Resulta que esa metáfora que se suele hacer habitualmente que asocia al oro las interminables extensiones de los campos de castilla, repletos de cereales crecidos, va a dejar de ser un juego de palabras y convertirse en realidad. Se anuncian subidas serias, de hasta un 20%, en el predio de alimentos básicos tales como el pan, e indirectamente la leche y los huevos. Lo primero es lógico, pero que les afecta a los segundos una subida en el precio de los cereales? Pues que los piensos agrarios se ponen por las nubes, y las vacas y gallinas no suelen padecer de anorexia.
Pero por qué suben los cereales? Hasta hace pocos años se dejaba oír una queja que señalaba que el cultivo de secano era ruinoso, y que los campos de cereal era mejor que se quedaran yermos para no perder tiempo y ahorros en ellos. Las causas principales parecen ser dos. Por una lado el éxito de los biocombustibles obtenidos a través de la fermentación de los cereales, especialmente del maíz, trigo y cebada. La tendencia a imponer porcentajes de combustible ecológico como aditivo de la gasolina hacen que sea muy codiciada la producción, sobre todo con un petróleo a los psicodélicos precios en los que está. Por otro lado se encuentra la otra causa que, a parte del cambio climático, lo explica todo en este mundo. Los chinos (pruébenlo en cualquier discusión sobre un tema con los amigos, aludan que es el calentamiento global o los chinos la causa de, por ejemplo, la falta de aparcamiento en el barrio y seguro que todo el mundo asiente convencido). Pues bien, los chinos no sólo crecen económicamente, sino que también comen, y demandan productos basados en unos cereales que o bien no producen o no lo hacen en la cantidad adecuada. Es decir, dos nuevas fuerzas aparecen tirando de la demanda casi al unísono, y los precios, como en todo buen manual de economía, suben parta ajustarse ante este empuje de la demanda. Esto son las explicaciones técnicas y de fondo que un economista puede dar sobre porqué suben los precios. La cuestión es si eso se refleja en un 20%, un 8% o pi/3, y ahí la respuesta es más complicada. No sería de extrañar que al calor de las justificaciones la empresa metan márgenes adicionales más o menos generosos que, sobre todo en productos de primera necesidad y por ello de demanda muy inelástica (la gente reduce su consumo de leche a una velocidad mucho menor a la que esta incrementa el precio). Además septiembre es un mes de subidas en casi todo, aprovechando el despiste de la gente a la vuelta de las vacaciones. Te dan dos corticoles y tres sablazos, y a veces incluso sonríes.
Los que sí es probable que se vean beneficiados por todo esto son los agricultores. A ver si es verdad y podemos empezar a recortar las enormes e improductivas subvenciones que se dan al campo, que absorben al mayor parte del presupuesto de la Unión Europea en ese agujero llamado PAC, y que están formando unas generaciones de jardineros públicos, no de agricultores. Lo cierto es que de seguir la demanda este camino mucho tiempo va a haber que cambiar la letra de aquella clásica canción de misa y dejarla algo así: Una espiga dorada por el sol / el tallo que corta el segador / se convierten ahora en gasolina de motor / en el cuerpo y la sangre del tractor.
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