Por fin. Ha costado muchos años, pero Hollywood ha premiado la carrera del Martin Scorsese con el Óscar al mejor director y película por su “infiltrados”. Ha ganado a grandes directores, como Eastwood, puede que el mejor fabricante de películas de hoy en día, González Iñárritu, Stephen Frears y Paul Greengrass, autor de ese “United 93” que quizás haya sido la película que más me ha conmovido he impactado en este pasado 2006. Tras años de grandes películas, como Toro Salvaje, Taxi Driver, o al que da título a esta entrada de hoy, Scorsese pasa a formar parte del olimpo de los oscarizados, lo cual no es más que otra forma de hacer justicia.
Sobre la película de infiltrados, y para los que no la hayan visto, baste decir que me gustó mucho, y que el algo más que una historia de mafiosos y policías. Noble y sincera, llena de personajes intensos, fuertes y sometidos a presiones indecibles, la escena muestra a seres reales, angustiados, y, como en la vida real, poliédricos. Dotada de un reparto fascinante, lleno de estrellas que brillan, no es una historia de buenísimos contra malísimo, no, sino de individuos que viven en los márgenes, se decantan por poco y luchan encarnizadamente por defender su territorio. Con una policía que da casi tanto miedo como la mafia, y con un capo, ese gran Jack Nicholson bordándose nuevamente a si mismo, poseedor de unos criterios morales más profundos y coherentes que muchos de los presuntos servidores del bien, a excepción quizás de Martin Sheen, brillante en todas sus apariciones y en su final. La trama no da respiro, y no tiene concesiones al buen gusto ni a los estómagos blandos. Violencia descarnada, personajes que sobreviven (no muchos ,la verdad) y un Leonardo Dicaprio que se muestra plenamente adulto, sincero y convincente. De las cinco nominadas tenía vistas tres (Babel, Cartas de Iwo Jima y esta) y las tres me parecían obras muy redondas, con méritos para ganar y para perdurar en nuestra memoria (no he visto “La Reina” y “Pequeña Miss Sunshuine” pero parecen ser también grandes obras). Parece que la academia de Hollywood ha iniciado una racha de premiso a cintas de calidad, no sólo de palomitas. Ya el año pasado el premio a Crash fue sonado, y este el nivel estaba por encima de la recaudación. A ver si es cierto y se logra así compensar la evidente falta de imaginación de los grandes estudios, abocados al fracaso de seguir la tendencia y gustos actuales.
Quién debe estar algo ilusionado por este premio, y he pensado en ello al escoger el titular, debe ser .... Roman Sudupe. Sí, el antiguo Diputado Foral de Guipúzcoa, quién, tras el asesinato por parte de ETA del empresario José María Korta, acaecido en el aciago verano de 2000, declaró eso de que “han matado a uno de los nuestros” y no puede dejar de evocar las imagenes de la película de Scorsese, la genialidad con la que retrataba allí el mundo mafioso, sus códigos y sus violencias, y lo cerca que está a veces la ficción de la realidad. Felicidades, Martin, y gracias por los malos momentos que nos has hecho pasar a lo largo de nuestra vida en una sala oscura.
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