martes, octubre 24, 2006

Vaya futuro

Dado que este pasado Sábado estuve encerrado en casa, gracias a los muebles y sus aventuras, no salí hasta el Domingo, cuando, en medio de la lluvia, fui al cine. Ví la película de Hijos de los Hombres, de la que algo mencioné en al entrada del pasado viernes, entrada que, por cierto, contienen dos enormes errores. Adelanté el estreno de Scoop una semana y olvidé el de una de las revelaciones, Little Miss Sunshine, que promete ser recordada. Pero bueno, vi la de los hijos esos, y reconozco que me salí bastante turbado del cine, nervioso, inquieto quizás, por la crudeza y veracidad de al parábola que allí se desarrolla, aunque el planteamiento de base, una supuesta epidemia que ha generado la infertilidad de las mujeres en todo el planeta desde ya hace 18 años, no deja de ser irreal.

La acción se sitúa en una Inglaterra de pesadilla, y en la primera parte en un Londres no de postal, pero sí de horror. Pese a la aparatosidad de los efectos especiales, estos se han destinado a ambientación, no a explosiones y similares. Se muestra un futuro cronológicamente muy cercano, 2027, y la verdad es que, excepto el diseño de las pantallas de televisión y de ordenador, todo es como ahora, tecnológicamente hablando. Tras 18 años sin nacimientos, la humanidad empieza a recorrer su final, y la sociedad, ese frágil contrato, invisible y tenaz, que nos mantiene unidos y nos hace levantarnos por la mañana para ir a trabajar, se ha derrumbado en su mayor parte. Trasgresión, caos, desórdenes, violencia y suciedad campan por doquier, se ha establecido una férrea política de inmigración y de control de fronteras, encarcelando y expulsando a todo inmigrante o sospechoso de serlo, con grupos terroristas que luchan por sobrevivir y llevar a un proyecto científico de alcance mundial la única mujer que, tras ese periodo, está embarazada, (metáfora de una nueva Eva, inmigrante negra para más señas) labor que al final tratará de realizar el protagonista de la película. Digo tratará porque todo el mundo se pone en su contra: El gobierno, los terroristas, el contexto, etc. Las escenas finales, de batalla urbana en una ciudad campo de concentración son espectaculares, con un grado de crudeza y violencia militar que no recordaba yo desde Salvar al Soldado Ryan (de obligada visión). No desvelaré el final, pero escenas como esa, el salto a la cabaña o al coche, o el inicio, creo que muy inspirado en
Syriana, son impactantes.

Pero lo que me generó una sensación agria fue lo real, paradojas de la vida, que se mostraba todo. Ese control de fronteras, esa militarización y lucha por la supervivencia, esa revuelta en al ciudad de refugiados, comandada por hordas de islamistas disparando fusiles al grito de Ala es grande, esas ciudades decadentes, camino de su destrucción, en las que los millonarios guardan obras de arte en centrales eléctricas (atención al uso de una Powerstation similar a la de Bankside) etc. Creo que por fin tenemos en cartelera una película futurista, metafórica, con mensaje, aunque de una crudeza que echará a muchos para atrás, y un realismo alarmante. Merece la pena verla.

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