Ayer por la noche, en un bloque de seis anuncios que vi en una cadena de televisión, tres estaban protagonizados por Fernando Alonso. Uno era de una marca de relojes, otro de cerveza y un tercero de coches, aunque en este el protagonista era una especie de Alonso virtual. La verdad es que el hombre este tiene éxito. Hace bien su trabajo ganando carreras como la de este pasado Domingo y las marcas se lo rifan, a parte de tener una televisión entera para él solito (por cierto, bastante vergonzoso que Tele5 estuviese con la Fórmula 1 desde las 11:30 y empezase el informativo de las 14:30... con Formula 1!!!).
Lo que a mi me llama la atención de todo esto es la publicidad. Desde hace bastante los programas más interesantes de la televisión son los anuncios. Son de los (pocos???) momentos de la programación en los que tienes asegurado espectáculo, calidad y originalidad, y eso se debe en gran parte a un proceso de selección natural, porque todos ellos buscan captar el interés del espectador, y detrás de una pieza de pocos segundos hay mentes muy sesudas que se agotan discutiendo y estudiando qué y cómo llamamos la atención en un mundo en el que la gente cada vez está más saturada de ideas, imágenes y mensajes, vacuos en su mayoría. Hace pocos años BMW dio la campanada con el anuncio de la mano en el coche, en el que no se veía un coche por ninguna parte (ni falta que hacía) e inició la moda de los anuncios “psicológicos” que, la verdad, muchas veces no soy capaz de entender. Todas le han seguido, y como creadora de tendencias, BMW arrasó en todos los festivales, con un lema tan sencillo como “¿te gusta conducir? Aunque la verdad, lo difícil es que a uno no le guste conducir con semejante coche entre las manos, jejejeje
Entre todos, a mi los que más me asombran son los de Audi. Tienen un gusto espectacular, unas bandas sonoras muy bien seleccionadas y unas imágenes preciosas. Esa cámara cenital que enfocaba a un Quattro haciendo una curva perfecta en una playa es imborrable. Me causó sensación el de hace unos pocos meses, en el que una canción preciosa (Ain't Got No/I Got Life, de Nina Simone, 1968) avanzaba por una población sureña de EE.UU con casas, flores, vestidos, vistos desde un coche que al final, cuando Nina se refiere a su libertad, se lanza sobre una carretera desierta con rumbo a un horizonte despejado..... Una imagen metafórica preciosa, una pieza de belleza que dejaba en muy mal lugar a los programas que le precedían y antecedían. Durante meses estuve buscando ese anuncio por las cadenas, para poder verlo, y tuve suerte, en un cine, de ver la versión completa del mismo (en el de televisión sólo se emite una estrofa de la canción) y, la verdad, recuerdo ese anuncio entero pero la película, que estuvo bien, me llenó menos.
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