En este largo puente de Mayo, casi tanto como una Semana Santa, se ha dado la casualidad de que algunos buenos amigos míos se han ido muy lejos, aunque más por motivos laborales que de ocio. Uno de ellos ha estado en Hong Kong, ciudad estado en si misma, pese a pertenecer a China desde hace ya muchos años, e intuyo que estará aún asombrado de lo que ha visto, de la rutilante belleza de sus rascacielos, y de esa extraña fusión entre el occidente capitalistas en una de sus versiones más salvajes y la mentalidad oriental. Desde luego un sitio que visitar sin falta, aunque ahí está Shangai, luchando para diputarle el puesto de capital de oriente.
Otro se me ha ido, por una temporada larga, de entrono a cuatro meses, a Melbourne, Australia. La verdad es que, exceptuando a alguno que se ha marchado allí en su viaje de bodas, no conozco a nadie que haya llegado tan lejos, jejeje. Vi a MLP, el viajante, hace unas dos semanas, y estaba nervioso, porque aunque iba con el tiempo tasado, y teóricamente sin posibilidades de quedarse allí, la distancia, la lejanía, la dificultad del proyecto que iba a llevar a cabo y el dejar aquí a sus seres queridos le intranquilizaba bastante. Se que si hay alguien que pueda desenvolverse como pez en el agua en esas situaciones es él, pero le pesaba el reto que debía afrontar. A esto debo sumarle una buena amiga, que lleva mucho tiempo en Londres, escalando posiciones con vistas a ser dueña de un banco en un futuro y otra amiga que lleva su vida en Bruselas, entre las brumas y los funcionarios de la Unión Europea, aunque esto último le coge un tanto de refilón. Tampoco puedo olvidar a una compañera de la facultad, que se fue una temporada a Alemania, luego a Florida y allí se ha quedado, casada, rodeada de cocodrilos, forenses televisivos y una buenísima vida, hasta donde yo se. Al acabar la carrera el saldo de conocidos en el extranjero era mayor, pero a estas altura muchos han vuelto, aunque conozco a dos o tres amigas que tienen el gusanillo de la frontera en las venas, y que tarde o temprano volverán a hacer la maletas e irse en busca de lo desconocido, porque el cuerpo y su mente se lo pide.
Y aunque no tengo mucho trato con ellos, este puente me he enterado que una joven pareja de Elorrio se va a China. El trabaja en una fábrica que ha abierto delegación y planta allí, y le mandan junto con otros compañeros de trabajo. Como será una estancia de varios años la mujer va con él, y quién sabe si asentarán su vida allí , rodeados de orientales y pasando una vida de mil delicias. En el fondo, y en la superficie, esto es la globalización. Somos habitantes de un único mundo, que es único, y por el nos movemos., vivimos, disfrutamos y sufrimos. A ver quién es el siguiente conocido en dar el campanazo y se va a trabajar fuera, pero, eso sí, lo va a tener difícil para irse más lejos que Australia.
1 comentario:
....yo aún no he vuelto :-P
Saludos desde Hong Kong
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