Ayer me llegó a casa una invitación de boda que, no por menos esperada, me hizo mucha ilusión recibir. Gran formato de hoja doblada, con plano guía y nota explicativa incluida. En letra elegante antigua, con formato clásico de encabezado paternal, será una magnífica oportunidad para reencontrar viejos amigos, ver que tal les va la vida y, sobre todo, celebrar la felicidad de aquellos que van a casarse. En estos tiempos en los que recibir una invitación de boda parece ser una desastrosa noticia (costes, ropa, regalos, etc) yo, que recibo varias al año, y que hago muchos chistes al respecto, en el fondo disfruto con ello, porque es motivo de alegría para los contrayentes, y que a uno le inviten no deja de ser emocionante y te da un pelín de orgullo sano.
Lo que ha cambiado mucho ha sido no sólo las celebraciones, sino también los detalles anexos. Sin mentar el caso de que hoy en día en la boda ya no tiene porqué haber dos sexos (asunto este algo intrigante) la parafernalia de tarjetas, decoración y ceremonias está cambiando a toda velocidad. En eso de las tarjetas no puedo dejar de mencionar la que me ha parecido más espectacular, original y bella. Creada por RWX, un auténtico genio, que no debiera estar trabajando, sino dando conferencias por los museos de todo el mundo en los que se expusiese su magna obra, consistía en una caja de pañuelos de papel. Sí, la caja, con pañuelos y todo. Dado que en las bodas se llora mucho, el artista quiso darle la mayor utilidad posible a este accesorio, y lo decoró con estampas del evento, información de los contrayentes, plano de acceso a la iglesia y restaurante, etc, y todo aderezado de un buen número de auténticos pañuelos, claro. Además de ser al primera invitación tridimensional que he visto me pareció fascinante la conversión del objeto, el derroche no sólo de diseño, sino de imaginación, inalcanzable para mi.
La recibida ayer era un ejemplo de invitación mucho más clásica, sí, pero intuyo que la boda será divertida, hay muchos elementos predispuestos para ello, mucha parafernalia, y el lugar previsto para el enlace y el banquete darán mucho juego, especialmente entre algunos invitados, pero todos los pasaremos muy bien, disfrutaremos, reiremos, brindaremos por la salud de ambos y, al unísono, diremos juntos una palabra que a la novia le hará especial ilusión oír cuando acceda por el pasillo, camino al altar y a su destino. ¡¡ADELANTE!!
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