Ayer la tragicomedia que se escenifica en Navarra desde las pasadas elecciones autonómicas asistió al sacrificio del primer protagonista. Fernando Puras, candidato a la presidencia Navarra por el PSN dimitió después de que la dirección federal del PSOE le obligase a renunciar al acuerdo que había alcanzado a última hora con Nafarroa Bai, o NaBai, para descabezar a Miguel Sanz, de UPN – PP de la presidencia. Puras es el primero en pagar el pato de una gestión postelectoral de la que se podría aprender mucho, porque es difícil hacerlo peor que lo que lo han hecho los socialistas navarros y nacionales.
Empezando por el propio señor Puras. Ya en la campaña electoral, con unas encuestas que señalaban que la coalición Nafarroa Bai desbancaría al PSN como segunda fuerza más votada, Puras proclamó en mítines y entrevistas que nunca se postularía como candidato de ser la tercera fuerza política. Poca gente le creía, y hacían bien, porque tras las elecciones, ganadas por UPN, seguida de Nafarroa Bai y el PSN, no tardo ni dos días Puras en presentarse como aspirante a la presidencia de un gobierno de progreso en Navarra. A partir de aquí empieza a cundir el nerviosismo en UPN y en el PSOE, porque un acuerdo con los nacionalistas de NaBai daría el gobierno foral al PSN, sí, pero a un coste electoral nacional insoportable, porque dejaría abierta la puerta al PP para denunciar que la política de entrega de Navarra al nacionalismo vasco por parte del PSOE de ZP ha culminado otra etapa más, y esta vez mostrando un logro real. Las declaraciones del tipo “ya lo dijimos” serían recurrentes y, en gran parte, acertadas. Ante este panorama el PSOE tenía dos opciones, una vez hechos los cálculos de coste electoral. O se lanzaba al pacto con NaBai y lo explicaba en toda España para intentar amortiguarlo, o renunciaba a esa opción y se abstenía en la elección de presidente, dejando paso así a Miguel Sanz, destruyendo al PSOE en Navarra una vez más pero eliminando argumentos al PP de cara las elecciones generales. Esas eran las únicas alternativas, se escogía una de ellas y solucionado el problema, pero parece que durante dos meses en Ferraz se ha instalado la táctica de dejar pasar el tiempo, y que el problema se pudra para así olvidarlo. En medio de esta gestión federal nefasta, donde José Blanco ha vuelto a demostrar su incompetencia, Puras y Chivite, actual presidente del PSN que tampoco se a que espera para dimitir, han intentado jugar sus bazas de gobierno con NaBai, negociando, rompiendo negociaciones y volviéndose a sentar, mareando al electorado y a todos los partidos en un juego absurdo e infantil.
Parece que ahora el PSOE por fin se ha decidido, y opta por supeditar al PSN al interés nacional del PSOE. Bien, es una elección que genera costes presentes y probables beneficios futuros. Además todo el mundo sabe que, de ganar el PSOE en las generales de Marzo de 2008, siempre se podría recrear un pacto con NaBai y desbancar al PSN del gobierno foral, a salvo ya de sotes electorales y de críticas políticas. Quién sale más reforzado con todo este jaleo es Nafarroa Bai, que en las siguientes elecciones se llevará muchos votos de los frustrados electores del PSN. Se anuncia congreso del PSN para septiembre, y exigen la presencia de Blanco, que si tuviera algo de estilo acompañaría a Puras en su camino a la calle. No lo hará.
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