Hoy es 11 de septiembre, vigésimo cuarto aniversario de la destrucción de las Torres Gemelas del WTC de Nueva York en los sádicos atentados terroristas que también impactaron en Washington y dejaron un avión destruido en Pensilvania. En un mundo como el nuestro de ahora, de violencia creciente entre estados, de sectarismo y polarización, este día debiera obligarnos a recordar que la acción del mal, planificado, de manera inteligente, es capaz de destruir muchas de las cosas que consideramos permanentes o eternas. Sea el recuerdo de hoy a las más de dos mil víctimas de aquellos hechos atroces y, por extensión, a todas las víctimas del terrorismo que en el mundo hay, y a sus familiares y allegados, que sufren su pérdida.
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