Seguramente ni los ladrones que hace pocos días sustrajeron algunas páginas en los incunables de la Biblioteca Nacional sabían el lío que se iba a organizar tanto en la institución bibliotecaria como en todo el Ministerio de Cultura. Este hecho, grave, pero difícilmente evitable, ha servido de excusa final para que la escritora Rosa Regás sea cesada del cargo de Directora de la Biblioteca, no sin antes efectuar un extraño y bastante zafio cruce de acusaciones con César Antonio Molina, nuevo Ministro de Cultura, personaje que parece ser tan raro como aparenta.
La verdad es que Rosa Regás ha sido una incompetente durante todo este tiempo, y merecía ser cesada por muchas cosas que ha hecho anteriormente. Ha sido bastante zafia en su comportamiento y, sobre todo, no ha sabido dejar su ideología a un lado para ejercer su puesto de manera profesional. Ella no se presentó a ningunas elecciones y por tanto no puede ejercer un cargo público con unas dosis de política como lo ha hecho. Lo que creo que ocurre ahora es que el PSOE se presenta a las elecciones en Marzo y quiere ganarlas, y está dispuesto a soltar lastre ideológicamente molesto, o simplemente sectario, para dar una imagen de centralidad y de respeto a los valores comunes de España. Y Regás ha sido la primera cabeza de truco, y probablemente no la última. La época de las declaraciones altisonantes se acaba, y se debe instaurar la balsa de aceite como sea, no vaya a ser que huyan votantes moderados. Es una táctica política correcta y lógica, y hace bien el PSOE en usarla. Pero el rifirrafe organizado ahora suena muy mal. Empezando porque la propia Regás dijo que el Ministro le acusó de no hacer nada en tres años al frente de la Biblioteca, declaraciones desmentidas por el referido, y porque ahora Rosa se descuelga con unas afirmaciones en las que dice que de ser un hombre no le hubiera pasado esto. Pues no, Rosa, no, ese sexismo barato, de taberna cuartelaria es denigrante, sobre todo para la mujeres, porque la incompetencia y los errores, al igual que los aciertos, no entienden de sexo. Flaco favor les has hecho a las mujeres trabajadoras diciendo eso, lo que sin duda contribuirá a desprestigiar más la imagen de al escritora, viendo así como el rencor y la insidia aflora por sus venas tras un cese del cual el Ministro es plenamente competente y responsable. Así son los cargos, tan pronto como te llegan, te dejan.
Ahora bien, el Ministro Molina también parece un personaje extraño. Su comparecencia ayer ante al Comisión del Congreso fue apoteósica. Su dicción y estilo de lectura de discurso era propio de un estudiante de segundo de parvulitos. Realmente los extranjeros estarán encantados de oírle, y si alguna vez hago algún examen de inglés exigiré que los “listening” estén efectuados a la misma velocidad y entonación que el habla del Ministro de Cultura de España. Creo que este hombre nos va a proporcionar varias tardes de gloria. Atentos.
1 comentario:
No sabía a que le dedicarías la entrada de hoy, pero esta me ha gustado mucho.
Sobre todo lo de "..cabeza de truco..." y lo del ministro. Patético. Un ministro de cultura que habla así, debería ser cesado (porque lo de dimitir como que no va con este país) de inmediato.
Slaudos
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