No quería hablar de la bolsa la semana pasada, en la que se comportó muy mal. Ya se sabe que la psicología influye mucho en el mercado, por lo que si el aleteo de una mariposa en Nueva Cork genera un huracán en Pekín si escribo algo malo sobre ella me la acabo cargando. Lo que pasas es que ayer Lunes se desplomó un poco más, casi un 3%, y ya casi me es indiferente si causo destrozos o no si opino sobre ello. Como mucho daño ya está hecho no pasa nada por un poco más, verdad???
Ante una situación así siempre hay dos visiones, la de aquellos que dicen que la situación es transitoria y todo volverá a su cauce y los que se apuntan al carro de la catástrofe, el pánico y la desdicha. Curiosamente ambos son capaces de explicar perfectamente porque este descenso (y todos los habidos en la historia) son perfectamente previsibles, a posteriori, y resultaba obvio que esto se iba a caer, pero nunca dijeron que se caería antes. Ya se sabe, los economistas explicamos el pasado como nadie, y equivocamos nuestras predicciones sin parangón alguno. Ya hasta los meteorólogos aciertan más gracias a los satélites. ¿A qué visión me apunto yo? Es difícil decirlo. Hay ingredientes peligrosos, tales como el endeudamiento de las familias y el déficit comercial (ahora que nos llevamos mal con EE.UU. compartimos sus graves problemas económicos), el precio del petróleo que empieza a colarse como inflación, tipos de interés e hipotecas ascendentes, etc, y tarde o temprano la maquinaria se desajustará y habrá crisis, pero eso es lo normal y lo sano. Todo bosque necesita una poda, y el de grúas también.
Quizás lo que ocurra es que, tras unos años de crecimiento perfecto, sin inflación, con tipos de interés reales casi de 0% y traducción de todo ello en empleo y renta disparadas, volvemos poco a poco a una situación normal, de tipos más altos y variables muy fluctuantes. A todo el mundo le cuesta dejar una situación idílica (la cama, por ejemplo) e ir a peor (levantarse para trabajar). El mundo de los ciclos nunca se ha ido, se ha vuelto más esquivo y extraño, porque Internet, entre otras cosas, ha incrementado la productividad como nunca y no somos aún consientes de cuanto, pero la cuesta bajo siempre existe, y el ascenso, y no diré cuando serán ambos, porque soy un economista escarmentado, y dejo las predicciones para videntes y astrólogos, que aciertan tan poco como nosotros pero, increíblemente, sacan dinero de ello. ¿Serán economistas frustrados... tras una caída bursátil???
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