Una
de las noticias más impactantes de la semana, y que es de esas que tienen el
potencial de cambiar el mundo conocido, es
el anuncio de Facebook de la creación de Libra, su moneda virtual, que
servirá para comprar cosas en la red social y para transferir dinero de un
usuario a otro. La idea del imperio de Zuckerberg es que libra pueda acabar
siendo utilizada por cualquier aplicación que ellos poseen, no sólo la red
social pura, por lo que whatsapp e Instagram también serían susceptibles de
usar esta moneda. Lo primero que pensé al escuchar la noticia es qué opinará el
banco de Inglaterra con el nombre escogido por Mark y sus ingenieros, porque
como mínimo es un plagio del producto que se crea y gestiona junto al metro
londinense de Bank.
La
moneda de Facebook será una criptomoneda, es decir, una entidad virtual,
informática, sin soporte físico, sin monedas, billetes ni nada por el estilo,
soportada por la tecnología blockchain, o cadenas de bloques, que usan un
sistema de registro distribuido entre numerosos nodos, para garantizar que las
transacciones que se hacen se replican en todos los nodos y no es posible
realizar fraudes ni engaños. En esto se parece mucho a otras monedas de este
estilo, como la muy famosa Bitcoin, pero tiene dos diferencias fundamentales.
Una es que libra estará ligada a una cesta de monedas del mundo real, y será
esa cesta la que determine el valor real de la cotización de la moneda. Será,
por así decirlo, un derivado. El bitcoin, por ejemplo, vale lo que el tenedor o
adquiriente de bitcoins quiera que valga, pero nada lo determina. Eso hace que
su cotización sea errática, muy volátil, con picos y valles profundos y con
ganancias y pérdidas colosales para los que ahí se han metido. Facebook no
quiere algo así, porque eso es el paraíso del especulador pero el infierno del
usuario de la moneda, y desea darle estabilidad. Se busca así que la cotización
de libra sea lo más suave posible para que no se convierta en un carrusel
intratable. La otra diferencia respecto al bitcoin es que libra no es un patrón
oro. El diseño matemático del bitcoin implica que existe un número limitado de
monedas de ese tipo, creo que está en el entorno de los veintidós millones, y
una vez creados todos no se pueden crear más. Eso en principio da estabilidad a
la moneda (uno de los motivos por los que el patrón oro se ha utilizado a lo
largo de la historia en el mundo real) pero también agota las posibilidades de
que la masa monetaria pueda correr pareja a la economía y le otorga un valor
intrínseco a la unidad monetaria que puede acabar convirtiéndola en un bien de atesoramiento,
y no en una unidad de uso y cuenta, que es para lo que se crea. Libra estará
regida por un consorcio de poderosísimas empresas creado por Facebook, que
determinarán la forma de vida de la moneda, la velocidad de creación de la
misma y otra serie de características. Ese consorcio será lo más parecido al
banco central de esta moneda, estableciéndose su sede en, ¿lo adivinan? Suiza, y
en él se integran empresas como Visa, Mastercard, PayPal, Ebay, Spotify, Uber, Vodafone
y otras muchas, que con un voto cada una, determinarán el rumbo de la moneda.
Entre las empresas integrantes de ese consorcio no se encuentra ningún banco ni
ningún otro gigante de internet, como Google, Apple, Amazon etc y me da que
ambas ausencias no son, precisamente, una casualidad. Facebook crearía
monederos virtuales a sus usuarios que los utilizarían como una aplicación más,
gastando con ellos o haciendo lo que deseen, y parece obvio que del uso de esa
moneda Facebook puede obtener ingresos, tanto por los costes que pueda aplicar
a los mismos usos (eso que los bancos llaman comisiones) como por la información
de todas esas transacciones monetarias. Ahora mismo Facebook ya sabe mucho de
lo que nos gusta y lo que hacemos, y tiene cierta idea de lo que desearíamos
comprar. Con libra sabrá exactamente lo que compramos, cómo gestionamos el
dinero y es obvio que esa información valdrá mucho.
La web oficial del proyecto libra contiene
una enorme cantidad de información sobre esta aventura y las bases, tanto
tecnológicas como legales, del proyecto, pero no responde a la segunda
pregunta, tras imaginar la cara de Marc Carney, que me surgió al conocer esto,
y es qué pensará Amazon al respecto. Amazon ya nos permite comprar de todo en
su web, y es quien mejor conoce los patrones de compra de sus usuarios. ¿No va
a lanzar una moneda o un servicio financiero semejante para su propio
beneficio? ¿Se quedará cruzado de brazos? Eso me extrañaría mucho. Y tras esa
me surgieron un montón de preguntas, todas ellas rodeadas de asustados logos
bancarios que, ahora sí, ven como definitivamente Silicon Valley ha decidido
hacerse con su negocio. ¿Provocará libra, y lo que venga después, que la banca
sea en unos años la nueva prensa, otro sector desguazado por la red? Todo está
por ver.
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