Impresionante el éxito alcanzado en el referéndum sobre el nuevo estatuto de autonomía de Andalucía celebrado este pasado Domingo de Carnaval, quizá el día más apropiado para una consulta tan sosa sobre algo tan baladí. Batiendo una nueva plusmarca nacional, la abstención ha llegado al 63,72% del electorado, aunque es cierto que entre los cuatro que votaron, una mayoría del 87% lo hizo a favor de la reforma estatuaria. La verdad es que todo el mundo esperaba algo así, pero la imagen de los colegios electorales abandonados, solitarios, y con algún despistado disfrazado de votante era triste a más no poder.
Ayer, como todos los Lunes, se reunía el comité ejecutivo tanto del PSOE como del PP, y alguno suponía que ambos partidos, responsables de este desastre, reflexionarían y entonarían una especie de disculpa social por lo sucedido. Yo no confiaba en ello, y acerté. Primero compareció Pepe Blanco, secretario general del PSOE, quién muy serio, se felicitó por el resultado alcanzado por el Sí, y achacó la abstención a que la gente sabía que el texto iba a ser aprobado. Elaboró una nueva teoría política del voto, llamémosla “el consentimiento tácito” ya que dijo que los electores ya habían otorgado su aprobación al texto, y con tal motivo no habían ido a votar. Este Pepiño debiera explicarnos como obtiene el esa valoración de lo tácito, si no es capaz de captar la explícita bofetada que han propinado los votantes socialistas su partido. Por último, echando mano del inefable lema “la culpa de todo es del PP” arremetió contra los populares y les acusó de la abstención, desgana, y de paso de alguna otra catástrofe suelta por ahí. Al poco rato compareció Ángel Acebes, secretario general del PP, e hizo un discurso muy similar. Satisfecho con el resultado, acusó al PSOE de haber organizado un “bluf” con este asunto (en esto tenía razón) y luego empezó a echa balones fuera, señalando que los ausentes era los electores socialistas, dando muestra, como en el caso anterior, de no haber se enterado de la explícita y nada tácita patada en el trasero que le han sacudido los votantes populares a su partido. Como no, Acebes dedicó el espacio programado de todos los días a “la culpa de todo es de Zapatero” y a partir de ahí poco más se puede destacar. Dos intervenciones cutres, dignas de portavoz de sindicato de estudiantes de la LOGSE, desmotivadas, incultas, ridículas y sin ningún argumento ni contenido de análisis.
Y es que en este caso estudiar lo sucedido es muy sencillo, casi trivial. El estatuto de autonomía no da de comer a la gente, pero sí a los políticos. Crea nuevos cargos y empleo en su partidos, y para ellos es fundamental, pero para la población no. Con la abstención de ayer, Chaves y Arenas debieran haber dimitido, largarse a su casa y admitir el ridículo que han hecho, y Blanco y Acebes debieran haber salido a pedir disculpas a la sociedad andaluza y española por haberse olvidado de sus problemas reales y habernos hecho perder el tiempo en tonterías. Pero no lo hicieron, y todavía hoy alguno de ellos se preguntará porqué fue tan poca gente a votar....
1 comentario:
Pues sí, que razón tienes. Si al menos estos políticos tan decrépitos y devaluados discutieran por asuntos importantes (donde poner un hospital, que hacemos con la educación, los horarios laborales, los pisos, y varios miles más) pero encima de no arreglar problemas se inventan algunos para crisparnos. La verdad es que el panorama es deprimente.
Publicar un comentario