miércoles, agosto 29, 2007

Obituarios

Ayer los telediarios y hoy los periódicos se llenan de obituarios, esquelas y crónicas necrológicas. Seguro que esto es algo que fastidia mucho a mi padre, que cada vez que sale la noticia de que se ha muerto algún famoso se queja, diciendo que todos los días e muere mucha gente y nadie se acuerda de ellos. Esa reacción es lógica si se ve el espectáculo montado el año pasado, sin ir más lejos, con la muerte de Rocío Jurado, pero lo de ayer estaba justificado, creo yo, y fue comedido, aunque espero que dentro de unas semanas no salvan unas vomitivas hormigas blancas para sembrar de estiércol los camposantos.

Ahora voy a quedar muy mal, pero es verdad. No he leído ningún libro de
Francisco Umbral, que murió en la Madrugada del Martes, curiosamente en la misma clínica en la que lo hizo Rocío Jurado, y tampoco he leído demasiadas de sus crónicas en El Mundo, que no suelo comprar habitualmente. Conocía mucho más al personaje Umbral que al autor Umbral. Personaje que, con su aspecto bohemio y sacado de una foto castiza del siglo XIX, como remedo de Valle Inclán, llenaba la pantalla de televisión con un tono de voz grave, flemático y profundo. Se hizo muy famoso en los noventa el encontronazo que tuvo con Mercedes Milá a propósito de su libro “He venido aquí a hablar de mi libro” Yo no vi esa escena en directo, pero aún hoy verla con el tiempo transcurrido me hace sonreír, tanto por lo ingenua que era la televisión entonces, que pagaba autores para hablar de libros, y no a las actuales meretrices y fulanas que llenan la pantalla para contar sus historias de cama. Pero quizás esa escena marcó a muchas generaciones sobre la figura de umbral, distorsionó su imagen para la gente más joven, y junto a Fernando Fernán Gómez, se elevó al altar de los irascibles patrios ajenos al mundanal ruido. Aprovechando su muerte, que aquí todo es negocio, es muy probable que las editoriales reediten algunos de sus títulos, y a lo mejor aprovecho para comprarlos y ver que tal escribía el señor Umbral, como describía ese Madrid nocturno, zafio, de fulana y chapero que tanto le gustaba. Quizás incluso al televisión actual le gustase, no se. Descanse en paz.

Pero ayer no sólo se murió Umbral,
también falleció Antonio Puerta, jugador de fútbol del Sevilla, que no aguantó los múltiples daños provocados por unas sucesivas paradas cardiorrespiratorias que sufrió en el campo este pasado Domingo. Un chico joven de 22 años, que esperaba su primer hijo para dentro de dos meses. Las dos caras de la muerte, al que se lleva a los mayores que a ellas se encaminan naturalmente y la que arranca de las raíces a los tallos jóvenes, aún sin madurar, con muchos días de sol y de alegría que disfrutar por delante. Hoy los del fútbol puede que aparquen por media hora sus enormes miserias y mezquindades, y le rindan un homenaje. Una pena.

2 comentarios:

MMO dijo...

¿tu también te sumas al espectáculo bochornoso sobre Antonio Puerta? ...joe..no lo hubiera esperado.

Saludos

David Azcárate dijo...

Hola Alderaan
No, no me sumo al espectáculo de Puerta, y mucho se podría decir de que los telediarios y demás medios abran sus ediciones con el entierro de Sevilla y no con el de Umbral en el cementerio de la Almudena, pero a que lo segundo, lo justo, nos hubiera extrañado muchísimo más de producirse, dado como conocemos el percal cultural de este país??? Dos tristes muertes con tristes asuntos colaterales... jo, que triste, ni me imagino como estará el tigre del trigal. Saludos y gracias.