen un enorme trabajo de recogida por parte de los servicios municipales, que suponen un coste para las arcas de los ayuntamientos, que se pagan con los impuestos de todos, y que contaminan todo lo que tocan. ¿Cuántos kilos, toneladas, de toda esa montaña de mierda, llegó al mar? ¿Cuánta se convertirá en los temidos microplásticos que acabarán residiendo en el interior de las formas vivas que deambulan por el Mediterráneo? ¿Cuántos causarán la muerte de animales o acabarán depositados en fondos marinos, ensuciándolos de manera permanente? Para evitar escenas tan asquerosas como la de esa imagen no hay que luchar contra pérfidas multinacionales, sistemas opresores y demás parafernalia con la que muchos activistas nos dan la turra día sí y día también. Basta con no ser un guarro, con llevar en la mano la lata o botella de la bebida consumida, juntarlas en una bolsa y arrojarlas a un contenedor adecuado. Pero no, arrojamos el desperdicio a la arena, que ya vendrá alguien a limpiarlo, y muchos lo harán, a buen seguro, mirando al mar al que dicen defender, de palabra, pero no de acción.

Este comportamiento incoherente es muy humano, está muy estudiado y es una de las principales trabas frente a las que debe luchar el progreso científico para lograr mejorar la sociedad. Hacemos lo que nos es más cómodo como individuos y sociedad porque así estamos programados por la evolución, y esa inercia es muy muy difícil de combatir. Telecinco lo sabe, y los vendedores que viven de nuestro derroche y consumo compulsivo también, y explotan esta debilidad para sacar ingresos de ello y contribuir a saciar nuestra necesidad de satisfacción bruta. Que eso sea a costa de nuestro colesterol, el medio ambiente o la cordura (Telecinco vuelve loca a la gente, no me queda la menor duda) poco nos importa, después de lo satisfechos que nos quedamos al actual como jamás reconoceremos que hacemos. No se si tenemos remedio.

martes, junio 25, 2019

Grave crisis en Ciudadanos


Cuando se hizo el análisis de las pasadas elecciones, todas las que nos han arrollado en lo que llevamos de año, Ciudadanos emergía de ellas como uno de los ganadores, en términos absolutos, porque había crecido en votos, parlamentarios, concejales y opciones de poder, pero en términos relativos su victoria no lo era tanto, y parafraseando al González de 1993, era una amarga victoria, porque el gran objetivo de este ciclo electoral, superar al Partido Popular, no se había dado. Con un PP en sus horas más bajas, con una extrema derecha que lamía votos a los populares por el otro extremo, las siglas clásicas de la derecha habían aguantado el envite y el naranja no rebasaba al azul. Si en esas condiciones no lo lograba, ¿cuándo lo haría?

Visto de manera centrada, que es la que más le debiera gustar a los de Rivera, su partido se quedó en la tierra de nadie, un lugar inhóspito y desagradable donde te pueden caer palos desde todos los lados. No es preminente en ninguna parte y la flexibilidad a la hora de poder pactar a izquierda y derecha se reduce porque el veto a Sánchez y la presencia de Vox lo condicionan todo. Es este último actor, Vox, el que más está contaminando al partido de Rivera. La idea de conformar bloques de gobierno de centro derecha hubiera sido limpia si sólo Ciudadanos y el PP alcanzasen las mayorías necesarias, pero la presencia de Vox lo altera todo, dado que sus votos son decisivos, fundamentales, para lograr uniones de derecha gobernantes. En Andalucía se salvó el escollo de mala manera y con grietas, pero en casos como Madrid, Comunidad y Ayuntamiento, resulta evidente el destrozo que para la estrategia moderada de Ciudadanos representa una formación altanera y ausente de toda racionalidad como Vox. Las negociaciones que se dan entre ellos, reducidas a un extraño mundo de infantilismo en el que no se ven peo acuerdan por parte interpuesta, han tensado al partido naranja, en el que conviven varias corrientes, y acabaron por aflorar ayer con la marcha de Toni Roldán, el portavoz económico en el Congreso, diputado de gran valía y hombre sensato y moderado. Días antes varios fundadores de lo que fue el movimiento inicial que dio lugar a ciudadanos expresaron públicamente su preocupación por la deriva actual del partido y la necesidad de replantearse las alianzas, evitando que Vox siguiera contaminando la marca. Veían con alarma como la derechización de la formación, cierta o no. Era realmente así percibida por parte de la sociedad, y eso suponía no sólo una posible pérdida de futuros votantes, sino la traición parcial del espíritu no ya regenerador, sino alejado de extremos, que era la base creadora de esta formación. Recordemos que Ciudadanos surge como movimiento civil en Cataluña frente al nacionalismo imperante y la rendición de las fuerzas constitucionalistas. Con un mensaje moderno, abierto e inclusivo, Ciudadanos explota como fuerza política allí y se extiende a toda España como una tercera vía centrista, tratando de huir del pesado y maniqueo debate que consume la política en nuestro país. Logra una implantación muy relevante en varias regiones (y fracasos absolutos como País Vasco o Galicia) e inicia el ascenso mediático, demoscópico y de votos, hasta llegar a sus mejores resultados, en abril de este año, con más de cuatro millones de sufragios y 57 diputados, tercera fuerza en el parlamento. A partir de ahí, el dilema de qué hacer, y el riesgo de, ya teniendo poder, utilizarlo de manera práctica o errónea. Vamos, lo de siempre, el reto que todo político desea enfrentar y del que muy pocos salen indemnes.

¿Qué puede hacer Ciudadanos en la situación actual? Los que le ruegan que facilite la investidura de Sánchez esperan las siguientes elecciones para robarle votos por su izquierda, mientras los que le imploran para que se mantenga firme lo esperan para robarle votos por la derecha. Todos sus “consejeros mediáticos” huelen la crisis que vive el partido y ven ahí votos que les pueden servir a sus partidos de cabecera, PP o PSOE. En el escenario de una posible repetición electoral, que aumenta sus probabilidades poco a poco, es posible que Ciudadanos vea castigados sus resultados por la polarización y la pérdida de apoyos tras sus pactos, y sea uno de los perjudicados. Rivera debiera meditar muy bien qué hacer y qué es lo mejor para su partido y el país, teniendo en cuenta que probablemente lo uno sea incompatible con lo otro.

viernes, junio 21, 2019

Nuevos vecinos en la estrella Teegarden


Últimamente es más sencillo encontrar exoplanetas potencialmente habitables que políticos coherentes, lo que dice mucho del avance de la ciencia astronómica y más aún si cabe de la debilidad humana asociada al poder. El último de estos hallazgos, en forma de planeta, es una pareja que oscila en torno a la estrella Tieegarten, sita a solo 12 años luz de nosotros, una distancia fascinantemente grande para nuestra escala e imaginación, pero que es el barrio de al lado en términos astronómicos. Recordemos que esa distancia implica que si mandamos una señal allí tarda doce años en ir y doce años en volver, por lo que un cuarto de siglo se nos va en el “hola hola”. Como contestemos con jejes y memes nos morimos esperando respuestas de texto.

Estos nuevo exoplanetas, denominados b y c, se encuentran cerca de los límites inferior y superior de lo que se considera la zona de habitabilidad de su estrella. Tieegarten es una enana roja que tiene una vida estimada casi del doble de la de nuestro Sol. Es bastante más pequeña y fría, y eso hace que las órbitas de estos planetas estén mucho más cerca de su estrella que nosotros. El año, el completar una vuelta a la estrella, se mide en muy días en b y c, menos de una semana. Esto es lo habitual dada la mencionada relación entre el tamaño de la estrella y su zona de habitabilidad. Manteniendo todos los demás parámetros constantes, cuanto más potente es una estrella más lejos tiene que situarse el potencial planeta habitable para que la intensidad de la radiación no le deje frito, y cuanto más grande y pesada es la estrella, mayores son las dimensiones de las órbitas que puede contener. Normalmente se define la zona de habitabilidad como aquella en la que, en condiciones normales, puede haber agua a temperatura líquida sobre la superficie del planeta, y eso es una manera restrictiva de ver ese concepto de zona, o incluso muy amplia, ya que influyen muchos otros factores que pueden convertir a un mundo en habitable o no. Si alguien observa nuestro Sol con nuestra tecnología y conocimientos, descubrirá que hay tres planetas potenciales que se encuentran en la zona de habitabilidad; Venus, Tierra y Marte. A priori poco más podrá decir sobre las mejores condiciones de cada uno respecto a los demás para albergar vida. Estando aquí sabemos que Venus es un infierno y Marte un páramo, pero desde la distancia poco más se puede atisbar. El número de exoplanetas que giran en torno a estrellas enanas rojas es muy elevado, y esto los convierte en candidatos potenciales muy interesantes, pero también la configuración de estos sistemas estelares es tal que limita las opciones de vida en ellos de una manera drástica. La cercanía a la que antes me refería a la que se ven obligados a orbitar tiene, por lo menos, dos graves consecuencias. Una es la de las fuerzas de marea, o el efecto de atracción gravitatoria del cuerpo grande sobre el pequeño que, en una de sus posibles consecuencias, acaba frenando la rotación del menor, de tal manera que siempre ofrece la misma cara hacia, en este caso, la estrella. En un mundo que mira fijo a su estrella la mitad soleada debe ser un infierno y la mitad oscura una helada oscuridad. Justo en el medio, en la transición, puede haber esperanzas de hallar zonas de temperaturas y condiciones no tan extremas. Este tipo de fuerzas son las que provocan que veamos siempre la misma cara de la Luna, porque la Tierra le obliga a ello. El otro problema de estos mundos es que estar tan cerca de su estrella hace que cualquier llamarada, emisión de radiaciones o tormenta electromagnética generada por el astro incida sobre ellos con toda la virulencia posible, pudiendo ser letal no sólo para lo que entendemos como vida, sino para la misma existencia física de una atmósfera como tal. Efectos de esas tormentas en nuestro mundo son las auroras boreales, donde el escudo defensivo de la Tierra se activa y desvía las partículas cargadas que emite el Sol. Eso, y los 180 millones de kilómetros que nos separan de él es lo que nos permite sobrevivir a las emisiones normales, pero una gran tormenta solar pudiera ser muy peligrosa para nosotros.

No tenemos tecnología para llegar a Teegarden, y dado que los planetas no parecen transitar ante nosotros, no orbitan en nuestro plano, no podemos realizar análisis espectrales de sus potenciales atmósferas, pero el que “el barrio” esté cada vez más poblado de mundos es una muestra de que la complejidad y variedad de los objetos celestes no hace sino crecer y crecer a medida que mejoramos nuestra tecnología y con ella los medios de observación y detección. Encontrar habitabilidad es otra cosa mucho más compleja, difusa y gris, por así decirlo, pero las opciones no dejan de crecer cada día. Desde luego parece más al alcance de la mano que encontrar políticos coherentes y capaces, para eso no hay tecnología que valga, me temo.

Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo el lunes festivo. Hoy empieza el verano y mañana las temperaturas empezarán a dispararse. Cuidado con ellas.

jueves, junio 20, 2019

Facebook crea libra, su moneda


Una de las noticias más impactantes de la semana, y que es de esas que tienen el potencial de cambiar el mundo conocido, es el anuncio de Facebook de la creación de Libra, su moneda virtual, que servirá para comprar cosas en la red social y para transferir dinero de un usuario a otro. La idea del imperio de Zuckerberg es que libra pueda acabar siendo utilizada por cualquier aplicación que ellos poseen, no sólo la red social pura, por lo que whatsapp e Instagram también serían susceptibles de usar esta moneda. Lo primero que pensé al escuchar la noticia es qué opinará el banco de Inglaterra con el nombre escogido por Mark y sus ingenieros, porque como mínimo es un plagio del producto que se crea y gestiona junto al metro londinense de Bank.

La moneda de Facebook será una criptomoneda, es decir, una entidad virtual, informática, sin soporte físico, sin monedas, billetes ni nada por el estilo, soportada por la tecnología blockchain, o cadenas de bloques, que usan un sistema de registro distribuido entre numerosos nodos, para garantizar que las transacciones que se hacen se replican en todos los nodos y no es posible realizar fraudes ni engaños. En esto se parece mucho a otras monedas de este estilo, como la muy famosa Bitcoin, pero tiene dos diferencias fundamentales. Una es que libra estará ligada a una cesta de monedas del mundo real, y será esa cesta la que determine el valor real de la cotización de la moneda. Será, por así decirlo, un derivado. El bitcoin, por ejemplo, vale lo que el tenedor o adquiriente de bitcoins quiera que valga, pero nada lo determina. Eso hace que su cotización sea errática, muy volátil, con picos y valles profundos y con ganancias y pérdidas colosales para los que ahí se han metido. Facebook no quiere algo así, porque eso es el paraíso del especulador pero el infierno del usuario de la moneda, y desea darle estabilidad. Se busca así que la cotización de libra sea lo más suave posible para que no se convierta en un carrusel intratable. La otra diferencia respecto al bitcoin es que libra no es un patrón oro. El diseño matemático del bitcoin implica que existe un número limitado de monedas de ese tipo, creo que está en el entorno de los veintidós millones, y una vez creados todos no se pueden crear más. Eso en principio da estabilidad a la moneda (uno de los motivos por los que el patrón oro se ha utilizado a lo largo de la historia en el mundo real) pero también agota las posibilidades de que la masa monetaria pueda correr pareja a la economía y le otorga un valor intrínseco a la unidad monetaria que puede acabar convirtiéndola en un bien de atesoramiento, y no en una unidad de uso y cuenta, que es para lo que se crea. Libra estará regida por un consorcio de poderosísimas empresas creado por Facebook, que determinarán la forma de vida de la moneda, la velocidad de creación de la misma y otra serie de características. Ese consorcio será lo más parecido al banco central de esta moneda, estableciéndose su sede en, ¿lo adivinan? Suiza, y en él se integran empresas como Visa, Mastercard, PayPal, Ebay, Spotify, Uber, Vodafone y otras muchas, que con un voto cada una, determinarán el rumbo de la moneda. Entre las empresas integrantes de ese consorcio no se encuentra ningún banco ni ningún otro gigante de internet, como Google, Apple, Amazon etc y me da que ambas ausencias no son, precisamente, una casualidad. Facebook crearía monederos virtuales a sus usuarios que los utilizarían como una aplicación más, gastando con ellos o haciendo lo que deseen, y parece obvio que del uso de esa moneda Facebook puede obtener ingresos, tanto por los costes que pueda aplicar a los mismos usos (eso que los bancos llaman comisiones) como por la información de todas esas transacciones monetarias. Ahora mismo Facebook ya sabe mucho de lo que nos gusta y lo que hacemos, y tiene cierta idea de lo que desearíamos comprar. Con libra sabrá exactamente lo que compramos, cómo gestionamos el dinero y es obvio que esa información valdrá mucho.

La web oficial del proyecto libra contiene una enorme cantidad de información sobre esta aventura y las bases, tanto tecnológicas como legales, del proyecto, pero no responde a la segunda pregunta, tras imaginar la cara de Marc Carney, que me surgió al conocer esto, y es qué pensará Amazon al respecto. Amazon ya nos permite comprar de todo en su web, y es quien mejor conoce los patrones de compra de sus usuarios. ¿No va a lanzar una moneda o un servicio financiero semejante para su propio beneficio? ¿Se quedará cruzado de brazos? Eso me extrañaría mucho. Y tras esa me surgieron un montón de preguntas, todas ellas rodeadas de asustados logos bancarios que, ahora sí, ven como definitivamente Silicon Valley ha decidido hacerse con su negocio. ¿Provocará libra, y lo que venga después, que la banca sea en unos años la nueva prensa, otro sector desguazado por la red? Todo está por ver.

miércoles, junio 19, 2019

Cachitos y La bola de cristal


Ayer, el programa Cachitos de La 2 se dedicó en su integridad a repasar y homenajear el contenido de La bola de cristal. Por si no lo conocen, y les advierto, se pierden algo muy interesante, Cachitos es un programa musical que se basa en enlazar recortes de actuaciones que se encuentran en el inmenso archivo de TVE. Con carácter temático, sus episodios enlazan secuencias de fragmentos temas aderezados por la presentación de Virginia Díaz, locutora de Radio 3, y una rotulación que comenta lo que estamos viendo y escuchando, todo ello con un tono desenfadado, humorístico y transgresor. Se nota que los que lo producen eran adictos a “esa bola que a todo el mundo le mola”.

De vida breve, la bola de cristal fue un programa infantil que se emitía los sábados por la mañana, y que en formato contenedor, incorporaba un conjunto de series infantiles con aderezo de grupos musicales, actuaciones variadas y la presencia de los presentadores del programa que eran un grupo de marionetas conformado por la bruja avería y los electroduences, todos ellos coordinados por Alaska. La imagen que ofrecía aquel espacio era extraña, fruto de una época, marcada por la movida madrileña, que tuvo en la bola uno de sus principales productos de exportación y escaparate. La inmensa mayoría de los que presentaban o actuaban en el programa no tenían nada que ver con el mundo de la televisión, aunque estaban experimentados en salir al escenario y cantar. Para ellos las cámaras eran algo raro, y hoy en día contemplarlos deja un poso de ingenua admiración no tanto al valor que tuvieron para ponerse delante de los focos, que también, sino por esa ingenuidad con la que actúa el que lo hace sin que le importe que le vean o no, ingenuidad que es, casi siempre, la base de la mejor interpretación. Ver la bola los sábados era, o ese es mi difuso recuerdo, asomarse a un lugar extraño, en el que salían personajes divertidos e interesantes, que hacían reír, daban miedo, gesticulaban… sentarse ante la tele era, en ese momento, algo raro, porque no voy a negarlo, no entendía mucho de lo que veía, pero llamaba poderosamente la atención lo que por allí pasaba. No era algo infantil al uso, ni mucho menos, y como muchas otras cosas, contemplarla con el paso de los años permite hacerse una idea mucho más cabal y completa de lo que pretendían los creadores de aquel invento. A la cabeza del mismo se encontraba Lolo Rico, donostiarra fallecida hace pocos años, que siempre trató de crear formatos infantiles en los que los niños no fueran tratados como estúpidos, sino como personas pequeñas en estatura, grandes en imaginación y con ideas en formación. Ver hoy la bola, decía, permite entender muchas más cosas, aunque es cierto que algunas siguen siendo incomprensibles, y otras, de transgresoras y rupturistas, siguen estando más allá del entendimiento. En una época tan moderna como la actual, o que está todo el día alardeando de serlo (dime de que presumes y….) es casi seguro que la reposición de un programa íntegro de la bola generaría una enorme catatara de tuits, legiones de ofendidos, quejas a viva voz, peticiones de cierre y amenazas varias a los productores por parte de grupos, colectivos, portavoces y todo tipo de expresiones afines que se sentirían perjudicados por lo que estarían viendo. La mera presencia de la bruja avería amenazando con romper el televisor si no se le hace caso, manipulando como el estudio de producción como si fuera un antecesor de un bot ruso, y gritando “viva el mal, viva el capital” a diestro y siniestro sería considerado por tantos como el anatema de la subversión. Seguro que el programa no aguantaba el par de emisiones.

¿Quiere decir esto que aquella época era mejor que la actual? No, son distintas, ambas fruto de las experiencias y sentimientos dominantes de las sociedades de entonces y ahora. Lo que si es cierto es que, más allá de la calidad musical de la movida, elevada en algunos casos, más que discutible en otros, es que aquellos años, tras décadas de grisura, supusieron una fuente de innovación que duró mucho más que su propio tiempo. No había miedo a la experimentación, se probaba de todo (también lo muy malo, no lo olvidemos) no se copiaba directamente lo que era éxito y no daba miedo probar caminos distintos a lo ya conocido. En eso debiéramos imitarles, tratar de crear, de innovar en el sentido artístico del término. ¿Qué es difícil? Muchísimo. Pero en nuestras manos está que, como pasaba con la bola, hagamos cosas y que nos digan, mola.

martes, junio 18, 2019

Mursi muere ante el tribunal en Egipto


Extraña noticia, aunque no tan sorprendente, la de la muerte del expresidente de Egipto Mohamed Mursi ante el tribunal que le juzga desde hace muchos meses. Al parecer Mursi se desmayó dentro de la celda que ocupan los reos en esos tribunales cairotas de tan mal aspecto, y ya nada se pudo hacer por su vida. En algunos medios se comentaba de tapadillo la mala salud que acechaba al expresidente y las infames condiciones bajo las que era tutelado por las autoridades egipcias, condiciones nefastas que se aplican a todos los detenidos bajo el régimen de Al Sisi, que no distan mucho de las que aplicaba el anterior dictador, Mubarak, ni de las que llegó a usar el propio Mursi cuando, por breve espacio de tiempo, ocupó la jefatura del país.

La historia de Mursi es la reciente historia de un país, Egipto, de una consecución de dictaduras y del fracaso de lo que un día se llamó primaveras árabes, concepto del que hoy apenas queda un recuerdo difuso en algunos centros de estudio. El movimiento de las masas reclamando libertad y derechos en muchas de esas naciones árabes se vio con ilusión desde occidente, como un alzamiento civil frente a regímenes dictatoriales de todo tipo que se sucedían en aquellas naciones, pero las revueltas dieron paso a situaciones descontroladas donde, como diría Murphy, todo lo que pudo salir mal, salió mucho peor. Sólo Túnez muestra un camino de reforma y democratización que resulta esperanzador y, como una flor en medio de la escarcha, digno de toda la ayuda y protección posible. Libia y Siria encarnan lo peor de aquel movimiento, transformado en esas naciones en guerra, crueldad, exilio y dolor. En Egipto, el país más poblado de toda la región, los manifestantes que abarrotaban día tras día la plaza Tahir, y que crearon la escuela de la plaza ocupada, que se extendió por la Taksim de Estambul o Sol, aquí mismo, lograron movilizar a la sociedad en su conjunto y acabaron por provocar la caída del régimen de Mubarak, que llevaba al menos dos décadas en el poder. Depuesto el dictador se buscó una vía para reemplazar el vacío del poder, siempre con el omnipresente ejército en la sombra, mediante un proceso electoral al que la formación más preparada, los hermanos musulmanes, acudió con la confianza en la victoria. Y así fue. De aquellos comicios salió elegido Mohamed Mursi, de aspecto bonachón, pero con una ideología islamista de fondo que empezó a aplicar desde el primer momento. Otra revolución que demandaba libertad y que se veía secuestrada por, en este caso, rigoristas coránicos. El gobierno de Mursi empezó a tensar a la sociedad egipcia y las relaciones con sus vecinos, y no pasó mucho tiempo hasta que quedó claro que el omnipresente al que antes me refería no iba a consentir que las cosas siguieran por ese rumbo. Como suele ser habitual en estos países, los militares decidieron que se acabó el experimento y dieron un golpe de estado, que dejó víctimas y escenas de gran violencia, pero que apenas encontró oposición organizada. Los hermanos se confiaron una vez que alcanzaron el poder y se creyeron intocables, y no calibraron el poder en la sombra que suponían los militares ni que gran parte de la sociedad egipcia respaldaría cualquier movimiento que les arrebatase el poder. Ese golpe acabó siendo liderado por un militar que responde al nombre de Al Sisi, con el que es fácil hacer el chiste sobre cuáles deben ser las respuestas que desea se den en todo momento ante sus órdenes. Vuelta a la toma del poder por parte de la milicia armada, supresión de libertades civiles, control de la economía, detención de toda la estructura política de los hermanos y mano de hierro ante cualquier oposición. Tras un interregno islamista, Mubarak era reemplazado por una versión algo menso anciana pero igualmente uniformada. Nada nuevo bajo la sombra que el Sol proyecta en las pirámides.

Desde su llegada al poder Al Sisi ha hecho varios referéndums para refrendar su permanencia vitalicia e inviolable en el cargo, y no parece que nada vaya removerle de ahí. El control del canal, su ampliación y la seguridad interna son algunas de sus obsesiones, junto con la recuperación de una economía local destrozada por la ausencia de turistas. Ejerciendo el papel de controlador de aquella estratégica nación, Al Sisi se ha convertido en el mal menor que todas las cancillerías occidentales respetan y ven, vemos, como conveniente. Y la población del país, de cerca de ochenta millones y creciendo, cada vez con menores recursos, se ve otra vez abocada a la pobreza y el silencio si quiere salir adelante sin acabar en una de las lindas y acogedoras cárceles del régimen. Pasan los siglos, pero en El Cairo siempre parece tener que reinar un faraón.

lunes, junio 17, 2019

Ciudadanos, entre dos tierras


Tras la constitución de los ayuntamientos este pasado sábado, que dejó situaciones de lo más diverso, en algunos casos divertido, en otros reflejo de la intolerancia nacionalista, se puede hacer un cierto balance de ganadores y perdedores de los pactos alcanzados. Y nuevamente los dos grandes partidos aparecer como los mayores beneficiados. El PSOE, que ganó esas elecciones en votos, consigue feudos importantes y una elevada representatividad en todo el país, y el PP, que sacó un mal resultado, alcanza el poder en varias plazas gracias a las alianzas a dos o a tres, maquillando en gran parte el escrutinio de votos, que fue malo para ellos. Tanto en Ferraz como en Génova tienen motivos para sentirse satisfechos.

No se puede decir lo mismo en la sede de Ciudadanos. Sus resultados electorales fueron buenos, buenos en el sentido de subir en votos y concejales respecto a las elecciones pasadas, donde ni existían en muchos municipios. El resultado global de los pactos les otorga poder real, cosa que antes no tenían, por lo que también en ese sentido la situación es mejor, pero el regusto que deja la jornada es algo amargo para los de Rivera. Y lo es porque, parafraseando esa canción de Héroes del Silencio, el partido se quedó entre dos tierras y no le dejan aire que respirar. El ascenso de Ciudadanos es indudable, sí, pero claramente insuficiente para conseguir los dos objetivos que buscaba Rivera. Uno, el fundamental, convertirse en el líder del centro derecha en España, cosa que no ha sucedido. Ha estado cerca, ha tenido en frente al peor de los PPs imaginables, pero aún así no lo ha rebasado. Y de ese “sorpasso” esperado se deducía el otro objetivo, la independencia, la autonomía a la hora de pactar, autonomía en forma de no verse sometido a la necesidad de recurrir a Vox. Y ahí es donde el resultado de Ciudadanos es claramente insatisfactorio. La división en el voto de la derecha ha convertido a Vox, para desgracia de casi todos, en aliado necesario si se quiere conformar una mayoría alternativa. El caso obvio, por notorio, es el de Madrid. Si Vox no vota el acuerdo entre PP y Ciudadanos Carmena seguiría de alcaldesa, y si lo vota es porque espera sacar rédito de ello. De momento no aparecen cargos de la formación extremista en la composición del gobierno municipal, dada a conocer ayer, pero es probable que sí estén presentes en segundos y terceros niveles, como responsables de juntas de distrito o similares. Bueno, dirán algunos, vamos a pasar de tener responsables de distrito de extrema izquierda, como eran Romy Arce o Sánchez Mato, a tenerlos de extrema derecha, y eso es una manera de decir que pasamos de un problema a otro, de signo contrario, pero de igual intensidad. Ambos extremos son, desde mi punto de vista, igual de lesivos para la convivencia y la gestión pública, y pese a que resulta obvio que en España está mucho mejor visto ser comunista que pseudofranquista, a mi me parecen dos reversos de una moneda igual mente vacía de valor, y llena de problemas. ¿Hasta qué punto tensará Vox la cuerda en el día a día en su gestión y exigencias? Lo veremos, pero está claro que todos sus movimientos se convertirán en una carga, azuzada convenientemente por los medios, para un Ciudadanos que se verá presionado en todo momento por estos acuerdos. Al PP parece importarle poco que le asocien con una formación tan extremista, porque en parte los votantes de Vox eran votantes del PP, que votaban esas siglas con pinzas en la nariz a falta de otra alternativa viable. Si con el tiempo las cosas transcurren como es debido, Vox se desinflará y su representatividad irá a mucho menos, entre otras cosas porque sus votantes han visto cuáles son las consecuencias, para la derecha, de fragmentar el voto, y la pérdida de poder que eso supone, pero durante unos cuantos años, al menos cuatro, vox tendrá el papel en los municipios que las municipales le han otorgado, y para Ciudadanos gestionar eso se va a convertir en uno de sus mayores dolores de cabeza. Puede hacer como que no están ahí, pero esa táctica de negación, tarde o temprano, resulta tan infantil como inútil.

¿Qué hacer? Una opción es la de la vía Valls, que en el ayuntamiento de Barcelona regaló sus escaños para que ERC no alcanzase la alcaldía. Con este gesto, inédito en la política española, Valls optaba directamente por el mal menor, y se saltaba las líneas rojas de un Ciudadanos que no hubiera apoyado ni a uno ni a otro. Cierto es que los escaños de Valls no daban para mucho más, pero su gesto es valioso. La pregunta es ¿Hubiera hecho lo mismo Valls en una situación como la madrileña, renunciado a los votos de Vox? ¿Hubiera renunciado al poder allí donde tendría opciones reales de alcanzarlo? Y de hacerlo, ¿le hubieran recompensado los votantes por su gesto en las siguientes elecciones? Esa es la gran pregunta que en Ciudadanos deben hacerse sin cesar.

viernes, junio 14, 2019

Tensión en el estrecho de Ormuz


Volvamos al mapa, que siempre es una vía perfecta para ver y entender la actualidad. Cinco son los puntos en los que se concentra el tráfico marítimo global y son, por tanto, vitales bajo cualquier punto de vista. Dos son artificiales, los canales de Panamá y Suez, y tres son naturales, los estrechos de Gibraltar, Malaca y Ormuz. De los cinco, es este último, el de Ormuz, que da acceso al golfo pérsico, el que no lleva a ninguna parte, no comunica un mar con otro, y por tanto parece, a simple vista, mucho menos relevante, pero el que un tercio del petróleo que cada día consume el mundo, y que sale por vía marítima de ahí, es lo que lo convierte en, quizás, el más valioso.

Varios son los artículos de política ficción que han jugado con un conflicto que provocase el cierre de Ormuz, y las consecuencias que ello tendría para la economía global. En nuestro mundo actual la dependencia de las economías respecto al petróleo se ha reducido algo frente a la situación de adicción total que se vivía en los setenta u ochenta, pero es obvio que el crudo sigue siendo la materia prima más valiosa e importante. La propia producción se ha diversificado mucho y hoy en día, créanselo o no, es EEUU el principal productor del mundo, pero el segundo, Arabia Saudí, que es el estabilizador del precio global de esa materia, saca sus recursos por ese canal estrecho, al igual que lo hace Qatar, principal exportador de gas natural licuado, o Kuwait e Irak, que bombean petróleo con ganas. También lo utiliza Irán, el otro gran productor de la región y vecino de los saudíes, separados por el golfo y muy cerca unos de otros en el estrecho, desde donde se miran amenazadoramente desde hace décadas. En Barein, entre la costa catarí y saudí, tienen los norteamericanos la base de la quinta flota, y no es ninguna casualidad que esté allí, controlando el flujo del golfo y estrecho. Es, por tanto, un lugar de constantes fricciones entre enemigos acérrimos, saudíes e iraniés, suníes y chiíes, entre los que las tensiones no cesan de crecer y apaciguarse, en un movimiento similar a la sístole y diástole cardíaca que siempre parece rozar un infarto. De hecho, el cierre o bloqueo parcial de ese estrecho sería lo más próximo que podría vivir la economía mundial a un infarto, la obstrucción de una de sus principales arterias generaría una enorme marejada económica en forma de subida de precios del crudo y, por ende, de otros muchos productos. La mera suposición no ya de un bloqueo marítimo, sino el desarrollo de una guerra a ambos lados del golfo sería un escenario de auténtica pesadilla para el globo, porque las instalaciones de extracción, refino y almacenamiento de crudo que allí se encuentran están entre las mayores del planeta, funcionan a un ritmo endiablado prácticamente sin descanso y son las que abastecen del crudo más utilizado en todo el mundo. Por ello, cada vez que tambores de guerra suenan en la zona el nerviosismo se dispara y todas las miradas se vuelven a un punto en el que lugares como Bandar Abbás, el puerto iraní, o Ras Tanura y Al Jubayl, los enormes complejos petroquímicos saudíes, apenas conocidos por el público en el día a día, se mencionan como si fueran Londres o París en boca de los industriales del crudo y los operadores financieros de medio mundo, que gestiona los contratos de flete, suministro, venta y demás operaciones que pueden verse relacionadas con la compra y transporte del petróleo. El golfo y sus puertos viven un constante trasiego de barcos de carga, mercantes que transportan crudo y / o derivados desde sus zonas de aprovisionamiento hacia cualquier país del mundo que lo haya comprado. Esas naves se cruzan desde hace algunos años con los cruceros que caminan rumbo Dubai o Abudabi, extraños enclaves de lujo que también se encuentran en esa zona, y que viven del petróleo, sus rentas y sus poseedores.

Dos de esos barcos petroleros son los que ayer se vieron envueltos en un grave incidente en el que el fuego y el humo demostraban que algo había explotado contra sus cascos, en una acción premeditada que EEUU atribuye sin duda a Irán y que los iraníes niegan en redondo. Hace un par de semanas tuvo lugar otro incidente, de menor grado, que ya levantó sospechas y alarmas, pero lo de ayer fue bastante más serio. El crudo acabó subiendo un 2% en los mercados, pero la difusión de un vídeo por parte de EEUU que dice probar la mano iraní y las claras acusaciones de Pompeo, secretario de estado norteamericano contra el régimen de Teherán parecen ser suficientes para que la escalada leve de ayer lo sea más intensa hoy. Mucho cuidado con todo lo que suceda los próximos días en esa zona. Los infartos, de todo tipo, son muy peligrosos.

jueves, junio 13, 2019

Hong Kong, frente a China


Uno de los motivos por los que el régimen chino gasta más dinero en seguridad interior que en defensa es para evitar que escenas como las que estamos viendo estos días en Hong Kong se reproduzcan en el territorio continental. Recordábamos hace pocos días el treinta aniversario de Tiananmen, la última protesta que se ha dado en China frente a la dictadura, que se saldó con la tragedia conocida y la eficacia represora que ha impedido que nuevos brotes surjan. La eficiencia de la dictadura comunista ha ido haciéndose cada vez mayor y su logro a la hora de silenciar toda protesta desata la envidia entre los sátrapas del resto del mundo. Eso es mandar, reprimir, vigilar, silenciar. Amordazar.

Pero queda Hong Kong, la excolonia británica, que fue devuelta a la soberanía de Pekín en 1997, creo recordar, y que posee un estatus especial desde entonces y durante cincuenta años contando a partir de la fecha de la reintegración al mandato chino. Ese régimen especial lo es en dos planos, económico y de derechos y libertades. En lo económico se establecía la necesidad de que la excolonia siguiera siendo un puerto comercial abierto al mundo, y que el sistema comunista no debía interferir en él. Desde que el comunismo chino se ha convertido en una eficiente máquina capitalista esta distinción entre los dos sistemas económicos se ha desdibujado, y Hong Kong no ha visto amenazadas sus libertades comerciales, sino más bien reducidas por la propia competencia del resto del país que se ha unido al mismo sistema. Los rascacielos llenos de empresas financieras y de comercio siguen creciendo en su angosta bahía pero son un decorado que ya es compartido por otras muchas plazas chinas. Es en el campo de los derechos y libertades donde funciona un régimen muy distinto y que permite a la excolonia ser una plaza defensiva, una especie de puerto franco donde disidentes chinos y defensores de la libertad pueden seguir actuando, amparados en el territorio bajo un tenue pero existente manto protector, que desaparece por completo al otro lado de la frontera. Desde su anexión, el creciente poder del gobierno chino, que a buen seguro jamás nadie pensó que llegaría a ser lo que es ahora, ha ido cercenando este estatus especial no tanto por la modificación legal del mismo como por la vía de los hechos, presionando sutilmente a las autoridades de la excolonia y sometiéndola cada vez más a un yugo que fuerza a los rectores de la urbe a ir amoldándose a la legislación china, reduciendo su libertad poco a poco. En 2014 estalló una revuelta en las calles, se le llamó de los paraguas, ante cambios legislativos internos que, auspiciados desde Pekín, restringían las libertades de los hongkoneses. Esa revuelta, pacífica, valiente y comprometida, acabó siendo controlada por las autoridades locales, y ante el miedo de muchos de sus impulsores de ser detenidos en territorio de la colonia y ser llevados al continente, se produjo una desbandada y una desmovilización. Hoy parece que asistimos a una segunda entrega de aquella revuelta, al parecer no tan organizada, y que responde nuevamente a un intento de las autoridades locales, presionadas por el monstruo chino, por cambiar la legislación local. Se trata en este caso de una reforma en la ley de extradición a China que amplia notablemente los supuestos por los que se puede producir la entrega de detenidos a las autoridades imperiales. Y saben los hongkoneses que una vez que dejan su ciudad y entran en China ya nada es lo que era, y que probablemente jamás vuelvan, sea cual sea el delito por el que se les acuse, siendo lo de menos si la acusación es cierta o falsa. Esta reforma legal desharía parte de esa liviana manta protectora de la libertad que aún rige en la excolonia, y de ahí las movilizaciones. ¿Lograrán triunfar? ¿Conseguirán parar este intento de opresión que se cierne sobre ellos? Ojalá sí, pero mucho me temo que no. El régimen chino tiene completamente silenciada la información que surge en la ciudad y no hay país del mundo que quiere apoyarla a riesgo de enfadarse con la segunda potencia mundial.

Si uno mira el mapa (mirar mapas siempre es interesante y divertido) ve a la isla de Hong Kong y la pequeña porción de territorio continental que conforman la antigua colonia, un puerto natural de gran valor con una cadena montañosa que lo separa del continente. Al otro lado de esas montañas, ya en territorio donde durante siglos no hubo nada más que arrozales y cuatro campesinos, se extiende ahora una urbe gigantesca llamad Shenzhen, de unos doce millones de habitantes, llena de complejos industriales, torres de oficinas y empresas para aburrir, en lo que se denomina el Silicon Valley chino, creado a la sombra de Hong Kong. Una de las enormes empresas que tiene su sede en Shenzhen es Huawei. Ese es una muestra del poder que, en décadas, no más, ha surgido en la zona, y que se yergue como una sombra sobre Hong Kong y sus libertades, amenazándolas como nunca antes se había visto.

miércoles, junio 12, 2019

Trump y México


Desde el inicio de su polémico mandato, la relación de Trump con México ha estado en el centro de todas las polémicas y sorpresas. Ya en su campaña la idea de construir el (ampliar el ya existente) muro y que lo pagaran los vecinos del sur fue uno de sus principales argumentos, y el ruido que generó destacó su candidatura aún más sobre el resto de aspirantes republicanos. En todo lo transcurrido de su presidencia, Trump no ha dejado de usar a México como chivo expiatorio de sus frustraciones, acusándolo de todo lo imaginable, y amenazándole cada dos por tres con la imposición de aranceles, multas y todo tipo de sanciones. Lo que hace con ese país es una de sus grandes bazas, y lo sabe, para conseguir la relección.

El acuerdo firmado el pasado viernes entre ambas naciones, lleno de cláusulas secretas, y que de momento ha eliminado la posibilidad de los aranceles desde el lado norteamericano, ha sido el último de estos episodios de tensión, y refleja perfectamente el modelo negociador del matón Trump que, tristemente, le genera réditos. Se levanta el magnate a horas intempestivas y de mala leche, y tuitea furioso contra sus vecinos, acusándoles de lo que sea, y si hace frío en Washington, también de eso. Planta ante el socio comercial una amenaza, un golpe, con el objeto de que ese socio se asuste y se avenga a una negociación en la que lo que esté en juego es cuánto va a ceder el socio frente a las pretensiones americanas, sin que éstas se muevan un ápice. Es una táctica ruda que parece funcionar, como en las pelis de mafiosos, ante rivales o terceras partes bastante más débiles, pero que se complica cuando uno se enfrenta a alguien de su tamaño. ¿Cuál es la evidente ventaja de EEUU? Que nadie posee su tamaño, a excepción de una China que, sin dejar de crecer, se le aproxima. Pero no nos adelantamos. El rival, asustado por el golpe inicial, no sabe hasta qué punto Trump juega de farol o no, como el asunto de los pactos políticos a los que me refería ayer, pero sí sabe que desde el momento en el que se lanzan amenazas comerciales desde Washington, el daño económico empieza a ser real. Las variables financieras cotizan y el miedo inversor crece, y el país débil empieza, pase lo que pase, a pagar un coste en esta negociación. Para evitar males mayores se suele acabar alcanzando un acuerdo, que Trump siempre vende como fantástico y genial, que en la práctica no suele alterar mucho la situación inicial, pero que en todo caso genera movimientos que son siempre favorables a los intereses norteamericanos. Y eso lo puede vender Trump como un éxito de su “gestión” y manera de hacer las cosas. Es un sistema perverso y que posee muchos riesgos para ambas partes, obvios para la débil, algo ocultos, pero no menores para EEUU. Los acuerdos que se firman de esta manera están, por definición, sujetos a inestabilidad, porque nada garantiza que Trump se vuelva a enfadar otra noche, considere que lo acordado no le satisface y vuelva a las andadas con nuevas bravuconadas. Esa sensación de socio no fieble, de veleta, es uno de los mayores riesgos para la imagen de EEUU, arquitecto y garante del actual sistema de relaciones internacionales, que pervierte cada vez que se comporta como un niño rabioso, y que alienta a que el resto de jugadores internacionales pasen de unas reglas que, presuntamente se acuerdan entre todos (se mantienen porque EEUU tiene el poder para hacerlas respetar) y a todos comprometen. Si la sensación es que el garante no respeta el marco, ¿por qué otros van a hacerlo? La situación de ruina, de abandono, en la que se encuentra actualmente la Organización Mundial del Comercio (OMC) es una clara muestra de las consecuencias de este tipo de actuaciones. Y el hecho de que, a muy corto plazo, Trump saque rédito de tácticas semejantes es un aliciente para que siga empleándolas y, con ello, deteriorando el clima comercial y de seguridad aún más. El niño consigue el juguete a costa de cargarse el juego.

México parece que va a verse forzado a intensificar su papel de policía fronterizo de EEUU, en un movimiento de subcontratación de la seguridad del borde exterior que España ya practica con Marruecos y la UE con Turquía, por ejemplo, pero en un contexto mucho más violento y volátil. Compra tiempo el gobierno del populista López Obrador, que en el fondo no es muy distinto al magnate neoyorquino, dominados ambos por la imagen y la creencia en el mando directo y certero que sale de ellos mismos. Ay, qué cierto era aquel adagio que lamentaba la situación de México, tan lejos de Dios y tan cerca de EEUU. Su poderoso vecino del norte es su principal fuente de ingresos y crecimiento y, también, de graves problemas económicos y sociales, que ni este tratado ni otros futuros podrán resolver.

martes, junio 11, 2019

Abstenciones en el mus político


Los que me conocen me achacan, creo que con razón, de que no soy un vasco típico, sino más bien alguien que rompe los moldes de lo establecido para provenir de esa región. Ni como mucho ni bien, ni digo tacos, ni soy algo bruto, ni levanto piedras, ni me gusta el deporte y así un montón de lugares comunes que no lo son para mi. Uno de ellos es que, debiera saber, pero no tengo ni idea de cómo se juega al mus, a pesar de los muchos años que pase en la facultad bilbaína de Sarriko entre cursos de la carrera y doctorales (no terminado este último escalón). Nunca he jugado a ese juego pese a que conocía a muchos a los que les encantaba y podían pasarse horas y horas con cartas y tácticas que se me antojaban muy extrañas, y poco atractivas.

Creo sin embargo que una de las características del juego, si no estoy equivocado, es que los jugadores se lanzan amenazas y faroles para tratar de condicionar las estrategias del contrario, sin que muchas veces las cartas respalden las posiciones que se hacen públicas. El secreto de lo que tiene el jugador en la mano es una de las principales bazas para poder desarrollar su estrategia e intentar ganar. El resto de jugadores carece de información de hasta qué punto lo que aparenta poseer el contrario es real o no, y este aire de engaño envuelve el juego, y según sus practicantes es uno de los principales alicientes del mismo. Llega un momento, siempre, en el que se sabe realmente lo que hay en la mano y lo que era verdad y lo que no, y se puede dar que jugadores con malas cartas hagan grandes jugadas y otros con mejores bazas teóricas no les saquen todo el partido posible. Dicen que el póker, del que tampoco se mucho, también tiene un componente similar, y que en ambos juegos la inteligencia del jugador puede violentar a lo que el azar ha decidido en forma de reparto de cartas. Como verán, este escenario que se presta mucho al trilerismo, la declaración y la pose se parece mucho a lo que vivimos estos días en el mundo político. Asistimos a una representación múltiple en la que, en distintos escenarios, y con a veces idénticos jugadores, el reparto de los escaños propicia pactos y alianzas diversas, todas ellas no pocas veces relacionadas entre sí, de tal manera que un acuerdo en una institución puede abrirlo en otra o cerrarlo, intercambiando cromos en forma de ayuntamientos, mesas de parlamentos y otras instituciones más o menos jugosas. A medida que corre el tiempo se acaban los plazos para los organismos que, por ley, así lo tienen dictado, y a partir de hoy veremos la constitución en cadena de los parlamentos autonómicos y el sábado el inicio de la legislatura municipal, con la elección de más de ocho mil alcaldes. Esta será la primera muestra de hasta dónde llegan los faroles de unos y otros, y hasta qué punto se juega con cartas marcadas o no. Todo el escenario de acuerdos y disputas se ejecuta con un ojo puesto en la investidura de la presidencia del gobierno, la auténtica joya del poder patrio, cuyo proceso real arranca hoy con la primera toma de contacto del candidato Sánchez con los líderes de Podemos, Ciudadanos y PP. Los tres se lo quieren poner difícil, por distintos motivos. Iglesias aspira a ser ministro para esconder el desastre de su resultado electoral y, de paso, sacar dinero y colocar a afines. Rivera y Casado se oponen con fuerza a la investidura porque ambos aspiran a ser líderes de la oposición, y eso les fuerza a ponerse duros, pero saben que sólo serán algo así si se constituye gobierno, y en alguna de sus filas empieza a oírse la posibilidad de una abstención para permitir que arranque la legislatura y que el gobierno no depende de independentistas. ¿Es esto posible? ¿Le conviene a alguna de las formaciones? ¿Qué consecuencias tendría?

El PSOE, por ahora, empieza el proceso de negociación con vistas a una investidura a celebrarse a mediados de julio, pero avisando de que si no hay acuerdo la posibilidad de repetir elecciones está a la puerta de la esquina. ¿Otro farol? Puede ser. Si estamos ante una legislatura larga, de cuatro años, el que una de las formaciones de la derecha se abstuviera no sería muy penalizado por su electorado, dado que las siguientes elecciones generales serían dentro de mucho tiempo, y hacerlo en nombre de un interés nacional no es una mala estrategia para venderlo como un sacrificio necesario, pero los intereses cortoplacistas de Ciudadanos y PP y la disputa interna que viven por el liderazgo de su espacio restan opciones a esta posibilidad, que personalmente veo como la menos mala. ¿Qué acabará pasando? Ni idea, pero como entre pillos anda el juego tocará mirar de reojo la mesa para ver qué jugadas se muestran y cuales se ocultan.

lunes, junio 10, 2019

El gran Chicho Ibáñez Serrador


La última vez que se le pudo ver a Chicho fue en la entrega del Goya de honor, un homenaje tierno del mundo del cine a él, que con sólo dos películas, sentó las bases del cine del terror para cualquiera que desee dedicarse a eso. En silla de ruedas, enjuto, con los ojos vivos e intensos, pero con unas manos esqueléticas que reflejaban hasta qué punto el cuerpo se había convertido en una prisión inexpugnable para su brillante mente. Su voz era rugosa, pálida y suave, apenas recordaba a la del realizador omnisciente que siempre fue, y la sensación que transmitía era de agonía, de apagamiento inexorable. Se dio el final este pasado viernes, a los 83 años.

Cuando alguien se muere se loan sus grandezas elevándolo a los altares, en una tradición que en España es marca de la casa, y así lo describió Rubalcaba, quien seguro no llegó a imaginar que él mismo sería pontificado de manera oficial tan pronto y con el boato con el que lo fue. Muchas y grandes cosas se han dicho de Chicho a lo largo de este fin de semana, y todas ellas son ciertas, y es que su figura llegó a ser mucho más que la de un productor televisivo, pero en el mundo de la pequeña pantalla Chicho llegó a ser un dios que lo creó todo y tuvo al público en sus manos como nadie lo ha tenido en este país. Todos los que ya tenemos una cierta edad hemos visto alguna vez el 1, 2, 3. En mi recuerdo permanece la segunda versión, presentada por Mayra Gómez Kemp, que arrasó en audiencia con un formato dinámico, moderno, que lo mezclaba todo, que tenía concurso estricto, actuaciones musicales, espectáculos de magia, humor… un carrusel que cogía al país entero y lo sentaba tres horas delante de un televisor con audiencias de más de dos decenas de millones. Cierto es que entonces no había competencia, y cierto es también que ningún otro programa de la casa se acercaba a registros similares. El concurso era espectáculo, y muestra de lo que Chicho era capaz de crear y coordinar. Profesionales de todos los gremios, artísticos y no, se juntaban en aquellos montajes que se creaban a lo largo de toda la semana, en sesione maratonianas de producción y ensayo, en los que todos trabajaban hasta la extenuación, dirigidos por un hombre que tenía la tele en su cabeza, les exigía de todo y se dejaba aún más horas que todos los demás en el empeño de sacar adelante aquella criatura. El 1, 2, 3 es historia de la tele, y no se puede entender la sociología del país en aquellos años sin referirse al concurso, que ha dejado expresiones en el habla coloquial como sólo los grandes acontecimientos logran, pero Chicho hizo muchas más cosas, y todas ellas revolucionarias. Creo formatos, sistemas de dirección, formas de grabar y realizar. En una tele única en la que experimentar estaba mal visto, pero que como él decía, las penalizaciones salían gratis porque no había competencia, probó, probó, aprendió y reaprendió. Hizo de sí mismo uno de los personajes de su creación, inspirado en Hitchcock cuando realizaba sus “Historias para no dormir” pero luego mucho más complejo y retorcido, jugando con el humor negro y con la figura del realizador todopoderoso, como él lo era. Llegó un punto en el que el personaje amenazó con devorar al profesional, y Chicho supo volver al segundo plano, manteniendo la autoridad, llevando las riendas del control de sus productos, pero exponiéndose lo justo. El disparo de la competencia privada alteró a TVE para siempre, y los programas de Chicho empequeñecieron en formato y presupuesto a medida que el nivel de gasto de la clase media española consideraba como normal tener un apartamento en Torrevieja. Pero seguía siendo igual de serio y riguroso en todo lo que hacía, fuera cual fuese su relevancia. Waku Waku fue un pequeño concurso de animales, muy blanco, para todísimos los públicos, pero lo hizo redondo y lanzó a la fama a Inés Ballester y Nuria Roca. Y con hablemos de sexo revolucionó a un país, en un programa que a buen seguro hoy estaría prohibidísimo, y convirtió a Elena Ochoa en famosa. Hoy, caballera del imperio británico, casada con Norman Foster, es todo un personaje.

Los que trabajaron con él cuentan anécdotas sin fin de su exigencia, perfeccionismo, hasta cierto punto tiranía en las formas y tiempos, con un altísimo nivel de exigencia que se aplicaba en primer lugar a él mismo, pero todos coinciden en la absoluta brillantez de sus planteamientos, en su manera modernísima de analizarlo todo y en la capacidad de ver donde otros no veían el cómo crear y coordinar. Su nivel de genialidad era absoluto, y todos lo veían en el día a día trabajando con él, y todos coinciden en sentirse deslumbrados por una personalidad mucho más tímida y dubitativa de lo que aparentaba, pero que tenía el don de la maestría bajo sus gafas, bajo su barba, bajo el humo de su inseparable puro. Chicho fue único, fue creador, y su marcha es una pérdida para todos. Descansa en paz, y gracias por tantos momentos inolvidables

viernes, junio 07, 2019

Sánchez, candidato


Sin novedades ni sorpresas, el Rey terminó ayer la ronda de consultas con los partidos políticos presentes en el Congreso y, tras ello, encargó a Sánchez presentarse a la investidura. A los pocos minutos de hacerse oficial esta decisión, se celebró una improvisada rueda de prensa en Moncloa en la que el candidato a presidente del gobierno aceptaba el encargo, algo casi de trámite, hasta que Rajoy lo convirtió en una decisión trascendente, y anunciaba el inicio de una ronda de conversaciones con tres partidos (PP, Ciudadanos y Podemos) y contactos con todos los demás, de cara a realizar un proceso que, afirmó, espera sea rápido.

¿Es posible una investidura rápida y sencilla? Pudiera parecer que no, pero está por ver que así sea. Recordemos que, frente a la moción de censura, donde resultó fácil armar una mayoría “a la contra de” que es lo que permitió a Sánchez alcanzar el gobierno, en una investidura se requiere un voto “a favor de” un candidato, y eso puede ser más complicado. Los números que dejaron las elecciones de abril dictaminan un Congreso fragmentado, con una mayoría absoluta parece que finalmente reducida por la no renuncia de sus actas de los congresistas independentistas presos, pero que en todo caso se sitúa en los 173 escaños, una cifra impensable en una primera vuelta. En una segunda, en la que se requieren más voto a favor que en contra, el juego de formaciones actuales puede venirle bien al PSOE, más que nada porque es cierta una de las afirmaciones que hizo ayer Sánchez, y es que si el PSOE no gobierna nadie lo puede hacer, porque el bloque de derecha no suma en ningún caso. Es decir, se puede alcanzar una situación de no elección de candidato, pero no hay candidatos alternativos. Eso pone presión, y mucha, a aquellos que el PSOE pueda situar como obstaculizadores del proceso de elección. Si, pongamos, Podemos se pone muy pesado con que Iglesias el fracasado llegue a tener un Ministerio y eso hace que las negociaciones encallen, sería sencillo para Ferraz empezar a vender un discurso en el que la falta de acuerdo se derive de las ansias personales de poder de un individuo, o de una formación, sumida en una grave crisis interna, que quiere alcanzar algo de poder para lamerse las heridas, en un acto más propio de oportunismo típico de muy vieja política que de regeneración. Ciudadanos, aunque menos dadas las posiciones actuales, también puede llegar a ocupar ese posible papel de culpable de una falta de acuerdo, y sentir presión. Recordemos que nuestro sistema de elección presidencial tiene aciertos y, también, fallos. Uno de los gordos es que no hay plazos tasados para cuándo debe celebrarse la primera votación de investidura tras las elecciones. En principio pueden pasar semanas, meses… años, nada está escrito al respecto. Una vez celebrada esa primera votación sí se pone en marcha el reloj de dos meses de plazo, transcurridos los cuales se convocan automáticamente elecciones, como descubrimos en 2015. También, al contrario que en algunos estatutos de autonomía, en cada votación se pueden repetir las posturas negativas hasta el infinito, sin que se fuerce a posiciones de abstención que permitan que una candidatura pueda prosperar. Desde que el bipartidismo atraviesa por malos momentos los escenarios de bloqueo son perfectamente posibles y la probabilidad de tener que repetir elecciones está siempre ahí, no lo olvidemos. En este caso es baja, pero no nula, y puede llegar a materializarse. Si se diera ese escenario algunos partidos saldrían beneficiados y otros no, y eso lo saben ellos mejor que usted y yo, y se supone que esa información también jugará un papel a lo largo de las próximas semanas.

De momento el sábado 15, en apenas una semana, se constituye todos los ayuntamientos de España, y ahí veremos una primera versión de la estructura de pactos y desacuerdos que va a estar presente a lo largo de este ciclo de gobierno. Lo que ocurra en determinadas capitales (Madrid, Barcelona, Pamplona…..) puede indicar mucho sobre por dónde irán los tiros y si será factible que haya acuerdos o cesiones en el Parlamento. Así que no esperen que se fije una primera sesión de investidura hasta pasadas algunas semanas. Mientras tanto, cada día tendremos informaciones interesadas de parte sobre cómo van las negociaciones, y el ruido de acuerdos y desacuerdos nos lo llenará todo. Habrá que esperar a que todo se clarifique y veamos finalmente pactos, o rupturas.

jueves, junio 06, 2019

El día D


Viendo ayer en el telediario algunas de las imágenes previas a la conmemoración del día D, cuyo t5 aniversario celebramos hoy, hubo una que me llamó la atención. Era una escena en la que una silla de ruedas, vacía, se encontraba sobre un prado con vistas a alguna de las playas que fueron testigo de la masacre de esa jornada. No se dónde se encontraría el dueño de esa silla. Supongo que, anciano, sería veterano de guerra y que usará la silla en su vida diaria para no desgastar aún más sus sufridas piernas, pero capaz de levantarse, le imagino a pocos metros de ese punto, mirando al horizonte, hoy tranquilo y sosegado, hace tres cuartos de siglo infernal, rememorando aquel escenario de pesadilla en el que tantas veces pudo perder la vida.

El día D es un homenaje a la logística, a los ingenieros que planificaron aquella vasta operación, a los meteorólogos que se la jugaron, a los generales que tanto arriesgaron, a los que trabajaron sin cesar para construir toda la infraestructura necesaria y los miles de barcos y utensilios que en esa jornada y siguientes se emplearon. Pero, sobre todo, el día D es el de recuerdo y admiración hacia los miles y miles de soldados, algunos con nombres, otros anónimos, que fueron embarcados en Inglaterra y a las pocas horas cayeron en las fauces de uno de los escenarios más infernales que imaginarse uno pueda. La historia de cada uno de esos soldados es única, su procedencia, vivencias, hechos y añoranzas, pero todos ellos convergen, sin pretenderlo, ante un mismo paisaje en una jornada de 1944, y a sabiendas de que, para muchos, ese será el último paisaje que verán sus ojos. Es imposible saber en detalle lo que se sentía en esas barcazas cuando el fondo marino se estrecha y las playas francesas empiezan a dominar la vista del horizonte, pero es seguro que era miedo, mucho miedo, lo que llenaba el corazón y la mente de todos ellos. Entrenados de mejor o peor manera, muchos eran chavales norteamericanos para los que Europa era poco más que un lugar de relatos, de historias narradas por sus padres y otros mayores, de un lugar de guerra que a principios del siglo XX se cobró vidas a millones de una manera tan absurda como industrializada. Es completamente imposible ponerse en la piel de esos chicos, hacerse la menor idea de la angustia que estaban viviendo en ese momento, y el caos absoluto que se desata ante, y contra ellos, en el momento en el que las barcazas tocan la arena y los portones se abren. Pisan con sus botas la arena de una Europa sometida a la barbarie nazi y lo primero que reciben son disparos sin cesar de baterías apostadas estratégicamente en lo alto de las playas que, como en una feria, disparan a placer contra los objetivos que han aparecido en la costa. Las bajas crecen, la formación se deshace, el desorden se generaliza, y en ciertos momentos parece que la ofensiva puede fracasar. En Omaha beach es donde se está más cerca del desastre, pero la locura de unos pocos, la desesperación que surge en medio de la más absoluta angustia, es lo que permite que al final del día algunas posiciones sean conquistadas, que los bunkers desde donde los alemanes disparan caigan y que, muy endeblemente, las playas sean territorio recuperado y puedan servir de puerto para empezar a descargar materiales, provisiones, refuerzos… las playas son el primer trozo de la Francia reconquistada, el primer rasguño que sufre el monstruo alemán en su flanco occidental. En el oriental el frente ruso le pega dentelladas que le arrancan tierras y carne sin cesar. Estamos en el verano de 1944,y tras cuatro años de horror, la guerra coge un rumbo inexorable que sólo puede acabar, antes o después, con la derrota alemana.

Como en otros episodios de la II Guerra Mundial, se acaban los testigos directos de aquellas vivencias, se nos mueren los que sobrevivieron y pueden contarlo. Y esas pérdidas, inevitables, nos obligan a los que aquí seguimos a mantener siempre vivo ese recuerdo y a transmitirlo de generación en generación, para que horrores como los que desató esa guerra nunca caigan en la nada. “Salvar al soldado Ryan” de Steven Spielberg, quizás sea la película que mejor refleja la realidad de esa jornada. Su primera media hora es miedo, horror, sangre derramada, histeria, descontrol, ausencia de galones, lucha por la supervivencia, vacío de honor y hundimiento del ser humano en lo más profundo de su abyección moral. Eso es la guerra. Y Speilberg la cuenta como un maestro. Todo homenaje es poco para esos supervivientes, que dieron su vida para salvarnos.

miércoles, junio 05, 2019

Crisis en Pablemos


Después de las dos noches electorales recientemente vividas resultaba obvio que Podemos es el gran derrotado de esta serie de comicios enlazados que hemos vivido. El PP sale muy herido de ambos, pero las opciones de alianzas le permiten conservar feudos de poder y parece haber visto su suelo electoral, por lo que, aunque su situación es grave, tiene paliativos. En casa iglesias no hay lugar para el consuelo. Pierde todas las plazas de poder municipal y autonómico que tenía, y la única ciudad que conserva sigue en manos del “kichi” perteneciente a una de las corrientes opositoras al liderazgo de Iglesias. En votos, concejales y escaños el balance de este ciclo para los morados es sonrojante, y los aboca a una crisis existencial, lo quieran o no. Mejor dicho, lo quiera ÉL o no.

Y es que uno de los males de Podemos, que no le ve ni quiere afrontar, y se aloja en su seno desde su misma concepción, es su total dependencia del mesiánico liderazgo de un Pablo Iglesias que se ve como líder y dueño de la formación. Es cierto que su papel ha sido determinante en el surgimiento del partido, y nadie le puede negar el mérito de haber armado desde la nada una formación que consiguió unos resultados excepcionales, pero a partir de cierto momento su soberbia, que exhala por todos los poros de su cuerpo, empezó a restarle apoyos y votos, y cuando llegó ese momento en el que el líder debe saber apartarse para que el grupo que ha creado pueda seguir creciendo, optó por todo lo contrario. También es verdad que a nadie debiera extrañarle algo así en una formación de corte marxista clásico, que parece casi siempre sacada de un tarro de formol de principios o mediados del siglo pasado, que diríase que posee aún un despacho en el que un teléfono tiene línea directa con Moscú para recibir instrucciones. En su concepción del poder, absoluta y absolutista, heredera de los líderes soviéticos a los que tanto admira, Iglesias ha ejercido la autoridad absoluta en su entorno, vistiéndolo a veces de ropajes amables, apelando a la “gente” como otros lo hacían al pueblo antes de esclavizarlo. En otras ocasiones no se ha andado con subterfugios y ha usado palabras muy gruesas contra sus oponentes. Y en todo momento ha dejado claro que oponente sería todo aquel que le llevase la contraria. Así, la salida de dirigentes, con o sin cargo, de la formación, ha sido un constante, de tal manera que cada vez los que quedan al frente son pablistas más puros, y es sabido que, entre las vanguardias proletarias, también se crean subgrupos de purísimos que purgan a los simplemente puros, y así hasta el infinito. El partido ha ido adelgazando en nombres, corrientes y perspectivas a medida que el discurso de Iglesias ha monopolizado el pensamiento de la formación. Un discurso sectario, de enfrentamiento, comprensivo con el independentismo, económicamente maniqueo, ausente en lo social, con tintes autoritarios y, sobre todo, tan trasnochado que, ya les digo, parece propio de un museo. A medida que el partido perdía voces también se caían apoyos sociales, que eran vistos por los pablistas como rémoras, grasa que se podía eliminar para correr más hacia ninguna parte. Por otro lado, Iglesias, como todo buen émulo de sátrapa, no ha tardado en arreglar su vida personal chalet en la sierra madrileña mediante mientras sigue encarnando, con una notable hipocresía, un discurso basado en “los de arriba y los de abajo” carente de toda credibilidad tras verse cómo a la primera oportunidad ha podido escapar de “los de abajo” para hacerse de “los de arriba” según él los define. La casa de Galapagar define muy bien lo sucedido con Podemos a lo largo del año pasado y el caos mental en el que se encuentra la formación. En medio del jaleo, Iglesias trata constantemente de acallar críticas y de atacar a todos lo que le puedan hacer sombra, buscando sobre todo que nadie le pueda quitar las sombras que, en su jardín, junto a la piscina, le refresquen en verano.

El cese ayer por la noche de Pablo Echenique como secretario de organización del partido es el primero de los ordenados desde Galapagar por Iglesias para tratar de dar carnaza a los críticos, que llevan varios días organizándose y emitiendo comunicados y señales. Con su ambición incesante de entrar en el gobierno, busca Iglesias salvar su trasero, chalet y posición, y tener un altavoz desde el que golpear con saña a sus opositores. En todo esto el papel de Irene Montero es idéntico al de su marido, porque ambos son clones, tanto en lo estético como en lo ideológico y formal. El hecho mismo de que ella se pueda presentar como sucesora y que la sede familiar del poder del partido se mantenga es una muestra de hasta qué punto el personalismo peronista de Iglesias ha entrado hasta el seno mismo de la formación, destrozándola. Podemos parece agonizar.

martes, junio 04, 2019

Tiananmen, donde la represión triunfó


Celebramos este año dos treintenas de aniversario muy distintas, pero a la vez casi iguales. Ambas fueron la expresión de revuelta de una sociedad contra las dictaduras comunistas que las oprimían. Una resultó exitosa, y en noviembre de 1989 consiguió derribar el muro de Berlín, haciendo caer a los regímenes satélites y, posteriormente, al imperio soviético. De ahí nacieron hermosas historias de libertas y, por primera vez en siglos, muchas de las sociedades del este tuvieron ante sí un futuro de libertad y prosperidad como no se recordaba. Está por ver si se ha aprovechado esta oportunidad como es debido y hasta qué punto los traumas causados por esas férreas dictaduras no están detrás de la búsqueda de orden que ahora algunos populistas encabezan

El otro aniversario que conmemoramos se produjo la noche del 3 al 4 de junio en la plaza pequinesa de Tiananmen, donde fueron los estudiantes y algunos líderes civiles los que se levantaron contra el opresor régimen comunista chino, demandando libertad y prosperidad. Si el este de Europa cuenta una historia de liberación, China es, bien al contrario, el ejemplo de cómo la más cruel represión puede ser rentable para el régimen que la ejerce. Treinta años después aún no sabemos cuánta gente murió en esa inmensa explanada que se encuentra en medio de la capital china. Se habla de cientos, miles, sin que haya fuentes que puedan corroborar cifras exactas, y esta misma duda que nos surge a nosotros, que opinamos desde sociedades abiertas es, en sí mismo, el mejor ejemplo de lo efectiva que fue aquella cruel represión. No conocemos a los responsables de aquellas revueltas, carecemos de nombres que nos retrotraigan a aquellos años y sucesos. Los Walesa, Minchick Havel y demás protagonistas de la caída del comunismo en el este no tienen un partenaire chino, entre otras cosas porque probablemente algunos de ellos murieron en esa plaza en este mismo día bajo los tanques o por el disparo de los militares. Quedó una imagen grabada en la conciencia global de aquel seísmo, la del valiente que, con las manos ocupadas por cargadas bolsas de plástico, se pone en frente de un tanque. El acorazado trata de esquivarlo, pero el, parsimonioso, sigue el recorrido de las orugas para mantenerse en todo momento a tiro de la torreta, tratando de esa manera de intimidar a su poderoso enemigo, su seguro vencedor. ¿Cómo se llamaba ese hombre? ¿Cuál era su vida? No tengo respuesta a ninguna de esas preguntas, y vuelve a ser esa ausencia de respuestas la mejor prueba de hasta qué punto la represión que se llevó a cabo fue fulminante y eficaz. En la China de hoy en día, idéntica en lo dictatorial, asombrosamente distinta en todo lo demás, lo que pasó hace treinta años ni se estudia por los académicos ni se conoce por las nuevas generaciones. Es tabú, algo prohibido, que el régimen ha conseguido extirpar de la memoria de sus súbditos, y que muchos, la inmensa mayoría de ellos, sin duda, no sabrían sobre qué les estamos hablando si rememoramos aquellos sucesos. Hoy, sólo en Hong Kong o Taiwan se celebran actos en recuerdo de las no contadas y anónimas víctimas de aquella represión, porque en la inmensa China continental el día de hoy pasará como el de ayer o el de mañana, envuelto en el frenesí del desarrollo acelerado y el infinito trabajo pendiente para la construcción del liderazgo global. Si algo de lo que entonces pasó es buscado en el internet local, controlado por el régimen, uno se sitúa a tiro de los servicios de información y su libertad, otorgada con matices por el gobierno, será cercenada, hasta un punto que no somos capaces de imaginar. Eso, no sólo la deslumbrante luz de su desarrollo económico y poder, es China hoy.

Tres décadas después el país ha sufrido una revolución, sí, pero como casi nadie la esperaba, salvo quizás los jerarcas que ordenaron la matanza de la plaza. Camino de ser la primera potencia económica mundial, mercado de importación y exportación determinante, enfrascada en una guerra fría por el dominio de la tecnología y el control global con EEUU, China es un monstruo que parece imparable, que dicta su realidad y la impone cada vez más. En paralelo, saca el mayor rédito posible a la tecnología para imponer el control sobre el ciudadano y lograr la dictadura perfecta, manteniendo la paz social gracias a la represión y el crecimiento económico. ¿Será siempre así? Eso busca el régimen, y sabemos que hará todo lo necesario para lograrlo. Y si hay que aplastar a la gente con tanques, o con un Gran Hermano, se hace.