viernes, octubre 27, 2006

Oda a la alegría

Ayer por la noche tuve la oportunidad de disfrutar como un niño, y no gracias a un viaje a una atracción de feria y el consabido algodón de azúcar, que nos hacía felices como cuando, una vez al año, íbamos al parque de atracciones de Archanda, hoy monumento al abandono, la desidia y el pasado. No. Ví la película de Copying Beethoven y disfruté. La historia narra la vida de una supuesta copista de Beethoven, Anna Holtz, que le ayuda a transcribir y dirigir el estreno de su Novena Sinfonía, un monumento musical difícil de abarcar dada su grandeza y vélelas, absoluta. La película no se acaba en la escena del estreno de la novena, pero qué escena, Dios mío, que escena...

No si la gente que estuvo presente en el Teatro de la Corte Imperial de Viena la noche del 7 de mayo de 1824 sabía que estaba haciendo Historia con mayúsculas, que estaba presenciando el nacimiento de una obra de arte, qué digo, una joya absoluta. Las crónicas del estreno, muy esperado, cuentan que fue un éxito rotundo, así que algo sabían de música los que allí estaban. La escena refleja esa expectación y recrea pasajes completos de los cuatro movimientos de la sinfonía, con un Ed Harris insuperable, y una Diane Kruger escondida en medio de la orquesta, guiando al maestro, totalmente sordo, que ya no oye nada de lo que los instrumentos y solistas cantan, pero que en su mente, su alma, lo siente todo. Casi se me la sinfonía completa de memoria, pero no pude dejar de emocionarme al estar allí, en medio de una sala oscura, con la imagen y las notas sonando. Empecé a sentir lágrimas de alegría nada más oír el inicio del primer movimiento, que dura un cuarto de hora en su versión original, y me parece, opinión muy personal, lo mejor que jamás se ha escrito para una gran orquesta. Y que lagrimones me cayeron, que horror... menos mal que fui sólo y había poca gente en al sala, sino a lo mejor alguno pensaba que me acababa de dejar mi novia o que se había muero alguien muy querido. Hacía tiempo que no lloraba tanto de felicidad, de gozo, y eso que tengo lágrima fácil para lo que me produce belleza, especialmente música y espacios, pero ayer fueron cataratas.

Afortunadamente, cuando escribo esto, recuerdo el momento pero no derramo nada, no es plan de hacerlo en el trabajo, aunque no puedo dejar de admirar una obra tan bella, la musical, porque la película es buena, muy buena, pero no puede alcanzar esa grandeza. A veces digo que con la muerte de Beethoven la música entró en una progresiva caída, derrumbe de unas décadas hacia aquí, pero no son mas que opiniones personales de un mero aficionado, que, como no puede ser de otra manera, elogia, loa y exalta aquello que le eleva, que nos hace trascendente, y Ludwig, como antes Mozart, Bach, Monteverdi, Hendel Desprez y otros, lograron que al oírles seamos mejores, seamos más, nuestras almas crezcan y se eleven sobre esta mundana vida y, si existe Dios, nos hicieron saber como habla.

1 comentario:

choskian dijo...

Hola,
Me llamo Guillermo y estoy realizando un documental sobre el desaparecido Parque de Atracciones de Vizcaya (Artxanda).
Estoy rcopilando información y material gráfico sobre el tema; si alguien cree que puede colaborar le agradecería me envíe el material
Esta es la web del proyecto http://parquedeatracciones.site.io
Muchas gracias