martes, octubre 17, 2006

¡¡¡LLUEVE!!!

Casi parece un milagro, pero está lloviendo con fuerza sobre Madrid. Es triste que esto sea noticia, pero dada la temporada de sequía que estamos padeciendo no es de extrañar que la segunda noticia de la emisión de Antena3 de las 7:00 haya sido esa, la lluvia en Madrid. La última vez fue la tormenta, fuerte pero dispersa y poco productiva, que cayó en la tarde del Miércoles 6 de Septiembre, y me acuerdo tan bien no sólo porque le viernes 8 me iba de vacaciones a Inglaterra, sino porque tuve visita y pude ver los rayos desde las marquesinas de los autobuses de Plaza Castilla, en medio de la emoción y ganas de huída de la visita y acompañantes. Aquello no sirvió para paliar la sequía, y puede que esto tampoco, pero por algo se empieza.

He comentado a mucha gente que la primera imagen impactante del viaje a Inglaterra fue la de despegar de Madrid. No por conseguirlo tras el retraso, que también, sino por la sensación de absoluto erial que ofrecía el suelo. Arenoso, amarillento, reseco y cuarteado, la ciudad parecía aposentarse sobre un mar de arena, con algunos parches verdes, correspondientes sobre todo a la Casa de Campo y otras zonas aisladas y dispersas, pero el aparente desierto por todas partes. Viendo eso y los rascacielos crecientes del CTBA pensé que no sería mala idea hermanar Madrid con Dubai. Nos falta perfil, pero dentro de poco compartiremos su paisaje. Pero no se acababan ahí las imágenes acongojantes. Al poco de despegar sobrevolé Somosierra, dejando a la izquierda, a mi vista, el embalse del Lozoya, completamente seco. Se veía el hilillo que formaba el río, quizá en un tiempo caudalosos, pero entonces nada más que una línea azul no muy distinguible, que pasaba limpiamente a través de una pared de hormigón que no contenía nada, no sentía presión alguna por el agua embalsada, y que parecía un lienzo para ser pintado, en color verde, y así dar una imagen de naturaleza. Eso era la sequía, eso dejaba atrás, y recuerdo que me daba algo de risa irónica el ver, pocos días después, los telediarios ingleses de la BBC, alarmados por la sequía que sufría Inglaterra, que si bien es cierto tenía un poco agostadas las campas y laterales de la carretera, no dejaba de mantener un verde chillón en todos los campos. Recordaba yo el Lozoya al ver el Támesis, y claro, eso de que todo es relativo me venía mucho a la cabeza.

¿Cuánto tiene que llover para que se acabe la sequía? Yo suelo decir, un poco exageradamente, que si estuviese tres meses seguidos cayendo no vendría mal, pero es cierto que las primeras lluvias serán absorbidas rápidamente por el reseco suelo, y a partir de ahí se acumulará algo. Lo que caiga hoy, y lo previsto para toda la semana no aliviará el problema, no seamos ingenuos, pero limpiará el aire y las calles, dará un respiro a los cultivos, parques y jardines, y desde luego nos alegrará. Quizás los que estén en medio del atasco monumental de hoy (que lo habrá) no piensen lo mismo, pero tranquilos, alégrense del maná del cielo que nos cae, y que siga muchos días.

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