viernes, junio 14, 2019

Tensión en el estrecho de Ormuz


Volvamos al mapa, que siempre es una vía perfecta para ver y entender la actualidad. Cinco son los puntos en los que se concentra el tráfico marítimo global y son, por tanto, vitales bajo cualquier punto de vista. Dos son artificiales, los canales de Panamá y Suez, y tres son naturales, los estrechos de Gibraltar, Malaca y Ormuz. De los cinco, es este último, el de Ormuz, que da acceso al golfo pérsico, el que no lleva a ninguna parte, no comunica un mar con otro, y por tanto parece, a simple vista, mucho menos relevante, pero el que un tercio del petróleo que cada día consume el mundo, y que sale por vía marítima de ahí, es lo que lo convierte en, quizás, el más valioso.

Varios son los artículos de política ficción que han jugado con un conflicto que provocase el cierre de Ormuz, y las consecuencias que ello tendría para la economía global. En nuestro mundo actual la dependencia de las economías respecto al petróleo se ha reducido algo frente a la situación de adicción total que se vivía en los setenta u ochenta, pero es obvio que el crudo sigue siendo la materia prima más valiosa e importante. La propia producción se ha diversificado mucho y hoy en día, créanselo o no, es EEUU el principal productor del mundo, pero el segundo, Arabia Saudí, que es el estabilizador del precio global de esa materia, saca sus recursos por ese canal estrecho, al igual que lo hace Qatar, principal exportador de gas natural licuado, o Kuwait e Irak, que bombean petróleo con ganas. También lo utiliza Irán, el otro gran productor de la región y vecino de los saudíes, separados por el golfo y muy cerca unos de otros en el estrecho, desde donde se miran amenazadoramente desde hace décadas. En Barein, entre la costa catarí y saudí, tienen los norteamericanos la base de la quinta flota, y no es ninguna casualidad que esté allí, controlando el flujo del golfo y estrecho. Es, por tanto, un lugar de constantes fricciones entre enemigos acérrimos, saudíes e iraniés, suníes y chiíes, entre los que las tensiones no cesan de crecer y apaciguarse, en un movimiento similar a la sístole y diástole cardíaca que siempre parece rozar un infarto. De hecho, el cierre o bloqueo parcial de ese estrecho sería lo más próximo que podría vivir la economía mundial a un infarto, la obstrucción de una de sus principales arterias generaría una enorme marejada económica en forma de subida de precios del crudo y, por ende, de otros muchos productos. La mera suposición no ya de un bloqueo marítimo, sino el desarrollo de una guerra a ambos lados del golfo sería un escenario de auténtica pesadilla para el globo, porque las instalaciones de extracción, refino y almacenamiento de crudo que allí se encuentran están entre las mayores del planeta, funcionan a un ritmo endiablado prácticamente sin descanso y son las que abastecen del crudo más utilizado en todo el mundo. Por ello, cada vez que tambores de guerra suenan en la zona el nerviosismo se dispara y todas las miradas se vuelven a un punto en el que lugares como Bandar Abbás, el puerto iraní, o Ras Tanura y Al Jubayl, los enormes complejos petroquímicos saudíes, apenas conocidos por el público en el día a día, se mencionan como si fueran Londres o París en boca de los industriales del crudo y los operadores financieros de medio mundo, que gestiona los contratos de flete, suministro, venta y demás operaciones que pueden verse relacionadas con la compra y transporte del petróleo. El golfo y sus puertos viven un constante trasiego de barcos de carga, mercantes que transportan crudo y / o derivados desde sus zonas de aprovisionamiento hacia cualquier país del mundo que lo haya comprado. Esas naves se cruzan desde hace algunos años con los cruceros que caminan rumbo Dubai o Abudabi, extraños enclaves de lujo que también se encuentran en esa zona, y que viven del petróleo, sus rentas y sus poseedores.

Dos de esos barcos petroleros son los que ayer se vieron envueltos en un grave incidente en el que el fuego y el humo demostraban que algo había explotado contra sus cascos, en una acción premeditada que EEUU atribuye sin duda a Irán y que los iraníes niegan en redondo. Hace un par de semanas tuvo lugar otro incidente, de menor grado, que ya levantó sospechas y alarmas, pero lo de ayer fue bastante más serio. El crudo acabó subiendo un 2% en los mercados, pero la difusión de un vídeo por parte de EEUU que dice probar la mano iraní y las claras acusaciones de Pompeo, secretario de estado norteamericano contra el régimen de Teherán parecen ser suficientes para que la escalada leve de ayer lo sea más intensa hoy. Mucho cuidado con todo lo que suceda los próximos días en esa zona. Los infartos, de todo tipo, son muy peligrosos.

No hay comentarios: