Hoy, 14 de febrero, es San Valentín, el día de los tiernos enamorados, celebrado con pasión por los perdidos en su amor y por los centros comerciales, que fomentan la adoración a ellos mismos a bese de envolverse en celofán y comer al cabeza al personal diciendo lo bonito que es comprar, flores, coches o relojes, a ser posible los más caros y horteras. Para celebrarlo a lo grande, en vez del amor de una pareja o similar, voy a hablar de la pasión acordada y desbordante de un sexteto, eso es amplitud de miras, que ayer dio la buena noticia del día y puede que del mes.
Tras varias rondas de conversaciones, con amagos de desplante y enfrentamiento, el gobierno de Corea del Norte aceptó un principio de acuerdo en base a la propuesta presentada por China en el marco de las reuniones multilaterales que llevan celebrándose desde hace varios meses para evitar el desarrollo del programa nuclear norcoreano. En estos encuentros participan delegaciones de las dos Coreas, EEUU, Rusia, Japón y China. En el documento firmado ayer, el régimen de Pyongyang se compromete a cerrar el reactor nuclear de Yongbyong, principal centro de procesamiento de uranio para la fabricación de bombas, a cambio de ayuda energética y económica. En principio todo suena muy bien, e incluso se anuncia el regreso de los inspectores de la Organización Internacional para la Energía Atómica, que podrán verificar sobre el terreno de cuantas bombas nucleares dispone el país, que reservas de uranio y plutonio mantiene almacenadas y, puede que lo más importante, descubrir el rastro de posibles ventas, traslados o transferencias de tecnología y material a terceros países o entidades privadas que Corea del Norte haya podido realizar estos últimos años. Dado el absoluto hermetismo que rodea a este oscuro país es difícil saber que se van a encontrar los inspectores en su viaje de regreso. Seguro que a un país destruido, arruinado, mísero y sometido por una de las dictaduras mas opresivas, agobiantes y paranoicas del mundo. Al menos esta noticia rebaja la tensión en al zona, porque Corea del Sur, Japón y China, vecinos y destinatarios potenciales de las amenazas norcoreanas pueden ahora respirar un poco más tranquilos. A ver si hay suerte, el acuerdo se confirma, es estable y se produce el desarme controlado de la zona, quién sabe si un futuro polvorín, lleno de países en desarrollo y ávidos de recursos y ambiciones.
Pero creo que lo más importante de este acuerdo son dos lecciones prácticas de las que hay mucho que aprender. Primero, y muy positivo, que se ha llegado a un acuerdo diplomático, sin necesidad de enfrentamientos militar, posiblemente gracias a la unidad del quinteto negociador, que ha ofrecido una postura coherente, unida y firme. La otra, no tan buena, es que tener la bomba atómica es rentable. Si una nación apartada, remota y pobre la consigue se convierte en un actor internacional de prestigio, y los países poderosos le hacen caso. Mal negocio, sobre todo si es emulado por muchos terceros. ¿Se acerca una época de proliferación nuclear? ¿Será Irán el siguiente? Veremos.
1 comentario:
Pues es verdad. Toda la razón, pero que triste es que así sea, verdad? Parece que la sociedad está condenada a no avanzar y caer siempre en estos errores.
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