viernes, septiembre 26, 2025

ChatGPT como amigo

Historia real de la mañana de este pasado martes. Iba el metro atestado en el camino desde mi casa al trabajo, todos presionados. Mi idea de ir leyendo en el trayecto la tuve que aplazar. Un par de paradas después de la mía subió, entre otros, una chica joven, moderna, era guapa. Se tuvo que poner muy cerca de mi. Llevaba el móvil en las manos y podía ver su pantalla, de echo tenía que hacer esfuerzos para no hacerlo dado las posiciones prensadas en las que estábamos todos. En ese momento se escribía por whatsapp con su madre, a eso de las 07:20 de la mañana. Discutían, con formas adecuadas, pero con firmeza mutua. No quise hacer caso al contenido concreto del problema.

Una parada después, tras haber cerrado el whatsapp, la chica abrió la app de ChatGPT, y se puso a escribir, y ahí no puede evitar engancharme. Contaba, resumidamente, que era una chica de 23 años, estudiante de derecho, carrera que no le gusta pero que la hace porque sus padres se lo habían exigido. Saca buenas notas pero a desgana. Lo que a ella realmente le gusta es la música, desde pequeña cantar, y desde hace un par de años componer sus propias canciones con las apps que ha descubierto para ello. Tiene estudios básicos de solfeo y le gustaría ampliarlos. Su idea, su gran idea, es dedicarse a eso una vez que acabe la carrera y olvidar el derecho para siempre, pero en casa no están de acuerdo y cada vez que surge el tema se organizan serias discusiones. Le escribía a ChatGPT para contarle todo esto y para que le ayudase, para que le diera consejo, para que le guiara sobre cómo afrontar las discusiones en casa, que le estaban haciendo la vida imposible, para que le animase cuando se iba a llorando a la habitación después de haber tenido otra bronca en la sala sobre su futuro, para que le diera fuerzas…. Y más o menos por aquí es cuando ella se bajó de parada y yo seguí en el vagón. Durante el tiempo en el que escribió a ChatGPT lo hizo de una manera bastante más pausada y reflexiva que cuando discutía por whatsapp, como si estuviera pensando con mucho más detalle lo que estaba poniendo, con un cuidado muy superior a la interacción con su madre. Eso me permitió seguir bastante bien el hilo de lo que le escribía a la IA. A medida que iba relatando su historia mi asombro no dejaba de crecer, porque al otro lado, en la IA, no hay nadie. De hecho no hay exactamente ni inteligencia, pero sí hay algo que escribe y responde de manera personalizada a todo aquel que le consulta lo que sea. Es probable que, cuando acabara su escrito y se lo mandase, ChatGPT tardase poco más de unos segundos en escribirle un texto lleno de recomendaciones, avisos, sugerencias, relativas a la necesidad de compaginar los deseos de su familia y los suyos, y todo con un lenguaje frío pero respetuoso y fabricado en exclusiva para ella. Supuse, durante el resto del viaje, que esa chica habría contado su problema a los amigos de la universidad, o a los que tenga fuera del mundo educativo, pero luego pensé que a lo mejor su círculo de amistades, como pasa cada vez más, es muy corto, y la relación no es tan estrecha ni íntima como es necesaria. Si tuviera pareja es casi seguro que ese debe ser uno de los grandes temas de conversación, y problema, en la relación, pero obviamente no tengo información al respecto. ¿Estaría usando ChatGPT para contrastar su “opinión” con la de otras personas del entorno? Quizás no estaba satisfecha con lo que el resto le ha sugerido y quería una opinión adicional, y sabiendo que la IA siempre está ahí recurrió a ella. No quiero pensar que esa referencia, la IA, era la principal de las suyas, o que le estaba contando su problema antes que a otras personas de su círculo íntimo, pero la proliferación de casos que se ven en las redes y la vida real de personas que usan a ChatGPT como compañero y amigo son tales que es una posibilidad que no es descartable. Prefiero pensar que no es así, pero se que no puedo asignarle un cero de probabilidad a algo que supondría la soledad profunda de esa chica ante su problema y, desde luego, las demás complejidades de su vida.

Sí, cada vez estamos más solos. Tenemos montones de “amigos” en las redes que, en muchos casos, no son sino bots o personas que están al otro lado de una aplicación, pero fuera de nuestra realidad. En nuestros entornos personales la frialdad crece, la consolidación de las amistades se vuelve más difícil en un mundo de narcisismo creciente y la complejidad de la vida moderna erosiona los patrones de relación social que han existido durante infinidad de años y nos han moldeado a la hora de relacionarnos con los demás. Recurrir a ChatGPT como amigo o confidente es el síntoma de un problema más profundo, novedoso, y que, sinceramente, no se muy bien cómo se puede abordar.

Este finde subo a Elorrio y me cojo dos días de ocio. Si no pasa nada raro nos leemos el miércoles 1 de octubre.

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