jueves, agosto 01, 2019

La FED baja los tipos


Ayer, por primera vez desde el desquiciante año 2008, la FED, que es el banco central del EEUU, bajó los tipos de interés, un cuarto de punto, cifra que estaba bastante descontada por el mercado. El argumento para ese movimiento es el de luchar contra la desaceleración económica global que experimentan las grandes áreas económicas, fruto de las tensiones comerciales y del lógico agotamiento del ciclo norteamericano, que ya es el más largo de su historia en lo que hace a expansión. Se dijo desde muchos foros que, en movimientos anteriores, la FED subía tipos no porque hiciese falta en sí mismo, sino para tener margen para poder bajarlos cuando lo requiriese. Ayer empezó a hacer uso de ese margen.

El movimiento en sí y su justificación debieran tenernos a todos alerta, porque refleja que el ciclo se agota y que volvemos a unas sendas de crecimiento mucho más moderadas, de estancamiento en varias variables y de recesión directamente en otras. Uno de los problemas que tenemos para saber dónde estamos en el punto del ciclo es que se está produciendo un desacople entre las economías globales, y eso complica mucho que las acciones coordinadas que puedan ser necesarias generen efectos generales. Así, mientras como señalaba, EEUU está en un ciclo expansivo extraordinariamente largo, que muestra signos de madurez por todas partes, China no hace otra cosa que meter estímulos en su economía para que las tasas de crecimiento sigan por encima del 6%, sea ese un dato real o no. Japón oscila en medio de su mundo estacionario y la UE muestra unos datos que inducen más a la melancolía que a otra cosa. Reino Unido está sumida en el caos del brexit y, pese a ello, muestra tasas de crecimiento relevantes, aunque todo el mundo da por sentado que serán efímeras. Francia crece pero poco, muy poco, Italia sigue completamente estancada, como los últimas décadas y Alemania bordea desde hace tiempo la recesión, que salva en los últimos minutos de la recopilación de datos para poder presentar tasas positivas de centésimas. España lleva un tiempo escapándose de esta tónica y presenta un crecimiento económico mucho más intenso que el resto de sus vecinos, lo que es un alivio para nuestro país. Ese crecimiento, con sus luces y sombras, supone cada trimestre una recuperación de las heridas que dejó la durísima crisis de 2008 – 2013, de la que algunos parecen haberse olvidado ya. Sin embargo, en un contexto internacional que, como ven, no es maravilloso, es imposible que una pequeña nación como la nuestra, que nada puede hacer para contrarrestar o impulsar los cambios globales, sea inmune a los mismos. Ayer se conocieron los datos de crecimiento del segundo trimestre de 2019, y son bastante claros. Seguimos creciendo (bueno), mucho más que nuestros vecinos (bueno) pero el ritmo de subida frena claramente (malo). La tasa de crecimiento interanual cae dos décimas y pasamos de un 2,7% a un 2,5%, poco bajón pensarán algunos, pero se produce un freno en uno de los dos trimestres, el otro es el actual, que más dinamismo económico muestran en todo el año, acentuado en nuestro caso por el efecto del turismo. A otras naciones, acostumbradas a tasas más bajas, un 2,5% les parecería maravilloso. A la nuestra, que arrastra graves problemas de desempleo, deuda y estructura, una cifra por encima del 2% es la base sobre la que poder implantar soluciones que arreglen nuestros problemas. Sabido es, por ejemplo, como sobrerreacciona nuestro mercado de trabajo ante las subidas y bajadas macro. En este contexto de datos y países, con una Europa mixta y apática, el BCE, el hermano de la FED, se encuentra ante disyuntivas complicadas, sin margen para bajar tipos y con el relevo de su presidente, Don Mario Draghi, en ciernes. Powwel, gestor de la FED, lo tiene un poco menos difícil.

Mención especial relacionada con el movimiento de la FED a la reacción de Trump, que también en economía se muestra como un populista salvaje y desquiciado. Su única obsesión es ser reelegido en noviembre del año que viene, y quiere estirar el ciclo hasta entonces, a sabiendas de que malos datos económicos le echarían de la Casa Blanca. Lleva tiempo cargando contra el pobre Powell, acusándole de cobarde y de no hacer nada, y tras la bajada de ayer volvió a la carga. Reclamaba que el descenso hubiera sido de medio punto, no de un cuarto, y de que así la FED no ayuda a la economía, no como él, y bla bla bla. De la independencia de los bancos centrales, la neutralidad de la presidencia sobre las decisiones de política monetaria, nada de nada. Y de muestras de inteligencia en ese tuitero compulsivo, menos.

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