Desde que en 2008
Lehman Brothers reventó gran parte de lo que nunca era imaginable en la teoría
económica se ha ido produciendo con una naturalidad tan pasmosa como carente de
respuesta por la academia. Muchas de esas cosas que vemos y leemos desde
entonces hubieran sido capaces, por si solas, de provocar suspensos masivos en
cualquier clase de teoría económica si un alumno hubiera osado a mentarlas,
porque no eran posible. “Profesor, ¿puede la deuda de un país cotizar a un tipo
de interés negativo?” y la respuesta sería, “Eso es tan probable como que usted
apruebe la macro en junio” y todo así.
Ayer vimos otra de
esas aberraciones, fruto de la nueva normalidad económica que se instaló desde
2008 en nuestras vidas y consecuencia, por supuesto, de la gravísima crisis del
coronavirus, que va a poner a nuestras economías patas arriba, y a nuestras
vidas particulares contra la pared. Al
cierre del mercado de petróleo en EEUU, la referencia de allí, el llamado West
Texas Intermediate, WTI, cotizó a -37 dólares por barril. Sí, soy torpe, no
sólo en el Mercadona, pero ese “-“ que antecede al número y que se lee como
menos no es un desliz de mis disléxicos dedos, sino el reflejo de lo que pasó
ayer en la jornada de cotización de esa materia prima más aberrante de su
historia. El vencimiento de los futuros para las compras de mayo generó una
enorme volatilidad y contribuyó a hundir unos precios que ya estaban cayendo
con fuerza a lo largo de todo el día, pero el final de la sesión fue
aplastante. ¿Qué significa un precio negativo? Que el comprador está dispuesto
a pagar para que el vendedor no le entregue un bien, así de raro, y eso se debe
a dos causas profundas. Una es el derrumbe de la demanda de crudo en EEUU por
el parón de su economía, por el confinamiento de la gente, por la
inmovilización de gran parte del sector productivo y de los millones de coches
que siempre están dando vueltas por allí. El otro es que la capacidad de
almacenamiento del crudo sobrante se ha agotado en aquel país. Literalmente no
hay donde guardar un petróleo que, si se compra, no va a poder ser utilizado,
dada la demanda desplomada. Las llamadas reservas estratégicas de crudo están a
rebosar, y ahora mismo el petróleo le sobra a aquel país, por lo que la demanda
es nula. Esto es un efecto temporal, y evidentemente los precios negativos no
van a mantenerse mucho, de hecho es probable que hoy mismo ya se vuelva a un
terreno positivo, pero el que algo así haya sucedido indica hasta qué punto lo
del coronavirus va a generar un shock económico como no lo ha habido otro en la
historia contemporánea. El derrumbe del crudo que se veía ya desde hace semanas
en los mercados es un evidente indicador de no ya recesión, sino depresión
global, dado que el conjunto de las grandes economías del planeta están literalmente
detenidas, y afrontan, afrontamos, un panorama de meses y años inciertos en los
que la demanda deberá ser reconstruida, y eso hace que el consumo de petróleo
llegue a unos niveles muy bajos, desde los que remontará. ¿Podemos ver en
Europa algo similar a lo visto en EEUU? Es difícil, pero casi más es descartar
ya cualquier cosa. Ayer, la referencia europea, el Brent, cerró a veintipocos
dólares el barril. La capacidad de almacenamiento de reservas en nuestro continente
aún existe, por lo que el punto de tensión que se vivió ayer al otro lado del
charco no está tan cerca, pero es evidente que la debacle económica nuestra va
a ser igual de intensa que la suya, sino más, así que el petróleo aquí tampoco será
caro en el futuro cercano.
Todo
esto cuadra muy bien con los escenarios que ayer presentó el Banco de España
para nuestra economía, en un ejercicio necesario que el gobierno debiera interiorizar,
temer y esperar. Tres son los posibles mundos que anticipa la institución, a
día de hoy, con los datos que se tienen y los supuestos que se manejan. El
menos probable es la recuperación rápida desde una caída del PIB del 6% este
año y el peor de ellos es una lenta salida desde un abismo del 13% de derrumbe.
Ya les aviso que es mucho más fácil que estemos en esta sima de los huesos que
en una bajada del 6% – 8%. Y es que la economía ya hace lo que quiere, no lo
que uno cree.
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