jueves, febrero 12, 2009

Pactos electorales

El patio político nacional está cada vez más “animado.” A los espías del PP se les han sumado los chorizos del PP, un grupo de estafadores y conseguidores a cuenta del partido y el erario público, que han sido detenidos en una operación instruida por Baltasar Garzón, operación que seguramente fue organizada por Garzón y Bermejo, el Ministro de Justicia, en la cacería que, en el mejor estilo franquista que tan bien reflejó Berlanga, ambos mantuvieron en compañía de otras personas hace unos fines de semana. Ladrones en el PP, manipulación judicial en el PSOE. Y luego se extrañan de que la gente desprecie a los políticos y la política...

Dado esto, prefiero fijarme hoy en la selecciones que tuvieron lugar en Israel este Martes, un día raro para eso, pero supongo que se debe a que allí el calendario semanal es distinto. El partido ganador ha sido el Kadima, una fuerza de centro encabezada por la hasta ahora ministra de Exteriores Tzipi Livni, pero que sólo ah sacado un escaño más, 28 a 27, sobre el Likhud, el partido clásico de la derecha, encabezado por Benjamin Netanyahu, un político que, como dice un amigo mío, tiene nombre de buscador de Internet, y que era el gran favorito para hacerse con el triunfo final. Teniendo en cuenta que en el parlamento israelí hay 120 escaños resulta obvia la necesidad de pactar con otras fuerzas. Tradicionalmente el partido laborista, que ha sacado 13 escaños en uno de sus peores resultados, era la bisagra sobre al que se apoyaban estas alianzas, dado que hay innumerables partidos religiosos que tienen pocos escaños y que es imposible unirlos. Pero en estas elecciones ha despuntado el partido “Israel Betenu”, fuerza de extrema derecha encabezada por Avigdor Lieberman, proveniente de la emigración rusa. Su discurso, muy duro contra los árabes, cargado de soflamas militares y de populismo chabacano, unido a un recalcitrante y extraño laicismo, ha calado en amplios sectores del país, y al obtener 15 escaños se ha convertido en la tercera fuerza política, y evidente objeto de cortejo tanto por parte de Livni como de Netanyahu. En este sentido el resultado de las elecciones es sorprendente, y abre un escenario preocupante si el gobierno que surja de los acuerdos entre partidos decida emprender una política de enfrentamiento abierto no con Hamás, que eso ya se descuenta, sino principalmente con Siria e Irán, los grandes pesos pesados de la región, financiadotes en último extremo de las guerrillas que atacan frecuentemente a Israel y, en el caso iraní, precursores de un programa nuclear que debiera ser objeto de atención por parte de todo el mundo. En este punto no sería la primera vez que Israel actuase “motu proprio” para detener los planes nucleares de un vecino, ya lo llevó a cabo en los ochenta con Irak, y de paso hizo el trabajo sucio que gran parte de los países occidentales deseaban hacer pero que no podían, o atrevían.

Por lo tanto, el panorama en la zona no hace más que complicarse. Me da que los esfuerzos que tenga que desarrollar George Mitchel, el enviado de Obama en la zona, van a dejar a los trabajos que este mismo político desarrollo en Irlanda para lograr el acuerdo de paz a la altura de una negociación de una guardería sobre si los baberos están sucios o no, porque supongo que la influencia que pueda ejercer el tal Lieberman no será positiva. Con el tiempo se aplacará, como todos, pero hasta entonces meterá bastantes veces la pata y hará cosas peligrosas. Habrá que estar atentos a ver como se desarrolla todo.

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