Ayer fue un día así, lleno de claroscuros, noticias contradictorias sobre la salud económica y moral de un país que dice ser avanzado pero no deja de circular por el camino de la desidia y la corrupción. Los papeles descubiertos al etarra Arkaitz Aguirre ponen de manifiesto el posible contubernio habido entre ETA y el gobierno, mientras que las explosivas declaraciones de Conthe, desvelando la operación de Moncloa para derribar al BBVA de Francisco González de la mano del SACYR de Luís del Rivero, aunque conocida por todos, deja a las claras las formas de una clase política y económica anclada en la época de la “beautiful people”, acostumbrada al dirigismo y la manipulación bananera, indigna de una economía de mercado occidental mínimamente seria y presentable.
Pero, pese a todo esto, quiero quedarme con algo positivo, quizás muestra de que, pese a estar en manos de semejantes incompetentes, no sólo en el gobierno, sino en gran parte de los cuadros directivos del país, algunos aspectos de la sociedad parecen ir por su lado, funcionando pese a todo. Ayer aterrizó en Getafe el nuevo Airbus 380, un avión gigantesco, de dos pisos, con una envergadura de un campo de fútbol y con una capacidad de transporte de pasajeros máxima de 850 personas. Sí, sí, 850, aunque luego cada compañía lo diseñará interiormente y esa cifra bajará en aras del espacio, el lujo y la comodidad. En todo caso el avión de marras es un mastodonte enorme, que parece complicado que pueda volar, pero según los técnicos que lo han usado lo hace de una manera tan sencilla y natural que parece difícil imaginarlo. El primer modelo se entregará a Singapur Airlines a finales de año, y a ver si tengo suerte y alguna vez me toca cogerlo. Ya he usado una vez el Boeing 747, el familiar Jumbo, y el Airbus 340, que son dos aviones enormes, y me parecieron cómodos, siendo cierto eso de que cuando más grande es el armatoste menos se mueve y mas suave es para el pasajero. Este 380 debe verse como algo que produzca orgullo a quienes han trabajado en su diseño, construcción y puesta en marcha. Ha debido ser un proyecto gigantesco, lleno de retos, esfuerzo s y dificultades, que a punto ha estado de costar la vida al consorcio Airbus, dado que los retrasos y costes de entrega se han saldado con la entrada en “pérdida” de la compañía.
De hecho, en la citada planta de Getafe, perteneciente al consorcio EADS – CASA se va a producir un ajuste que afectará a algunos cientos de trabajadores. Una pena, y es curioso, porque cuando cojo el metro por la mañana, al cruzar el paso de cebra que me lleva a la boca de acceso, paso junto a algunos trabajadores del consorcio aeronáutico que esperan el autobús que les lleve allí, a su trabajo. Supongo que ayer estarían muy orgullosos, ya que tenían motivos para celebrarlo. Espero seguir viéndolos dentro de unos meses en la parada, síntoma inequívoco de que sus carreras laborales, lejos de seguir en el aire, vuelan a gran velocidad.
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