Este fin de semana se ha celebrado el 50 aniversario de la televisión en España, cincuenta años de historias, imágenes y programas, mejores o peores, que, querámoslo o no, han cambiado nuestra vida y han creado un imaginario colectivo entorno a personas, estrellas, sintonías y dibujos que generaciones anteriores no tuvieron la oportunidad de conocer. Con tal motivo, el ente RTVE ha desarrollado una campaña por dicho cumpleaños que, entre otras cosas, ha tenido como imagen el encendido del Pirulí, Torreespaña, la torre de telecomunicaciones del grupo, ahora de Retevisión, sita cerca de la M30, en la prolongación de la calle de Sainz de Baranda, y relativamente cerca de mi casa.
No he podido sacarle fotos, porque me dejé la cámara en el trabajo, pero reconozco que la torre estaba muy bonita con esos juegos de luces, ráfagas y colores. Estuve ayer por la tarde noche (gracias al cambio de hora eso era muy pronto) casi debajo del pedestal viendo la iluminación, y había bastante gente sacando fotos, con el móvil y con cámaras más presentables. Me acordé ligeramente de los días anteriores a la boda del Príncipe y Leticia, en Mayo de 2004. Con tal motivo, el Ayuntamiento instaló una iluminación de diseño en ciertos monumentos del centro (Cibeles, Palacio de Telecomunicaciones, el Prado, etc) y la verdad es que el éxito fue total. Tímidamente al principio, y luego en riadas, la gente se lanzó a inmortalizar escenas de colores chillones nada habituales. Era un espectáculo ver Alcalá y Gran Vía a eso de las 24:00 de un día laborable, con un tiempo magnífico, que aguantó justo hasta horas antes de la boda, llenas hasta la bandera por gente armada de trípodes enormes, (llegué a la conclusión esos días de que todo el mundo tiene un trípode escondido en su casa), señoras mayores que casi no podían moverse y cientos de escenas de grupo, en las que faltaban manos y voluntarios para inmortalizara a la cuadrilla en cuestión frente a una Puerta de Alcalá rosa chillona. Pese al éxito de aquella campaña, no se ha vuelto a repetir, y no sería mala idea que, un fin de semana al mes, o algo así, se pudiera disfrutar de iluminaciones como esas, pero en muchos más edificios, que los hay y buenos para lucirlos a todas horas.
El único que, a día de hoy, se la juega con esto de las luces es el hotel de la Puerta de América. Quizás incluso arriesgue demasiado, dada la zona nada agradecida en la que está, pero es de elogiar el esfuerzo y la iniciativa. A ver si cuando acaben las cuatro torres del CTBA podemos disfrutarlas tanto de noche como de día, y no se limitan al simple punto rojo de señalización. Se puede objetar que la iluminación nocturna contamina y oculta las estrellas, y es muy cierto, y que quizá lo del pirulí sea la alegoría de una televisión pública con mucha luz y poco fuste, de brillante (?) pasado y oscuro futuro, también es acertada la idea, pero bueno, a nadie le amarga un dulce iluminado, y como vela de cumpleaños el pirulí no está nada mal, no.
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